domingo, 20 de diciembre de 2015

Degeneración macular y dieta

En otras entradas he hablado de la importancia de la alimentación para la salud en general y, concretamente, para mejorar la visión. Hoy me gustaría detenerme en la estrecha relación que hay entre degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y nuestra dieta occidental.

¿Por qué degenera la mácula? La mácula es la parte central de la retina, donde crecen las células encargadas de la visión detallada: los conos, que ven los colores, y los bastones, que perciben la luz. Sin estas células no podríamos leer, distinguir las caras, conducir y realizar otras tareas que requieren una visión precisa.

Las células de la mácula envejecen y degeneran, como muchos tejidos del cuerpo, no tanto por la edad como por la mala circulación sanguínea. Si llega poca sangre a los tejidos, hay poco aporte de nutrientes y oxígeno. Las células funcionan peor y acaban muriendo “de hambre”, por así decir. Como estas células son tejido neuronal, muy delicado, no se renuevan y, por tanto, se pierde visión.

Las venas y arterias que irrigan la retina se ven endurecidas y bloqueadas por placas, formadas por grasa, colesterol y otros residuos que se deposita en sus paredes. La afluencia de sangre disminuye. Si una placa se rompe se forman trombos que pueden ocluir un vaso sanguíneo y provocar zonas sin oxígeno y hemorragias. En los vasos más pequeños, además, se pueden dar exudaciones. Todo esto contribuye a la degeneración macular. Se podría decir que la degeneración macular asociada a la edad es una forma de enfermedad arterial, que se manifiesta en la pérdida de visión.

¿De dónde viene esta grasa que obstruye y deteriora los capilares sanguíneos? Directamente de nuestra alimentación. Por tanto, una dieta limpia que prevenga los problemas vasculares también será preventiva contra la degeneración macular.

Muchas personas mayores sufren problemas circulatorios, por eso no es de extrañar que acaben desarrollando degeneración macular. Las personas más jóvenes que tienen colesterol elevado, sobrepeso y oclusión de los vasos sanguíneos por grasas, corren el mismo riesgo de forma prematura.

Médicos como el Dr. McDougall proponen un régimen alimentario rico, variado, suficiente en aporte nutricional y en energía que, a la vez, logre disminuir la grasa y el colesterol en sangre. La solución es reducir al máximo la toma de alimentos grasos, especialmente los de origen animal y los aceites, y tomar muchos alimentos vegetales, que son ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes. Aportan energía limpia y nutrientes para los tejidos del ojo, y previenen la formación de placas en las arterias. Lo que es bueno para el corazón y la circulación también lo es para nuestros ojos. Cuanto más limpia esté la sangre, más nutrida y más oxigenada, mejor visión.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Moscas flotantes

¿Alguna vez, al mirar el cielo o una pared blanca, habéis visto unos extraños cuerpos flotantes ante vuestra vista? Parecen hilitos transparentes, puntos o moscas que revolotean ante ti y se desplazan con cada movimiento de ojos. A veces están ahí durante horas, incluso días. Luego desaparecen como han aparecido.

Se los conoce como flotadores o moscas volantes, y de otras maneras. El nombre científico es “miodesopsias”, que significa literalmente “cosas que vemos en forma de mosca”. Últimamente, he estado viendo algunas de estas persistentes moscas. Lo consulté a mi oftalmólogo y me tranquilizó.

Lo primero que hay que saber es que es un fenómeno muy común y, en general, no es un problema grave. Estas moscas son trocitos de proteínas y tejidos que flotan en el humor vítreo, la gelatina que rellena nuestro globo ocular. A medida que envejecemos, el humor vítreo se espesa y pueden aparecer más flotadores. Pero en algunas personas aparecen desde que son jóvenes. La poca hidratación, la miopía y el envejecimiento de los tejidos pueden propiciarlas. Solo en muy pocos casos pueden ser consecuencia de alguna enfermedad ocular grave, como una hemorragia vítrea o un desprendimiento de retina.

¿Por qué las vemos? Porque, cuando flotan ante la retina, que es la parte de nuestro ojo que ve, hacen sombra y la proyectan en el fondo de ojo. Por eso al girar la mirada se desplazan. No tenemos manera de sacarlas de ahí, lo único que se puede hacer es tener paciencia, relajar el ojo y dejar que pasen.

Eso sí, podemos hacer algunos ejercicios oculares para refrescar nuestra vista. Es muy bueno masajear el globo del ojo y su contorno, presionando suavemente con las yemas de los dedos y haciendo movimientos circulares. Otro ejercicio es rotar la vista en círculos, en ambos sentidos; luego hacia arriba y hacia abajo, hacia los lados. Otra práctica: fijar la mirada en un objeto cercano y luego en otro lejano, alternativamente. Muy relajante: cerrar los ojos y cubrirlos con las manos, haciendo hueco. Todos estos ejercicios no eliminan las moscas flotantes, pero ayudan a relajar los ojos y mejoran la visión en general.

 En este enlace tan pedagógico veréis más información y un vídeo muy divertido, vale la pena mirarlo.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Los cuatro pilares de la salud

En todos estos años de lucha por recobrar mi visión he tenido la oportunidad de reflexionar mucho sobre qué significa la salud y estar sano.

También he podido contrastar la opinión de muchos profesionales y terapeutas, y he visto cómo la idea de salud cada vez es más amplia. La salud ya no es una cuestión solo de médicos, ni es un tema que esté en manos de las instituciones sanitarias. La salud es un estado de vida que cada cual construye día a día. Todo cuanto hagamos está repercutiendo en nuestra salud.

¿Quién está sano o enfermo? Una persona. Y la persona es cuerpo y alma. Es materia y es emoción, inteligencia, espíritu; es un individuo pero también es una red de relaciones. Por tanto, para que la persona esté sana tienen que estar armonizadas todas estas dimensiones. Si una está enferma, las demás se verán afectadas y la salud se resentirá.

Creo que la salud se asienta sobre cuatro pilares básicos, que voy a explicar a partir de mi experiencia.

Primer pilar: el cuerpo


Por muy importante que sea la psique, todos vivimos en un cuerpo. La persona no se puede concebir sin cuerpo, es nuestra base física, el fundamento de todo lo demás. Por tanto, la salud corporal es básica. Cuidar el cuerpo implica cuidar nuestro descanso, el ejercicio que hacemos y, muy en especial, tomar la energía que necesitamos para vivir. Esta energía la tomamos del sol, del aire que respiramos, del agua y de los alimentos. Respirar, salir al aire libre, hidratarse y comer bien son las bases de una buena salud. Si esto falla, por muy felices y realizados que estemos, por muchos conocimientos que tengamos, nos vamos a encontrar mal. Un cuerpo enfermo puede influir poderosamente en la mente y en las emociones, menoscabando la vida intelectual y espiritual.

Segundo pilar: las relaciones


Nuestra parte emocional es otro puntal de la salud. Nuestras relaciones con los demás: con los seres queridos y las personas que nos rodean cada día, nutren nuestra psique y nuestras emociones. Unas relaciones sanas, amorosas, armónicas, donde hay un mutuo dar y recibir, pueden mantener a la persona sana y viva durante muchos años, incluso si no se cuida mucho. En cambio, una persona que cuide mucho su cuerpo, si vive una mala relación emocional con su pareja, sus hijos o sus compañeros de trabajo,  si está sola o no tiene amigos, puede enfermar. Las emociones negativas provocan reacciones químicas en nuestro cuerpo: segregamos hormonas que nos estresan y nos ponen en una situación de alerta ante un peligro. Esto, sostenido durante mucho tiempo y a diario, inflama el cuerpo y acaba derivando en problemas crónicos: desde hipertensión, indigestiones, estreñimiento, inflamación del hígado y dolencias autoinmunes, como la artritis o la esclerosis múltiple. Por tanto, ¡hay que cuidar el corazón! Las emociones fluctúan y varían, pero si hay unas buenas relaciones, si damos y recibimos amor cada día, nuestra salud lo agradecerá.

