domingo, 13 de noviembre de 2016

La cura de la ceguera, ¿más cerca?

El doctor Jordi Monés, director de la Barcelona Macula Foundation, asegura que en unos diez años algunos tipos de ceguera podrían ser curados. Al menos, se podría lograr pasar de cero visión a ver un 10 %, y esto, en una persona que apenas ve nada, es casi milagroso y supone un gran salto en su calidad de vida.

¿Qué terapias se están investigando? Por un lado, están la genética y la optogenética, por otro las células madre. Son enfoques distintos y todos tienen sus pros y sus contras.

La terapia génica consiste en inyectar material genético en el tejido dañado utilizando virus como “vehículo”. La esperanza es que ese material repare el daño celular de los tejidos degenerados o ayude a fabricar proteínas necesarias para ver. Si la técnica funciona puede ser muy efectiva, pero tiene riesgos, pues puede provocar alteraciones genéticas no deseadas o tumores. En una enfermedad concreta, la amaurosis congénita de Leber, esta terapia ha funcionado con niños pequeños, según el doctor Monés.

La inyección de material genético hasta ahora ha empleado virus, pero se está estudiando utilizar partículas microscópicas artificiales y evitar posibles infecciones víricas de otros tejidos sanos. Es un desafío para la nanotecnología.

La optogenética consiste en inyectar proteínas a la mácula para que las células dañadas se hagan más sensibles a la luz y puedan transmitir los estímulos al nervio óptico. Esta terapia ya está en fase clínica de ensayo.

Finalmente, la terapia con células madre sería una gran solución si se encontraran las células adecuadas para regenerar el tejido dañado en la retina. El problema es que los ensayos, hasta ahora, han tenido que pararse porque se producían tumores. Los resultados son pobres y hay que contar con problemas de rechazo del paciente. Si se encuentran las células apropiadas, esta terapia será accesible a muchos pacientes.


De momento, como veis, cabe esperar. Seguramente la ciencia irá encontrando vías y terapias para mejorar la visión de aquellos que hemos sufrido daños hasta ahora irreparables. Pero toda intervención que interfiera en los procesos naturales del cuerpo tiene sus riesgos. Para los que aún tenéis un buen grado de visión, la mejor terapia, siempre, ¡es la prevención!

Fuente de esta entrada: artículo publicado en el diario 20 minutos, 8 septiembre 2016, por Désirée Pozo.