sábado, 6 de diciembre de 2014

Entrevista al Dr. Jordi Monés

He tenido la oportunidad de entrevistarme con el Dr. Jordi Monés, referente en retina y mácula a nivel internacional. Aquí publico íntegra la entrevista.

Jordi Monés Carilla nació en Barcelona en 1961.
Doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Retina, Mácula y Vítreo.


―¿Por qué escogió, dentro de la medicina, la especialidad en oftalmología?
―De joven quería ser médico para llegar a ser un gran cirujano. Era muy naif, tenía ganas de hacer grandes cosas, de cambiar el mundo, y quería ser neurocirujano, o cirujano cardíaco, y además de niños. Pero a medida que cursaba los estudios fui viendo campos que podían abrirme más oportunidades. La especialidad de oftalmología era muy atractiva para mí porque era tanto médica como quirúrgica. Podía ser muy científica y a la vez muy tecnológica. Por otra parte, el ojo es un órgano externo, muy transparente, al que tenemos acceso y podemos ver cualquier intervención que hagamos en él, cosa que con otros órganos no es posible. También es una disciplina de extrema precisión, y como vengo de una tradición familiar de joyeros me resultaba atrayente trabajar con un órgano tan fino, tan pequeño, que pide tanta exactitud. Finalmente, luchar contra la ceguera, que afecta tanto a las personas, me ofrecía una opción ambiciosa donde había mucho por hacer.
―¿Por qué se centró en la retina?
―Por las mismas razones. La parte anterior del ojo ―córnea, cataratas― ya estaba más solucionada, en cambio en retina quedaba mucho por hacer. En el mundo occidental, las enfermedades que mayoritariamente causan ceguera son de la retina. No ocurre lo mismo en los países del tercer mundo, donde muchas cegueras se pueden resolver con una operación de cataratas o con unas gafas.

En los países desarrollados, la principal causa de ceguera está asociada a enfermedades de la retina. Son enfermedades genéticamente programadas y no evitables, aunque en algunos casos se pueden minimizar sus efectos con buenos hábitos.

―¿Por qué la retina es la mayor causa de ceguera en los países desarrollados?
―Porque se trata de enfermedades degenerativas. Todo lo que podemos modular, como los hábitos, la alimentación y el estrés, es evitable. Pero otras enfermedades, si están genéticamente programadas, no podemos curarlas. Otra cuestión es que, siendo inevitables, las agravemos con mala alimentación o fumando. Los hábitos son muy importantes para minimizar las enfermedades no prevenibles. En algunos casos, como en la retinopatía diabética, unos buenos hábitos y una buena alimentación, acompañando la enfermedad como amiga, pueden hacer que convivas con ella toda tu vida y que ella te perdone. Si eres amable con la enfermedad ella lo será contigo, pero si la maltratas y la ignoras, no te perdonará. En el caso de la retinopatía diabética esto es muy claro. Si el paciente la asume como compañera de viaje, irán juntos. Pero si la ignora será como arrastrar una persona encadenada y, además, golpeándola. Así no avanzará y nunca saldrán adelante. Los hábitos son importantes siempre, pero hay enfermedades, como la retinosis pigmentaria o la enfermedad de Stargardt que, hagas lo que hagas, seguirán su camino. En el caso de la degeneración macular, si se controlan los hábitos no será tan grave, pero persistirá.
―¿Cuál es el enemigo número uno de la retina?
―Está claro y hoy sabemos que el enemigo número uno son los defectos genéticos. Ellos hacen que tu retina se deteriore.
―¿Qué significa para usted el trato con los pacientes?
―Es algo muy especial. No son palabras, intento aplicarlo con mayor o menor éxito: los enfermos no son enfermedades. Los médicos no deberíamos contentarnos con curar o hacer lo que podamos, médicamente. En la medida de mis posibilidades intento, además de curar, ayudar emocionalmente a mis pacientes, incluso diría, aunque parece muy atrevido, espiritualmente. Tenemos la oportunidad y la capacidad de incidir en la vida de las personas al margen del tema médico. A muchos de mis pacientes no puedo enviarlos al psicólogo, pero cuando los tengo delante sé que confían en mí y puedo intentar abrirles puertas.

El trato con los pacientes es muy especial. Además de curar, podemos ayudarles a vivir y a convivir con la enfermedad. Es importante que no se identifiquen con la dolencia.

Si tenemos la suficiente inspiración podemos ayudar a los pacientes a vivir con la enfermedad. Los orientamos: es importante que no se identifiquen con la dolencia, que no asocien la pérdida de visión con la pérdida de autoestima. Que no intenten superar la enfermedad negándola. Si no pueden hacer una actividad, les animamos a asumirlo y a dedicarse a otra cosa. También podemos ayudarles a vivir sin miedo al futuro. El futuro es una ilusión, no existe. Mucha veces sufrimos en exceso por cosas que nunca sucederán o que, cuando sucedan, las veremos de otra manera. Entristecerse por algo que puede ocurrir dentro de diez o quince años no tiene sentido.
Cuando tenemos miedo nos falta una visión objetiva de las cosas y quedamos atrapados en bucles de angustia, en pensamientos negativos que nos dominan. Al final, nos convertimos en nuestros pensamientos. Deberíamos pensar: no, esto es un pensamiento que me viene y debo dejar que pase. Pero cuando nos identificamos con el pensamiento estamos perdidos. Si viéramos los pensamientos como películas sería diferente. Esto es complejo, pero si ponemos nuestro granito de arena podemos curar a nuestros pacientes y a los que no podemos curar del todo al menos les podemos ayudar a vivir y convivir con su enfermedad. Por eso el trato con el paciente, para mí, es mucho más que practicar la medicina.
―Hablando de emociones, ¿cómo influyen las emociones en la vista? A veces decimos: “ves lo que quieres ver, y lo que no quieres, no lo ves”...
―El estrés puede afectar en algunos casos. Pero lo peor es lo que uno no ve con los ojos, sino con la mente, con la conciencia, con el alma.  Se trata de la gestión del dolor. Mucha gente que no ve mal vive atrapada en el sufrimiento y otras personas, que ven mucho menos, son felices porque no se han identificado con su enfermedad. Cuando uno sufre un problema grave es fácil atribuir a la enfermedad todas las desgracias. Todo depende de cómo gestionamos la carencia y el dolor. Una cosa es la enfermedad y otra el sufrimiento que nosotros añadimos. Por eso es importante ayudar a la gente a vivir su proceso de forma distinta. Después de tanto convivir con el sufrimiento he ido aprendiendo un poco y puedo, así, ayudar a mis pacientes.
―Topas con los límites de la persona.
―Sí, y al final te das cuenta de que todos somos iguales y reaccionamos de manera similar. Normalmente el dolor es vivir anclado en el pasado y sufrir por el futuro, y esto es universal. Puedes vivir encallado en un divorcio, en una enfermedad, en un problema laboral, interpersonal… Todo el mundo acaba actuando reactivamente: o bien sin tener una visión clara del problema, o con prejuicios, o de forma muy elemental. Si vamos elaborando el problema nos iremos distanciando y reduciendo la angustia.

Lo peor no es lo que uno ve con los ojos, sino con la mente, con la conciencia, con el alma. Se trata de la gestión del dolor. El dolor es vivir anclado en el pasado y sufrir por el futuro, y esto es universal.

Muchos pacientes que no corren el riesgo de quedarse ciegos temen a este fantasma: les da tanto miedo que no lo verbalizan, pero allí está. Aunque no me lo pregunten, yo les contesto y les digo qué les puede ocurrir y qué no. Cuando acotas lo que puede pasar la ansiedad baja. Además les digo: desidentifíquese de su dolencia. Cuando una persona dice “yo soy la lectura”, quiere decir que si no puede leer deja de existir. Esto es muy grave. A una persona que tiene dificultades para leer no le puedes impedir que se esfuerce, pero sería bueno ayudarla a buscar alternativas a la lectura. Mientras está leyendo con esfuerzo y sufrimiento, está siendo consciente de su limitación. Si en lugar de empeñarse en leer diez líneas en una hora se pone un audio libro o una conferencia con alguna aplicación informática, durante aquellas horas habrá olvidado que está enfermo y no puede leer, y esto le hará un poco más feliz.
No estoy diciendo que la gente deje de superar sus limitaciones, pero lo sabio es no identificarse con su punto débil y buscar otras cosas. Una persona bajita no se plantea jugar a básquet, y todo el mundo lo asume con naturalidad. A quien le cuesta leer es bueno mostrarle que hay otras actividades que pueden llenarle las horas y hacerle feliz. Pero esto pide tiempo.