Tercer pilar: el ejercicio


El ser humano está hecho para moverse. Fijaos en los niños, ¡no paran! También los animales son activos: los pájaros no cesan de volar, los peces, nadan de aquí para allá, los mamíferos siempre se están moviendo, ya sea para buscar alimento o para jugar. El  sedentarismo humano es una excepción y una distorsión de nuestro modo de vida natural. Pasamos demasiadas horas al día sentados, parados, tomando comidas muy energéticas cuyas calorías nunca vamos a quemar… Moverse es bueno para que corra la sangre, para oxigenar nuestros tejidos y que los nutrientes lleguen bien a las células, al tiempo que eliminamos lo que nos sobra. Moverse mejora el estado anímico, nos quita tensiones y favorece el buen humor. Si no sois fans de ningún deporte, al menos podéis caminar. Basta una buena caminata de 30 a 40 minutos al día, a paso ligero, que sintáis que os sube el pulso y entráis en calor. Buscad parques, paseos, playas y lugares cerca de la naturaleza, donde podáis respirar a fondo. No es necesario gastar dinero en un gimnasio. Si además os gusta correr, bailar, nadar, ir en bicicleta o practicar cualquier deporte, ¡adelante! Para quien nunca ha hecho gimnasia, empezar una rutina diaria de algún ejercicio que le resulte agradable puede marcar un antes y un después.  

Cuarto pilar: el propósito vital


Este pilar es muy importante y, para muchas personas, es el gran olvidado. Todos hemos nacido con un anhelo inscrito en lo más profundo de nuestra alma. Aunque algunas personas lo tengan muy escondido, todos deseamos encontrar un sentido a nuestra vida. ¿Para qué estamos aquí? El propósito de nuestra vida es como una estrella que nos guía en los buenos y malos momentos, en días de bonanza y de tempestad. Cuando los problemas arrecian, este pilar puede ser lo único que nos mantenga a flote y luchando por salir adelante.

¿Cuál es el propósito de tu vida? ¿A qué o a quién vas a dedicar lo mejor de ti? ¿Lo has pensado nunca? Los adolescentes suelen hacerse estas preguntas. Esos años jóvenes son una época ideal para buscar la vocación donde volcar todas tus ilusiones y esfuerzos. Es verdad que hay personas que pasan su juventud sin haber encontrado la vocación ni el sentido de su vida. Pero no hay nada perdido: cada cual tiene su ritmo y llegará el momento en que se lo plantearán. A veces es necesario sufrir algún golpe, o atravesar una crisis, para encontrar el propósito de vida.

El propósito vital se vislumbra cuando uno aprende a hacer silencio y a estar consigo mismo. Pero en ese silencio no hay un aislamiento total ni un cerrarse a uno mismo. Somos seres relacionales y el propósito vital tiene que ver con nuestra conexión con los demás. Algunas buenas preguntas para dilucidarlo pueden ser: ¿qué puedo ofrecer de mí al mundo? ¿Cómo puedo ayudar a los demás? ¿En qué puedo ser útil?

Para las personas creyentes, entrar en oración, en la presencia del Dios amoroso que nos ha creado, es una buena manera de conectar con nuestro propósito vital. Dios ha volcado en nosotros su amor y nos sostiene con su aliento. Tiene un sueño para cada uno de nosotros, un plan único e ideal, según nuestros talentos y nuestra forma de ser. La oración nos permitirá conocer este plan y aceptarlo con gratitud y alegría. Esta es mi experiencia, y la que he visto en muchas personas conocidas que me han acompañado y enseñado a lo largo de mi trayectoria vital.

Resumiendo… cuatro pilares


Nuestra salud se asienta sobre cuatro pilares: salud del cuerpo, relaciones sanas y gratificantes, ejercicio a diario y propósito vital. Si queremos potenciar nuestra calidad de vida un buen paso puede ser meditar sobre estos cuatro aspectos y ver cómo mejorar cada uno de ellos. Seguro que se nos ocurrirán cambios positivos que están al alcance de nuestra mano. Cuando estemos decididos, no temamos pedir ayuda. Una persona que quiere salir adelante siempre encuentra manos amigas. Tened la humildad y el coraje de pedir consejo, orientación y apoyo. ¡Lo encontraréis!

domingo, 15 de noviembre de 2015

Ejercicios para la vista: las cuatro "B"

El optometrista Marc Grossman ha diseñado un programa de ejercicios que, combinados con la respiración y algunos estiramientos, ayudan a mejorar la agudeza visual. En personas con miopía, presbicia, astigmatismo, e incluso con problemas más graves, como degeneración macular, estos ejercicios, practicados con regularidad, han logrado incrementar su capacidad visual desde un 15 a un 75 %.

En un DVD muy pedagógico Marc Grossman ofrece un programa de ejercicios visuales junto con el instructor de yoga Daniel Orlansky. Hay cuatro básicos, que él llama las cuatro B, por sus siglas en inglés que voy a explicar aquí.

B de “breathing”, o respiración. Respirar bien es básico para oxigenar el cuerpo entero, pero recordemos que los ojos requieren de 25 veces más oxígeno que el resto de tejidos del cuerpo. Ojos y cerebro son auténticas aspiradoras de oxígeno: unas cuantas respiraciones profundas son aconsejables siempre. Hay que inspirar por la nariz, llenando bien la cavidad torácica y el abdomen, y espirar por la boca, vaciando al máximo los pulmones, sintiendo que el vientre se contrae y el pecho baja. Varias respiraciones profundas son la mejor manera de refrescarnos en cualquier momento de tensión y el mejor calentamiento para los ejercicios.

B de “blinking”. Es el parpadeo: se trata de parpadear repetidamente. Al abrir y cerrar el párpado, estamos lavando la superficie del ojo y dando un respiro a nuestra visión. Grossman aconseja detenernos a parpadear varias veces al día, y siempre que sintamos la visión irritada o cansada.

B de “brushing” o barrido. Se trata de aumentar la movilidad de los ojos, desplazando el foco de atención de un lado a otro. Hay dos maneras de mover los ojos. Con la cabeza inmóvil, haremos movimientos solo con los ojos, de arriba abajo, de un lado a otro y rotando. Podemos ayudarnos estirando un brazo y levantando el dedo pulgar. Entonces iremos moviendo el brazo de un lado a otro, de arriba abajo, en diagonal y haciendo círculos. Seguiremos el pulgar con la vista sin mover la cabeza; esto nos obligará a desplazar el ojo, activando sus músculos.

Ya tenemos los ojos oxigenados, lavados, ágiles con el movimiento de barrido… queda la última B, de “beaming”, o irradiar luz. Se trata de algo tan simple como sonreír. Sonreír, no solo con los labios, sino especialmente con los ojos. ¿Cómo se hace esto? ¡Simplemente pruébalo! Pon tu intención en la vista y sonríe con la mirada. La sonrisa es una terapia poderosa.

Respira, parpadea, mueve tus ojos, sonríe. En unos diez o quince minutos de ejercicios se nota la diferencia: además de un mayor bienestar y relajación, la vista realmente queda renovada y fortalecida. Si esto se practica con asiduidad, el Dr. Grossman asegura que se experimentan cambios asombrosos. La vista no es un sentido fijo, sino variable. La tensión o el cansancio pueden quitarnos agudeza visual en cuestión de horas. Descansar y hacer unos ejercicios nos puede devolver la nitidez en pocos minutos. Vale la pena conocer estos ejercicios y practicarlos. Como cualquier otra parte del cuerpo, nuestros ojos necesitan gimnasia, mimo y movimiento, más allá de los cuidados farmacológicos y quirúrgicos.

Esta es la página web del Dr. Grossman: http://www.naturaleyecare.com/
Y en este vídeo de tan sólo dos minutos muestra algunos ejercicios para vistas “empantalladas”:  https://youtu.be/W10j2fL0hy0

domingo, 25 de octubre de 2015

Nuevos fármacos para la degeneración macular

¿Lucentis en gotas?


