domingo, 29 de diciembre de 2013

Somos energía

En este largo camino de recuperar la visión he aprendido mucho sobre la salud humana y también sobre cómo funciona nuestro cuerpo. Me he abierto a visiones de la medicina más amplias que la tradicional en Occidente, que hoy se basa en dos pilares: los medicamentos y la cirugía. Siendo estos muy importantes y a veces necesarios, ignoran otros aspectos sobre la constitución del ser humano y su salud.

La práctica médica en Occidente, en los últimos siglos, se ha centrado en la parte química y biológica, es decir, el cuerpo material, los órganos, los tejidos y las células. Los avances de la ciencia y la industria farmacéutica han contribuido a este enfoque. Hoy, cuando una persona va al médico, casi siempre espera que le recete algún fármaco. En casos de gravedad, hay que pasar por el quirófano. Y en casos de enfermedades como el cáncer, someterse a terapias prolongadas y agresivas con muchos efectos secundarios. Porque no olvidemos que todo medicamento, de entrada, es un tóxico ajeno al cuerpo humano y nunca es inocuo.

En Oriente, la medicina, sin olvidar la parte química ―terapia a partir de hierbas y minerales―, ha explorado mucho más la dimensión energética del ser humano. En términos científicos diríamos que es una medicina más centrada en la física que en la química. Pero es que la dimensión física es fundamental. Si la biológica-química trata las células y tejidos, la física va al nivel atómico y subatómico. Es decir, que va a la constitución misma de la materia y también a la energía. Pues todo átomo se compone de materia y energía. Oriente ha incorporado los avances de la medicina occidental sin problema. Pero a Occidente, en cambio, le está costando incorporar la dimensión energética a las terapias. En algunos países ya hay más apertura, pero es difícil. Muchos médicos incluso ven con malos ojos esta medicina y tildan de charlatanes a quienes la practican.

Si somos materia y también energía, no basta explorar la parte biológica para buscar remedio a nuestras dolencias. A veces, un paciente está sano, orgánicamente, pero funcionalmente algo no va bien. Las pruebas médicas y los análisis no arrojan luz sobre su problema. ¿Qué ocurre? Quizás se está ignorando un bloqueo o un problema de origen energético, aparte de la dimensión emocional, que también influye mucho.

El cardiólogo catalán Manel Ballester descubrió esto y lo explica muy bien en una conferencia que se puede ver en este enlace:

Cada vez son más médicos los que reivindican una medicina holística, que contemple todas las dimensiones del ser humano ―física, energética, psicológica, espiritual― y todas las ramas de la medicina ―alopática, energética y otras alternativas―. Es cierto que en el campo de las terapias alternativas hay fraudes, ¡pero también los hay en la medicina convencional y en los productos farmacéuticos! Terapias como la acupuntura y la homeopatía, que en países como Alemania ya entran en la seguridad social, son serias y están avaladas por una práctica muy larga y por médicos competentes.

En mi caso concreto puedo contar mi experiencia con la acupuntura. Hace años padecía unas terribles migrañas, que me incapacitaban por completo durante horas. Me las quité definitivamente con varias sesiones de acupuntura. Me sorprendió cómo en pocos días dejaba de tener dolores. La acupuntura, como muchos sabréis, consiste en activar unos puntos del cuerpo por donde pasan líneas ―o meridianos― de energía. Activando un punto, se activan todos los órganos conectados con ese meridiano, y se facilita su desbloqueo y mejora funcional. La acupuntura se hace con pequeñas agujas de plata desechables y casi siempre el pinchazo es indoloro. Una variedad es la digitopuntura, donde la presión sobre los puntos clave se ejerce con los dedos.