Muchos pacientes temen a este fantasma: quedarse ciegos. Cuando acotas lo que les puede suceder, la ansiedad baja. Lo sabio es no identificarse con el punto débil y buscar alternativas.

―¿Se podrá curar la ceguera?
―Depende. Hablar de ceguera es muy amplio, como hablar de cáncer. Hay muchas cegueras que ya se han resuelto, como la que provocaban las cataratas. Cuando empecé a investigar en los Estados Unidos la degeneración macular húmeda era una auténtica catástrofe. No causaba ceguera total, pero sí ceguera legal a mucha gente. Pasamos muchos años haciendo estudios, acompañando a los pacientes en su desesperación al ver que iban perdiendo visión. A partir de 2005 salieron unos tratamientos que han cambiado radicalmente el pronóstico de la enfermedad. Hoy día, a la mayoría de pacientes les podemos detener el progreso de la enfermedad durante mucho tiempo. Esto ha sido a base de persistir, luchar e investigar en un periodo relativamente corto, de unos veinte años. Para la ciencia es muy poco tiempo. En enfermedades vasculares de la retina y en la retinopatía diabética, por ejemplo, el cambio ha sido espectacular.
Sigue habiendo causas de ceguera, pero las iremos eliminando. El glaucoma, por ejemplo, si se detecta a tiempo se puede prevenir. Lo que es lamentable es dejar que el nervio llegue a atrofiarse. Pero si abordamos la enfermedad con tiempo, con campañas de prevención, la ceguera es evitable. Hay casos severos que no podemos evitar, pero en algunas enfermedades, como el glaucoma, la detección precoz es fundamental. Muchos pacientes pueden curarse con detección precoz. 

El cambio en el tratamiento de la degeneración macular húmeda ha sido espectacular. Los fármacos han permitido detener el progreso de la enfermedad durante mucho tiempo. Esto ha sido gracias a la persistencia y a la investigación constante.

―¿Recomendaría una revisión ocular a todo el mundo, a partir de cierta edad?
―Absolutamente, pues enfermedades como el glaucoma y la degeneración macular se pueden detectar a tiempo y evitar. Con población normal la recomendaría a partir de los cincuenta años, pero si hay miopía o antecedentes familiares, antes. Algunos niños con problemas visuales también pueden requerir visita. Las revisiones oftalmológicas son como las ginecológicas, pueden hacerse cada dos o tres años, y más adelante una vez al año. Son simples y sirven para detectar problemas graves.
―En el campo de la degeneración macular, ¿qué expectativas hay de mejora?
―En la DMAE húmeda hemos avanzado mucho. En el caso de las enfermedades vasculares, por ejemplo una trombosis venosa que provoca una inflamación secundaria de la mácula por alteración de la circulación, el tratamiento es similar al de la degeneración macular húmeda. Se usan los mismos fármacos, aunque no es la misma enfermedad.
La gran epidemia del mundo occidental es la degeneración macular atrófica [la seca]. Para mí es una obsesión de muchos años. Es más difícil de tratar que la húmeda, porque  en esta hay unas venitas que, cuando desaparecen, dejan la retina viva. Pero en la DMAE atrófica la retina se muere. Es una enfermedad de origen genético y no hay nada que hacer. Aunque se adopten hábitos correctos, la enfermedad surge, sobre todo en personas que viven muchos años. Hoy la gente vive hasta edades avanzadas. Esperan vivir esta etapa de su vida de forma contemplativa y se encuentran con esta enfermedad. Puede afectar hasta a una de cada cuatro personas mayores de ochenta años.

La gran epidemia del mundo occidental y el reto para los oftalmólogos es la degeneración macular seca. Es de origen genético y la retina muere. Se da en una de cada cuatro personas mayores de ochenta años.
Como la retina va muriendo, el tratamiento intenta regenerarla. Tenemos dos opciones: cambiar el reloj biológico de las células para que no mueran, con tratamientos preventivos celulares o genéticos, o bien regenerar la retina que ya está muerta. Esto es muy complicado, porque es como regenerar el cerebro. De hecho, el ojo es una parte del cerebro expuesta al medio ambiente. Trasplantar retina sería como trasplantar cerebro. Dicho esto, se están haciendo muchos avances en experimentos con animales, con células madre, tanto embrionarias como adultas. Es cuestión de tiempo que encontremos la manera. Hasta ahora las pruebas no han dado resultados muy eficaces pero ya vemos que no son peligrosas y no generan tumores. El camino está abierto.

Hay varias líneas de investigación en degeneración macular seca: desde tratamientos preventivos, regeneración de la retina o la optogenética, que intenta ampliar las funciones de las células retinianas que siguen vivas para que puedan captar luz.

Hay otras vías, como la optogenética: intentar que las células que quedan vivas en la retina adquieran capacidad visual. Este proyecto utiliza unas proteínas de las algas. Hacia el 2006 se detectó que estas proteínas captan la luz. En la retina hay tres capas principales de células. Resumiendo mucho, la primera capa son las células que convierten la luz en impulso eléctrico. La segunda capa transmite ese impulso y la tercera, de células ganglionares,  envía el impulso eléctrico al cerebro. En las enfermedades degenerativas falla la primera línea de células. Esto significa que la conexión eléctrica existe, pero no tenemos la primera capa que convierte la luz en señal. Estas proteínas, según se ha visto en algunos modelos, pueden “infectar” las células restantes mediantes virus o nanopartículas. Estas células, que solo tenían la capacidad de transmitir electricidad, de pronto pueden captar la luz.
Otra posibilidad sería cambiar genéticamente las células mal programadas. Se espera extraer las células del paciente, reprogramarlas y volverlas a introducir. Esto no es ciencia ficción. Costará más o menos, pero se está haciendo y la ciencia lo permite.
―¿Podemos decir que las principales líneas de investigación van por el campo de la genética?
―Van por diversos campos: la genética, las células madre, los chips biológicos y otras. Ahora somos capaces de imaginar lo que conocemos, pero a medida que se van abriendo puertas podemos imaginar cosas nuevas. Hemos de estar muy abiertos y ser muy humildes ante lo que el futuro nos vaya abriendo.

Las farmacéuticas apoyan mucho la investigación cuando hay fármacos detrás de un tratamiento. Como cualquier industria, persiguen beneficios. Pero un discurso anti industria es simple. Sin ella la degeneración macular húmeda no se hubiera solucionado.

―¿Hay suficiente apoyo financiero, aquí en nuestro país?
―Es un gran problema. Los recursos para la investigación son escasos y se necesita mucho dinero, pues los gastos de cualquier proyecto son elevados. Además de pagar al equipo humano hay que hacer modelos muy costosos, en ciertas condiciones. Tal como está el país es un momento muycomplicado. La administración ayuda cuando puede, pero tiene pocos recursos.
―¿Quiénes son los principales mecenas de la investigación, hoy?
―Hay algunos mecenas privados. La industria suele apoyar mucho y hemos avanzado gracias a ella. Un discurso anti industria es simple, porque la degeneración macular, por ejemplo, nunca se hubiera solucionado si la industria farmacéutica no hubiera estado detrás. Las farmacéuticas tienen pretensiones económicas para sacar rendimiento de sus productos, como cualquier otra rama. Ningún país del mundo puede financiar la investigación que se está realizando en tantas enfermedades y con tantos fármacos.  La industria apuesta por productos; muchas han tenido que cerrar porque se la han jugado y han perdido pero otras han conseguido fármacos gracias a los cuales se ha podido curar una enfermedad. Pero hay áreas de la investigación donde no hay fármacos detrás, entonces es más difícil conseguir apoyo de la industria. Cuando se trata de células, optogenética, trasplante de tejidos… ya no son temas de interés para las industrias y hay que solicitar ayudas públicas. Hoy día donde hay más dinero es en Europa, pero conseguir financiación europea no es fácil.
―¿Ha oído hablar del trabajo de la doctora Almudena Ramon Cueto y la regeneración de nervios y tejido medular? ¿Puede esto tener aplicaciones en oftalmología?
―Sí, la regeneración de los nervios es difícil, pero posible. No hemos de cerrarnos a ninguna opción porque no sabemos qué límites tenemos. El camino está abierto, solo falta tiempo. Si estas pruebas resultan, se pueden aplicar al campo ocular.