La noticia ha salido publicada en varios medios y es prometedora (ver enlace). ¿Será posible un fármaco de efecto similar o aún mejor que el Lucentis, que evite o frene la degeneración macular, y que se pueda administrar el mismo paciente en casa, en forma de colirio?

¿Será posible acabar con el trauma de las inyecciones, que solucionan el problema de los derrames de sangre y líquido en el ojo, pero que a largo plazo pueden dañar los tejidos?

¿Será posible reducir los costos de este tratamiento, ahorrando el gasto del quirófano y ofreciendo un precio asequible a todos los pacientes?

Son muchas preguntas, y parece que las respuestas no tardarán en llegar… ¡y pueden ser positivas!

Un grupo de investigadores de la Universidad de Tufts (USA) y la de Tel Aviv probó una sustancia química en ratones, logrando dos efectos importantes: detiene el daño causado en la retina que dificulta la visión precisa y la percepción de los colores y, además, evita la formación de nuevos vasos sanguíneos, responsables de las exudaciones que provocan la distorsión visual.

Aunque el director del proyecto afirmó que se necesitan más ensayos, los resultados de este experimento son muy esperanzadores: «La terapia ideal es la que puede ser autoadministrada diariamente por los pacientes», dice.

En este otro enlace podéis ver la noticia publicada en inglés, por la Universidad de Tufts. Y aquí podéis ver el artículo entero, publicado en la revista científica Plos One.

Nuevos fármacos intravítreos, ¿menos inyecciones?


Los investigadores no paran, y el motivo es obvio. La degeneración macular afecta a millones de personas y, a medida que la población envejece, amenaza en convertirse en una epidemia de grandes dimensiones. Recordemos: la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es la primera causa de ceguera en los países desarrollados… y pronto lo será en los que están en vías de desarrollo.

Las inyecciones de Lucentis o Avastin, con su efecto inhibidor de la formación de nuevos vasos y sellador de los que ya existen, son por ahora la única solución accesible. Pero se están investigando opciones mejores.

Por un lado, se persigue mejorar el fármaco, puesto que la administración continua de los actuales remedios, a largo plazo, resulta tóxica para la retina. Por otro lado, se busca que el efecto del fármaco sea más duradero, reduciendo así la frecuencia de las inyecciones y el trauma para el paciente.

Un equipo de investigadores de Baltimore (USA), ha trabajado en desarrollar otra fórmula a base de doxorubicina de liberación lenta con nanopartículas de polietileno glicol y ácido sebaico, cuyo efecto es todavía más eficiente y, además, no causa toxicidad en la retina. El experimento con ratones y conejos ha dado un resultado bastante positivo: la sustancia probada no es tóxica y su eficacia es más prolongada. En este enlace se puede leer la reseña del ensayo.

domingo, 4 de octubre de 2015

Causas emocionales de patologías oculares

Todos sabemos que las emociones juegan un papel importantísimo en la salud. Un disgusto nos puede provocar un infarto; un estrés continuo estropea nuestro sistema digestivo; un impacto emocional puede provocar un accidente cardiovascular que afecte a nuestros ojos. Cada vez más médicos, e incluso oftalmólogos, lo reconocen y ven la relación entre la mente y el cuerpo.

Sí, las emociones afectan también a la vista. Desde la medicina china se ha estudiado a fondo el vínculo entre los diferentes tipos de emoción y los órganos del cuerpo. Según esta medicina, los impactos emocionales o un sentimiento crónico negativo, de tristeza o ira, pueden bloquear la energía vital o perturbar su flujo, provocando disfunciones. Una circulación anómala de energía interfiere con la circulación de la sangre y los fluidos, pudiendo deteriorar la función visual.

El estrés es un factor decisivo. En mi caso, además del riesgo que corría por mi hipertensión y colesterol, vivía bajo una constante tensión, de la que había llegado a ser inconsciente. Sin duda fue uno de los detonantes de mi accidente ocular.

La ira


La ira perturba el hígado y provoca una elevación de la energía, con calor corporal que sube y congestiona los ojos. Este calor puede cocer los vasos sanguíneos y las estructuras oculares, causando un grave daño tisular y una deficiente visión. La ira prolongada y la cólera pueden ser letales para una visión sana. Literalmente, uno puede quedarse «ciego de rabia».

El miedo


El miedo provoca una caída de la energía. La sangre y los fluidos descienden, dejando con insuficiente riego la parte superior del cuerpo. Al contrario que la ira, el miedo provoca una carencia nutricional al ojo. El miedo también agota la energía de los riñones. Cuando la energía del hígado y de los riñones disminuyen, pueden desarrollarse patologías como la degeneración macular.

La preocupación


La preocupación obsesiva provoca un nudo que atasca la energía. Preocuparse en exceso por el pasado y el futuro genera estrés, y un estrés crónico mina la energía y altera la circulación, pudiendo dañar la vista. Un buen antídoto de la preocupación es ocuparse. Dedicar un tiempo a ayudar a los demás puede reducir la ansiedad y las obsesiones. Convierte tu preocupación en optimismo, ¡es un gran ejercicio! ¡Suelta tus angustias!

Caos y exceso de estímulos


El caos, la sobreexcitación y el exceso de estímulos pueden interrumpir la circulación de la energía y la sangre del corazón. Cuando el corazón se debilita, poco a poco priva a los ojos de su nutrición vital.

Sustos


Los sustos dispersan e interrumpen el flujo normal de energía y sangre. Esta interrupción compromete la circulación y la nutrición de los ojos.

Tristeza y depresión


La tristeza y la depresión consumen energía. Y esto reduce la capacidad de regeneración de la persona. La tristeza y la depresión también pueden congestionar la energía de los pulmones, y esto a la larga puede provocar cataratas.

Los desequilibrios emocionales, en general, provocan un estancamiento de la energía e impiden que la sangre y los fluidos lleguen correctamente a los ojos. Las emociones forman parte de la naturaleza humana, pero cuando ciertas emociones persisten sin resolverse, van a surgir problemas físicos. No se trata de evitar las emociones, sino de experimentarlas, canalizarlas, aceptarlas con paz y seguir adelante.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Causas ambientales de patologías oculares

La medicina china, como hemos visto, considera la persona como una unidad, integrada y relacionada con su entorno. Por tanto, todo lo que ocurre en el cuerpo y en su exterior puede afectar a una parte del mismo, o a un órgano.

Nuestros ojos están conectados con el resto del cuerpo y también se abren al mundo exterior. Según la medicina china, hay varios factores ambientales que pueden afectar a la salud visual.

·       El calor intenso afecta al órgano corazón y produce inflamación, hinchazón, rojez y trastornos agudos.
·       El frío afecta a los riñones y da lugar a dolor y enfermedades crónicas y degenerativas, de progresión lenta.
·       El viento afecta al hígado, y puede provocar brotes súbitos y dolencias agudas.
·       La humedad debilita el bazo y el páncreas, y da lugar a mucosidades, edema y secreciones, de progresión lenta.
·       El exceso de sequía afecta a los pulmones, y sus consecuencias son la sequedad, picores y rojez.
·       El calor veraniego afecta a todos los órganos y puede producir inflamación con moco.

Cualquiera de estos factores puede afectar a los órganos del cuerpo y provocar una pérdida de visión. En los cambios de estación conviene tener cuidado y fortalecerse para poder afrontar las condiciones climáticas. Tan malo es pasar frío y humedad como sufrir un golpe de calor.

Alerta en verano


El verano es una época delicada para muchas personas, especialmente si son mayores y tienen la salud frágil. Conviene huir del sol en las horas de mediodía, evitar la exposición constante a la luz y al calor, combatir la sed y la deshidratación y evitar el calentamiento de la cabeza y la parte superior del cuerpo. Para ello es bueno cubrirse con gorras o sombreros, buscar la sombra, bañarse, beber agua y lubricar los ojos con colirios humectantes. Las gafas de sol son imprescindibles en horas de máxima radiación solar.

