domingo, 31 de diciembre de 2017

Un año después: terapias complementarias

Nunca olvido que mi problema ocular se originó fuera del ojo. Todo vino por un fallo circulatorio, debido a un problema de todo mi cuerpo (hipertensión, sobrepeso, colesterol, estrés…). Por eso a la hora de seguir una terapia no basta con los remedios específicos para el ojo, sino que hay que buscar la manera de que todo tu cuerpo mejore sus funciones para frenar el problema, prevenir y evitar males mayores.

Mi oftalmólogo actual complementa mi seguimiento convencional con homeopatía espagírica. Sé que muchas personas son reticentes a esta medicina, y no pocos médicos dicen que “no creen en ella”. Yo también tiendo a ser una persona escéptica, pero aquí no se trata de creer, sino de ver resultados. Y el resultado, desde que sigo la terapia homeopática, es que he pasado de pincharme cada dos o tres meses a pincharme una vez al año, o incluso menos (¡ahora llevo un año y ocho meses!).

¿Qué tomo? Un fármaco convencional, Idaptan. Unos suplementos de mucha calidad con omega 3 y antioxidantes para la vista: Celavista y Antioximax (a veces alterno Celavista con NuaDHA). Esto ayuda a nutrir bien el tejido nervioso y ocular. Y cinco preparados homeopáticos (con los meses algunos van variando). Son dos pastillas y tres tipos de gotas, a base de minerales como el silicio, el calcio y diversas hierbas medicinales como la árnica. La función de estos preparados es mejorar la microcirculación periférica (flujo de sangre al ojo), bajar la inflamación global del cuerpo y mejorar la circulación sanguínea.

Mejorar la calidad de la sangre

Finalmente, con el fin de mejorar mi salud en general y mi circulación, he ido a la consulta del doctor H., especializado en medicina biológica. El doctor H. es un científico inquieto, que tiene un vasto campo de conocimientos, tanto de medicina occidental como oriental, biología y química. A raíz de sus investigaciones en laboratorio ha diseñado y patentado diversos productos de medicina molecular. Uno de sus instrumentos de diagnóstico es el análisis de unas gotas de sangre con microscopio de campo oscuro. Poder ver las células sanguíneas a gran aumento permite detectar muchos problemas del metabolismo y diferentes factores que influyen en la salud. En mi caso, el doctor H. vio que mis glóbulos rojos (hematíes) estaban un poco deformados y tendían a formar conglomerados. Había señales de alguna infección o patología y la sangre no corría con la fluidez deseada. Por la información que le dio mi sangre, él detectó un hígado inflamado y algún tipo de patógeno, y esto puede contribuir a las hemorragias internas del ojo. La solución que me dio fue tomar un preparado homeopático, Mucokehl, unas pastillas homeopáticas, Base 14 de Erlingen (más tarde pasé a la Base 2) y unos suplementos de aminoácidos para mejorar la producción de antioxidantes en mi propio organismo. En un seguimiento posterior, interesado por mi problema ocular, el doctor H. diseñó un preparado homeopático nuevo, pensando en pacientes con patologías similares a la mía, que estoy tomando actualmente. Lo ha llamado fórmula Qi. 

El resultado de estos tratamientos es que mi sangre, un año después, se ve más fluida, los hematíes están mejor formados, no forman conglomerados como antes y los síntomas de inflamación se están reduciendo. Es impresionante apreciar estas diferencias en la imagen de campo oscuro. ¿Tiene algo que ver todo esto con el hecho de no tener que volverme a pinchar? Estoy convencido de que sí. La sangre es un fluido vital. Si su composición y la calidad de sus células varía, esto tiene repercusiones en todo el cuerpo y, muy especialmente, en las zonas que necesitan una gran irrigación, como los ojos.

Acupuntura ocular

Por último, otra terapia que me está ayudando es la acupuntura. Una amiga acupuntora me hace, cada mes, una sesión expresamente indicada para mejorar la circulación sanguínea y la oxigenación del ojo, así como descongestionar el hígado y reforzar mi función renal. Todo esto contribuye a reducir la hipertensión, a mejorar la circulación y dar energía a la vista. Los seguidores del blog ya habréis visto que sigo mucho el trabajo de Andy Rosenfarb, acupuntor americano pionero en acupuntura ocular y tratamientos oftalmológicos desde la medicina china. Mi terapeuta trabaja en esta línea, a la que añade su experiencia propia.

domingo, 17 de diciembre de 2017

Un año después: el médico

Hay un factor que solemos dar por sentado, pero no siempre calibramos su importancia a la hora de recuperarnos: es el médico. La calidad de la atención de tu oftalmólogo es mucho más relevante de lo que pueda parecer. No tengo queja de ninguno de los médicos que me han atendido, y estoy seguro de que todos ellos son excelentes profesionales. Pero sí es verdad que la manera en que me han tratado ha sido diferente en unos lugares y otros. No es lo mismo una fría profesionalidad, impecable, pero distante, que una implicación del médico en tu caso concreto, buscando el tratamiento más adecuado, personalizado exprés para ti, teniendo en cuenta tu salud, tu edad, tus circunstancias y tu evolución como paciente.

Un buen médico transmite confianza. Cree en ti y cree que podrás mejorar, más allá de lo que digan los análisis y las pruebas. Te informa sobre tu problema y te educa. También va más allá del protocolo establecido y añade humanidad, calidez y delicadeza hacia el paciente. Esto lo he notado mucho en las veces que me he tenido que pinchar el ojo. ¡Qué diferencia entre mi actual oftalmólogo, respecto de la clínica donde empecé! Pasé de ser una especie de cordero llevado al matadero, un paciente más, en medio de un montón de enfermeros y auxiliares parlanchines que hablaban de sus asuntos, a un paciente tratado con exquisitez, en un ambiente sosegado, con música e incluso con un poquito de oxígeno y sedación para que me relaje. Tanto es así, que cuando el doctor me inyecta el fármaco en el ojo apenas lo noto. Estoy tan tranquilo que el trauma es mucho menor, no me pongo tenso y posiblemente el medicamento sea incluso más efectivo. Una experiencia que puede ser traumática ha pasado a ser leve. Pienso en las personas mayores, algunas se ponen muy nerviosas ante esta intervención. En la otra clínica se dio el caso de algún paciente a quien no podían pinchar por su estado de nerviosismo. Aquí nos tratan a todos con tanta delicadeza que nadie sale angustiado.