La regeneración de los nervios es difícil, pero posible. No hemos de cerrarnos a ninguna opción porque no sabemos qué límites tenemos. El camino está abierto, solo falta tiempo.

―¿Qué piensa de las terapias basadas en el pensamiento positivo, la energía y la física cuántica?
―De entrada, todo cuanto ayuda a la gente a ser más feliz está bien. Todo se puede modular, pero hay límites. Una enfermedad orgánica no se puede curar solo con pensamientos. Tampoco hemos de culpabilizar al paciente y decirle que “está enfermo porque quiere”.
―¿Cree que los suplementos alimentarios, como los que aportan luteína y otros componentes, pueden ayudar a las enfermedades de retina?
―En el caso de la degeneración macular húmeda los suplementos pueden ayudar a disminuir el riesgo; en cierto modo son preventivos. Cuando ya está muy avanzada no ayudan tanto. De todos modos, una buena alimentación y unos buenos hábitos: hacer ejercicio, no fumar, comer sano, todo ayuda a prevenir y a mejorar la calidad de vida.
―Háblenos de su fundación. ¿Cuál es su finalidad, y qué se propone?
―Nuestra misión es luchar contra la ceguera no prevenible, causada por enfermedades genéticas como la degeneración macular atrófica, la retinosis pigmentaria, la enfermedad de Stargardt... queremos apoyar la investigación en terapias innovadoras, divulgar los conocimientos sobre estas enfermedades degenerativas entre los pacientes y la sociedad y convertirnos en un referente en estos temas, creando red con otras instituciones a nivel internacional.

En Barcelona tenemos mucho talento científico en diversas ramas. Podemos investigar y obtener buenos resultados. La investigación, hoy, se hace a través de equipos multidisciplinares de muchos países.

Nos mueve que aquí, en Barcelona, tenemos mucho talento científico alrededor, y en muchas ramas: medicina regenerativa con células madre, fotónica, nanotecnología, regulación genómica, epigenética…  Tenemos todos los ingredientes para formar un cóctel con buenos resultados. No estamos en una “Champions”, por así decir, pero sí en primera división. Aunque nos falta la masa crítica de investigadores que hay en Estados Unidos y en otros países que llevan muchos años investigando, también somos conscientes de que a veces un equipo de segunda puede ganar el partido a un líder de primera.
La investigación, sin embargo, no la haremos los oftalmólogos solos. La ciencia hoy ya no es cosa de un individuo, ni de un grupo, sino de equipos multidisciplinares de muchos países, donde cada cual aporta su valor añadido. Gracias a esto se está progresando mucho.  
Podéis visitar nuestra web para ampliar información: www.barcelonamaculafound.org 
―Muchas gracias, doctor, por dedicarnos este tiempo.
―Gracias a vosotros.

Entrevista realizada el 4 de noviembre de 2014 en la sede de la Barcelona Macula Foundation, por Joaquín Iglesias. http://recuperarlavision.blogspot.com.es/

En este enlace podéis leer y descargar la entrevista en pdf (opción Save).

domingo, 12 de octubre de 2014

Regeneración de la médula espinal: una investigación prometedora

Hace unos meses leí en la revista Discovery D-Salud una entrevista que me llamó mucho la atención. La persona entrevistada era la Dra. Almudena Ramón Cueto, cirujana e investigadora del CSIC que ha llevado a cabo varios ensayos exitosos en animales para regenerar la médula espinal. Mediante el cultivo de unas células adultas del bulbo olfatorio del cerebro del mismo animal, y su inyección posterior a la médula espinal, no solo ha conseguido regenerar el tejido nervioso dañado sino, lo que es más importante, ha logrado que estos animales recuperen la movilidad y la autonomía. Los experimentos con ratones y monos se han llevado a cabo en el Instituto de Biomedicina de Valencia, financiados por varios gobiernos autonómicos y por privados. Se han publicado los resultados en importantes publicaciones médicas y científicas y están a punto para poder probarse en humanos. Si esta terapia funciona, será motivo de gran esperanza para miles de personas que sufren lesiones medulares y una discapacidad severa (parapléjicos o tetrapléjicos).

Cuál no ha sido mi grata sorpresa, tiempo después, cuando en una de mis visitas a mi oftalmólogo, el Doctor Vivar, me explicó que había contactado con la doctora Almudena y habían mantenido una larga conversación. Los descubrimientos de la doctora no solo pueden beneficiar a los lesionados medulares, sino a toda persona con daños en el tejido nervioso… ¡incluido el tejido de los ojos, la retina! Si mediante el implante de células adultas cultivadas del mismo paciente se puede regenerar la médula y devolver la movilidad a la persona, ¿por qué no pensar que se puede regenerar, en el futuro, una retina dañada?

La trascendencia de estas investigaciones es enorme. En el mundo hay unos 4 millones de lesionados medulares, la mayoría eran personas activas, muchos de ellos jóvenes, que se han visto reducidos a la inmovilidad por accidentes o traumatismos. En España los lesionados de médula suman unos 48 000 afectados. Además del sufrimiento que viven ellos y sus familiares, el coste sanitario de su mantenimiento es enorme. Una terapia que ofrezca la recuperación, total o parcial, es motivo de esperanza y debería ser apoyada desde todas las instancias. Sin embargo, y posiblemente debido a las presiones comerciales de algunas empresas comprometidas con ciertos políticos, la doctora Ramón ha visto dificultada su labor y se le han cortado las subvenciones públicas, como denuncia la revista D-Salud. Puede seguir investigando gracias a algunas becas de los Estados Unidos y a ayudas de particulares, así como al apoyo de la Fundación Investigación en la Regeneración del Sistema Nervioso (IRSN), promovida por pacientes afectados.

No dejo de admirar los esfuerzos de los investigadores que pueden lograr maravillas. Hasta hace poco se consideraba que cualquier lesión neuronal era imposible de reparar por la complejidad que entraña “reconectar” las fibras nerviosas rotas. Ahora se abre una puerta a la esperanza… Como paciente interesado, espero que los trabajos de la doctora Almudena Ramón puedan proseguir y llegar a buen puerto. Y que los pacientes de dolencias oculares también podamos, un día, beneficiarnos de estos avances.

Enlaces interesantes
Conferencia de la Dra. Almudena: https://www.youtube.com/watch?v=vNNvRgcb-RY

domingo, 28 de septiembre de 2014

Cómo vemos - Anatomía del ojo

¡Es el cerebro el que ve, no los ojos!

Los ojos no ven, es el cerebro el que ve. Los ojos son los órganos que recogen la información visual para el cerebro, de la misma manera que nuestras manos recogen información táctil que luego el cerebro interpreta. La mano y el ojo son inútiles sin sus conexiones con el cerebro.

Saber que el circuito completo, no solo los ojos, es responsable de nuestra visión, nos permitirá comprender mejor cómo funciona nuestro sistema visual.

Embriología del ojo

Tres semanas después de la concepción se empieza a formar el ojo. Después de siete semanas, el feto ya posee el globo ocular completo con sus diferentes capas de tejido cerebral. El ojo es una parte del cerebro ―en realidad, podríamos decir que es la única parte visible del cerebro desde el exterior―. Siete meses después de la concepción los párpados se abren dentro de la matriz. Los ojos continúan creciendo y cambiando mientras el bebé está en el útero y seguirán haciéndolo, de manera muy sutil, a lo largo de nuestras vidas.

El exterior del ojo

Las áreas auxiliares del ojo son la conjuntiva, o capa entre la córnea y el párpado. Las pestañas se conectan con los párpados. Las glándulas lacrimales producen fluido lacrimal segregado por los conductos lacrimales.

El globo ocular

Está envuelto en una capa, la esclerótica, que es la parte blanca que vemos parcialmente desde el exterior. Hay músculos externos conectados con ella que mueven el ojo de un lado a otro y de arriba abajo. El ojo descansa en un fluido graso que lo protege y facilita los movimientos.

