Respirar es vital para oxigenar nuestro cuerpo y para que
todos nuestros órganos funcionen correctamente. Nuestras células no sólo se
alimentan de nutrientes, sino, sobre todo, de oxígeno. Y el oxígeno viene por
la sangre. Una sangre limpia y fluida aportará mucho más oxígeno a nuestros
tejidos y células, incluido al ojo. Recordad que la necesidad de oxígeno del
ojo es 25 veces mayor que la de otras partes del cuerpo.
Todos respiramos de forma natural. Pero a menudo nuestra
respiración es muy superficial. Necesitamos aprender a respirar para
oxigenarnos bien. El ejercicio físico nos ayuda: mientras corres o caminas a
paso ligero el cuerpo ya adquiere un ritmo y pide que respiremos a fondo. Pero
también se pueden hacer ejercicios respiratorios en reposo. Se trata de
aprender a inspirar, llenando los pulmones, y algo muy importante, vaciarlos
bien. Es fácil llenar el tórax de aire, pero no estamos tan habituados a
exhalar a fondo, y eso es tan o más importante que inspirar.
Los terapeutas expertos en respiración aconsejan contar los
tiempos: por ejemplo, tres segundos para inspirar y seis para espirar. Siempre
el doble para espirar. También se puede hacer una pausa de dos segundos, antes
y después de exhalar el aire. Este tipo de respiración es muy energizante y
oxigena a fondo nuestro cuerpo.
Además de correr y caminar, cada día intento hacer unas
cuantas respiraciones profundas. Salgo al patio, por la mañana temprano o al
anochecer, y allí, entre los árboles, respiro hondo y me lleno de paz.
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