domingo, 23 de febrero de 2014

Sangre limpia, ojo sano

Hoy voy a explicar con más detalle por qué es tan importante tener la sangre limpia y nuestras venas y arterias en forma. Detrás de muchos problemas visuales en realidad se esconde un grave problema circulatorio.

Todo comienza con nuestra alimentación. Hay dos tipos de comida en nuestra dieta occidental que son letales para la vista y que, por desgracia, son muy abundantes en nuestras comidas diarias. Las estadísticas hablan de un 30 % de la población con problemas oculares, pero sabiendo su origen, no es de extrañar.

El primer “veneno” para los ojos es el azúcar. Todos los carbohidratos refinados ―azúcar, pan, pasta, arroz blanco, patata…― cuando entran en el organismo, son rápidamente asimilados. Si no se queman como energía, se acumulan como grasa. La grasa puede depositarse en los tejidos, cubriendo los órganos o bien en las paredes de las arterias, formando placas o ateromas. Así comienza la llamada aterosclerosis. Estas placas estrechan el paso de la sangre, con lo que se incrementa la presión a la que esta circula. Por otra parte, cuando trozos de grasa o de placas se desprenden, se pueden formar trombos, que en un momento dado pueden obstruir el vaso sanguíneo, provocando una hemorragia y una falta de oxígeno en la zona que no se puede irrigar. Esto sucede especialmente en los finos capilares periféricos que riegan los pies, las manos, el cerebro, los ojos… Así me ocurrió a mí: un pequeño trombo atascó un capilar venoso de mi retina, provocando una rotura y pérdida de sangre y, por consiguiente, de visión.

Otro elemento peligroso son las grasas saturadas, hidrogenadas o “trans”, presentes en la mayoría de alimentos procesados, desde la bollería hasta muchas conservas y embutidos. También los aceites vegetales, si son refinados, contienen grasas trans. Para no hablar de las margarinas y de la mantequilla.

¿Qué ocurre con estas grasas? Al igual que los azúcares, si no son quemadas por la actividad física, se acumulan. Pero, además, las grasas son necesarias para formar las membranas celulares del cuerpo. Estas membranas están formadas naturalmente por grasas elásticas, entre ellas los llamados ácidos grasos esenciales, como el EPA y el DHA. Si ingerimos poco de estos aceites y muchas grasas malas, gradualmente las membranas celulares se irán alimentando de ellas, se endurecerán y se volverán quebradizas. Una membrana rígida y en mal estado hará que la célula no reciba los nutrientes adecuados ni pueda evacuar correctamente sus residuos. La célula, desnutrida y contaminada, envejecerá y terminará muriendo. El tejido con células enfermas, envejece y degenera. Esto es el inicio de muchas enfermedades, incluido el cáncer.

La degeneración macular asociada a la edad es una consecuencia de este deterioro del tejido retiniano por causa de las grasas malas, y también por culpa de una deficiente circulación sanguínea. No llegan nutrientes ni oxígeno suficiente a las células del ojo. Y el ojo necesita 25 veces más oxígeno que el resto de tejidos del cuerpo.

Así, vemos que el problema empieza en la boca y en nuestras elecciones a la hora de comer.

La solución también comienza por aquí: cambio de hábitos. Abandonar los azúcares refinados y las grasas saturadas e incorporar alimentos sanos, de origen vegetal, sin procesar: frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, a ser posible todo de cultivo ecológico para que conserven mejor sus nutrientes. Este es el inicio de la regeneración.

Además, ayudarán mucho suplementos alimenticios, como los Omega 3 de los que ya hablé en otra entrada, vitaminas A, C, E y del grupo B, luteína, zeaxantina y minerales de los que solemos estar carentes. Casi todas estas vitaminas y minerales se encuentran en los vegetales crudos.


Os animo a cambiar. Es cierto que a mí me han ayudado mucho los tratamientos que he recibido, pero la calidad y agudeza de mi visión han mejorado, estoy seguro, gracias a la constancia en mis nuevos hábitos alimentarios. Y esto es un cambio de por vida, que agradeceréis siempre. Pues, además del ojo, todo el cuerpo rejuvenece y mejora. ¡Probadlo y veréis! 

domingo, 16 de febrero de 2014

Cuidado con oxidarte

Los radicales libres


Continuando con las vitaminas, en orden alfabético, llegamos a la famosa vitamina C. Desde pequeños nos enseñaron que las naranjas la tenían en cantidad, y que era buena para la vista. Luego hemos aprendido que es un antioxidante, y aunque no sabemos muy bien qué significa esto, sí lo relacionamos con buena salud y rejuvenecimiento celular.