En verano hay otros factores ambientales que pueden afectar a la visión: el cloro de las piscinas es muy irritante, y los aires acondicionados pueden ser perjudiciales.

Otros factores son las luces fluorescentes, trabajar o leer con escasa luz, forzando la vista, y la prolongada exposición a pantallas, de ordenador o de otros dispositivos. Atención porque cada vez hay más personas enganchadas a estos, incluso niños. Fijar la vista mucho tiempo en un espacio pequeño puede provocar daños y disminución de la agudeza visual.

En verano también hay que vigilar con las comidas copiosas. Por costumbre, mucha gente se da atracones cuando viaja o está de vacaciones, pero es justamente cuando hay que comer más ligero. Las frutas y hortalizas del tiempo nos orientan: es la época de comer tomate, pepino, calabacín, gazpachos, frutas frescas como cereza, melocotón, pera, manzana, melón y sandía… Si ya con el calor “la sangre hierve”, con una comida grasa el cuerpo todavía se congestiona más. Se carga el hígado y la circulación se resiente, y esto afecta a los ojos, a corto o a largo plazo.

Los helados tienen trampa, porque aunque son fríos contienen muchísima grasa y azúcares, de manera que en el cuerpo resultan pesados de digerir y muy calóricos. Es mejor evitarlos. Los helados de agua, tipo polo, tampoco convienen porque un exceso de frío en la boca y en el estómago dificulta la digestión y da humedad insana al cuerpo.

La oftalmología occidental quizás no reconozca lo suficiente la influencia de los factores medioambientales en la vista. Pero no olvidemos que nuestros ojos están insertados en un cuerpo, y este cuerpo está en un entorno natural. Todo lo que ocurre afuera, afecta adentro. De la misma manera que un golpe de calor puede provocar un fallo cardíaco a una persona mayor, también puede causar una lesión ocular con pérdida de visión.

Es posible que mi recaída de este verano haya sido producida por el intenso calor que hemos tenido y por no haber tomado quizás medidas suficientes.

En otro capítulo hablaré de otro tipo de causas que pueden llevar a disfunciones visuales.

sábado, 8 de agosto de 2015

Una lección para aprender a ser paciente

Después de un año y medio todo iba de maravilla. Casi podría decir que mi visión se normalizaba. En mis actividades lectoras cada vez había más seguridad. Creía que estaba ganando la batalla cuando, a mediados de julio, un calor inclemente arreció por toda Cataluña. Acostumbrado a una visión más clara de golpe empecé a notar los síntomas que ya conocía bien: las líneas rectas se volvieron torcidas, comencé a ver formas distorsionadas y progresivamente fui perdiendo la capacidad lectora, mientras que veía el perímetro de los objetos cada vez más deformado. La inquietud se apoderó de mí y en seguida llamé a mi oftalmólogo para que me hiciera una revisión de urgencia. Me dio hora de inmediato, me hizo las pruebas pertinentes  ―campimetría, examen optométrico, OCT― y me dijo que volvía a haber actividad, no ya en la membrana neovascular, sino en la parte superior de la retina, fuera de la zona afectada por el trombo. Esta vez no se trataba de un neovaso; la fuga de líquido venía de otra parte. El efecto era el de siempre: visión borrosa, deformidades, aristas que se convierten en líneas onduladas… La solución fue una nueva inyección de Avastin, que me puso al día siguiente, como he contado ya.

Aunque no es doloroso, el impacto psicológico de esta distorsión es grande. Verlo todo torcido y deformado genera inquietud. Lo bello deja de serlo. Hay que estar muy fuerte anímicamente para que esta situación no te derrumbe y puedas mantener la serenidad interior. La única actitud sana es aliarte con el tiempo y esperar la recuperación, que a veces es más lenta de lo previsto.

La calma es necesaria para que el proceso curativo, físico, energético y emocional, siga su curso.  Apresurarse no ayuda a la recuperación. Todo cambio necesita tiempo y un entorno sereno, así como una fuerte templanza interior. Yo calculaba un tiempo más corto para que la inyección hiciera su efecto, pues otras veces el beneficio era casi inmediato. Pero esta vez los efectos se han retrasado, por tratarse de otra vena que de entrada no estaba afectada. Todo se ha ralentizado y, en mi impaciencia, he querido visitarme con la retinóloga de guardia en el ambulatorio, temiendo que mi problema fuera a peor. Ella me ha tranquilizado y me dice que todo es completamente normal y que tenga paciencia.

La prisa es enemiga de la recuperación. Al pasar tanto tiempo sin tener que pincharme me había olvidado de que todo órgano afectado por cualquier lesión tiene una enorme capacidad de autoregeneración. Pero requiere un tiempo necesario para que se produzca la mejoría. Correr es una adicción más fuerte de lo que creemos, no solo a nivel externo, de compromisos y responsabilidades, sino interiormente. Cuando no soportas la lentitud te sientes acelerado por dentro, das vueltas y no paras de correr y correr, buscando salidas. La prisa es una enemiga de la sanación. Quieres que todo ocurra de inmediato, ya, como si fueras el dueño del tiempo. Y el ritmo suave y lento es clave para volver a la normalidad. Los ojos no dejan de aleccionarme. Me hacen parar, ser más humilde, delicado y sereno. Me ayudan a pasar más tiempo conmigo mismo, rezando, reflexionando con calma el por qué de este nuevo tropiezo.

Mis ojos se están convirtiendo en mi maestro interior. ¡Cuánto tengo que aprender todavía! Mi corazón desea alcanzar la sabiduría y para ello quizás sean necesarias las lecciones dolorosas de este maestro del alma.

Agradezco el apoyo de las personas que están pendientes de la salud de mis ojos. Ellas rezan, me apoyan, me siguen en mi proceso y me ayudan con todo lo que pueden.  

domingo, 2 de agosto de 2015

Por qué es importante que corra la sangre

Esta semana pasada he tenido una pequeña recaída. Mi visión volvió a distorsionarse, ¡después de un año y medio sin tener que pincharme! Aunque la pérdida de visión era menor, acudí en seguida a mi oftalmólogo, el doctor Vivar, quien me visitó de urgencia y en seguida detectó lo que ocurría.

Esta vez, sin embargo, era algo diferente. No se trataba de la membrana neovascular que se había activado de nuevo, sino de un pequeño derrame de líquido desde otra vena, uno de los capilares normales que drenan la retina. ¿El motivo? Según me explicó el doctor, hay una presión del humor vítreo, el líquido que llena el ojo, sobre la retina. Esta presión estira los vasos sanguíneos y puede provocar fugas de fluido, como ha sucedido. Ahora bien, ¿por qué se produce esta tensión? El doctor se quedó pensativo y yo en seguida he comenzado a investigar por Internet, y seguiré buscando, pues quiero encontrar respuestas para poder prevenir y mejorar, si es posible.

De momento, la solución ha sido inyectarme de nuevo con Avastin. Al igual que las otras veces, la intervención del doctor Vivar ha sido sumamente delicada y precisa. El trato tan exquisito y la preparación, con un poco de sedación, hacen que el pinchazo no sea traumático en absoluto. Al estar tan relajado, el medicamento entra mejor, el ojo sufre menos y la eficacia del tratamiento es mayor.

Ya noto mejoría en la vista, aunque sigo viendo las líneas rectas torcidas, sobre todo cuando miro a distancia y en las horas de más luz. En cambio, con la luz suave del crepúsculo lo veo todo más recto. Y si es a distancia corta, mejor. No he dejado de leer con las letras grandes a las que estoy acostumbrado.

Recordando cómo empezó todo


Buscando por Internet, he releído una interesante entrada en el blog Ocularis, que explica muy bien por qué es importante tener una buena salud vascular para conservar la visión, y qué problemas se dan cuando la circulación falla en el ojo.

Voy a resumir un poco esta explicación tan clara, que creo que será muy útil para todos los lectores de este blog.

