domingo, 26 de junio de 2016

¿Qué causa la pérdida de visión degenerativa?

Sigo con los vídeos de Andy Rosenfarb, y esta vez el tema serán las causas de muchas patologías oculares degenerativas. ¿Por qué enfermamos de los ojos y perdemos visión? Veámoslo.

Cuando pierdes visión y te diagnostican enfermedades como retinitis pigmentosa, distrofia de Stargardt, degeneración macular… ¿qué causa estos problemas?

Hay varios factores físicos que pueden causar la pérdida de visión:

  • Predisposición genética.
  • Traumatismos, lesiones, enfermedades.
  • Fármacos y drogas. Especialmente los esteroides inhalados.
  • Desequilibrios metabólicos. Como la diabetes u otras enfermedades.
  • Factores de estrés epigenéticos.
  • Enfermedad sistémica.
Veámoslos uno a uno.

Genes

Puede haber una tendencia familiar: si en tu familia hay más personas con degeneración macular o enfermedades de la retina, es posible que haya una predisposición genética a desarrollar ciertos problemas. Pero la predisposición no significa una sentencia firme, si uno se cuida se puede evitar la enfermedad.

Lesiones y traumatismos

Desde un accidente hasta una cirugía pueden causar una pérdida de visión y daño de los tejidos oculares.

Fármacos y drogas

Especialmente los esteroides inhalados que toman muchas personas con asma pueden causar lesiones importantes en la mácula. Pero ante una disyuntiva de vida o muerte, ¡hay que tomar los fármacos! Es preferible el daño colateral a la muerte por asfixia, por supuesto.

Desequilibrios metabólicos

La diabetes es un ejemplo claro de metabolismo alterado —azúcarque causa una pérdida de visión progresiva, con complicaciones varias.

Factores epigenéticos

Son factores ambientales: desde la polución, infecciones por virus, pesticidas, alimentos genéticamente modificados, etc.

Tres factores sistémicos que te roban la visión

Desde una medicina funcional e integrativa hay tres causas principales de la pérdida de visión.

  1. Mala circulación.
  2. Estrés oxidativo.
  3. Inflamación.
La circulación es importante porque las células del ojo, como todas las del cuerpo, necesitan alimento, oxígeno y eliminación de residuos. La circulación es vital para la vida.

El estrés oxidativo es un envejecimiento acelerado. Envejecer es un proceso natural, pero algunas condiciones pueden acelerarlo. En enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer o la esclerosis múltiple la oxidación juega un papel crucial porque acelera la degeneración. La manera de frenar el estrés oxidativo es mediante una terapia nutricional, tomando muchos alimentos ricos en antioxidantes. La dieta y el ambiente —radiaciones, etc.—pueden incrementar el estrés oxidativo.

La inflamación no sólo acelera el estrés oxidativo y la mala circulación, sino que es un fuego interno. Es exceso de calor que la célula no puede tolerar y le provoca la muerte prematura. Las células nerviosas son especialmente sensibles al calor y a la inflamación, pues no tienen un sistema de refrigeración.

Mala circulación, estrés oxidativo e inflamación. Podemos empezar ahora a controlar estos tres factores para prevenir o frenar un proceso degenerativo. Si no abordamos estos tres problemas no vamos a mejorar.

De poco sirve mejorar la circulación si continúa habiendo estrés oxidativo o inflamación. Puedes reducir la inflamación, pero si no hay buen flujo de sangre, tampoco ayudará mucho. También puedes tomar antioxidantes para reducir el estrés oxidativo, pero si la sangre no circula bien no llegarán a donde son necesarios. Por tanto, hay que cuidar los tres factores a la vez.

Un ambiento tóxico propicia la enfermedad

Un entorno tóxico nos enferma, porque promueve estos tres factores. Un ambiente con poco oxígeno y mucho dióxido de carbono es ácido, y esto acelera el estrés oxidativo y la inflamación. El calentamiento global y la contaminación nos afectan, no estamos desconectados de lo que ocurre en el planeta. Los problemas ambientales nos impactan a todos.