En la región anterior del ojo, de afuera adentro, encontramos las tres capas de la córnea, el humor acuoso, la pupila ―agujero en medio del iris―, el iris ―la parte coloreada del ojo―. Dentro del iris encontramos la lente o cristalino, conectada por medio de diminutas fibras al cuerpo ciliar. La lente se mueve y cambia de forma en conexión con estas fibras musculares.

La región interna del ojo consiste en el humor vítreo ―el fluido transparente que llena el globo ocular―, la retina y la capa coroides, que la rodea.

Cuando la luz incide en nuestros ojos atraviesa muchas estructuras delicadas y fluidos. La primera es la córnea, después el humor acuoso, la pupila, la lente y todo el humor vítreo del globo, hasta llegar a la retina, donde se ubican la mácula y la fóvea central, que está situada en la parte posterior de la retina.

La retina

La retina, la parte interior del ojo, consiste en múltiples capas de foto receptores, llamados conos y bastones. Hay unos 137 millones de foto receptores en la retina, 130 millones de bastones y unos 7 millones de conos ―la proporción es de 95 a 5―. Estos foto receptores son estimulados por la luz. Están conectados al cerebro y cuando son activados transmiten la información lumínica al cerebro visual. Los foto receptores están concentrados en la fóvea central y en la mácula que la rodea; esta es el área responsable de la visión central. Los bastones solo se encuentran en el área periférica de la retina, en el borde de la mácula, siguiendo la llamada ora serrata, o borde serrado.

La visión posee cinco características: profundidad, color, movimiento, luz-oscuridad y forma, y todas ellas son procesadas en el córtex visual. Los conos son responsables de la resolución, la vista enfocada y la percepción del color. Los bastones son responsables de la visión nocturna y periférica.
Para que os hagáis una idea de lo sofisticado que es este sistema, los científicos todavía son incapaces de trasplantar la retina de un donante a un paciente. Se pueden trasplantar corazones, hígados, pulmones y riñones, incluso córneas. Pero conectar la retina con el cableado cerebral es algo que todavía no ha podido realizarse debido a la enorme cantidad de circuitos neuronales implicados.

Envolviendo la retina encontramos la capa coroides, que le aporta riego sanguíneo. La sangre fluye por la capa coroides hacia el cuerpo ciliar, responsable de la producción del humor acuoso.

Ya conocemos un poco mejor la anatomía de nuestro sistema visual. En una próxima entrada hablaremos de su funcionamiento y su conexión con el cerebro.
Fuente: Eyebody, libro de Peter Grunwald.

domingo, 21 de septiembre de 2014

El método Eyebody

El año pasado tuve la ocasión de conocer el método Eyebody (Cuerpo-Ojo), creado por Peter Grunwald. Me interesó tanto que compré el libro de su autor y lo leí. Aquí ofrezco un extracto de su introducción. Se trata de un método de trabajo consciente corporal que da resultados muy buenos en personas con déficit de visión.

Además, aporta ideas muy innovadoras e interesantes, como el hecho de que el cuerpo entero se refleja en el ojo y en el sistema visual completo. Por tanto, igual que en reflexología, activar ciertos puntos conlleva una mejor global de la salud.

Sobre el autor

Peter Grunwald llevó gafas durante 27 años, a causa de su miopía y astigmatismo. Su habla, postura y visión se deterioraban con el paso de los años y necesitaba lentes cada vez más gruesas. Todo cambió el día que comenzó a estudiar la Técnica Alexander, que le aportó mejoras posturales, verbales y mentales. Después de conocer el Método Bates para mejorar la visión, Peter se formó en Alemania con la prestigiosa instructora Janet Goodrich. Dieciocho meses después dejó de llevar gafas.

Fue entonces cuando Peter descubrió que los ojos están vinculados con las estructuras del cerebro que gobiernan el cuerpo humano, las emociones y la capacidad de pensar y razonar. En miles de talleres y sesiones de su consulta ha podido ver profundos cambios en el cerebro, el ojo y la coordinación corporal, así como en la visión, la postura, el equilibrio emocional y las funciones cerebrales.

Peter vive con su familia en Nueva Zelanda, donde tiene su consulta, y dirige seminarios por todo el mundo.

Cómo nace el método Eyebody

La técnica Alexander es un sistema de posturas y movimientos desarrollado por un australiano a finales del siglo XIX. Ayuda a mejorar la salud a través de un trabajo que implica toda la persona: la mente y el cuerpo.

El Método Bates es una técnica que ayuda a mejorar la visión de forma natural, mediante ejercicios de la musculatura ocular.

Peter Grunwald no solo sintetiza ambas técnicas, sino que las trasciende, creando un nuevo método de integración cuerpo-mente. El método Eyebody ofrece una manera de lograr la serenidad y percibir el mundo en 3D sin necesidad de un equipamiento sofisticado, simplemente utilizando el potencial mental y corporal de la persona.

La experiencia de Peter durante treinta años le ha llevado a perfeccionar una serie de prácticas somáticas, definidas como la relación entre cuerpo, pensamiento, creencias culturales, sentimientos individuales y voluntad. El centraje cuerpo-mente (BMC, BodyMind Centering) enfatiza la importancia de la anatomía experiencial: ser capaz de modificar la estructura anatómica mediante la mente. La optometría conductual sostiene que la visión puede cambiar así, y la experiencia de Peter con sus pacientes así lo demuestra.

Las imágenes tridimensionales son producidas en el cerebro, no en los ojos. Nuestro cerebro lo hace por nosotros, pero si elegimos pensar en este proceso de manera consciente, como Peter enseña, la visión adquire una tridimensionalidad extraordinaria y vívida.

lunes, 4 de agosto de 2014

La terapia del verde

Hace pocos días me encontré con un amigo que paseaba, como yo, por los parques de la Vila Olímpica. Me dijo que procuraba caminar cada día un buen rato bajo los árboles, ya que el verde de las hojas era muy terapéutico para la vista. Me interesó el tema y busqué por Internet. Es cierto que todos notamos un descanso, visual e incluso mental, cuando estamos en un entorno frondoso, en el campo o en un jardín. Pero me interesaba saber el por qué, conocer las bases científicas de este beneficio. Mirando varias páginas encontré explicaciones muy interesantes que voy a intentar resumir aquí.

La retina, en el fondo del ojo, recibe los estímulos luminosos del exterior. Sus células nerviosas ―conos y bastones― envían la información de luz, colores y formas al nervio óptico. Este la lleva al cerebro, donde se procesa y se compone la imagen que se está viendo. Pues bien, el tipo de luz que se recibe puede tener efectos beneficiosos para la visión. La llamada fototerapia optométrica Syntonic devuelve el equilibrio a una visión deficiente, tal como han comprobado los optometristas que la practican.

¿En qué consiste la terapia? El optometrista proyecta sobre la retina un haz de luz de color. Cada color posee una longitud de onda, una frecuencia vibratoria distinta que penetra en la retina y en la red de capilares que la sustentan. Para cada color hay diferentes receptores y cada color provoca una respuesta única. Por ejemplo, la luz azul-verde se utiliza para tratar deficiencias visuales causadas por una lesión, infección o trauma. La luz azul-verde reduce la inflamación de la retina y el área cortical.
Para enfermedades crónicas del ojo se utiliza la luz amarillo-verde, que estabiliza la fisiología ocular. Un ojo perezoso se puede beneficiar de la luz naranja-roja, que estimula el nervio óptico.

Ante la estimulación lumínica, el ojo reacciona y se va adaptando. Los músculos oculares y la microcirculación sanguínea se reactivan y la visión mejora. Esta terapia se aplica en varias sesiones durante unas veinte semanas. Es eficaz sobre todo para tratar problemas de reajuste: miopía, ambliopía, hipermetropía, ojo vago… También se ha demostrado útil para otros trastornos neurológicos y del aprendizaje.

Ahora ya comprendo por qué el verde descansa tanto la vista… ¡y la mente! Es la modalidad natural, al alcance de todos, de esta terapia basada en los colores y en la energía que desprenden. Por eso es tan recomendable salir de casa cada día y caminar al menos hasta el parque o espacio verde más cercano. Los que vivís en el campo o estáis de vacaciones en entornos rurales, ¡aprovechad! Un baño visual de verde sanador dará calidad a vuestra vista… y también a vuestra vida.