Una buena comunicación con el paciente también ayuda. Produce una mejora no sólo física, sino psicológica y espiritual. El médico que me atiende, cuando me recibe en su consulta, me habla, me mira, no ve un ojo problemático, sino una persona entera, en cuerpo y alma. Y esto se nota.

Por eso mi consejo es que no os resignéis con un solo médico, ni una sola opinión. Si tenéis la posibilidad de buscarlo, acudid a un oftalmólogo que, además de ser un gran profesional, os trate con la humanidad que merecéis y necesitáis.

sábado, 2 de diciembre de 2017

Un año después: el descanso

Sigo mejorando poquito a poco mi visión... ¡y han pasado un año y seis meses de mi último pinchazo!

Hoy explicaré otro pilar clave en mi recuperación y mantenimiento. Algo fundamental para la salud en general, y muy en especial para los ojos: ¡el descanso!

No es fácil descansar y relajarse, sobre todo si tienes un trabajo de responsabilidad y muchas personas a tu alrededor. Pero saber descansar es todo un ejercicio de humildad, y necesario. No eres imprescindible. Una cosa es ser responsable y otra ir estresado, corriendo de un lugar a otro, queriéndolo resolver todo para todos y ya mismo.

Recuerdo que, cuando tuve el trombo ocular, uno de los primeros consejos que me dio el médico fue este: «Vigila con el estrés».

El antídoto para el estrés es la humildad. En mi caso, ha sido repetirme y ser consciente de que no soy un mesías ni un Superman. Otro antídoto para el estrés es la organización. Si planeas con tiempo lo que tienes que hacer y te ordenas la actividad, avanzando un poco cada día, podrás conseguir tus objetivos sin angustias ni prisas de última hora. La gestión del tiempo es crucial. No se pueden comprimir las horas y hay que saber cuándo parar y decir basta. También hay que saber poner límites a los demás cuando nos invaden el espacio y quieren quitarnos más tiempo del que disponemos. Esto, en personas que trabajamos de cara al público y estamos al servicio de los demás, es muy importante. No somos dioses. Tenemos un solo cuerpo y una sola alma, un solo cerebro, un solo corazón. No podemos multiplicarnos.

El hiperactivismo, combinado con malos hábitos de salud, calor, estrés e hipertensión, me llevó al accidente ocular que inició mis problemas de visión. Intento recordarlo cada día para contener mi natural impaciente y emprender mis tareas con calma.

Ahora procuro respirar hondo, evitar los golpes de calor, protegerme del sol, seguir una dieta sana para mantener a raya la hipertensión y el colesterol y, sobre todo… vivir de forma más sosegada, aprendiendo a descansar. No sólo se trata de dormir las horas necesarias, sino de reservar cada día un espacio de silencio, de reposo y de reflexión, y algún tiempo para pasear, escribir y dedicarme a actividades que me recrean y me relajan, como la cocina. Todo esto es descanso, y nuestros ojos también lo necesitan.

Finalmente, una parte vital del descanso es el sueño nocturno. Dormir bien, unas horas mínimas, es indispensable para que el cuerpo se nutra, se repare y elimine toxinas. Un sueño profundo regenera los tejidos y el sistema nervioso, y no olvidemos que los ojos son parte del cerebro… Nuestra visión, que durante el día se ve impactada por mil estímulos y debe tensarse mucho, descansa con un buen sueño nocturno en una habitación lo más silenciosa posible, sin aparatos electrónicos… y bien a oscuras. La oscuridad permite que nuestro cerebro active los mecanismos de reposo y reparación, y que el cuerpo siga sus ciclos naturales de día y noche. Si hay luz ambiental o artificial, el descanso no es tan completo.

domingo, 29 de octubre de 2017

Un año después: respirar

Respirar es vital para oxigenar nuestro cuerpo y para que todos nuestros órganos funcionen correctamente. Nuestras células no sólo se alimentan de nutrientes, sino, sobre todo, de oxígeno. Y el oxígeno viene por la sangre. Una sangre limpia y fluida aportará mucho más oxígeno a nuestros tejidos y células, incluido al ojo. Recordad que la necesidad de oxígeno del ojo es 25 veces mayor que la de otras partes del cuerpo.

Todos respiramos de forma natural. Pero a menudo nuestra respiración es muy superficial. Necesitamos aprender a respirar para oxigenarnos bien. El ejercicio físico nos ayuda: mientras corres o caminas a paso ligero el cuerpo ya adquiere un ritmo y pide que respiremos a fondo. Pero también se pueden hacer ejercicios respiratorios en reposo. Se trata de aprender a inspirar, llenando los pulmones, y algo muy importante, vaciarlos bien. Es fácil llenar el tórax de aire, pero no estamos tan habituados a exhalar a fondo, y eso es tan o más importante que inspirar.

Los terapeutas expertos en respiración aconsejan contar los tiempos: por ejemplo, tres segundos para inspirar y seis para espirar. Siempre el doble para espirar. También se puede hacer una pausa de dos segundos, antes y después de exhalar el aire. Este tipo de respiración es muy energizante y oxigena a fondo nuestro cuerpo.

Además de correr y caminar, cada día intento hacer unas cuantas respiraciones profundas. Salgo al patio, por la mañana temprano o al anochecer, y allí, entre los árboles, respiro hondo y me lleno de paz.

domingo, 22 de octubre de 2017

Un año después: ejercicio físico y ocular

El segundo punto clave para mi salud ha sido el ejercicio. Por un lado, ejercicio físico para mover todo el cuerpo y potenciar la circulación y la oxigenación. Por otro, ejercicios oculares para mejorar mis capacidades visuales en la medida de lo posible.