Mi problema, que es el de miles de personas con degeneración macular húmeda, comenzó con una oclusión de vena en la retina. Por tanto, el origen no está tanto en el ojo como en la circulación sanguínea.

Hay una serie de factores que acompañan a la mala circulación en general: hipertensión, tabaco, colesterol, sobrepeso, estrés… Las causas son casi siempre unos incorrectos hábitos de vida y alimentación. La consecuencia es que los vasos sanguíneos se endurecen y en la sangre se forman coágulos de placa, cúmulos que en un momento dado pueden obstruir un vaso formando trombos. Si la obstrucción se da en una arteria se produce una embolia; si se da en una vena se la llama trombosis. Esta obstrucción puede darse en la zona cardíaca, en el cerebro, en otras partes del cuerpo… o en la zona del ojo.

Recordemos que hay dos tipos de vasos sanguíneos: las arterias, que llevan alimento y oxígeno del corazón a los tejidos, y las venas, que recogen los residuos de los tejidos y llevan la sangre de regreso para que se limpie y se cargue de oxígeno y nutrientes. Por así decir, las arterias son el suministro de alimento y las venas son la recogida de desechos.

Si la oclusión se da en una arteria que irriga la retina, ¿qué ocurre? Que las células no reciben alimento ni oxígeno. La zona queda muerta, hay isquemia ―falta de oxígeno― y se pierde la visión. Además, como desaparece el intercambio entre la célula y su medio, el agua entra en el interior de las células y estas se hinchan, produciéndose un edema. No hay fugas de sangre, en principio. Resumiendo, la oclusión de arteria provoca isquemia y edema, sin hemorragia.

Si la oclusión ocurre en una vena entra sangre por las arterias, pero no puede salir por las venas. Se genera un atasco en el circuito y un aumento de presión. Al final, la sangre termina rompiendo los capilares y se produce la hemorragia y pérdida de líquidos. El medio intercelular, lleno de sangre y fluidos, se hincha y se forma también un edema. Y, como la sangre que entra por la arteria tampoco puede salir, al final también hay falta de oxígeno. En resumen, oclusión venosa conlleva sangrado, edema e isquemia.

Este fue el inicio de mi historia… y lo que a tantísimas personas les sucede. De ahí la importancia de que la sangre corra, limpia, rica y oxigenada, por unas venas y arterias flexibles, sanas y resistentes. El derrame ocular es un accidente brusco y alarmante, pero el problema se ha gestado mucho tiempo antes, en el sistema circulatorio. Hay soluciones de emergencia, como inyectar fármacos o aplicar láser para detener el sangrado y reparar el estropicio… Pero hay otra solución a largo plazo, que es la que debemos adoptar si no queremos empeorar y la que será crucial para prevenir otros accidentes en el futuro: mejorar la circulación sanguínea y purificar la sangre. Y esto se logra con cambios importantes en la forma de vivir, alimentarse y cuidarse. Es importante conocerse, reconocer tus límites y escuchar los mensajes de tu cuerpo. En este camino estoy desde hace ya nueve años.

domingo, 19 de julio de 2015

Ver de noche

Recientemente he pasado unos días de retiro en el campo. Alojado en una masía, en plena naturaleza y lejos de la contaminación lumínica de las ciudades, he podido pasear algunas noches bajo las estrellas. Es una experiencia hermosa que me llena de paz, y que también he observado que contribuye a mi salud ocular.

Contemplar un cielo estrellado en medio del campo, sin luz artificial alguna, es un espectáculo que todos deberíamos poder disfrutar alguna vez.  Por un lado despierta la sensibilidad y un sentimiento de gratitud ante la belleza que se despliega en el cielo. Abre interrogantes y suscita la admiración ante el universo creado. Bajo la luz de miles de astros parpadeantes uno se siente pequeño, pero al mismo tiempo inmenso. Reflexiono y me digo que el ser humano, siendo una mota de polvo cósmico, posee, sin embargo, una mente prodigiosa capaz de asombrarse, de hacerse preguntas y de intentar comprender el espacio que le rodea. Dicen los científicos que el cerebro humano es mucho más complejo que todo el universo.

Aparte de la experiencia espiritual, ver el cielo de noche es un magnífico ejercicio para la vista. Cuando sales de la casa y comienzas a caminar estás deslumbrado, pero a los pocos minutos, alejándote de cualquier foco de luz artificial, el ojo se habitúa a la penumbra y se activa la visión nocturna. Todos sabemos que en un paisaje nocturno no se distinguen los colores y las cosas se ven muy distintas que durante el día. La pupila tiene que dilatarse mucho para capturar la escasa luz ambiental y poder ver. Este reflejo estira los músculos oculares y activa las células receptoras de luz de la retina ―los bastones―. El ojo sale de su zona de confort, se tonifica y se estimula.

Ya los antiguos egipcios recomendaban contemplar la luna para mejorar la visión. Si hay luna el panorama es espléndido, pues se llega a ver casi como en el día, solo que en blanco y negro. Pero si no hay luna basta la luz de las estrellas. Ver los montes, los árboles, el camino y los sembrados con esta tenue claridad no solo relaja la mente, sino que potencia la visión, tanto óptica como cerebral.

A todos los que tengáis ocasión de pasar unos días en la naturaleza os recomiendo que hagáis algunas caminatas nocturnas, sin llevar linterna y lejos de cualquier farol o fuente de luz artificial. Será una experiencia hermosa, gratificante y saludable para vuestros ojos, que sin duda querréis repetir.

El Molí de Tartareu

La masía rural donde he pasado estos días es un antiguo molino de harina, situado en el valle del río Farfanya, en la comarca de la Noguera (Lérida). Esta es su página web.

Por su ubicación, lejos de núcleos habitados, el Molí de Tartareu es un lugar privilegiado para contemplar aves, animales salvajes y cielos nocturnos. El firmamento en esa zona es uno de los más limpios de España. Todos los alrededores de la sierra del Montsec han sido declarados zona “Starlight”, con el aval de la UNESCO. En la cima de la sierra se levanta un importante observatorio y en su falda se encuentra el Parc Astronòmic del Montsec, donde turistas y visitantes pueden disfrutar de diversas actividades lúdicas y educativas y observar el firmamento y las estrellas.

domingo, 5 de julio de 2015

Gimnasia para la vista

Agradezco esta aportación a Dolors Montpeat, terapeuta de Antigimnasia que sigue el método Bertherat. Basada en el libro Mi curso de Antigimnasia, 40 movimientos explicados e ilustrados, de Marie & Thérèse Bertherat (editorial Paidós).

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Los ojos están rodeados de músculos que, como los de cualquier parte del cuerpo, necesitan moverse. Mantener la mirada fija mucho tiempo en la pantalla del ordenador o del televisor los tensa y los fatiga. Así que conviene moverlos de vez en cuando… pero esto no es tan fácil como pueda parecer.

Mover los ojos es como mover todo el cuerpo. Imaginad cuando lanzáis una piedra al agua, que genera ondas alrededor del punto de impacto, hasta el fondo. El efecto es el mismo: cuando movemos los ojos todo el cuerpo se ve afectado de alguna manera.

Os propongo unos sencillos ejercicios para hacer en casa, tranquilamente.

1. Tonificar los músculos oculares

Sentado, con los pies apoyados en el suelo, pon tu codo derecho sobre una mesa y tápate el ojo derecho, sin tocar el ojo. El ojo izquierdo puede quedar abierto, pero no debe hacer nada. Mantén la cabeza recta y mira al frente.

Sin mover la cabeza, mira hacia arriba, intentando ver el techo. Seguramente no lo lograrás, pero inténtalo. Luego mira abajo, hacia la mesa o el suelo. Vuelve a mirar el techo. ¡No te olvides de respirar! Mantén la boca entreabierta, sin apretar los dientes. Repite el movimiento de arriba abajo, durante un minuto.