Encontraréis más información en estos enlaces:

domingo, 27 de julio de 2014

Mucho más que dulces

Casi todos sabemos que el cuerpo necesita tomar alimentos que contengan azúcares, grasas y proteínas. Nos han explicado que los azúcares son fuente de energía, las grasas también, además de formar algunas vitaminas, hormonas y tejido protector, y las proteínas son elementos de construcción, reparación y regulación.

Pues bien, desde hace décadas algunos científicos han venido desarrollando una nueva ciencia, la glicobiología, o ciencia de los azúcares, y han descubierto que algunos azúcares hacen mucho más que aportarnos combustible al cuerpo. Son vitales para desarrollar todos los procesos de nuestro metabolismo y para que las proteínas que operan en las células puedan desempeñar su función.

¿Cómo se ha descubierto esto? Estudiando a fondo el metabolismo celular. Así, ahora se sabe que existen varios carbohidratos que se asocian a ciertas proteínas y forman las llamadas glicoproteínas. Las glicoproteínas son unos filamentos, como cabellos finísimos, que se adhieren a la membrana de la célula y allí realizan tareas importantísimas, como facilitar la entrada de nutrientes a la célula, neutralizar amenazas de cuerpos extraños, regenerar tejidos, expulsar residuos, etc. Cada proteína contiene un mensaje o instrucción para realizar una función concreta, y el azúcar asociado es como el cartero que lleva ese mensaje al lugar apropiado dentro de la célula.

Pero, ¿qué azúcares son los que realizan esta importante tarea? Son ocho, llamados gliconutrientes o azúcares esenciales. Nuestro cuerpo no los produce, así que debemos tomarlos con la dieta. Y, como sucede con otros nutrientes, nuestro régimen habitual es muy desequilibrado y deficitario.

De los ocho gliconutrientes esenciales, hay dos que sí consumimos, en mucha cantidad: la glucosa y la galactosa. La glucosa está presente en todas las harinas y azúcares, así como en los alimentos vegetales. La galactosa está en la leche y los lácteos. Nuestro aporte de estos dos azúcares está asegurado, pero el problema es que el cuerpo necesita los ocho. ¿Qué ocurre con los seis restantes?

Los azúcares esenciales

Además de la glucosa y la galactosa, los otros seis azúcares que necesitamos son:
  • La fucosa, presente en la leche materna y en varias algas.
  • La manosa, se extrae del áloe vera y es muy importante para la prevención de infecciones y la regulación del sistema inmune.
  •  La xilosa, procedente del abedul (xilitol).
  • La N-Acetil Glucosamina, que ayuda a reparar los cartílagos y reduce los procesos de inflamación.
  • La N-Acetil Galactosamina, importante para la comunicación intercelular. 
  • El ácido N-Acetil neuramínico, involucrado en el desarrollo del cerebro y en la regulación del sistema inmune. También presente en la leche materna.

La agricultura intensiva y la industrialización de los alimentos, su recolección prematura y los largos periodos de envase y conservación hacen que nuestra dieta sea muy pobre en estos nutrientes esenciales. El cuerpo humano puede sintetizar los ocho azúcares a partir de la glucosa y la galactosa, pero el proceso requiere una enorme cantidad de energía, vitaminas, minerales y conversiones enzimáticas. Todo esto desgasta y quita fuerzas al cuerpo y provoca una caída del sistema inmunológico. Como consecuencia, el organismo no se regenera al ritmo adecuado ni puede responder a la presión del estrés y las toxinas que solemos ingerir o respirar.

De ahí que, además de cuidar lo que comemos, de tanto en tanto sea bueno tomar una tanda de suplementos que refuercen nuestro metabolismo. Sobre todo en épocas de trabajo intenso, estrés, enfermedad o carencia.

La empresa Mannatech es pionera en la investigación de los gliconutrientes y ha diseñado una serie de productos alimenticios que aportan estos azúcares esenciales, cuidando especialmente que su origen sea orgánico, de plantas vivas y cultivadas con medios ecológicos. De esta manera los nutrientes pueden ser asimilados de forma óptima.

Hay que tener cuidado con los suplementos. En el mercado existen muchos y de muchas marcas. Su calidad es variable. Muchos suplementos ofrecen aporte de minerales y vitaminas. Pero, ¿cuál es su origen? Pueden ser extraídos de minas, canteras, residuos o incluso del petróleo. No son asimilables por nuestro organismo y los excretamos por la orina tal como los ingerimos, de manera que son un gasto inútil y solo conseguimos sobrecargar nuestro hígado y nuestros riñónes. Por eso, aunque parezca muy quisquilloso, vale la pena leer la etiqueta y preguntar al farmacéutico o al encargado de la tienda de dietética para que nos informe bien, o bien informarnos nosotros sobre el origen y forma en que se presentan los suplementos. Si su origen está certificado como procedente de plantas y cultivos ecológicos tendremos la garantía de que esos elementos serán biodisponibles, es decir, asimilables por nuestro organismo, y harán su efecto.

Efectos positivos de tomar gliconutrientes

Los gliconutrientes son básicos para reforzar el sistema inmunitario y favorecer el metabolismo celular. Pueden reforzar el cuerpo a la hora de combatir infecciones, tumores, inflamaciones y procesos autoinmunes. Favorecen la regeneración de tejidos y células. Cuando el cuerpo funciona bien, también se tiene más energía y mejoran procesos como la digestión, la locomoción, y también la vista y los sentidos. En definitiva, contribuyen a la salud y al bienestar.

Varios grupos de científicos están sugiriendo que la investigación sobre los gliconutrientes supondrá toda una revolución no solo en el mundo de la dietética, sino en la industria farmacéutica. Muchos medicamentos podrían ser reemplazados por suplementos que aporten estos azúcares esenciales, ya que su presencia en nuestro cuerpo evitaría o paliaría numerosas patologías.

Podéis ver más información en este vídeo: http://youtu.be/PYwgkqogFDc
Oncólogo y pediatra Dr. Martí i Bosch habla sobre los gliconutrientes: http://youtu.be/nkq3npgWnMs 

domingo, 20 de julio de 2014

Últimos avances contra la degeneración macular

El 26 de junio, en el programa de Barcelona TV Terrícoles, fue entrevistado el Doctor Jordi Monés, un referente mundial en mácula y retina. El doctor explica que acudió a un congreso de farmacología ocular en Reykjavik, donde se expusieron los últimos avances en los tratamientos contra la degeneración macular. 

En este enlace podéis ver la entrevista completa. 

 Ahora voy a resumir algunos de los puntos más interesantes que ha comentado el Doctor Monés. En primer lugar, hay que saber que la degeneración macular es la primera causa de pérdida de visión y ceguera en Occidente. Se calcula que de las personas mayores de 75 años, un 6 % la sufren de forma grave, es decir, invalidante. Y un 30 % la sufren en mayor o menor grado. Estamos hablando de millones de personas que, en una etapa de su vida que, como dice el Doctor, se quiere más contemplativa, sufren una pérdida grave de visión y, por tanto, de calidad de vida. 

Hay dos tipos de degeneración macular, la seca y la húmeda. La seca, que es más rara, es la más grave, pues provoca ceguera y aún no existe un remedio definitivo. Los tratamientos que se están ensayando empiezan a dar resultados prometedores, pero están en fases muy iniciales. La degeneración macular húmeda, que es la que yo padezco, hasta el año 2005 era inexorable y también conducía a la ceguera. Pero a partir de esa fecha, se dio un salto cuántico en su tratamiento. Apareció una generación de fármacos antiangiogénicos, es decir, que frenan la proliferación de venitas y capilares, responsables de las exudaciones y distorsión visual. Estos fármacos, que se inyectan dentro del ojo, han sido la salvación para muchas personas, en las que me encuentro incluido. 

Pero se puede hacer más, como dice el Doctor Monés. Ahora mismo se están ensayando nuevos fármacos más eficaces que pueden no solo frenar, sino mejorar las condiciones de la retina. Estos fármacos están ya en las fases finales de experimentación con pacientes y es cuestión de unos pocos años que sean accesibles al amplio público. 