Me he acostumbrado a correr cada mañana, unos 15-20 minutos. No es mucho, pero la constancia cuenta. No fallo ningún día. Así logro sudar y hacer circular la sangre, dando un balón de oxígeno a mis células. Leí en un libro sobre la salud cerebral que cuando se hace un ejercicio intenso, durante un breve tiempo, el cuerpo libera una sustancia llamada óxido nítrico, que tiene un efecto muy beneficioso, vasodilatador y potenciador de los neurotransmisores.  Aparte de oxigenar, el ejercicio da energía y potencia todas las funciones vitales.

Además, camino mucho, no menos de una hora diaria, a veces dos o más. Algunos días llevo un podómetro para contar mis pasos. Dicen que lo ideal es caminar 10 000 pasos al día, como mínimo. Muchos días sobrepaso esta cifra y llego hasta doce mil. Procuro ir andando a todos los sitios, salvo que estén muy lejos. Los médicos explican que, con cada paso que damos, la presión en el talón bombea la sangre de retorno por las venas de las piernas: ¡más oxígeno y vitalidad!

Los ejercicios oculares los he explicado en varias entradas de este blog. Sé que no van a resolver mi problema, no me van a “borrar” las cicatrices del láser ni la zona dañada por el trombo ocular, pero sí me ayudan a ver mejor. Son una micro-gimnasia muy localizada, porque activan y flexibilizan los músculos que rodean el ojo. Cuando una persona ve disminuida su visión por un daño físico puede aumentar su capacidad visual mediante estos ejercicios. De ahí que, aunque los análisis y las pruebas señalen que mi visión debería ser de un 30 %, en realidad mi percepción corresponde a una visión de un 80 %. Esto no se puede detectar con los aparatos, pero sí con pruebas funcionales. Veo más de lo que mis órganos visuales podrían revelar, porque he aprendido a mirar y a utilizar mis recursos. La gimnasia ocular puede ayudarnos mucho.

domingo, 8 de octubre de 2017

Prevención del glaucoma con láser

En mis últimas visitas al oftalmólogo me manifestó su preocupación por la elevada presión ocular de mis ojos, especialmente el ojo izquierdo. Una hipertensión ocular prolongada en el tiempo, como ya sabéis, puede dañar el nervio óptico y producir glaucoma.

Durante varios meses he seguido una terapia con gotas para bajar la presión intraocular. Es el remedio más habitual prescrito por los médicos cuando el problema no es grave. Pero durante todo este tiempo he tenido la sensación de que mi cuerpo no aceptaba bien las gotas. Tuve que ajustar la dosis y combinar dos tipos de fármaco para evitar irritaciones y sequedad de ojo, y aún y así algunos días, después de ponerme la gota, notaba la visión ligeramente borrosa. Son efectos típicos de estos medicamentos, que nunca son inocuos.

Finalmente, el doctor me dijo que dejara las gotas, pues me estaban causando demasiada toxicidad en el ojo. Y me propuso solucionar el tema con una pequeña intervención láser. La intervención se llama trabeculoplastia selectiva, y consiste en exponer a láser la malla trabecular, un sistema de minúsculos canalillos de drenaje del globo ocular. Con una exposición mínima, durante milésimas de segundo, las células no se queman, sino que simplemente se ven activadas por el calor. La reacción estimula las células, favoreciendo la evacuación del humor acuoso del ojo, y evitando el exceso de presión.

La trabeculoplastia láser selectiva es una alternativa para prevenir ciertos tipos de glaucoma o tratarlo en pacientes que no toleran bien los fármacos en forma de gotas. Esta técnica es bastante reciente, es muy sencilla, segura, y está dando muy buenos resultados.

Me sometí a la terapia láser hace unos diez días. Todo fue rapidísimo e indoloro. Lo más molesto (perfectamente soportable) son las gotas preparatorias y el momento en que el médico debe inmovilizarte el ojo con un tubo. Pero me trató con la delicadeza y la profesionalidad de siempre, de modo que salí y pude hacer vida completamente normal el mismo día.

Una semana más tarde he vuelto a medirme la presión ocular. Bajé de 30 a 21. Estoy en valores totalmente normales y con una mejora en la visión: el médico dice que es excelente y que he respondido muy bien al tratamiento. Con esta intervención me ahorraré las gotas y sus efectos adversos. La mejora conseguida puede durar varios años. ¡Mi ojo puede seguir recuperando la visión, evitando un riesgo importante!

sábado, 9 de septiembre de 2017

Un año después - alimentación

Como anuncié, voy a explicar punto por punto cuáles han sido las claves para conseguir pasar ¡un año y cuatro meses! sin tener que volver a inyectarme fármacos en el ojo.

El primer pilar de mi salud ha sido una dieta sana. Ya he hablado en muchas ocasiones de la importancia de comer bien para ver mejor. Se trata de evitar la comida que pueda dañar a la vista y, en cambio, tomar alimentos beneficiosos.

En realidad, una dieta buena para la vista es buena para la salud global del cuerpo y la psique. Porque se trata de “comer vida”, tomar alimentos naturales, llenos de nutrientes y energía, que sanan todo el cuerpo. En el caso de la visión es fundamental que sean alimentos buenos para:

-        la salud del hígado, que influye mucho en la vista,
-        que ayuden a bajar la hipertensión y mejoren la circulación sanguínea,
-        que reduzcan el colesterol,
-        que reduzcan la oxidación del cuerpo y el envejecimiento de los tejidos.

Es decir, alimentos sin grasas saturadas y llenos de vitaminas y minerales antioxidantes.  ¿Dónde encontrarlos? En las plantas. Mi dieta es un 80 % vegetariana, aunque tomo con moderación algo de jamón, pescado y pollo ecológico. He eliminado los embutidos, los lácteos (incluidos los quesos), he reducido mucho la sal que tomo y prácticamente del todo los azúcares refinados. Mis únicos azúcares son el azúcar natural de las frutas y los carbohidratos de las legumbres, las verduras y los cereales, como el arroz.

