domingo, 19 de julio de 2015

Ver de noche

Recientemente he pasado unos días de retiro en el campo. Alojado en una masía, en plena naturaleza y lejos de la contaminación lumínica de las ciudades, he podido pasear algunas noches bajo las estrellas. Es una experiencia hermosa que me llena de paz, y que también he observado que contribuye a mi salud ocular.

Contemplar un cielo estrellado en medio del campo, sin luz artificial alguna, es un espectáculo que todos deberíamos poder disfrutar alguna vez.  Por un lado despierta la sensibilidad y un sentimiento de gratitud ante la belleza que se despliega en el cielo. Abre interrogantes y suscita la admiración ante el universo creado. Bajo la luz de miles de astros parpadeantes uno se siente pequeño, pero al mismo tiempo inmenso. Reflexiono y me digo que el ser humano, siendo una mota de polvo cósmico, posee, sin embargo, una mente prodigiosa capaz de asombrarse, de hacerse preguntas y de intentar comprender el espacio que le rodea. Dicen los científicos que el cerebro humano es mucho más complejo que todo el universo.

Aparte de la experiencia espiritual, ver el cielo de noche es un magnífico ejercicio para la vista. Cuando sales de la casa y comienzas a caminar estás deslumbrado, pero a los pocos minutos, alejándote de cualquier foco de luz artificial, el ojo se habitúa a la penumbra y se activa la visión nocturna. Todos sabemos que en un paisaje nocturno no se distinguen los colores y las cosas se ven muy distintas que durante el día. La pupila tiene que dilatarse mucho para capturar la escasa luz ambiental y poder ver. Este reflejo estira los músculos oculares y activa las células receptoras de luz de la retina ―los bastones―. El ojo sale de su zona de confort, se tonifica y se estimula.

Ya los antiguos egipcios recomendaban contemplar la luna para mejorar la visión. Si hay luna el panorama es espléndido, pues se llega a ver casi como en el día, solo que en blanco y negro. Pero si no hay luna basta la luz de las estrellas. Ver los montes, los árboles, el camino y los sembrados con esta tenue claridad no solo relaja la mente, sino que potencia la visión, tanto óptica como cerebral.

A todos los que tengáis ocasión de pasar unos días en la naturaleza os recomiendo que hagáis algunas caminatas nocturnas, sin llevar linterna y lejos de cualquier farol o fuente de luz artificial. Será una experiencia hermosa, gratificante y saludable para vuestros ojos, que sin duda querréis repetir.

El Molí de Tartareu

La masía rural donde he pasado estos días es un antiguo molino de harina, situado en el valle del río Farfanya, en la comarca de la Noguera (Lérida). Esta es su página web.

Por su ubicación, lejos de núcleos habitados, el Molí de Tartareu es un lugar privilegiado para contemplar aves, animales salvajes y cielos nocturnos. El firmamento en esa zona es uno de los más limpios de España. Todos los alrededores de la sierra del Montsec han sido declarados zona “Starlight”, con el aval de la UNESCO. En la cima de la sierra se levanta un importante observatorio y en su falda se encuentra el Parc Astronòmic del Montsec, donde turistas y visitantes pueden disfrutar de diversas actividades lúdicas y educativas y observar el firmamento y las estrellas.

domingo, 5 de julio de 2015

Gimnasia para la vista

Agradezco esta aportación a Dolors Montpeat, terapeuta de Antigimnasia que sigue el método Bertherat. Basada en el libro Mi curso de Antigimnasia, 40 movimientos explicados e ilustrados, de Marie & Thérèse Bertherat (editorial Paidós).

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Los ojos están rodeados de músculos que, como los de cualquier parte del cuerpo, necesitan moverse. Mantener la mirada fija mucho tiempo en la pantalla del ordenador o del televisor los tensa y los fatiga. Así que conviene moverlos de vez en cuando… pero esto no es tan fácil como pueda parecer.

Mover los ojos es como mover todo el cuerpo. Imaginad cuando lanzáis una piedra al agua, que genera ondas alrededor del punto de impacto, hasta el fondo. El efecto es el mismo: cuando movemos los ojos todo el cuerpo se ve afectado de alguna manera.

Os propongo unos sencillos ejercicios para hacer en casa, tranquilamente.

1. Tonificar los músculos oculares

Sentado, con los pies apoyados en el suelo, pon tu codo derecho sobre una mesa y tápate el ojo derecho, sin tocar el ojo. El ojo izquierdo puede quedar abierto, pero no debe hacer nada. Mantén la cabeza recta y mira al frente.

Sin mover la cabeza, mira hacia arriba, intentando ver el techo. Seguramente no lo lograrás, pero inténtalo. Luego mira abajo, hacia la mesa o el suelo. Vuelve a mirar el techo. ¡No te olvides de respirar! Mantén la boca entreabierta, sin apretar los dientes. Repite el movimiento de arriba abajo, durante un minuto.

Ahora, con el ojo abierto, mira hacia la izquierda, y luego a la derecha. Repite despacio otro minuto, moviendo el ojo de un lado a otro.

Ahora baja el brazo, relájate y cierra los dos ojos apretando los párpados, sin usar las manos. Observa si cierras mejor el ojo izquierdo, notarás que sus músculos están más fuertes y menos cansados.

Repite el ejercicio tapando el ojo izquierdo y ejercitando el derecho.

2. Relaja la vista

Sentado, con los pies separados y apoyados en el suelo, apoya los codos en una mesa y tápate ambos ojos con las manos ahuecadas y sin presionar los dedos. Deja espacio para que la nariz respire, la boca entreabierta y relajada.

Intenta mirar entre los dedos ese perfil de luz casi imperceptible, como queriendo adivinar lo que hay allí detrás. Mira a un lado y a otro, arriba y abajo, intentando ver a través de las pequeñas rendijas que quedan entre los dedos.

Para terminar, descansa la cara en las manos, intentando soltar la piel del rostro. Pasa unos minutos así: esto descansa la vista y las tensiones de los músculos faciales.

Estos ejercicios nos ayudan a recuperar energía y bienestar en clase, en casa o en el trabajo.

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Se dice que los ojos son el espejo del alma. ¡Y realmente lo son! Los ojos son dos hermosas ventanas abiertas al mundo exterior, los intermediarios entre el cuerpo y la psique, dos órganos superespecializados y sensibles a la belleza.
  
La relación entre los movimientos de los ojos y el inconsciente es muy real. En mis sesiones de antigimnasia dedicamos una parte de las tres últimas sesiones a los ojos. Intentamos reconstruir la mirada de la madre a su hijo apenas este nace: es una mirada de encuentro entre el yo y el otro, el inicio de los límites y la socialización, la base de la psicología evolutiva del bebé recién nacido hasta los tres o cuatro años de edad. Algunos estudios muestran que los niños que pasan excesivas horas ante una pantalla tienen mucho más riesgo de caer en depresiones o mostrar hiperactividad. Ahora que los niños están enganchados con las videoconsolas, los móviles y tantos aparatos de juegos, es importante que les enseñemos a ser conscientes de su cuerpo y a cuidarse.

Dolors Montpeat en Facebook.