Todavía hay otras opciones, más revolucionarias y aún en fases muy iniciales. Son los implantes, ya sea de chips eléctricos o de células vivas que pueden regenerar la retina. Esta sería la meta más ambiciosa y deseada: la regeneración del tejido. 

Para entender un poco cómo funcionarían estos implantes, hay que saber que en la retina hay tres tipos de neuronas: las que captan la luz, las transmisoras, que enlazan los captadores de luz con las neuronas siguientes y las que conectan directamente las señales con el cerebro. La degeneración macular afecta a las primeras neuronas, y son estas las que se pueden regenerar o bien complementar con los implantes eléctricos. Aunque suene a ciencia ficción, como dice el Doctor Monés, es una realidad que veremos en un futuro no muy lejano. Esperamos que todas estas investigaciones sigan adelante y muchos pacientes podamos beneficiarnos de ellas.

 

domingo, 6 de julio de 2014

La dieta paleolítica

Hace aproximadamente un millón de años que el Homo sapiens camina sobre el planeta. En toda su historia, ha sido recolector y cazador y se ha alimentado de lo que encontraba en la naturaleza para sobrevivir. Solo en los últimos 10 000 años, a partir del nacimiento de la agricultura, se ha hecho sedentario y ha comenzado a alimentarse de granos, cereales, harinas y otros productos elaborados y cocinados. Diez mil años, en términos de evolución biológica, son muy poco, casi nada comparados con los restantes novecientos mil. Por eso sucede que el organismo humano no está totalmente adaptado para digerir y asimilar ciertos alimentos artificiales. Estos producen alteraciones en el funcionamiento digestivo y en los tejidos y órganos. Si los nutrientes forman moléculas muy grandes que el cuerpo no puede asimilar, la reacción del cuerpo es como ante una invasión de bacterias o virus: el sistema inmune se pone en marcha. Las células, previniendo una intoxicación, retienen agua y se hinchan. Así se produce un estado general de inflación y alerta en el cuerpo. Este estado, mantenido de forma continua durante mucho tiempo, consume mucha energía, acaba por deteriorar la salud y se manifiesta en diversos trastornos: malas digestiones, estreñimiento, gases, alergias, problemas de la piel, hipertensión, exceso de colesterol en sangre, edemas, insuficiencia renal…

Todo esto, ¡producido por la alimentación! De ahí que cada vez más médicos y nutricionistas señalen la dieta del hombre prehistórico como una alternativa para mejorar la salud. Lo que el hombre comía en su estado natural, como cualquier primate, es lo que realmente nuestro organismo está preparado para asimilar.

Los expertos en el tema también hablan de la dentadura y el aparato digestivo humano. Los dientes señalan muy bien qué clase de comida es la más adecuada para nosotros. Tenemos 8 incisivos, dientes planos y cortantes idóneos para cortar frutas. Después, tenemos 16 molares, para masticar y triturar fibras vegetales. Y finalmente tenemos solo 4 colmillos, y no muy afilados, para desgarrar carne de pequeños animales. En cuanto a nuestro sistema digestivo, tenemos un estómago de tamaño pequeño con ácidos y enzimas para digerir proteínas, grasas y azúcares y un intestino largo para digerir azúcares, grasas y, finalmente, procesar la fibra, que ayuda a mantener la flora intestinal y a retener el agua necesaria para la digestión.

Por tanto, los dientes y nuestros órganos digestivos nos indican el tipo de dieta natural para el ser humano: principalmente frutas, semillas que se puedan partir con las manos, tubérculos, raíces, vegetales de hoja y de tallos tiernos y, puntualmente, algo de proteína animal. No somos como los grandes carnívoros que desgarran animales crudos. En realidad, el hombre comenzó a comer carne cuando se desplazó a zonas frías donde había escasez de vegetales comestibles y tuvo que cazar, aprendió a dominar el fuego y gracias al asado pudo consumir carne más tierna. La cocción permitió que también la pudieran tomar niños y ancianos con dientes frágiles. En zonas marítimas o fluviales la fuente animal de proteínas fue el pescado, el marisco, los moluscos y, en las selvas, los gusanos e insectos.

A partir de la dentadura y nuestro sistema digestivo, los médicos expertos en el tema apuntan a que el 85 % de nuestra dieta debería ser de origen vegetal, incluyendo una buena parte de verduras y frutas crudas. El 15 % puede ser de origen animal, optando por las carnes, pescados y huevos (alimentos sin procesar). Los cereales deberían tomarse con mucha moderación ―no todo el mundo está bien preparado para digerirlos―. Y los lácteos quedarían eliminados, salvo el yogur porque es leche pre-digerida. Las harinas y los lácteos son causantes de las múltiples intolerancias que están surgiendo cada vez más al gluten y a otros productos.

¿Cuál es la dieta prehistórica? Justamente esta: la que incluye solo alimentos tal como los podemos encontrar en la naturaleza, es decir, animales y plantas. Lo preferible, siempre, es que tanto la carne como los vegetales sean de origen ecológico para evitar las intoxicaciones químicas.

Con esta dieta no hay problemas de carencias nutricionales ni de sobrepeso, porque no engorda. Puede incluso revertir los procesos de inflamación y diversas patologías causadas por los malos hábitos alimentarios.

Para animar y enriquecer esta dieta, podemos echar mano de las especias, las hierbas aromáticas y  el aceite de oliva virgen prensado en frío. Además, hierbas y especias tienen muchas propiedades de las que hablaremos en otras ocasiones.

Para la visión una dieta paleolítica moderada en carne es estupenda: aporta muchos antioxidantes y vitaminas A, C, E gracias a las verduras y frutas. Y minerales importantes para la vista, como el cinc, con los frutos secos, las hortalizas, los huevos, el pescado y la carne magra. Es especialmente indicada para personas con sobrepeso, pues seguirla adelgaza bastante rápidamente.

domingo, 22 de junio de 2014

La chispa de la vida

Hoy quiero hablaros de unas sustancias imprescindibles para nuestra vida y para el mantenimiento de una buena salud. Se trata de las enzimas.

Las enzimas son moléculas proteicas que regulan todos los procesos químicos del cuerpo. Como nutrientes, son del grupo llamado catalizadores, o sea, reguladores. Son la clave de la salud, pues su equilibrio mantiene la armonía del metabolismo.

Existen más de tres mil enzimas conocidas, y aún se están descubriendo nuevas.

¿Qué funciones cumplen en el cuerpo? Entre otras, la digestión de los alimentos, las contracciones musculares que permiten el movimiento, facilitar las conexiones nerviosas, el equilibrio homeostático, la generación de energía y la reproducción celular. Como veis, allí donde hay actividad vital, allí están las enzimas, como coordinadoras del proceso.

¿Dónde se producen?

Las enzimas son sintetizadas en diversos órganos del cuerpo, pero también las asimilamos con los alimentos. Es importante llevar una dieta rica en enzimas, porque con la edad, el organismo pierde capacidad para generar enzimas. Una bajada en la producción enzimática pude ocasionar problemas digestivos, metabólicos, y otros trastornos.

¿Dónde encontramos enzimas? En muchos alimentos, sobre todo vegetales, pero siempre crudos. Hay que saber que las enzimas se degradan rápidamente con el calor. Todo alimento cocinado a más de 48 ºC pierde las enzimas. Por tanto, un plato de verdura cocida, por muy apetitoso que sea, no contiene enzimas. De ahí la importancia de introducir vegetales crudos en la dieta: frutas, ensaladas, jugos y licuados… Los licuados son especialmente ricos en enzimas, pues además, al romperse las fibras de celulosa los nutrientes son liberados en el jugo y el cuerpo los asimila de inmediato. Por eso se dice que una terapia de jugos es una super-alimentación. Especialmente es aconsejable en verano y en los cambios de estación.

Alimentos ricos en enzimas son todas las frutas y verduras, los cereales integrales, las legumbres, las semillas oleaginosas y los fermentados como el chucrut. Frutas como la piña y la papaya son especialmente ricas en enzimas que ayudan a la digestión. Un alimento que contiene muchísimas enzimas de calidad es el huevo, siempre que se consuma crudo y de una manera razonable. Por ejemplo, se puede batir y hacer una salsita con verduras. También se puede escaldar, cuajando la clara y dejando cruda la yema.