Muchas personas, que me conocieron estando grueso, ahora dicen que me ven muy delgado. En realidad, estoy en mi peso ideal, después de muchos años de sufrir sobrepeso. Pero lo mejor de todo es que me encuentro muy bien, veo mejor y me siento rejuvenecido. Cuando la sangre fluye mejor y más limpia, realmente todo el cuerpo reacciona y se beneficia. También mejoran el oído, la movilidad, la memoria y la agilidad mental.  Tomar muchas frutas y verduras frescas es dar un baño de oxígeno a las células. Y las primeras que lo agradecen son las delicadas células de la retina, tan sensibles a la oxidación.

Debo añadir, también, que al cabo del tiempo he visto que hacen falta muy pocos suplementos, o casi ninguno (salvo, controladamente, los de Omega 3). Diversos estudios científicos han mostrado que una pastilla con vitaminas sintéticas no es lo mismo que una fruta entera, que es una auténtica farmacia natural. Mientras que las vitaminas naturales de las frutas y verduras vienen en un cóctel, con agua, fibra y otros componentes que las hacen muy asimilables, los suplementos son concentrados que no sólo pueden ser inútiles, sino hasta dañinos para la salud, como en el caso de los betacarotenos aislados y la vitamina E sintética. Nada puede suplir una buena alimentación variada y de calidad.

domingo, 9 de julio de 2017

Nueva terapia génica para la DMAE húmeda

Antes de continuar con la serie «Un año después» quiero hacer reseña de esta noticia, recién recibida.

RegenxBio, una empresa de biotecnología, ha anunciado la primera fase de un ensayo clínico con pacientes humanos para probar una terapia génica que podría suponer un salto en el tratamiento de la degeneración macular húmeda.

La finalidad de esta terapia es conseguir que, con una sola administración del fármaco expresamente diseñado para ello, el paciente logre detener la degeneración macular, evitando así tener que inyectarse fármacos con regularidad. Esta terapia ahorraría el sufrimiento y los efectos secundarios de las inyecciones de preparados como Lucentis, Avastin o Ylea.

El preparado en estudio se llama RGX-314, y es un tipo de proteína que se administra de forma subretiniana. Su efecto es producir un anticuerpo que evite la proliferación de vasos sanguíneos en la retina de forma continuada. Si la eficacia del compuesto es la que se espera, con una sola aplicación será suficiente para tratar la enfermedad. El ensayo se propone ver los resultados en pacientes para calcular la dosis justa del tratamiento y su seguridad.

Según afirma el director médico de RegenxBio, el doctor Stephen Yoo, «Conseguir la dosis adecuada para nuestro primer paciente es un hito en nuestra carrera para mejorar las vidas de los pacientes mediante el desarrollo de una de las primeras terapias génicas que suministra una proteína con efecto a largo plazo.  El RGX-314 está diseñado para ser un tratamiento de aplicación única… con lo que se elimina la necesidad de administrar fármacos antiangiogénicos de forma regular». El doctor Jeffery S. Heier, principal investigador de este compuesto, añade: «Sabemos que, si nos desviamos de las inyecciones regulares y de un examen periódico, la visión de los pacientes puede sufrir pérdidas. En muchos casos, esta periodicidad es insostenible. Hay una necesidad no cubierta de una opción terapéutica que tenga un potencial anti vascular de larga duración. Un tratamiento de dosis única, como el RGX-314, puede significar un cambio radical en la vida de estos pacientes.»

En los Estados Unidos, seis centros oftalmológicos líderes en retina están esperando participar en este ensayo. Se están reclutando ya los candidatos. Para más información se puede visitar la web: https://clinicaltrials.gov/ct2/show/NCT03066258

miércoles, 28 de junio de 2017

Un año después

25 de mayo. Ha pasado un año desde que me pusieron la última inyección en el ojo. ¡Un año completo! Y ahora ya ha transcurrido otro mes. En total, trece meses sin tener que pincharme de nuevo. Para mí es un triunfo, y mi oftalmólogo me dice que es importante, porque en todo este tiempo el ojo ha podido recuperarse sin sufrir más agresiones y los tejidos poco a poco se van regenerando. Mi visión también ha mejorado, según voy comprobando con el tamaño de la letra que utilizo para leer, e incluso en la pantalla del móvil.

¿Qué he hecho durante este año? Quiero explicar varios aspectos que creo que han contribuido a mi mejora, esperando animar y ayudar a otras personas que se encuentren en mi situación. Lo que he podido comprobar es que se puede mejorar la visión, aún teniendo una membrana en la retina, y un proceso similar a la degeneración macular. Y que no tenemos por qué pincharnos cada dos meses, o con tanta frecuencia como algunos médicos sugieren. Cada persona es única, por supuesto. Pero no olvidemos que una inyección no deja de ser una agresión, y el fármaco que se nos infiltra no deja de ser un tóxico que tiene sus efectos secundarios. Como me dijo mi doctor, es una pequeña dosis de quimioterapia que, si bien ayuda a recuperar visión y detener la hemorragia y los derrames internos, con el tiempo va causando otros daños colaterales en los tejidos.

Por tanto, alargar la frecuencia de las inyecciones hasta un año, o más, es importante. En mi caso, espero que este periodo se prolongue… Ojalá no tuviera que pincharme más.

Voy a explicar los siete puntos que creo más importantes y que me han permitido pasar un año libre de inyecciones. Los detallaré en las próximas entradas del blog, uno por uno, pero ahora los resumo aquí.

1.       Dieta sana. Ha sido fundamental. He eliminado una serie de alimentos que perjudican la circulación y la vista, y tomo muchos alimentos llenos de antioxidantes que benefician a mis ojos. La dieta es necesaria para controlar la hipertensión y el colesterol, que en mi caso fueron los causantes de mi problema ocular.

