domingo, 25 de octubre de 2015

Nuevos fármacos para la degeneración macular

¿Lucentis en gotas?


La noticia ha salido publicada en varios medios y es prometedora (ver enlace). ¿Será posible un fármaco de efecto similar o aún mejor que el Lucentis, que evite o frene la degeneración macular, y que se pueda administrar el mismo paciente en casa, en forma de colirio?

¿Será posible acabar con el trauma de las inyecciones, que solucionan el problema de los derrames de sangre y líquido en el ojo, pero que a largo plazo pueden dañar los tejidos?

¿Será posible reducir los costos de este tratamiento, ahorrando el gasto del quirófano y ofreciendo un precio asequible a todos los pacientes?

Son muchas preguntas, y parece que las respuestas no tardarán en llegar… ¡y pueden ser positivas!

Un grupo de investigadores de la Universidad de Tufts (USA) y la de Tel Aviv probó una sustancia química en ratones, logrando dos efectos importantes: detiene el daño causado en la retina que dificulta la visión precisa y la percepción de los colores y, además, evita la formación de nuevos vasos sanguíneos, responsables de las exudaciones que provocan la distorsión visual.

Aunque el director del proyecto afirmó que se necesitan más ensayos, los resultados de este experimento son muy esperanzadores: «La terapia ideal es la que puede ser autoadministrada diariamente por los pacientes», dice.

En este otro enlace podéis ver la noticia publicada en inglés, por la Universidad de Tufts. Y aquí podéis ver el artículo entero, publicado en la revista científica Plos One.

Nuevos fármacos intravítreos, ¿menos inyecciones?


Los investigadores no paran, y el motivo es obvio. La degeneración macular afecta a millones de personas y, a medida que la población envejece, amenaza en convertirse en una epidemia de grandes dimensiones. Recordemos: la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es la primera causa de ceguera en los países desarrollados… y pronto lo será en los que están en vías de desarrollo.

Las inyecciones de Lucentis o Avastin, con su efecto inhibidor de la formación de nuevos vasos y sellador de los que ya existen, son por ahora la única solución accesible. Pero se están investigando opciones mejores.

Por un lado, se persigue mejorar el fármaco, puesto que la administración continua de los actuales remedios, a largo plazo, resulta tóxica para la retina. Por otro lado, se busca que el efecto del fármaco sea más duradero, reduciendo así la frecuencia de las inyecciones y el trauma para el paciente.

Un equipo de investigadores de Baltimore (USA), ha trabajado en desarrollar otra fórmula a base de doxorubicina de liberación lenta con nanopartículas de polietileno glicol y ácido sebaico, cuyo efecto es todavía más eficiente y, además, no causa toxicidad en la retina. El experimento con ratones y conejos ha dado un resultado bastante positivo: la sustancia probada no es tóxica y su eficacia es más prolongada. En este enlace se puede leer la reseña del ensayo.

domingo, 4 de octubre de 2015

Causas emocionales de patologías oculares

Todos sabemos que las emociones juegan un papel importantísimo en la salud. Un disgusto nos puede provocar un infarto; un estrés continuo estropea nuestro sistema digestivo; un impacto emocional puede provocar un accidente cardiovascular que afecte a nuestros ojos. Cada vez más médicos, e incluso oftalmólogos, lo reconocen y ven la relación entre la mente y el cuerpo.

Sí, las emociones afectan también a la vista. Desde la medicina china se ha estudiado a fondo el vínculo entre los diferentes tipos de emoción y los órganos del cuerpo. Según esta medicina, los impactos emocionales o un sentimiento crónico negativo, de tristeza o ira, pueden bloquear la energía vital o perturbar su flujo, provocando disfunciones. Una circulación anómala de energía interfiere con la circulación de la sangre y los fluidos, pudiendo deteriorar la función visual.

El estrés es un factor decisivo. En mi caso, además del riesgo que corría por mi hipertensión y colesterol, vivía bajo una constante tensión, de la que había llegado a ser inconsciente. Sin duda fue uno de los detonantes de mi accidente ocular.

La ira


La ira perturba el hígado y provoca una elevación de la energía, con calor corporal que sube y congestiona los ojos. Este calor puede cocer los vasos sanguíneos y las estructuras oculares, causando un grave daño tisular y una deficiente visión. La ira prolongada y la cólera pueden ser letales para una visión sana. Literalmente, uno puede quedarse «ciego de rabia».

El miedo


El miedo provoca una caída de la energía. La sangre y los fluidos descienden, dejando con insuficiente riego la parte superior del cuerpo. Al contrario que la ira, el miedo provoca una carencia nutricional al ojo. El miedo también agota la energía de los riñones. Cuando la energía del hígado y de los riñones disminuyen, pueden desarrollarse patologías como la degeneración macular.

La preocupación


La preocupación obsesiva provoca un nudo que atasca la energía. Preocuparse en exceso por el pasado y el futuro genera estrés, y un estrés crónico mina la energía y altera la circulación, pudiendo dañar la vista. Un buen antídoto de la preocupación es ocuparse. Dedicar un tiempo a ayudar a los demás puede reducir la ansiedad y las obsesiones. Convierte tu preocupación en optimismo, ¡es un gran ejercicio! ¡Suelta tus angustias!

Caos y exceso de estímulos


El caos, la sobreexcitación y el exceso de estímulos pueden interrumpir la circulación de la energía y la sangre del corazón. Cuando el corazón se debilita, poco a poco priva a los ojos de su nutrición vital.

Sustos


Los sustos dispersan e interrumpen el flujo normal de energía y sangre. Esta interrupción compromete la circulación y la nutrición de los ojos.

Tristeza y depresión


La tristeza y la depresión consumen energía. Y esto reduce la capacidad de regeneración de la persona. La tristeza y la depresión también pueden congestionar la energía de los pulmones, y esto a la larga puede provocar cataratas.

Los desequilibrios emocionales, en general, provocan un estancamiento de la energía e impiden que la sangre y los fluidos lleguen correctamente a los ojos. Las emociones forman parte de la naturaleza humana, pero cuando ciertas emociones persisten sin resolverse, van a surgir problemas físicos. No se trata de evitar las emociones, sino de experimentarlas, canalizarlas, aceptarlas con paz y seguir adelante.