La enzima prodigiosa

El doctor Hiromi Shinya, autor de los libros La enzima prodigiosa y La enzima rejuvenecedora, explica su experiencia como médico gastroenterólogo y resalta la importancia de una dieta que potencie la producción de enzimas. Estos son algunos de sus consejos:

  • Adopta una dieta con esta proporción: 85 % de alimentos de origen vegetal (muchos cereales integrales, legumbres, verduras, frutas con moderación) y un 15 % de origen animal (básicamente pescado pequeño y huevo).
  • Evita los lácteos, carnes rojas, carbohidratos refinados y grasas trans.
  • Incorpora más crudos ―frutas, verduras, fermentados― y cereales integrales con legumbres y semillas.
  • Cena ligero, si puede ser, entre 3 y 5 horas antes de dormir. Si puedes acostarte con el estómago vacío, mucho mejor. Si tienes hambre toma unas frutas una hora antes de dormir.
  • Bebe abundante agua filtrada, no del grifo.

Este médico es considerado una autoridad en la endoscopia gastrointestinal, incluso inventó un sistema exploratorio que es el que se utiliza actualmente. Trabaja en USA y en Japón, donde es el médico de la familia imperial japonesa. Sus libros son amenos, pedagógicos y están basados en su amplísima experiencia. Tiene más de setenta años y una vitalidad asombrosa que él atribuye a sus hábitos de vida sana y a una alimentación tal como la describe en sus libros. En más de treinta años no ha conocido enfermedad alguna. ¡Vale la pena leerlo!

Ojos y enzimas

Di con los libros de Hiromi Shinya y me empecé a interesar por las enzimas cuando supe del papel tan importante que tienen en la regeneración de los tejidos. Las enzimas también tienen que ver con el proceso de la visión. Por ejemplo, hay dos enzimas distintas y muy concretas que regulan la manera en que las células de la retina recogen la luz y la transforman en señales que se envían al cerebro. Los fotorreceptores de la retina ―las células llamadas conos y bastones― segregan unas enzimas que se unen con otras moléculas mensajeras, generando un flujo de información hacia el cerebro. 

En este enlace podéis leer más sobre el tema.
  
Sabiendo que las enzimas se gastan y que son imprescindibles para todos estos delicados procesos, soy consciente de la importancia de una alimentación rica en estos nutrientes para conservar la visión y la salud.

domingo, 8 de junio de 2014

¿Se pueden regenerar los tejidos?

Cuando comencé a saber más a fondo lo que ocurría en el interior de mi ojo el gran interrogante que surgió fue: ¿se puede regenerar un tejido deteriorado? Es decir, un tejido que ha sido quemado por el láser, que ha sufrido una inflamación, en el que han proliferado vasos sanguíneos, con una fibrosis… En teoría, se pueden reducir los efectos de estos traumas, pero el tejido está dañado. Hablamos de tejido retiniano, que es similar al tejido cerebral, sumamente delicado y sensible. La retina es llamada “la ventana del cerebro”. ¿Es posible regenerarla una vez ha sufrido estos daños?

La ciencia avanza y la regeneración de tejidos es un desafío para muchos investigadores. Así que he buscado por Internet y he encontrado una interesante noticia. Muy cerca de donde vivo, en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona, en la misma Vila Olímpica, hay un equipo de científicos que están trabajando justamente en esto: la regeneración del tejido retiniano.

Al frente de la investigación está la doctora Pia Cosma. Su equipo, en los últimos años, ha experimentado con ratones y ha descubierto que con células madre inyectadas en el ojo se pueden reprogramar las neuronas de la retina y estas pueden ordenar una reparación del tejido. Esto se produce mediante un mecanismo llamado fusión celular. Os invito a leer este enlace para saber más. Y aquí tenéis un vídeo interesante sobre el tema.

Este hallazgo abre una puerta esperanzadora para muchos pacientes que tenemos degeneración macular o retinopatías. Pero, como todo, hay que esperar unos años a que los experimentos se realicen con personas y se vean los resultados y la eficacia del tratamiento.

Mientras tanto, hay que seguir cuidando la vista con buenos hábitos de vida.

Desde que inicié esta mejoría, siendo muy consciente de mi alimentación y tomando complementos de soporte, como la homeopatía espagírica y otros suplementos alimentarios, han ocurrido cambios muy favorables.

La semana pasada tuve visita con mi oftalmólogo, el doctor Vivar. Me examinó y cuando vimos proyectada la fotografía de mi ojo en la pantalla de su ordenador, comprobamos que efectivamente había una parte de mi retina bastante dañada. Pero él me dijo: Si yo enseñara esta fotografía en un congreso médico y preguntara qué visión creen que tiene el paciente, mis colegas responderían sin dudar que un 10 %. Como mucho, aventurarían hasta un 40 %. Pero la realidad es que, a pesar de que la retina es frágil, mi visión actual es de un 80 %.

¿Qué significa esto? Primero, que las máquinas no siempre reflejan la realidad. Y segundo, que la toma de conciencia y el deseo de sanación, junto con una disciplina constante en alimentación y toma de suplementos, pueden hacer maravillas. El doctor decía que era como un milagro.

¿Realmente es un milagro? Detrás de esto hay un gran esfuerzo: la profesionalidad del médico y su empeño creativo por mejorar mi visión, y el mío como paciente activo para salir adelante. Quizás este sea el verdadero secreto.

domingo, 1 de junio de 2014

¿Es tan malo el colesterol?

Cuando hace siete años inicié mi proceso hacia la curación, yo era la típica persona con tensión arterial alta, estrés, sobrepeso y un colesterol “por las nubes”. Es una tendencia familiar, cierto. Pero mis hábitos de vida dispararon los niveles.

Siempre creí, como la mayoría de personas, que el colesterol es un factor de riesgo elevado de padecer trastornos cardiovasculares. Pero nunca fui consciente del todo hasta que no tuve el trombo venoso. Ahora bien, ¿fue esto ocasionado por el colesterol? En realidad hubo una confluencia de factores, y quizás el más importante no fue este. Hoy quiero compartir con vosotros lo que he aprendido del colesterol.

Qué es

Es una grasa y, de entrada, debemos saber que es imprescindible para la vida. Tenemos colesterol en nuestro cerebro, en las membranas de todas nuestras células, en la sangre. Es un componente de varias hormonas y tejidos. ¡Lo necesitamos para vivir! Ahora bien, es una grasa que nuestro cuerpo sintetiza en el hígado, por tanto, no es necesario ingerirlo con la comida en grandes cantidades. Y ¿qué ocurre? Que nuestra alimentación occidental incluye demasiadas grasas saturadas y mucho colesterol. También los azúcares refinados y el alcohol pueden terminar convirtiéndose en colesterol dentro de nuestro cuerpo. Como todo, el exceso es perjudicial.

El colesterol se suele dividir en dos categorías, el “bueno”, o de alta densidad (HDL por sus siglas en inglés) y el “malo” o de baja densidad (LDL). En realidad, estos dos compuestos no son colesterol, sino unas proteínas que lo transportan. Cuando van del hígado a los tejidos, son las LDL. Lo que hacen es llevar el colesterol allí donde hace falta. Las proteínas HDL son las que llevan el colesterol sobrante al hígado para ser eliminado. Pero, ¿qué ocurre cuando hay tanto colesterol que el hígado no da abasto para procesarlo? Pues que las LDL lo vuelven a llevar a los tejidos, y lo van depositando allí donde pueden y donde la grasa molesta menos. Por ejemplo, en las paredes de los vasos sanguíneos. Hasta que se forman unas placas o ateromas que van obstruyendo el paso de la sangre y pueden llegar a bloquearlo. Entonces se producen los trombos, ictus, embolias y otros accidentes vasculares.

Como el colesterol se forma en el cuerpo, la solución natural es ingerir pocas grasas que lo contengan, las mínimas posibles, es decir: grasas saturadas, hidrogenadas y de origen animal. No hay peligro en tener carencias de colesterol. Tomando aceites vegetales buenos, semillas y pescado azul ya tenemos las grasas beneficiosas que necesitamos.

Los fármacos anti-colesterol ¿son realmente necesarios?

De entrada, os diré lo que me comentó el cardiólogo en mi última visita. “No te obsesiones con el colesterol. Cada año bajan los valores orientativos para dar más negocio a las farmacéuticas.” Hay límites que son altos, pero no tan graves como otros factores, como la hipertensión. Con una buena dieta, ejercicio y control del estrés es suficiente.