2.      Ejercicio. El deporte ayuda a bombear la sangre y oxigenar todo el cuerpo, muy en especial la zona ocular, tan necesitada de oxígeno. Los ejercicios oculares ayudan a mejorar la capacidad visual, independientemente del estado de tu ojo.

3.       Respiración: es vital para obtener suficiente oxígeno.

4.      Descanso. He aprendido a relajarme y a vivir con una actitud más serena. Combatir el estrés y dormir y descansar lo necesario es también crucial.

5.       Calidad en el trato médico. En mi caso, el trato exquisito y la humanidad de mi oftalmólogo han sido decisivos para que la terapia haya funcionado mejor. Lo explicaré con detalle, porque la relación médico paciente es fundamental.

6.      Terapias complementarias. No me he conformado y he buscado alternativas que pudieran ayudarme a mejorar mi visión y mi salud en general. Estos apoyos han consistido en la toma de algunos suplementos y en varias sesiones de acupuntura ocular y otras terapias que explicaré.

7.       Finalmente, la actitud es básica. Sostiene todo. En mi caso, como ya sabéis, no me rindo nunca. Siempre busco segundas y terceras opiniones médicas, y otras opciones que me permitan no sólo aguantar y evitar ir a peor, sino acercarme a la excelencia.

Soy consciente de que la investigación médica está avanzando, y sé que dentro de pocos años habrá nuevos tratamientos que mejorarán los problemas de visión, como el mío y tantos otros. De momento, busco entre lo que hay, y procuro estar informado de las novedades que surgen. De todo lo que he hecho, os puedo decir que lo que más funciona, aparte del tratamiento de emergencia y las terapias, es la alimentación. La salud entra por la boca, también la salud visual. 

domingo, 21 de mayo de 2017

Glaucoma, ¿hay remedios naturales?

En esta entrada comparto los principales remedios naturales que pueden prevenir el glaucoma, reconocidos por la sanidad pública y los médicos académicos. En otras entradas hablaré de otros remedios interesantes que vale la pena al menos conocer. En la página www.glaucoma.org (hay versión en español) encontraréis mucha información desde la posición médica oficial.

Muchos pacientes afectados de glaucoma o con riesgo de contraerlo buscan alternativas a las terapias médicas habituales de aplicación de gotas y colirios. Los efectos secundarios de los colirios farmacológicos a veces pueden ser muy molestos e incluso suponen un riesgo para la salud en general del paciente. De ahí el interés en explorar opciones más naturales.

La medicina alternativa para tratar el glaucoma abarca diferentes remedios y terapias. Los médicos son reticentes porque faltan estudios científicos que prueben su eficacia, aunque algunos de estos remedios han demostrado ser efectivos en muchas personas.

Homeopatía


Los remedios homeopáticos están basados en hierbas y minerales que provocan en el cuerpo una reacción de defensa contra la enfermedad o el trastorno que quiere combatirse. Como la homeopatía no está regulada igual que los medicamentos, no siempre hay garantías de que los remedios tengan la dosis adecuada para ser eficaces. Muchos médicos desconfían de estos remedios.

Mi experiencia es que, si cuentas con un buen homeópata, serio y que conoce su labor, la homeopatía puede mejorar tus condiciones físicas y oculares y, si no prevenir, frenar el avance de ciertos problemas. Mi oftalmólogo de referencia combina el tratamiento convencional con la espagiria, un tipo de homeopatía con diferentes preparados que se fabrican siguiendo normas muy rigurosas. Pero el tratamiento homeopático es para mejorar el flujo sanguíneo en el ojo, no concretamente para el glaucoma.

Terapias holísticas

Incluyen un trabajo que armonice la mente, el cuerpo y el espíritu, y abarcan desde la nutrición, el ejercicio físico y técnicas de relajación y meditación. Estos tratamientos siempre benefician la salud de toda persona, pero no está probado que sean específicamente útiles para tratar el glaucoma.

Alimentación y bebida


Parece que tampoco hay estudios que muestren una relación concluyente entre la alimentación y el glaucoma. Pero lógicamente, lo que comemos influye en la salud y, por tanto, también en la salud visual. Según algunos experimentos, se ha visto que la toma de café aumenta la presión ocular, así como beber un vaso grande de agua de golpe. Una persona con presión ocular alta debería beber poco a poco, espaciadamente.

En cuanto a la comida, se sabe que ciertas vitaminas (A, C y E) y minerales (zinc, cobre, selenio) contribuyen a una buena salud ocular. Pero, como he comentado en otras entradas, más que tomar suplementos, lo ideal es tomar los nutrientes en su forma natural: muchas verduras verdes, hortalizas de colores y fruta fresca del tiempo. ¡Sin olvidar los ricos arándanos! Las bayas azules son especialmente protectoras para el glaucoma, las cataratas y la degeneración macular, pues ayudan a fortalecer los capilares sanguíneos de los ojos y mejoran la visión nocturna.

Mi experiencia es que la forma en que comes no sólo afecta tu salud global, sino también tu visión. Creo que la alimentación y el cambio de hábitos, en mi caso, han sido claves para detener el avance del deterioro en mi visión, y para espaciar la frecuencia de mis inyecciones hasta un año o más. Según mi oftalmólogo, tengo una visión que, por el daño que ha sufrido mi ojo, es muy superior a lo que podría esperarse.

Ejercicio físico


Es el hábito que más eficaz se ha demostrado para reducir la presión intraocular. Un estudio reciente revela que las personas que se ejercitan al menos 4 veces por semana, unos 40 minutos (carrera suave, caminata, bicicleta) reducen su presión ocular en un 20 %. Eso sí, el ejercicio debe ser constante pues los efectos se pierden a las dos semanas si se deja. Otro estudio con pacientes que caminaban a paso ligero 4 días por semana ha comprobado que el ejercicio les permite abandonar los fármacos beta-bloqueantes para reducir su presión intraocular.

De todos modos, algunas formas de glaucoma (el de ángulo cerrado o el pigmentario) no parecen mejorar con el ejercicio, incluso puede que empeoren si el entrenamiento es demasiado vigoroso.