¿Existe una acupuntura especial para mejorar la visión? Sí, existe, da buenos resultados y hay varios terapeutas que la practican y la enseñan. No se pincha en el ojo, que nadie se asuste, sino en zonas que activan la circulación y la energía del sistema ocular. Más adelante os explicaré con detalle, aún estoy estudiando y leyendo sobre el tema.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Liberando la coraza

APCI, terapia psico-corporal

Nuestro sistema muscular constituye una fuerte coraza. Por un lado nos sostiene y nos permite el movimiento, pero las tensiones continuas pueden acortar y endurecer la musculatura de manera que, con el tiempo, se producen dolores, contracturas y falta de movilidad. Nuestra coraza, tensa y bloqueada, puede convertirse en una prisión muy dolorosa.

Todos hemos sufrido o conocido a personas que padecen tendinitis, lumbalgias, dolores en las cervicales… Sabemos de muchas personas mayores impedidas de realizar muchos movimientos debido a la musculatura anquilosada y los huesos frágiles. Pero, además, hay un enorme desconocimiento sobre nuestra anatomía, no solo en las personas a pie de calle, sino entre la clase médica. La super-especialización hace que muy pocos profesionales de la salud tengan una visión global del cuerpo y algunos médicos desconocen en buena medida cómo funciona el sistema locomotor humano.

Además, el común de la gente tenemos ideas erróneas: pensamos que ir al gimnasio y machacarnos con pesas y ejercicios de musculación dará más tono a nuestro cuerpo y mejorará nuestra salud. Cuando, en realidad, lo que estamos haciendo es acortar las fibras musculares, desgastar las articulaciones y provocar una tensión excesiva al esqueleto. Las consecuencias, a medio y largo plazo, son lesiones, dolores, reducción de la movilidad, agarrotamiento y bloqueos. Perseguimos la salud y la belleza y conseguimos anquilosar nuestros cuerpos, castigando nuestra estructura ósea y muscular.

Entonces, ¿no hay que hacer ejercicio? Claro que sí. Podemos caminar, trotar, bailar, estirar… pero sin forzar movimientos ni posturas, respirando e incrementando el ritmo cardiovascular. Cuando nos movemos, trabajamos, jugamos, paseamos, ya estamos ejercitando todo nuestro cuerpo de forma natural.

Desde hace décadas una serie de terapeutas han descubierto que los músculos necesitan elasticidad y oxígeno para que el cuerpo esté bien sano y fuerte. Lo que hay que hacer es estirar y devolver al músculo su longitud y forma natural, deshaciendo los nudos y contracturas que, a veces, llevan años enquistados.

De la mano de una persona amiga conocí a Angel Bonet, un terapeuta que ha creado un método propio de trabajo psico-corporal, el método APCI. Se basa en la antigimnasia de Françoise Mézieres, en la terapia de Reich y en el análisis bio-energético de Alexander Lowen, aunando el aspecto físico y el psíquico. Una sesión con Angel Bonet ayuda a liberar las tensiones acumuladas durante años, a deshacer contracturas musculares y a revitalizar los músculos y los nervios, permitiendo que la sangre y la energía circulen mejor por todo el cuerpo.

Vi que esto podía ayudarme para mejorar el riego sanguíneo del cráneo, incluyendo el sistema ocular. Efectivamente, desde las primeras sesiones fui consciente de la enorme tensión que oprimía mi cuello y espalda. Mis músculos, decía Angel, parecían sogas de hierro. Un músculo contraído oprime nervios y huesos, y dificulta la circulación de la sangre. La terapia APCI, que voy siguiendo con regularidad, me ha ayudado mucho a liberar las tensiones musculares y emocionales y ha mejorado mi salud en general.

Angel es un profesional excelente: como persona, es culto e inquieto intelectualmente; mantenemos unas conversaciones muy profundas que enriquecen nuestra visión sobre la vida y la salud. De manera que, aparte del beneficio físico, he encontrado un beneficio emocional y espiritual, y he ganado un nuevo amigo.

Con esta terapia también he visto la importancia de tener más paz, de ser más flexible, de no preocuparme tanto ni de cargar con más problemas de la cuenta. He aprendido a conocer mejor mi cuerpo y la maravilla del sistema muscular que nos sostiene. Cuanto más sé, más me admiro de lo bien hecho que está el cuerpo humano y de lo importante que es cuidarlo. Con solo un poco de mimo, responde de inmediato. Nuestro cuerpo quiere estar sano y es muy agradecido.