Las infecciones, cuando se vuelven crónicas, inflaman nuestro sistema inmune.

El estrés oxidativo se hace muy evidente en la piel: una piel tibante, seca, irritada, es una clara señal de envejecimiento. La contaminación marchita las plantas. A las personas nos castiga la piel y se nos ve más envejecidas. Mirad la piel de un niño o de un bebé: suave, flexible, tersa, blanda. No está oxidada. Con la edad y el estrés oxidativo, la piel se seca, se agrieta, pierde tono y color: se oxida y se gasta.

Otro problema importante son las enfermedades autoinmunes: cuando el cuerpo se ataca a sí mismo. El sistema inmune, en vez de atacar virus, bacterias, hongos, ataca al propio tejido humano. Puede atacar el tejido nervioso, las células del páncreas o la piel: eccemas, irritaciones, sarpullidos… Algunas enfermedades de la vista, como Stargardt, la retinitis pigmentosa, la uveítis, posiblemente tienen un componente autoinmune importante.

La acumulación de residuos tóxicos en el cuerpo, cuando no se da una buena desintoxicación, también nos está contaminando. El sistema se desequilibra y se rompe.

Las toxinas ambientales nos envuelven: humo, metales pesados, pesticidas, hormonas, esteroides, organismos genéticamente modificados, antibióticos en el agua, en el aire, en el ambiente… no podemos escapar a todos estos factores.

Pero no os angustiéis. No podemos ir por la vida con una mascarilla puesta. Tampoco podemos vivir en un lugar aislado en la montaña.

Lo que sí podemos hacer es que nuestro cuerpo, que es nuestro medio más inmediato, esté lo más limpio posible. Y esto lo conseguimos con un buen estado de los órganos depuradores: el hígado y los riñones, principalmente. Ellos se ocupan de procesar y expulsar toda la basura que metemos en nuestro cuerpo, deliberadamente o sin querer.

domingo, 12 de junio de 2016

¿Qué pruebas diagnósticas te pueden prescribir?

Inicio hoy una serie de entradas basadas en los vídeos de Andy Rosenfarb, especialista en acupuntura ocular. Son muy interesantes y, como están en inglés, iré transcribiendo al castellano sus contenidos.

En este explicaré cuáles son las pruebas diagnósticas más frecuentes para detectar algún problema de visión que revele patología ocular.

Cuando tenemos problemas visuales o sospechamos alguna dificultad, incluso hereditaria, el oftalmólogo nos puede prescribir varias pruebas para revisar cómo está nuestra visión.

Test de agudeza visual

Se trata de comprobar cuánto ves. Son pruebas de lectura de cerca y de lejos.

Campimetría o test de campo visual

Valora cómo vemos en nuestro campo visual, lo que podemos abarcar en 180 grados. En algunas enfermedades, como la retinitis pigmentosa o la atrofia macular el campo visual se reduce.

OCT

Tomografía de coherencia óptica. Es una prueba relativamente reciente que consiste en hacer cortes o secciones de la mácula con láser, para ver cuál es el funcionamiento estructural de la retina y detectar edemas, sangrados, drusas y cualquier anomalía que impida una correcta visión.

ERG

Electroretinograma es una imagen para captar la recepción eléctrica desde la retina. Es la prueba básica para detectar la retinitis pigmentosa.

Examen de fondo de ojo

Es una imagen o fotografía del fondo del ojo.

Tonometría

Mide la presión ocular, y es importante porque un exceso de presión puede conducir a problemas como el glaucoma o el desprendimiento de retina.

Color y contraste

Esta prueba mide el funcionamiento de los conos —las células que detectan el color— y los bastones —las que detectan el contraste  y la forma—. Se utilizan unas cartas con letras de tamaño decreciente.

La rejilla de Ansler

Es la imagen de una malla o red para detectar disfunciones maculares. Si hay degeneración macular las líneas se ven onduladas.


Hay algunas pruebas más, pero estas son las más frecuentes y las que ordenan los médicos a la mayoría de personas con algún problema ocular.