Yoga y posturas invertidas


Son estupendos para la circulación y ciertos problemas de salud, pero ¡atención! Si sufres riesgo de glaucoma, hipertensión ocular y daño en el nervio óptico, las posturas invertidas (cabeza abajo) pueden ser contraproducentes.

Técnicas de relajación y meditación


Hay bastantes indicios que señalan su bondad para reducir la presión ocular y mejorar algunos casos de glaucoma (de ángulo abierto). Pero se necesita más investigación sobre sus efectos.


En conclusión, aunque los médicos sean bastante escépticos en general hacia las terapias alternativas, mi experiencia y sentido común me han demostrado que no deberían dejarse de lado. Combinar fármacos y tratamientos convencionales con ejercicio, buena alimentación y otros hábitos sanos puede multiplicar el efecto terapéutico. Por otra parte, las terapias alternativas mejoran la salud de todo el cuerpo, y no olvidemos que nuestros ojos no están desconectados del resto del organismo. Lo que afecta a todo el cuerpo afecta también a nuestra visión, de modo que, aunque no haya estudios científicos, sí hay muchas evidencias y experiencias de pacientes que demuestran que cuidar la salud de todo el cuerpo, la mente y el alma, siempre tiene un efecto beneficioso en cualquier problema más concreto.

domingo, 30 de abril de 2017

Hojas verdes

En otras entradas he hablado de la importancia de comer bien para ver mejor. La investigación científica en los últimos años ha demostrado algo importante: una correcta alimentación no sólo nos ayuda a ver mejor, sino que puede prevenir algunas de las enfermedades degenerativas oculares más frecuentes, como las cataratas y la degeneración macular asociada a la edad. Esto es algo que la mayoría de oftalmólogos no dicen ni reconocen, al menos en mi experiencia.

La degeneración macular tiene su origen en un desgaste y envejecimiento de las células de la mácula. ¿Por qué se produce el desgaste? No tanto por la edad como por la oxidación de las células, debido a la presencia de radicales libres que las dañan. Los radicales libres pueden ser la consecuencia de una dieta muy alta en grasas y azúcares refinados. Para prevenirlos, aparte de reducir la ingesta de este tipo de comidas, hay que tomar muchos antioxidantes.

Entre todos los antioxidantes que se consideran buenos para la vista, destacan la vitamina C y los carotenoides (precursores de la vitamina A), que ayudan a regenerar los tejidos. En un estudio científico, los investigadores descubrieron que, a mayor consumo de carotenos, menor frecuencia de degeneración macular en los pacientes estudiados. Los alimentos que ofrecieron mayor protección fueron las espinacas y las hojas verdes de berza. Las personas que consumían estas plantas cinco veces por semana, o más, tenían una incidencia 88 % menor de enfermedad. Otras hortalizas que dieron resultados positivos fueron las zanahorias, las calabazas de invierno y los boniatos. En cambio, la toma de suplementos de vitaminas A, C y E, no demostró los mismos efectos favorables.

¿Conclusión? Toma muchas verduras verdes y de colores vivos (naranja, rojo, amarillo). Aprende a disfrutar de las espinacas, las acelgas y las berzas. Hay muchas maneras sabrosas de prepararlas, pero procura cocerlas siempre al vapor, con poca agua y sólo unos pocos minutos para que no pierdan sus nutrientes. Deben estar siempre verdes, al dente y sabrosas, de lo contrario las vitaminas quedarán destruidas en la cocción. Las hojas verdes te protegerán contra la degeneración macular y te ayudarán a mantener tus células sanas y jóvenes, incluidas las de la retina.

En cambio, no gastes dinero en suplementos vitamínicos. No sólo parecen ser bastante ineficaces, sino que, además, en algunos casos pueden ser perjudiciales. Un equipo de investigadores de la Cochrane Collaboration ha revisado varios estudios realizados en los últimos años sobre miles de pacientes en diversos países (Australia, Finlandia y los Estados Unidos). Se trataba de averiguar el efecto de la toma de suplementos a la hora de reducir el riesgo de degeneración macular. Los autores de los estudios han llegado a la siguiente conclusión: la toma de suplementos vitamínicos no aumenta ni reduce de forma significativa el riesgo de degeneración macular. Las vitaminas A y C en combinación con el mineral zinc muestran una ligera reducción del riesgo. En cambio, los efectos secundarios de algunos suplementos pueden ser adversos. La toma de zinc puede causar problemas renales y génito-urinarios, así como reacciones alérgicas en la piel. La toma de suplementos de betacarotenos se ha visto que aumenta el riesgo de cáncer de pulmón en pacientes fumadores. Aunque por lo general se consideran seguros, los suplementos vitamínicos pueden causar efectos nocivos y se necesita una mayor evidencia de sus beneficios antes de recetarlos. Las personas con DMAE deberían consultar el artículo Suplementos de vitaminas y minerales antioxidantes para reducir el avance de la degeneración macular asociada a la edad, publicado por el mismo equipo investigador.

Nota: los estudios en que se basan estos hallazgos son los siguientes:

1.     Seddon, J.M., Ajani, U.A., Sperduto, R.D. y otros, “Carotenoides dietéticos, vitaminas A, C y E, y degeneración macular asociada a la edad”, publicado en el JAMA, núm. 272, en 1994.
2.     “Antioxidantes y degeneración macular asociada a la edad de tipo neovascular”, publicado en Archives of Opthalmology, 111 (1993).
3.     Evans, J.R., Heshaw, K. “Suplementos de vitaminas y minerales antioxidantes para la prevención de la degeneración macular asociada a la edad”, Cochrane Collaboration, 2008. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22696317
4.     Evans, J.R., Lawrenson, JG. “Suplementos de vitaminas y minerales antioxidantes para la prevención de la degeneración macular asociada a la edad”, Cochrane Collaboration, 2012. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23152201

sábado, 18 de marzo de 2017

Glaucoma, el enemigo número 1


El glaucoma es la primera causa de ceguera irreversible en el mundo. ¿Qué es esta amenazadora enfermedad? ¿Se puede prevenir? ¿Existen tratamientos?