Ahora, con el ojo abierto, mira hacia la izquierda, y luego a la derecha. Repite despacio otro minuto, moviendo el ojo de un lado a otro.

Ahora baja el brazo, relájate y cierra los dos ojos apretando los párpados, sin usar las manos. Observa si cierras mejor el ojo izquierdo, notarás que sus músculos están más fuertes y menos cansados.

Repite el ejercicio tapando el ojo izquierdo y ejercitando el derecho.

2. Relaja la vista

Sentado, con los pies separados y apoyados en el suelo, apoya los codos en una mesa y tápate ambos ojos con las manos ahuecadas y sin presionar los dedos. Deja espacio para que la nariz respire, la boca entreabierta y relajada.

Intenta mirar entre los dedos ese perfil de luz casi imperceptible, como queriendo adivinar lo que hay allí detrás. Mira a un lado y a otro, arriba y abajo, intentando ver a través de las pequeñas rendijas que quedan entre los dedos.

Para terminar, descansa la cara en las manos, intentando soltar la piel del rostro. Pasa unos minutos así: esto descansa la vista y las tensiones de los músculos faciales.

Estos ejercicios nos ayudan a recuperar energía y bienestar en clase, en casa o en el trabajo.

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Se dice que los ojos son el espejo del alma. ¡Y realmente lo son! Los ojos son dos hermosas ventanas abiertas al mundo exterior, los intermediarios entre el cuerpo y la psique, dos órganos superespecializados y sensibles a la belleza.
  
La relación entre los movimientos de los ojos y el inconsciente es muy real. En mis sesiones de antigimnasia dedicamos una parte de las tres últimas sesiones a los ojos. Intentamos reconstruir la mirada de la madre a su hijo apenas este nace: es una mirada de encuentro entre el yo y el otro, el inicio de los límites y la socialización, la base de la psicología evolutiva del bebé recién nacido hasta los tres o cuatro años de edad. Algunos estudios muestran que los niños que pasan excesivas horas ante una pantalla tienen mucho más riesgo de caer en depresiones o mostrar hiperactividad. Ahora que los niños están enganchados con las videoconsolas, los móviles y tantos aparatos de juegos, es importante que les enseñemos a ser conscientes de su cuerpo y a cuidarse.

Dolors Montpeat en Facebook.

domingo, 28 de junio de 2015

¿Por qué enferman nuestros ojos?

La salud ocular depende mucho del estado general del organismo, como he aprendido y he podido comprobar en estos años. La mayoría de enfermedades de los ojos no tienen su origen en el mismo ojo, sino que son consecuencia de problemas en otras partes del cuerpo.

Veamos las causas más frecuentes de trastornos de la visión.

La carencia de vitaminas, sobre todo A y C. Debido a una alimentación poco natural, sin frutas ni alimentos frescos, esta carencia puede provocar ceguera nocturna y hemorragias oculares. Una pobreza en vitaminas acelera cualquier proceso de deterioro de la visión.

Problemas del corazón y de la circulación de la sangre. El ojo necesita ser alimentado con buena sangre, limpia y rica en nutrientes. Los problemas circulatorios pueden provocar embolias en la retina, endurecimiento de los capilares de la retina, hemorragias internas por alta presión de la sangre o mala circulación por debilidad del corazón y baja presión sanguínea.

Este fue mi caso: mi problema no estaba tanto en el ojo como en mi sistema circulatorio. Debido a la hipertensión y al sobrepeso un trombo atascó un capilar de mi retina; el atasco dio lugar a una hemorragia que inundó mi ojo de sangre. Más tarde, cuando ya me habían sellado estos capilares rotos con láser, el tejido del ojo desarrolló una membrana hecha de capilares vasos muy frágiles, para asegurar el aporte de oxígeno. Esta es la famosa membrana neovascular que, cada vez que pierde sangre o líquido, ocasiona una distorsión importante de la visión y necesita ser tratada con inyecciones.

Problemas de riñón: pueden originar alteraciones en la retina y otros trastornos.

Problemas de hígado: el hígado es un órgano fundamental para la producción y filtrado de sangre. Muchos problemas oculares están relacionados con disfunciones hepáticas. Hígado y ojo son dos órganos muy relacionados. Lo que ayuda a curar el hígado también contribuye a la salud ocular.

Enfermedades y lesiones nerviosas: pueden afectar a la visión.

Enfermedades de la piel: también pueden atacar a los ojos, como solía suceder antaño con el sarampión y la viruela.

Y ahora, algunas soluciones


Aunque cada problema pide un abordaje específico, hay algunas recomendaciones básicas que contribuyen a la salud global y benefician especialmente a la vista. Lo primero y esencial es purificar la sangre y estimular la circulación y las funciones eliminatorias del riñón, el intestino y la piel. Y a continuación, ingerir abundantes vitaminas, sobre todo A y C. Un régimen vegetariano, con algunos días de alimentación crudívora o a base de frutas frescas solas puede ayudar mucho, tanto a depurar como a nutrir la sangre y el cuerpo.

Además, conviene suprimir la sal, o reducirla al mínimo. También eliminar o reducir al máximo los azúcares refinados.

Los baños son importantes para desintoxicar y estimular la circulación. Como baños fríos tenemos el baño vital. Consiste en irrigar los genitales y la zona de la ingle durante varios minutos con agua fría, y es muy beneficioso. Se recomienda hacerlo en ayudas, dos o más veces al día. Como baño caliente los vahos o baños de vapor de cabeza y pecho también ayudan.

Otro remedio es aplicar compresas sobre los ojos: tres minutos una compresa caliente, un minuto una compresa fría, así tres veces seguidas.

Para lavar los ojos un colirio natural excelente es la tisana de Eufrasia o de manzanilla. Estas mismas infusiones pueden usarse para los baños de vapor.

La carencia de vitaminas se resuelve ingiriendo alimentos ricos en vitaminas A, B, C y K. En algunos casos puede ser necesario suplementar, pero una buena dieta debería cubrir estas necesidades. La toma de vitaminas ayuda en los casos de ceguera nocturna, problemas de la córnea, glaucoma, cataratas, infecciones y hemorragias de la retina.

Otro nutriente muy beneficioso para los ojos es el ácido graso DHA, que es un tipo de omega 3. Lo encontramos en el pescado azul pequeño y en las semillas de lino. Los omega 3 forman buena parte del tejido nervioso, y recordemos que los ojos están formados por este tipo de tejido.

domingo, 7 de junio de 2015

Sobre la medicina china

Los tres tesoros

En las últimas décadas la medicina china se ha hecho cada vez más popular en Occidente. Yo he tenido la oportunidad de conocerla un poco gracias a algunos terapeutas amigos, y puedo hablar de la eficacia de algunos de sus tratamientos. En este artículo explicaré de forma muy sencilla sus principios, y por qué es una alternativa interesante y complementaria a la medicina occidental.

La medicina china se basa en ciertas ideas sobre la salud y el ser humano. Para empezar, la salud es una responsabilidad del paciente tanto como del médico. No vale aquello de que “mi salud está en manos de los médicos”. La prevención es esencial, y una parte importante de esta radica en los hábitos de vida y en la alimentación. Un régimen adecuado es más importante que los fármacos o remedios.

El médico tiene como misión mantener a las personas sanas. El sistema tradicional chino funcionaba así: cada familia pagaba una cuota mensual a su médico, este visitaba regularmente a todos sus miembros y les hacía recomendaciones para mantenerse sanos. Si alguien caía enfermo, la familia dejaba de pagar al médico hasta que el paciente sanaba. De esta manera se aseguraba un buen ejercicio de la profesión y se estimulaba a los médicos a buscar los remedios y terapias más eficaces para sus pacientes.

La medicina occidental considera que la persona es cuerpo y mente, y tiende a separar las dos vertientes: las diversas ramas de la medicina y la cirugía tratan el cuerpo; la psicología y la psiquiatría se ocupan de la mente. La terapia se centra en la parte material o en la mental, ignorando por completo la parte energética.