Efectivamente, la vitamina C es un buen antioxidante. Pero, ¿qué quiere decir anti-oxidante? ¿Por qué es importante para la salud? ¿Y, concretamente, para la vista? Para entenderlo vamos a viajar hasta lo más íntimo de la materia.

Todas las sustancias están formadas por elementos químicos (por ejemplo, carbono, oxígeno, magnesio, hierro, fósforo, potasio…). Sabemos que la parte elemental de las sustancias es la molécula, y que una molécula está formada por átomos. Por ejemplo, la molécula del agua está formada por un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno.

Hay un átomo distinto para cada elemento químico. Si pudiéramos verlo, se parecería un poco a un sistema solar con sus planetas alrededor. El centro es el núcleo, formado por protones y neutrones, y está rodeado de una serie de electrones, pequeñas partículas que giran a su alrededor en órbitas o capas. Cada capa de electrones admite un cierto número de ellos. Cuando está completa es estable. Pero a veces sucede que la capa exterior está incompleta, le faltan electrones. Entonces el átomo se vuelve inestable y busca otros átomos con electrones “sueltos” para completar su capa.

Cuando una molécula tiene átomos inestables se dice, en términos biológicos, que es un radical libre. Se dedica a “robar” electrones a otras moléculas, desestabilizándolas, y provoca así un caos en cadena.

Oxígeno… sí, pero no demasiado


Este proceso ocurre cuando en el cuerpo se da la oxidación. La oxidación es algo natural: sucede cuando respiramos, cuando nos movemos y hacemos ejercicio, cuando el cuerpo realiza sus procesos normales. El problema es el exceso. Cuando en el cuerpo hay muchos radicales libres, las células terminan sufriendo daños, envejecen y mueren antes. Y en tejidos tan delicados como la retina y el resto del ojo estos daños pueden ser importantes.

Las sustancias antioxidantes frenan el proceso de oxidación y de desestabilización de los radicales libres. Las más conocidas y utilizadas en el ámbito de la salud son la vitamina C, el glutatión y la vitamina E. Hay varias enzimas que también son antioxidantes. Todas ellas protegen los tejidos del cuerpo.

¿Dónde encontrar vitamina C?


La vitamina C o ácido ascórbico es una sustancia que el cuerpo humano no puede producir, por esto debemos ingerirla con los alimentos que tomamos. Además, es una vitamina soluble en agua, se elimina rápidamente así que conviene tomarla en dosis suficientes y, en casos de carencia, abundantes.
Los suplementos son buenos, pero siempre es preferible tomarla en la propia fruta o verdura, porque acompañada de los componentes de las plantas se asimila mucho mejor que sintetizada.

¿Qué alimentos la contienen? Además de la naranja, el limón y los cítricos, es interesante saber que hay alimentos que poseen concentraciones mucho mayores de vitamina C, y que son muy sanos.

Uno es el kiwi, que tiene el doble de vitamina C que la naranja. Se dice que un kiwi al día cubre las necesidades diarias de vitamina C. Además, contiene luteína, minerales y mucha fibra.

Otro fruto interesante son las bayas Goji del Tíbet, una especie de uvas pasas rojas, agridulces, que se venden en tiendas de dietética. 

Los frutos del bosque, en especial los arándanos, también son grandes antioxidantes y buenos para la vista. Otros alimentos antioxidantes: la alcachofa, la granada, la fresa, las manzanas, la uva, el ajo, el brócoli y el pimiento rojo.

¿Qué es la escala ORAC?


Es una escala que mide la capacidad antioxidante de los alimentos. La desarrolló el Instituto Nacional del Envejecimiento de los Estados Unidos, y en este enlace podéis ver más información de interés:

Como veréis, un gran antioxidante es el delicioso cacao. Otros: el polen, el orégano y la vainilla. Pero los que se llevan la palma son el maqui de Chile y el açaí de las selvas amazónicas. 

domingo, 9 de febrero de 2014

Las buenas vitaminas B

Seguiré hablando de los nutrientes más importantes para la salud ocular. Hace días hablé de la vitamina A (retinol) y de los pigmentos que la componen (betacarotenos). Hoy vamos la siguiente letra, la B. Hay todo un grupo de vitaminas B, y todas ellas tienen funciones muy importantes en el cuerpo humano. Entre ellas, el crecimiento de las células, el mantenimiento de una buena circulación, la producción de enzimas y hormonas y la activación del sistema inmune.