El caso es que cuando uno tiene el colesterol alto de inmediato se le mete miedo y se le recetan las conocidas estatinas. Es más, se le suele decir: tendrás que tomar esto de por vida. ¿Sabéis que las estatinas son los medicamentos más vendidos del mundo? ¿Y que sólo en España generan un negocio anual de casi 900 millones de euros? ¿Y que cada vez que los médicos deciden bajar el límite “normal” de colesterol están incorporando al negocio millones de pacientes-consumidores?

El colesterol es un negocio millonario. Tengámoslo en cuenta. Muchos médicos así lo admiten y tienen la honradez de explicarlo. Como por ejemplo el Dr. Juan Gervás en su libro Sano y Salvo, donde denuncia el mito del colesterol y los abusos que se cometen desde el mundo sanitario y farmacéutico.

¿Qué ocurre con las estatinas? Que tienen efectos secundarios, en algunos casos muy graves. El más conocido es que daña las fibras musculares. Lo menos que puede producir es dolor, lo peor ha sido que en algunos casos ha provocado la muerte del paciente por destrucción de músculos y fallo renal al intentar eliminarse las proteínas descompuestas que intoxican la sangre. Por este motivo han sido retirados algunos de los fármacos anti-colesterol más potentes.

Alternativas naturales

Como dice el Dr. Gervás, el mejor antídoto es abrazar la vida con pasión, seguir una dieta mediterránea, hacer ejercicio, amar a los tuyos, no obsesionarse y olvidarse de los análisis y el control exagerado. Si uno lleva una vida sana y con alegría, es muy difícil que el colesterol sea un problema. Como señala este médico, en personas saludables que no han tenido accidentes cardiovasculares previos ni otras enfermedades la medicación anti-colesterol no solo es inútil, sino perjudicial. En estos casos, el supuesto remedio es peor que la enfermedad.

Ahora bien, si uno tiene tendencia a tener colesterol alto, o quiere bajarlo, hay muchos remedios y ayudas naturales eficaces y sin riesgos.

Hay alimentos deliciosos que ayudan a regular el colesterol: el ajo, la cebolla y el limón se llevan la palma. Pero también la manzana, la alcachofa, los frutos secos, el pescado azul, el lino, los cítricos, la remolacha y, en general, todas las verduras y hortalizas.

El arroz rojo es otro alimento que podemos incorporar a nuestra dieta. De este arroz se obtiene una levadura que tiene un efecto similar a las estatinas pero sin contraindicaciones. Hay numerosos suplementos en cápsulas que lo contienen. Yo he tomado algunos y me han ido bien, lo he comprobado con mis análisis de sangre.

Otras plantas medicinales que ayudan son las que activan la función hepática: alcachofera, cardo mariano, rábano, malva, zaragatona. Como especias y condimentos, la cúrcuma y la canela.
  
Finalmente, el estrés es un factor que dispara el colesterol. Por mucho que te cuides, si no cuidas también esta parte de tu vida: las emociones, tu actitud, cómo afrontas el trabajo diario… tu hígado se saturará y generará más colesterol de la cuenta.

¿Qué tiene que ver el colesterol con la vista?

Un estudio reciente de la universidad de Málaga parece que ha probado que niveles altos de colesterol reducen la capacidad visual cromática, es decir, la intensidad con que vemos los colores. Además, el colesterol elevado daña el córtex visual, la zona del cerebro donde se genera la vista. En este enlace podréis leer más información.

Como siempre, lo que afecta a todo el cuerpo afecta también a nuestros ojos. Y, en este caso, la vista nos alerta. Si los colores se apagan y la visión se va volviendo borrosa, ¡ojo al dato! 

domingo, 18 de mayo de 2014

Proteínas: los ladrillos del castillo

Si nuestro cuerpo fuera un castillo, las proteínas serían los bloques, ladrillos, columnas, dinteles… Los elementos de soporte que dan forma y sostienen las estructuras.

¿De qué estamos hechos? La materia viva está formada de muchos compuestos, principalmente compuestos de cuatro elementos: carbono, hidrógeno, oxígeno y otros como el nitrógeno, el fósforo, el azufre y muchos elementos en pequeñas cantidades.

Estos elementos forman tres tipos de sustancias básicas que forman nuestro cuerpo: las proteínas, las grasas o lípidos y los azúcares (llamados también glúcidos o carbohidratos). Hoy quiero detenerme en las proteínas.

¿Qué son? Moléculas muy complejas formadas por cadenas de aminoácidos. Imaginemos que una proteína es como un collar de cuentas: cada cuenta es un aminoácido. Los aminoácidos tienen dos tipos de funciones básicas: construir las estructuras biológicas y regular muchos procesos metabólicos. Por ejemplo, muchas hormonas y enzimas son proteínas.

Los aminoácidos que forman las proteínas son 22, y se clasifican en dos tipos. Unos podemos producirlos en nuestro cuerpo pero otros no, por eso necesitamos ingerirlos con la comida. Son los llamados aminoácidos esenciales, y son ocho.

¿Dónde encontrar proteínas?

Las proteínas son moléculas que se degradan rápidamente, por eso convienen tomarlas cada día con los alimentos. Casi todos los alimentos contienen proteínas, pero hay que saber que algunas son de mayor calidad que otras y unas se asimilan mejor que otras.

Los alimentos con más contenido proteico son los de origen animal: pescados, carnes, huevos y lácteos. Pero también hay alimentos vegetales ricos en proteína: las legumbres, los frutos secos y semillas y los cereales integrales.

Durante mucho tiempo hubo una especie de obsesión con las proteínas. Como forman la masa muscular, se pensaba que era necesario ingerir una gran cantidad de carne y productos animales. Con el paso del tiempo, las investigaciones médicas han demostrado que un exceso de proteínas es tan peligroso como una deficiencia, y se han fijado unos valores mínimos de ingesta diaria. Hoy los nutricionistas pueden diferir un poco, pero se considera apropiado que un adulto sano ingiera 0,8 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal. Si pesas 70 kg tu ingesta ideal sería de 56 gr de proteína al día.

El alimento animal con más proteínas y mejor asimilables es el pescado. Los huevos se digieren muy bien y contienen todos los aminoácidos esenciales. Los vegetales tienen proteínas muy asimilables, pero en menor proporción que las carnes y pescados.

Los vegetarianos deben saber qué alimentos contienen proteínas y qué combinaciones y cantidades son idóneas para no sufrir carencias. Semillas como el chía son interesantes pues contienen los ocho aminoácidos esenciales. Las algas también son muy ricas en aminoácidos.

Las proteínas y tus ojos

¿Qué tiene que ver esta pequeña lección de dietética con los ojos? Pues que nuestros ojos, como el resto del cuerpo, están parcialmente formados por tejidos que contienen proteínas. Especialmente importante es el colágeno. Seguramente a muchos os suena por los productos cosméticos que lo llevan, y por la publicidad que asocia el colágeno con la calidad de la piel. En realidad, el colágeno es mucho más que una cuestión estética. Es la proteína más abundante del cuerpo, que da elasticidad y resistencia a músculos, piel, huesos y órganos. Para los ojos es importante que el colágeno de los tejidos esté bien alimentado y oxigenado.

Un exceso de proteínas puede dañar la salud ocular (ver enlace). Pero hay proteínas muy especializadas en mantener la salud visual. Recientemente, investigadores de la Universidad de Jerusalén han descubierto que la llamada “proteína S” juega un papel muy importante en la poda de las células fotorreceptoras de la retina, las que captan la luz y se van deteriorando con el tiempo. Sin esta poda, la mácula iría degenerando hasta llegar a la ceguera. La proteína S es crucial para estimular y regular esta poda. Además, tiene propiedades anticoagulantes que la pueden hacer útil para otras enfermedades, como las cardiovasculares. Todo esto se está investigando, ver enlace.

¿Qué se puede aconsejar en este sentido? No descuidar la ingesta de proteínas y buscar alimentos de calidad y a ser posible ecológicos ―pues tienen mayor valor nutricional y menos toxinas―. Todo está conectado en ese sistema complejísimo y maravilloso que es nuestro cuerpo. Recordad: «comer bien para ver mejor».