El pasado día 12 de marzo fue el Día Mundial del Glaucoma. Por este motivo, el IMO ofreció visitar gratuitamente a sus pacientes que quisieran realizarse unas pruebas para detectar posibles riesgos de glaucoma.

Recibí una invitación y decidí pedir hora. Muy amablemente, me la dieron en seguida me atendió la doctora Morral, quien me hizo tres pruebas: toma de presión intraocular, test del nervio óptico y campimetría. Salí muy contento, pues la doctora me explicó en todo momento el porqué de cada análisis. Los resultados, en mi caso, fueron estupendos. Mi presión intraocular está en niveles normales, mi nervio óptico está sano y mi visión se mantiene en un 80 %, sin que haya habido variaciones en los últimos nueve meses.

¿Qué es el glaucoma?


El glaucoma es un aumento excesivo de la presión del líquido que llena el globo ocular. Al aumentar la presión, el nervio óptico sufre y se va deteriorando con el tiempo. El nervio óptico es la conexión directa entre la retina, donde se proyectan la luz y las imágenes que captamos, y el cerebro, donde se produce la visión. Si el nervio óptico falla, perderemos progresivamente la capacidad de ver.

¿Por qué se produce este aumento de presión ocular? La presión dentro del ojo se incrementa cuando no se da un buen drenaje del humor vítreo que llena el globo ocular. Al no drenarse, el globo se hincha y sus paredes experimentan una tracción que va dañando el nervio óptico.

Pero ¿por qué se produce este mal drenaje? Puede haber una causa conocida, como un traumatismo, hemorragias en el vítreo, un proceso postoperatorio, una inflamación crónica, formaciones neovasculares o el uso prolongado de corticoides. Pero también puede darse con el paso del tiempo, sin que haya una causa conocida. Entonces es cuando hay que estar alerta, porque el problema empieza de forma silenciosa, progresiva, y cuando el paciente comienza a detectar síntomas de pérdida de visión ya está muy avanzado.

¿Cómo se detecta?


La persona va perdiendo visión, primero periférica. Poco a poco el campo de visión se va estrechando hasta reducirse a un punto, y puede perderse del todo. Por eso son tan importantes la prevención y la detección precoz. La mejor medida es controlar de forma regular la presión intraocular y, a partir de los 50 años, hacerse revisiones anuales para comprobar el buen estado del nervio óptico y el campo de visión.

Las principales pruebas para detectar el glaucoma o su posible riesgo son:
-        toma de presión intraocular (tonometría),
-        visión del nervio óptico (oftalmoscopia),
-        visión del ángulo camerular (gonioscopia),
-        campimetría o estudio del campo de visión,
-        estudio del grueso de la córnea (paquimetría),
-        estudio del nervio óptico (tomografía de coherencia óptica – OCT)

Factores de riesgo


Ciertas condiciones pueden favorecer la aparición del glaucoma. Si estás en alguna de estas situaciones, ¡toma nota!

-        hipertensión ocular, mayor de 21 mmHg,
-        más de 60 años,
-        eres de raza negra (el riesgo se multiplica por 6),
-        antecedentes familiares (el riesgo se multiplica por 4),
-        elevada miopía,
-        córnea delgada,
-        problemas vasculares, hipertensión, diabetes, enfermedades reumatológicas,
-        estás tomando corticoesteroides de forma regular,
-        te detectan obstrucciones en el ángulo visual, o restos proteicos y de pigmento en el ojo.

 ¿Cómo prevenir?


Una vez el nervio óptico está dañado no se puede regenerar, de modo que la mejor cura es la prevención. Aparte de controlar la presión intraocular y hacerse revisiones, una vez el proceso de glaucoma se ha iniciado se puede frenar o ralentizar en sus primeras fases. El tratamiento más habitual, si se detecta hipertensión ocular, son unas gotas.

En mi caso, como tiendo a tener la presión del ojo alta, mi oftalmólogo me ha prescrito un colirio, dos gotas al día. Inicialmente me recetó Arteoptic. Luego me recomendó uno más potente, Azarga. Pero los fármacos, como sabemos, no son inocuos. Este último me producía un poco de irritación y sequedad en el ojo. De modo que ahora estoy combinando ambos: por la mañana una gota de Azarga y por la noche una de Arteoptic. De esta manera mantengo a raya la presión intraocular sin sufrir molestias ni efectos secundarios. Como siempre, es importante que el paciente sea muy consciente de cómo se siente y qué efectos le causan los medicamentos, porque no hay dos personas iguales y, a veces, es necesario reajustar los productos y las dosis.

¿Cómo curar?


Cuando el glaucoma está avanzado y ya es un problema serio, existen varias intervenciones médicas para detener el daño en el nervio óptico.

Lo primero es la administración de gotas para reducir la presión intraocular, como ya hemos visto.
En casos graves se puede recurrir a la cirugía, con láser o bisturí:

-        Ampliando el canal de drenaje del globo ocular.
-        Sellando la zona que produce humor acuoso, para que no se acumule demasiado líquido.  
-        Implantando dispositivos de drenaje del globo ocular. 

martes, 14 de febrero de 2017

Recuperando la visión

«En agosto de 2006 sufrí un accidente ocular que me ocasionó una importante pérdida de visión. Entonces no lo sabía, pero aquella mañana en que me levanté con los ojos nublados fue el inicio de un largo camino que llegaría a cambiar mi vida y mi opinión sobre muchas cosas.»

Así comienzo mi libro: quiero invitarte a explorar sus páginas y recorrer conmigo un camino de aprendizaje, la historia de un paciente impaciente que no se resigna a sufrir y busca por todos los medios mejorar y recuperar la visión perdida. Encontrarás mucha información útil: desde experiencias personales hasta lo último en terapias convencionales, alternativas y nutrición. 

