domingo, 28 de junio de 2015

¿Por qué enferman nuestros ojos?

La salud ocular depende mucho del estado general del organismo, como he aprendido y he podido comprobar en estos años. La mayoría de enfermedades de los ojos no tienen su origen en el mismo ojo, sino que son consecuencia de problemas en otras partes del cuerpo.

Veamos las causas más frecuentes de trastornos de la visión.

La carencia de vitaminas, sobre todo A y C. Debido a una alimentación poco natural, sin frutas ni alimentos frescos, esta carencia puede provocar ceguera nocturna y hemorragias oculares. Una pobreza en vitaminas acelera cualquier proceso de deterioro de la visión.

Problemas del corazón y de la circulación de la sangre. El ojo necesita ser alimentado con buena sangre, limpia y rica en nutrientes. Los problemas circulatorios pueden provocar embolias en la retina, endurecimiento de los capilares de la retina, hemorragias internas por alta presión de la sangre o mala circulación por debilidad del corazón y baja presión sanguínea.

Este fue mi caso: mi problema no estaba tanto en el ojo como en mi sistema circulatorio. Debido a la hipertensión y al sobrepeso un trombo atascó un capilar de mi retina; el atasco dio lugar a una hemorragia que inundó mi ojo de sangre. Más tarde, cuando ya me habían sellado estos capilares rotos con láser, el tejido del ojo desarrolló una membrana hecha de capilares vasos muy frágiles, para asegurar el aporte de oxígeno. Esta es la famosa membrana neovascular que, cada vez que pierde sangre o líquido, ocasiona una distorsión importante de la visión y necesita ser tratada con inyecciones.

Problemas de riñón: pueden originar alteraciones en la retina y otros trastornos.

Problemas de hígado: el hígado es un órgano fundamental para la producción y filtrado de sangre. Muchos problemas oculares están relacionados con disfunciones hepáticas. Hígado y ojo son dos órganos muy relacionados. Lo que ayuda a curar el hígado también contribuye a la salud ocular.

Enfermedades y lesiones nerviosas: pueden afectar a la visión.

Enfermedades de la piel: también pueden atacar a los ojos, como solía suceder antaño con el sarampión y la viruela.

Y ahora, algunas soluciones


Aunque cada problema pide un abordaje específico, hay algunas recomendaciones básicas que contribuyen a la salud global y benefician especialmente a la vista. Lo primero y esencial es purificar la sangre y estimular la circulación y las funciones eliminatorias del riñón, el intestino y la piel. Y a continuación, ingerir abundantes vitaminas, sobre todo A y C. Un régimen vegetariano, con algunos días de alimentación crudívora o a base de frutas frescas solas puede ayudar mucho, tanto a depurar como a nutrir la sangre y el cuerpo.

Además, conviene suprimir la sal, o reducirla al mínimo. También eliminar o reducir al máximo los azúcares refinados.

Los baños son importantes para desintoxicar y estimular la circulación. Como baños fríos tenemos el baño vital. Consiste en irrigar los genitales y la zona de la ingle durante varios minutos con agua fría, y es muy beneficioso. Se recomienda hacerlo en ayudas, dos o más veces al día. Como baño caliente los vahos o baños de vapor de cabeza y pecho también ayudan.

Otro remedio es aplicar compresas sobre los ojos: tres minutos una compresa caliente, un minuto una compresa fría, así tres veces seguidas.

Para lavar los ojos un colirio natural excelente es la tisana de Eufrasia o de manzanilla. Estas mismas infusiones pueden usarse para los baños de vapor.

La carencia de vitaminas se resuelve ingiriendo alimentos ricos en vitaminas A, B, C y K. En algunos casos puede ser necesario suplementar, pero una buena dieta debería cubrir estas necesidades. La toma de vitaminas ayuda en los casos de ceguera nocturna, problemas de la córnea, glaucoma, cataratas, infecciones y hemorragias de la retina.