Más información sobre el centro APCI: http://www.centroapci.com/inicio.html

domingo, 15 de diciembre de 2013

Silencio terapéutico

Cuando sufrí el trombo ocular, viendo que mi visión pendía de una fina cuerda, ansié estar solo para meditar sobre lo que me había ocurrido.

En una primera fase me pregunté por qué me había sucedido esto. Buscaba respuestas y ninguna me satisfacía. Al mismo tiempo, me torturaba un profundo sentimiento de culpa al pensar que podía perder la vista por no haber cuidado lo suficiente mi salud. Había saboreado hasta embriagarme el color del mar y del cielo, la belleza de la noche y de los paisajes. Ahora me veía limitado.

Poco a poco empecé a reconciliarme con mi nueva situación. Después de una profunda crisis aprendí a no martirizarme más. Tenía que extraer una enseñanza nueva de lo ocurrido. Fue una lección dura, pero necesaria para crecer. Dejé de preguntarme, aprendí a callar y a redescubrir el silencio.

Fue en la calma cuando vi que la solución del problema estaba en mí, como estuvo en mí la causa que lo originó. Así inicié el proceso de recuperación, desde el silencio. Es un camino con vaivenes, pero siempre ascendente. Desde el más hondo silencio de mi corazón, sin palabras, con la mirada más allá de mis limitaciones, empecé a confiar en la fuerza reparadora que tenía y fue así cuando llegué a darme cuenta de que, en la más profunda oscuridad se pueden ver destellos de esperanza que despuntan y empiezan a brillar en el horizonte.

Aconsejo a los que me seguís que no desestiméis el potente valor terapéutico del silencio. Con la mano tendida de los amigos que saben padecer también en silencio tu sufrimiento, se alcanza una especial sensibilidad para captar el valor de la salud, tanto física como espiritual.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Visión natural: el método Bates

Cuando leí el libro del Doctor Flint, Comer bien para ver mejor, ya supe que existía un método llamado Método Bates o Visión Natural, que consiste en entrenar y reeducar al ojo para que recupere su capacidad visual sin recurrir a la cirugía ni a las lentes. En Barcelona, busqué algún terapeuta que practicara esta disciplina, y así es como conocí a Andrea Buch, una de las seguidoras del método Bates en España.

Hablé con ella y quedamos para hacer varias sesiones. Después, podía seguir practicando en casa.

El método fue creado por el doctor William H. Bates, y se basa en lo siguiente. La visión borrosa no es tanto debida a un defecto del ojo como a una forma de utilizarlo, donde la psicología y los aspectos emocionales influyen mucho. Se puede reeducar el ojo, relajando y entrenando los músculos que lo rodean, con una serie de ejercicios muy sencillos y fáciles de aprender. Muchos problemas de claridad y enfoque visual son debidos a una tensión y acortamiento de la musculatura del ojo, a menudo causados por el estrés, nervios, miedos y angustias. Este método puede mejorar considerablemente la agudeza visual. Bates llegó a tratar a miles de pacientes, y recoge su experiencia en un libro: Visión perfecta sin gafas. El conocido escritor Aldous Huxley, que llegó a tener tan solo un 15 % de visión, logró recuperarla gracias a este sistema.

Como tantas terapias alternativas, este método chocó con la oftalmología tradicional. Aún hoy tiene detractores. Una terapia natural eficaz sin lentes y sin cirugía, evidentemente es una amenaza para ciertos negocios ―óptica, fabricantes de instrumentos quirúrgicos, etc.― y no todos los médicos están abiertos a tratamientos complementarios. Como toda terapia, no es una fórmula mágica. Pide una colaboración activa del paciente y constancia en los ejercicios. En mi caso, me fue bien para tomar conciencia del funcionamiento de mis ojos. Nunca había ejercitado los músculos que rodean el globo ocular, ni conocía la necesidad de relajarlos, moverlos, oxigenarlos. Durante los intervalos en que mi edema macular estuvo bajo control, gané agudeza visual. En lo funcional, fue positivo. Pero mi problema, al ser orgánico, causado por un tejido inflamado con vasos sanguíneos frágiles, no se resolvió de esta manera.