La medicina china reconoce en la persona tres dimensiones, llamadas los “Tres tesoros”: el cuerpo físico (o esencia, llamada “jing”), la energía (el “chi”) y la mente (o dimensión espiritual, llamada “shen”). Estas tres dimensiones están estrechamente relacionadas entre sí, tanto que si una se desequilibra puede afectar a las otras y causar una enfermedad. La energía es clave para la salud: hace de puente entre el cuerpo y la mente y es la que nutre y refuerza tanto al cuerpo como a la psique.

El jardín


El cuerpo en la medicina occidental moderna se ha concebido como un conjunto de piezas: si una se estropea, se busca la manera de repararla sin tener en cuenta su relación con el resto. De ahí que la ciencia médica haya tendido a la super-especialización. Con el resultado de que a veces, para resolver un problema en un órgano, se provoca un daño en otra parte del cuerpo y sucede que “es peor el remedio de la enfermedad”.

En la medicina china el cuerpo no se considera un robot de piezas, sino un jardín, donde el médico, como buen jardinero, riega, fertiliza y poda. El cuerpo no es un campo de batalla entre microbios invasores y células, sino un ecosistema donde todo está relacionado. Cuando está en armonía nos proporciona salud, energía y alegría vital.

La enfermedad para el médico chino es un trastorno que puede proceder de agresiones externas o de un desequilibrio interno. Esto provoca un desajuste de energía que se manifiesta en los síntomas: ya sea en el cuerpo o en la mente. La medicina china no va a cortar estos síntomas, sino que busca la raíz del problema y la trata de diferentes maneras: una correcta alimentación para el cuerpo, remedios herbales o minerales si es necesario, acupuntura y otras técnicas para abordar los desajustes energéticos, respiración y algunos ejercicios para equilibrar la mente. 

De ahí que la medicina china sea eficaz en dolencias crónicas y en muchos casos en los que el problema, más que orgánico, es funcional. Cuando la causa de la dolencia está en el nivel energético o mental, la medicina convencional, basada en los fármacos o la cirugía, no resuelve el problema o se demuestra ineficaz. Muchos pacientes sometidos a pruebas y análisis salen desalentados de la consulta médica. Aparentemente “no tienen nada” pero se siguen encontrando mal, algo no funciona en ellos y sufren. Otras veces la solución es cirugía. Se corta una parte enferma del cuerpo, pero como el problema de fondo no se ha resuelto, la dolencia surgirá más tarde en otra parte. La medicina china, con su abordaje de la persona como un todo: físico, energético y mental, puede brindar respuestas y remedios quizás más a largo plazo, pero más eficaces.

Medicina integrativa


La medicina occidental ha avanzado mucho en fisiología, en química y en tecnología. La farmacología y la cirugía, así como la genética, experimentan grandes avances. Pese a esto, las enfermedades crónicas derivadas de un estilo de vida insano y de problemas emocionales están cada vez más extendidas en occidente. Llegan a ser verdaderas epidemias que reducen la calidad de vida de millones de personas y conllevan un enorme gasto público. Las personas viven más años, pero con peor calidad de vida. De ahí la importancia de integrar los avances científicos con otras terapias que entiendan al paciente como un todo donde se unen la dimensión corporal, la espiritual y la social, y que puedan no solo atajar el mal de raíz, sino prevenir dolencias futuras. Oriente ha incorporado los avances occidentales en su sistema tradicional médico sin problemas. En Occidente algunos países, como Suiza, Francia y Alemania, ya incluyen la Medicina Tradicional China en su sistema sanitario y la reconocen en pie de igualdad con la medicina occidental, pero aún falta que sea admitida en muchos otros estados, como en el nuestro. De todos modos, cada vez son más los médicos y terapeutas que se abren a la llamada “medicina integrativa”, que se basa en una concepción global de la persona (cuerpo, energía, mente) y en la posibilidad de adoptar diversas terapias para abordar un problema de salud. También son cada vez más los pacientes que confían en esta medicina oriental, de tradición milenaria. Y lo hacen porque comprueban que funciona y porque les propone algo más que remedios puntuales. La medicina china es una forma de entender la salud y de auto educarse para conservar con calidad este don tan precioso que todos compartimos: la vida.  

domingo, 10 de mayo de 2015

Un año y tres meses

Una progresiva carrera hacia la mejora visual

La mente siempre va más deprisa que el resto de los órganos del cuerpo. Cuando sufres un accidente vascular en la retina, en la primera fase tienes miedo. Lo inesperado te hace sentir inseguro. Los capilares rotos distorsionan la visión y limitan seriamente tu actividad. Ver los rostros deformados y las líneas rectas onduladas asusta. El cerebro, acostumbrado a las formas nítidas y a los colores vivos, pasa de la belleza armoniosa a un mundo borroso, de formas desencajadas, colores apagados y letras que se desdoblan. La vista ya no se disfruta, el alma se encoge y te das cuenta de que los ojos te dan vida: son la puerta entre tu yo y el mundo exterior. Cuando la visión queda mermada un sentimiento de pérdida te invade. El ánimo cae y la vida parece perder su sabor.

Del susto a la aceptación

Poco a poco, con el tiempo, vas aceptando el bache y te das cuenta de que la vida sigue. Aunque limitado, sigues funcionando de otra manera y prácticamente puedes hacer lo mismo que antes. El daño en la retina ha desenfocado la visión central, pero puedes hacer muchas más cosas de lo que creías. Estás más atento, y es entonces cuando empiezas a valorar lo que tienes. De la fase del miedo pasas a la aceptación. Vemos con el cerebro, no con los ojos. El cerebro, siempre activo, pone en marcha sus mecanismos para compensar las deficiencias visuales. Te vuelves más creativo. Poco a poco, las aguas regresan a su cauce.

Y empieza otro momento, que supone un salto cualitativo. Comienzas a preguntarte por el sentido de lo que ha ocurrido e inicias un trayecto hacia lo más hondo de ti mismo.

El conocimiento

¿Por qué esa hemorragia en una zona tan delicada? ¿Y si mi vida era una especie de hemorragia interna y la lesión en el ojo no fue más que una consecuencia de tanta tensión acumulada? Antes vivía a gran velocidad y necesitaba reposo, aprender a ir con más fluidez por la vida, con menos estrés.

Empecé a pensar que tal vez había vivido demasiado volcado en los demás y sin tener suficiente espacio para mirar hacia adentro, para cultivarme humana y espiritualmente. Aprendí a ver que lo ocurrido en mi ojo no fue más que un aviso. Algo mucho más grave podía ocurrirme, un colapso de todo mi cuerpo, o un accidente que me pudiera paralizar. Pero Dios quiso que solo fuera una sombra que se interpuso entre mis ojos y la realidad, entre mi visión de la vida y el mundo que me rodea. Con el corazón más calmado pude reflexionar, meditar e incluso redescubrir la belleza que hay en el interior de cada persona. Lo de afuera es bello, pero cuando uno surca los mares de adentro descubre el reino del alma, que supera toda belleza.

Llegué a la conclusión de que ¡bendito accidente! porque ahora he aprendido a ver más allá de la visión física.  

Es cierto, he pagado un precio elevado. La falta de claridad visual está ahí, pero también he aprendido a solidarizarme con las personas que sufren problemas oculares. El objetivo de este blog ha sido precisamente este: compartir y enseñar a otros todo cuanto he aprendido, conocer a fondo cómo funcionan los ojos y estar al día de los avances de la ciencia oftalmológica en busca de terapias eficaces.

He aprendido a cuidarme, a cambiar de estilo de vida, a alimentarme bien. He descubierto la maravilla de esas dos perlas conectadas al cerebro, que se ocupa de dar forma a las señales nerviosas que recibe de ellas. He pasado de la fase del susto a la de la aceptación, y de esta al conocimiento y a la fase más filosófica, de preguntas y reflexión.