Para la vista son especialmente beneficiosas pues contribuyen a una buena salud del sistema nervioso. Como todo el circuito visual está formado por tejido similar al cerebral y nervioso, necesita especialmente de estos nutrientes.

Hay nueve vitaminas incluidas en el complejo B, cuyos nombres seguramente os resultarán familiares porque forman parte de muchos suplementos, cosméticos e incluso medicamentos. Lo que conviene saber es que estas vitaminas trabajan mejor en equipo, asociadas unas a otras, para mejorar el rendimiento del cuerpo.

Esta es la lista completa:
·    Vitamina B-1 o tiamina.
·       Vitamina B-2 o riboflavina.
·       Vitamina B-3 o niacina.
·       Vitamina B-5 o ácido pantoténico.
·       Vitamina B-6 o piridoxina.
·       Vitamina B-7 o biotina.
·       Vitamina B-9 o ácido fólico.
·       Vitamina B-12 o cobalamina.
·       Vitamina B-15 o ácido pangámico.

Las  vitaminas B promueven el correcto funcionamiento del ojo, así como su metabolismo intercelular. Neutralizan los radicales libres y según algunos estudios, ayudan a prevenir las cataratas y la degeneración macular. En especial es importante la vitamina B-12, cuya carencia severa puede ocasionar daños neurológicos y hasta una pérdida de visión.

Las deficiencias de vitaminas B pueden conducir a algunos de estos problemas:
·       Cataratas.
·       Miopía.
·       Ojos irritados.
·       Visión borrosa.
·       Sensibilidad a la luz solar.
·       Manchas y puntos negros en la visión.

Una dieta pobre en nutrientes, el tabaco y el estrés son factores que pueden agotar las reservas de vitaminas B en el cuerpo.

¿Dónde se encuentran estas vitaminas?


En las carnes, las vísceras, los lácteos y los huevos. En cuanto a vegetales, los alimentos más ricos en vitaminas B on los cereales integrales, las legumbres, el germen de trigo, la levadura de cerveza, algunas semillas (pipas de calabaza y girasol, nueces, almendras y avellanas), los germinados, las setas y las verduras de hoja verde.

A veces se necesitan refuerzos en la ingesta de estas vitaminas, sobre todo si hay trastornos asociados a su carencia. Es recomendable tomar suplementos con vitaminas B en estos casos:

·       Personas con problemas intestinales, que no absorben bien las vitaminas.
·       Embarazadas y lactantes.
·       Personas que fuman y toman alcohol.
·       Vegetarianos estrictos que excluyen el huevo y los lácteos de su dieta.
·       Personas enfermas de la tiroides.

Para saber más, os recomiendo este enlace.

En cuanto a suplementos, el Eyemax Plus contiene todas las vitaminas del grupo B en cantidades significativas.

domingo, 2 de febrero de 2014

Grasas benéficas

Cuando hablamos de dietética las grasas suelen ser las malas de la película. Y es verdad que solemos consumir muchas grasas y muchas de ellas nos perjudican. Pero hay grasas buenas. Nuestro cuerpo tiene partes grasas y las necesita para realizar importantes funciones vitales.

Entre las grasas o lípidos se encuentran algunas que nuestro organismo genera a partir de lo que comemos. Pero otras no las puede formar, por tanto, hemos de ingerirlas con nuestra dieta habitual. Estas grasas son los llamados ácidos grasos esenciales. Son los famosos Omega 3, Omega 6 y Omega 9.

Para la mejora de la vista son imprescindibles los Omega 3, pero no cualquier Omega 3. Ahora hablaremos de ellos.

Antes que nada, es interesante saber que las células de nuestro cerebro están formadas en gran parte por grasas: un 45 % de ácido araquidónico (AA) que es un Omega 6 y un 35 % de ácido docosahexaenoico (DHA) que es un Omega 3. Además, las membranas protectoras de todas las células del cuerpo, incluidas las del ojo, están formadas mayoritariamente por grasas.