Uno de los instrumentos de que se vale el método Visión Natural son las gafas reticulares o de rejilla. Con estas gafas se corrige la refracción, se estimula el movimiento del ojo y el enfoque. Llevarlas cada día unos cinco o diez minutos contribuye a mejorar la visión. Mi experiencia con las gafas reticulares fue sorprendente. Realmente funcionan mientras las llevas puestas. Por ejemplo, me van muy para ver la televisión, o cuando camino por la calle, para distinguir mejor letreros, detalles… Estas gafas son adecuadas para personas con problemas como miopía, astigmatismo, presbicia, donde la visión se ve alterada por deformación del cristalino o del globo ocular. Quienes las prescriben incluso las recomiendan como sustituto de las gafas de sol.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Un encuentro esperanzador

En febrero 2011, aconsejado por la terapeuta Dolors Montpeat, con la que hacía la antigimnasia, visité al doctor Vivar Badía. Ella me explicó que tenía un problema ocular que en ninguna otra clínica le habían podido resolver. El doctor Vivar le detectó carencia de vitamina E y, recetándole suplementos, logró mejorar sustancialmente su calidad de visión. Ante el encallamiento de mi proceso, y cansado de recibir pinchazo tras pinchazo en mi pobre ojo, decidí ir a su consulta.

El doctor Adolfo Vivar es oftalmólogo. Pero, además de seguir los protocolos convencionales, añade a sus terapias un enfoque holístico, apoyado con la toma de productos homeopáticos. Concretamente, se vale de la llamada homeopatía spagyrica, basada en los preparados herbales tradicionales de la medicina antigua. Los productos spagyricos son maceraciones de hierbas con activos muy potentes, enriquecidas con minerales que provocan una reacción curativa en el organismo. Sus efectos se dan gradualmente, pero de forma constante y segura, y no solo tratan el nivel físico, sino también el plano energético y anímico de la persona.

Ya en la primera visita quedé gratamente impresionado por la afabilidad del doctor Vivar. Fue el único que me dijo que podía mejorar y podía, con el tiempo, dejar de pincharme. Me pidió, eso sí, mucha constancia y paciencia con los tratamientos. Y decidí confiar en él y ponerme en sus manos. Al día siguiente compré los preparados homeopáticos y comencé. Desde entonces, no me olvido jamás de tomar mis gotitas, aunque esté de viaje y resulte un poco engorroso. Me he acostumbrado a ellas y, con el tiempo, he podido comprobar sus buenos resultados.

Los primeros meses después de esta visita aún continué pinchándome, pero después se produjo un largo intervalo de casi un año durante el cual recuperé visión y no tuve que ponerme ni una inyección.

Lo que más me ha gustado del doctor Vivar es su criterio de buscar alternativas lo menos agresivas y lo más eficaces posible, incluso teniendo en cuenta el ahorro económico. Para él, cada paciente no es un ojo o una patología que le va a generar dinero; es una persona única con un entorno, unas circunstancias, una historia y unas emociones. Y todo esto influye en su proceso de curación. El doctor Vivar está a la cabeza en investigación sobre homeopatía aplicada a la oftalmología, y los buenos resultados que obtiene le están granjeando el reconocimiento de sus colegas, hasta el punto de que está empezando a crear escuela.

Desde que voy a visitarme con él tengo una paz interior muy grande. Sé que estamos juntos en la lucha por mi visión, sé que podemos conseguir una mejora y lo estoy viendo cada día. Lo he recomendado a muchas personas con problemas oculares, que están muy contentas porque han mejorado, y desde aquí lo vuelvo a recomendar.

Aquí podéis ver varios videos muy interesantes: http://www.institutovivarbadia.com/
Asociación Catalana de Homeopatía Spagyrica: http://www.ahospacat.org/