Pasar a la acción consciente

Pero aún hay otra fase, tan importante como las anteriores, que creo que es definitiva para no quedarse en la mera introspección ni en la elucubración filosófica. Es la fase realista: además del tratamiento médico, hay que tomar medidas y hacer todo lo posible para mantener la visión o incluso mejorarla. Y esto pasa por ser muy consciente de todo cuanto se hace y cómo se hace. Qué comemos, qué hábitos hemos de revisar, qué sentimos, cómo afrontamos el día a día… En definitiva, se trata de establecer una jerarquía de valores para conseguir una mejora continua, aunque lenta, de la visión.

Tan importante es cuidar el cuerpo como las emociones, los sentimientos y las relaciones con los demás. Cómo trabajas y cómo cuidas tu alma, aunque no lo parezca, tiene mucho que ver con la visión del mundo y la visión de tus ojos. Pues la vista está relacionada con lo que eres, con lo que sientes, lo que piensas y haces. En definitiva, la salud visual depende de la salud global, de alma y cuerpo. Solo cuidando ambas podremos vivir armónicamente.

Nueve años después

Hace nueve años que tuve el trombo venoso ocular. Mi ojo izquierdo quedó muy débil y una parte de la retina quedó desnutrida por falta de oxígeno. Mi visión se redujo a un 40 %, muy deficitaria para lo que estaba acostumbrado a ver. Ha sido necesario este largo tiempo para conseguir la recuperación hasta un 80 %. Ahora, después de estos años, mi visión se está normalizando progresivamente. Tengo la esperanza de que cada vez sea mejor y en un futuro, con los avances de la oftalmología y un mayor cuidado de mis ojos, junto con otras terapias alternativas, se produzca una total recuperación. Después de un año y tres meses siguiendo un protocolo de homeopatía a rajatabla, ciñéndome a mi nuevo régimen alimenticio y cultivando mi vida interior, continúo mejorando sin tener que recibir inyecciones. Confío que llegará el día en que vea el milagro, aunque este ya se está produciendo. Espero el día en que ya no necesitaré más tratamiento porque habré logrado la meta: recuperar la visión de mi ojo izquierdo.

Ahora solo me queda la eterna y gozosa vigilancia. Todas mis constantes se han normalizado: la tensión, el peso, el colesterol. Mantengo a raya el estrés. El cambio se empieza a notar y la luz brilla más en mi alma. Disfruto con paz y calma interior la vida, recibiéndola cada día como un regalo y respondiendo agradecido. Ahora es el mejor momento. Ahora es la mejor situación.

A todos aquellos que seguís este blog, os digo: nunca os rindáis. Ante cualquier problema, tened coraje, mirad hacia adelante, sed tenaces y confiad que la solución del problema ya la tenéis dentro de vosotros. El tesoro de la salud es vuestro. Nos toca a cada uno hacer que aflore, no os dejéis caer en el desánimo. Dentro tenemos la potencia para la auto recuperación.

Cree en ti, en los demás, en la vida, y finalmente, cree en Dios. En él está el misterio del ser humano, que las ciencias nunca podrán agotar. Si enfocas la vida desde otra perspectiva, el ángulo de la visión sobre la realidad se te abrirá como nunca. ¡Ánimo!

domingo, 3 de mayo de 2015

Acupuntura y degeneración macular

Por su interés, extraigo estos textos de una entrevista al Dr. Andy Rosenfarb, acupuntor especializado en tratar problemas oculares con acupuntura y Medicina Tradicional China.

Importante: La acupuntura ocular no se aplica directamente en los ojos, sino en las zonas circundantes y en los puntos del cuerpo que reflejan órganos relacionados con la visión, incluidos el sistema circulatorio y nervioso.

¿Qué causa la degeneración macular?

De acuerdo con la Medicina China, las principales causas asociadas a la degeneración macular son los bloqueos de energía y de sangre. En términos físicos tenemos las llamadas drusas: cúmulos de calcio y colesterol en el ojo que constituyen la primera fase de la degeneración macular.

Tu oftalmólogo evaluará tus ojos. Te dirá que se está gestando una degeneración. Es lo que en Medicina China llamados estancamiento de energía o “chi”. La palabra “chi” designa la fuerza vital: la energía funcional del cuerpo. En este caso encontramos una congestión de energía y un estancamiento de la sangre, o circulación deficiente alrededor del ojo.

Otras causas subyacentes pueden ser una fragilidad del hígado o del riñón. Esto significa que nuestro metabolismo no funciona bien y nuestros fluidos corporales no circulan como deberían. Una disfunción hepática también se ve afectada por el deficiente flujo de sangre, líquidos y energía, y esto conduce paulatinamente a la degeneración macular.

¿Puede revertirse un proceso de degeneración macular?

El Dr. Rosenfarb afirma que sí. Pregunta a una persona con degeneración macular cuál es su experiencia y te contará algo así: Estoy sentado ante mi médico después de un examen y me dice: Parece que tienes degeneración macular. La mayoría de gente pregunta: ¿Qué es eso? Bien, responde el doctor, es una enfermedad incurable del ojo que comporta una pérdida progresiva de visión. ¿Qué? Suena tan mal como un diagnóstico de cáncer.

La siguiente pregunta es: ¿Qué puedo hacer? La respuesta convencional es: Nada. Puedes tomar algunas vitaminas o suplementos, pero no hay un tratamiento definitivo hasta la fecha, ni fármacos ni cirugía.

Hoy sabemos que las inyecciones de Lucentis o Avastine pueden detener y retrasar el proceso. Pero no son la solución definitiva. A largo plazo, estos fármacos son tóxicos y van quemando el tejido ocular.

Sin embargo, desde la persectiva de la Medicina China y la naturopatía hay muchas cosas que podemos hacer para recuperar visión y frenar el proceso degenerativo.

¿Cómo puede ayudarme la acupuntura ocular?

La investigación reciente ha mostrado que la acupuntura incrementa el flujo de sangre hacia los ojos y estimula el córtex visual, el área cerebral donde se produce la visión. Podemos comprobarlo mediante una ecografía Doppler: la acupuntura aumenta la circulación sanguínea hacia los ojos y hacia el cerebro. Podemos medir los efectos de esta terapia. ¿Por qué se producen? Todavía falta más investigación para llegar a conclusiones. Lo que sí sabemos es que en la mayoría de los casos se dan resultados positivos. Por tanto, es necesario investigar más para comprender el mecanismo de estas intervenciones.

¿Cuál es el grado de éxito de la acupuntura ocular?

Entre un 85 y un 90 % de los pacientes del Dr. Rosenfarb mejoran su visión en la primera ronda de tratamiento ―cinco días consecutivos de acupuntura―. Los pacientes con degeneración macular vienen con un grado de distorsión en su agudeza visual. Cuando llegan a la consulta pueden leer cierta línea de la plantilla de lectura. Al finalizar los cinco días, pueden leer entre 2 y 5 líneas más. Los pacientes con peor visión incluso pueden leer 6,7 u 8 líneas más. Los resultados dependen del grado de progresión de la enfermedad y del daño en la mácula. Pero lo importante es que las mejoras se producen.

¿Cómo se mide la eficacia del tratamiento de acupuntura en la visión?

Haciendo un test de agudeza visual al paciente, antes de empezar el tratamiento y después, así como una prueba de campo visual. Los pacientes con degeneración macular pueden sufrir desde una ligera distorsión hasta una pérdida total de visión central. Esto significa que tendrán dificultades para leer y distinguir los detalles, así como para conducir y reconocer caras. La agudeza y el campo visual determinan el grado de pérdida funcional. Por lo general, envío a mis pacientes a sus oftalmólogos para que les hagan una OCT y un examen de fondo de ojo para observar cualquier cambio o mejora estructural en su mácula. Queremos ver cómo progresan, si van a mejor o a peor. En resumen, utilizamos una combinación de tests funcionales junto con las pruebas que realizan los oftalmólogos y retinólogos para confirmar la estabilización y la mejora visual del paciente.

Para más información podéis consultar la página web del Dr. Rosenfarb.