Problemas del exceso de grasas malas y carencia de Omega 3


¿Qué ocurre? Que con la dieta inadecuada, el estrés, la contaminación ambiental, etc., nuestro cuerpo no asimila suficientes Omega 3. En parte es porque no se digieren, y en parte porque no los consumimos en cantidad suficiente. Además, la ingesta de otro tipo de grasas, las saturadas, y el exceso de azúcares, hace que la membrana celular se vaya endureciendo. Con esto, ni deja entrar bien los nutrientes del exterior ni elimina bien los desechos del interior de la célula. La célula mal nutrida se va deteriorando, con lo que los tejidos también se estropean y la función de los órganos se resiente.

Esto, en tejidos delicados como el neuronal, o en el ojo, que está hecho del mismo tipo de tejido que el cerebro, tiene consecuencias nefastas que afectan la visión.

En los vasos sanguíneos el problema también es grave: el exceso de grasa saturada endurece las paredes de las venas y arterias, por un lado. Por otro, los grumos de lípidos flotan por la sangre se van acumulando en estas paredes, con lo que el paso de la sangre se estrecha, aumenta la presión y llegan menos nutrientes y oxígeno a los tejidos. Especialmente en las zonas periféricas, donde los vasos sanguíneos son muy estrechitos, este problema es serio, pues puede producirse una obstrucción fácilmente. Si no llega sangre a las células, estas envejecen, degeneran y mueren. Los vasos, endurecidos y obstruidos, pueden estallar, produciéndose una hemorragia interna. Si esto ocurre en el interior del ojo, que es lo que me pasó a mí, se puede perder mucha visión, produciéndose una retinopatía o una degeneración macular.

De los dos ácidos grasos que he mencionado, el AA ya lo tenemos en abundancia, pues se halla en los aceites vegetales, animales y en los frutos secos. El que ya no consumimos tanto es el DHA, presente en la grasa del pescado azul, sobre todo. Y este es el que más necesitamos.

¿Por qué necesitamos DHA? 


Para que las membranas celulares sean elásticas y resistentes, permitiendo a la vez el intercambio de nutrientes y desechos para un buen metabolismo de la célula. Célula sana equivale a tejido sano, órgano sano y cuerpo sano. Todo comienza a nivel celular. Y todo depende, como vemos, de la comida que tomamos.

El DHA también mantiene elásticos los vasos sanguíneos.

¿De dónde obtener este ácido DHA? Podemos comer pescado azul, una o dos veces por semana. Aunque sabemos que estos pescados a veces están seriamente contaminados con metales pesados y tóxicos, con lo que arreglamos una cosa pero estropeamos otra. Además, cuando tenemos carencias, el alimento normal no basta para aportar la cantidad necesaria de Omega 3. De ahí la importancia de los suplementos.

Pero, ¿sirve cualquier suplemento? En el mercado hay muchas perlas de aceite etiquetado como “Omega 3”. Pero no todas contienen el DHA que necesitamos, o lo contienen en una dosis mínima, de manera que apenas nos hacen efecto. Por eso, aunque parezca pesado, vale la pena mirar los ingredientes y la proporción y el tipo de Omega 3 que contienen. También es útil hablar con el herbolario o el farmacéutico y preguntarle qué producto es más efectivo, qué dicen los consumidores, de cuál están más satisfechos. No nos dejemos deslumbrar por la publicidad de los productos. Personalmente, si queréis saber más os recomiendo visitar esta página y conocer sus complementos, que tienen en cuenta todos estos aspectos: www.nua-dha.com. Los complementos están elaborados a partir de la investigación de la Dra.Mercedes Aguirre, bióloga, divulgadora científica y una autoridad reconocida en el campo de la nutrición.

El consumo regular y en dosis suficiente de este Omega 3 es beneficioso para:
  • El síndrome de ojo seco, irritado, cansado, expuesto a radiaciones, ordenador,  inclemencias meteorológicas, etc.
  • Los problemas de secreción de párpados, córnea, cristalino.
  • Las cataratas.
  • La degeneración macular, tanto húmeda como seca. ¡La mácula está formada en un 50 % de ácidos grasos esenciales!

Pero, además, los Omega 3 de origen marino (DHA, EPA) son beneficiosos para otras funciones del cuerpo, desde la salud muscular, trastornos neurológicos y de aprendizaje, inflamaciones, edemas, regulación del sistema cardiovascular, tensión arterial… Al mejorar las conexiones entre las neuronas, también ayudan en problemas de memoria, demencia, trastornos de conducta, depresiones, Alzheimer y enfermedades psiquiátricas.