sábado, 18 de marzo de 2017

Glaucoma, el enemigo número 1


El glaucoma es la primera causa de ceguera irreversible en el mundo. ¿Qué es esta amenazadora enfermedad? ¿Se puede prevenir? ¿Existen tratamientos?

El pasado día 12 de marzo fue el Día Mundial del Glaucoma. Por este motivo, el IMO ofreció visitar gratuitamente a sus pacientes que quisieran realizarse unas pruebas para detectar posibles riesgos de glaucoma.

Recibí una invitación y decidí pedir hora. Muy amablemente, me la dieron en seguida me atendió la doctora Morral, quien me hizo tres pruebas: toma de presión intraocular, test del nervio óptico y campimetría. Salí muy contento, pues la doctora me explicó en todo momento el porqué de cada análisis. Los resultados, en mi caso, fueron estupendos. Mi presión intraocular está en niveles normales, mi nervio óptico está sano y mi visión se mantiene en un 80 %, sin que haya habido variaciones en los últimos nueve meses.

¿Qué es el glaucoma?


El glaucoma es un aumento excesivo de la presión del líquido que llena el globo ocular. Al aumentar la presión, el nervio óptico sufre y se va deteriorando con el tiempo. El nervio óptico es la conexión directa entre la retina, donde se proyectan la luz y las imágenes que captamos, y el cerebro, donde se produce la visión. Si el nervio óptico falla, perderemos progresivamente la capacidad de ver.

¿Por qué se produce este aumento de presión ocular? La presión dentro del ojo se incrementa cuando no se da un buen drenaje del humor vítreo que llena el globo ocular. Al no drenarse, el globo se hincha y sus paredes experimentan una tracción que va dañando el nervio óptico.

Pero ¿por qué se produce este mal drenaje? Puede haber una causa conocida, como un traumatismo, hemorragias en el vítreo, un proceso postoperatorio, una inflamación crónica, formaciones neovasculares o el uso prolongado de corticoides. Pero también puede darse con el paso del tiempo, sin que haya una causa conocida. Entonces es cuando hay que estar alerta, porque el problema empieza de forma silenciosa, progresiva, y cuando el paciente comienza a detectar síntomas de pérdida de visión ya está muy avanzado.

¿Cómo se detecta?


La persona va perdiendo visión, primero periférica. Poco a poco el campo de visión se va estrechando hasta reducirse a un punto, y puede perderse del todo. Por eso son tan importantes la prevención y la detección precoz. La mejor medida es controlar de forma regular la presión intraocular y, a partir de los 50 años, hacerse revisiones anuales para comprobar el buen estado del nervio óptico y el campo de visión.

Las principales pruebas para detectar el glaucoma o su posible riesgo son:
-        toma de presión intraocular (tonometría),
-        visión del nervio óptico (oftalmoscopia),
-        visión del ángulo camerular (gonioscopia),
-        campimetría o estudio del campo de visión,
-        estudio del grueso de la córnea (paquimetría),
-        estudio del nervio óptico (tomografía de coherencia óptica – OCT)

Factores de riesgo


Ciertas condiciones pueden favorecer la aparición del glaucoma. Si estás en alguna de estas situaciones, ¡toma nota!

-        hipertensión ocular, mayor de 21 mmHg,
-        más de 60 años,
-        eres de raza negra (el riesgo se multiplica por 6),
-        antecedentes familiares (el riesgo se multiplica por 4),
-        elevada miopía,
-        córnea delgada,
-        problemas vasculares, hipertensión, diabetes, enfermedades reumatológicas,
-        estás tomando corticoesteroides de forma regular,
-        te detectan obstrucciones en el ángulo visual, o restos proteicos y de pigmento en el ojo.

 ¿Cómo prevenir?


Una vez el nervio óptico está dañado no se puede regenerar, de modo que la mejor cura es la prevención. Aparte de controlar la presión intraocular y hacerse revisiones, una vez el proceso de glaucoma se ha iniciado se puede frenar o ralentizar en sus primeras fases. El tratamiento más habitual, si se detecta hipertensión ocular, son unas gotas.

En mi caso, como tiendo a tener la presión del ojo alta, mi oftalmólogo me ha prescrito un colirio, dos gotas al día. Inicialmente me recetó Arteoptic. Luego me recomendó uno más potente, Azarga. Pero los fármacos, como sabemos, no son inocuos. Este último me producía un poco de irritación y sequedad en el ojo. De modo que ahora estoy combinando ambos: por la mañana una gota de Azarga y por la noche una de Arteoptic. De esta manera mantengo a raya la presión intraocular sin sufrir molestias ni efectos secundarios. Como siempre, es importante que el paciente sea muy consciente de cómo se siente y qué efectos le causan los medicamentos, porque no hay dos personas iguales y, a veces, es necesario reajustar los productos y las dosis.

¿Cómo curar?


Cuando el glaucoma está avanzado y ya es un problema serio, existen varias intervenciones médicas para detener el daño en el nervio óptico.

Lo primero es la administración de gotas para reducir la presión intraocular, como ya hemos visto.
En casos graves se puede recurrir a la cirugía, con láser o bisturí:

-        Ampliando el canal de drenaje del globo ocular.
-        Sellando la zona que produce humor acuoso, para que no se acumule demasiado líquido.  
-        Implantando dispositivos de drenaje del globo ocular.