La vista es quizás el sentido más preciado que poseemos, el que nos conecta al mundo y también transmite nuestro rico universo interior. La pérdida de visión afecta a millones de personas en el mundo. Muchas veces se puede prevenir, minimizar o incluso revertir. Si con este libro puedo transmitirte esperanza y ánimo para luchar por tu vista —y por tu vida— me daré por satisfecho.

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domingo, 12 de febrero de 2017

TES: terapia de electroestimulación transcorneal



El acupuntor especializado en problemas visuales, Andy Rosenfarb, comparte en este vídeo una nueva terapia. La está aplicando a pacientes con retinitis pigmentosa y daño en el nervio óptico. El estudio realizado con un grupo de 21 pacientes está dando resultados prometedores. Se perfila como una nueva terapia para enfermedades degenerativas oculares.

¿En qué consiste la terapia TES, de electroestimulación transcorneal? Como indica el nombre, se trata de dar pequeñas descargas eléctricas a la zona circundante del ojo mediante electrodos.

La terapia TES es indolora, no invasiva y puede reactivar de manera espectacular las células del nervio óptico que han sido dañadas. El efecto de los estímulos eléctricos es disparar los factores neuroprotectores de las células, preservando la integridad de la retina y el nervio óptico. Es decir, que el tratamiento puede ayudar a recuperar visión perdida y conservar la que todavía se tiene.

Los pacientes que ya han sido tratados (ver este vídeo de testimonios) aseguran que han ganado agudeza visual, amplitud de campo visual, mayor definición, recuperación de su capacidad lectora y más viveza en los colores. Sufren de una variedad de dolencias: retinitis pigmentosa, degeneración macular y traumatismos en el nervio óptico. Todos ellos han visto mejoras notables al cabo de las primeras sesiones.


¡Otro motivo para tener esperanza! Ojalá estas terapias se vayan difundiendo y sean accesibles cada vez a más personas.

domingo, 8 de enero de 2017

Propósitos de año nuevo para tus ojos

Traduzco las propuestas del acupuntor Andy Rosenfarb, especialista en medicina china y oftalmología, para cuidar tus ojos en el año que comienza.

Después de trabajar con miles de pacientes durante 20 años, Rosenfarb ha identificado dos factores clave que impactan enormemente en la visión. Uno positivo y otro negativo. ¿Sabes cuáles son?

El estrés y el ejercicio.

El ejercicio constante y regular puede mejorar de manera muy significativa tu visión. Pero cuando dejas de ejercitarte, vuelves a empeorar. La clave es la constancia: hay que ejercitar los ojos a diario.
El estrés mental y emocional es el factor que más negativamente impacta en la visión.

Así que dos buenos propósitos para el año nuevo pueden ser estos: haz ejercicio y aprende a gestionar tu estrés.

Planea tus ejercicios


Planea los ejercicios que harás cada día, tanto físicos como oculares. Si te haces un plan semanal será muy práctico. Combina: ejercicio cardiovascular, ejercicios de fuerza o resistencia y estiramientos. Mucha gente se apunta a un gimnasio, pero no siempre aciertan con el tipo de ejercicio más adecuado. Puedes buscar un entrenador personal. Pero si no tienes recursos para ello, por Internet encontrarás muchas clases, consejos y orientación, con videos para entrenar en casa. Salir a caminar a marcha ligera, trotar, subir montañas, ir en bicicleta, subir escaleras, ir caminando a comprar, hacer recados, etc., todo esto te ayudará.

Gestiona el estrés


Para gestionar el estrés aquí tienes algunas propuestas. Haz un inventario de tus emociones: ¿qué te preocupa? ¿Qué te irrita o molesta? ¿Estás ocupándote de asuntos o problemas que quizás no te tocan o no debes asumir necesariamente tú? A veces pecamos de ser un poco híper-responsables, o de querer controlarlo todo. o pensamos que podemos “cargar con todo” y no es así. Haz un ejercicio de realismo y humildad.

Haz una lista de cosas y tareas que te estresan y tienen un impacto negativo en tu mente. Una vez la termines, divide la lista en dos columnas: 
1) las cosas que puedes controlar y qué vas a hacer para ello,
2) las cosas que no puedes controlar y por qué deberías dejarlas o aceptarlas como son.

¡Escríbelo! Porque al escribir te darás cuenta de que hay ciertas cosas que no puedes controlar y es mejor que las dejes. Y otras, verás que puedes manejarlas sin abrumarte.

Con la lista de cosas que sí puedes gestionar, prioriza las más importantes. Y, por orden, de más importante a menos, ve ocupándote de cada una. Ponles fecha y haz cada cosa, una detrás de otra, con calma. Intenta abordar cada tema de forma positiva y buscando ayuda.

Para controlar el estrés te ayudará mucho meditar o rezar, o guardar silencio un rato cada día. Reflexionar sobre lo que vas a hacer por la mañana y hacer un repaso del día por la noche te ayudará a colocar todas las cosas en su sitio, y te dará paz.

Sé constante


Hay un factor que distingue a las personas que han experimentado una mejora progresiva en su visión de aquellas que se han quedado estancadas o han perdido. El secreto es… PERSEVERANCIA.

Sé constante a la hora de tomar tus suplementos, hacer tus ejercicios, organizar tu día, acudir a tus visitas médicas y hacer silencio diariamente. Esto hará maravillas en tu vida… y en tus ojos.

El tiempo no se detiene ni vuelve atrás: lo que puedas hacer HOY para cuidar tus ojos no lo dejes para mañana. No conseguimos lo que deseamos, sino el fruto de lo que hacemos. En otras palabras, no se trata de desear mucho, sino de hacer mucho.

¡Feliz año nuevo! Y que vuestros ojos se renueven cada día.

Resumen


1.   Haz ejercicio regular cada día: estiramientos, cardio y fuerza.
2.   Gestiona tu estrés identificando lo que te preocupa y molesta. Decide qué cosas puedes resolver positivamente y cuáles están fuera de tu control.
3.   Haz cada día al menos 10 minutos de silencio, oración o meditación.
4.   constante con tus suplementos y terapias.