Otro nutriente muy beneficioso para los ojos es el ácido graso DHA, que es un tipo de omega 3. Lo encontramos en el pescado azul pequeño y en las semillas de lino. Los omega 3 forman buena parte del tejido nervioso, y recordemos que los ojos están formados por este tipo de tejido.

domingo, 7 de junio de 2015

Sobre la medicina china

Los tres tesoros

En las últimas décadas la medicina china se ha hecho cada vez más popular en Occidente. Yo he tenido la oportunidad de conocerla un poco gracias a algunos terapeutas amigos, y puedo hablar de la eficacia de algunos de sus tratamientos. En este artículo explicaré de forma muy sencilla sus principios, y por qué es una alternativa interesante y complementaria a la medicina occidental.

La medicina china se basa en ciertas ideas sobre la salud y el ser humano. Para empezar, la salud es una responsabilidad del paciente tanto como del médico. No vale aquello de que “mi salud está en manos de los médicos”. La prevención es esencial, y una parte importante de esta radica en los hábitos de vida y en la alimentación. Un régimen adecuado es más importante que los fármacos o remedios.

El médico tiene como misión mantener a las personas sanas. El sistema tradicional chino funcionaba así: cada familia pagaba una cuota mensual a su médico, este visitaba regularmente a todos sus miembros y les hacía recomendaciones para mantenerse sanos. Si alguien caía enfermo, la familia dejaba de pagar al médico hasta que el paciente sanaba. De esta manera se aseguraba un buen ejercicio de la profesión y se estimulaba a los médicos a buscar los remedios y terapias más eficaces para sus pacientes.

La medicina occidental considera que la persona es cuerpo y mente, y tiende a separar las dos vertientes: las diversas ramas de la medicina y la cirugía tratan el cuerpo; la psicología y la psiquiatría se ocupan de la mente. La terapia se centra en la parte material o en la mental, ignorando por completo la parte energética.

La medicina china reconoce en la persona tres dimensiones, llamadas los “Tres tesoros”: el cuerpo físico (o esencia, llamada “jing”), la energía (el “chi”) y la mente (o dimensión espiritual, llamada “shen”). Estas tres dimensiones están estrechamente relacionadas entre sí, tanto que si una se desequilibra puede afectar a las otras y causar una enfermedad. La energía es clave para la salud: hace de puente entre el cuerpo y la mente y es la que nutre y refuerza tanto al cuerpo como a la psique.

El jardín


El cuerpo en la medicina occidental moderna se ha concebido como un conjunto de piezas: si una se estropea, se busca la manera de repararla sin tener en cuenta su relación con el resto. De ahí que la ciencia médica haya tendido a la super-especialización. Con el resultado de que a veces, para resolver un problema en un órgano, se provoca un daño en otra parte del cuerpo y sucede que “es peor el remedio de la enfermedad”.

En la medicina china el cuerpo no se considera un robot de piezas, sino un jardín, donde el médico, como buen jardinero, riega, fertiliza y poda. El cuerpo no es un campo de batalla entre microbios invasores y células, sino un ecosistema donde todo está relacionado. Cuando está en armonía nos proporciona salud, energía y alegría vital.

La enfermedad para el médico chino es un trastorno que puede proceder de agresiones externas o de un desequilibrio interno. Esto provoca un desajuste de energía que se manifiesta en los síntomas: ya sea en el cuerpo o en la mente. La medicina china no va a cortar estos síntomas, sino que busca la raíz del problema y la trata de diferentes maneras: una correcta alimentación para el cuerpo, remedios herbales o minerales si es necesario, acupuntura y otras técnicas para abordar los desajustes energéticos, respiración y algunos ejercicios para equilibrar la mente. 

De ahí que la medicina china sea eficaz en dolencias crónicas y en muchos casos en los que el problema, más que orgánico, es funcional. Cuando la causa de la dolencia está en el nivel energético o mental, la medicina convencional, basada en los fármacos o la cirugía, no resuelve el problema o se demuestra ineficaz. Muchos pacientes sometidos a pruebas y análisis salen desalentados de la consulta médica. Aparentemente “no tienen nada” pero se siguen encontrando mal, algo no funciona en ellos y sufren. Otras veces la solución es cirugía. Se corta una parte enferma del cuerpo, pero como el problema de fondo no se ha resuelto, la dolencia surgirá más tarde en otra parte. La medicina china, con su abordaje de la persona como un todo: físico, energético y mental, puede brindar respuestas y remedios quizás más a largo plazo, pero más eficaces.

Medicina integrativa


La medicina occidental ha avanzado mucho en fisiología, en química y en tecnología. La farmacología y la cirugía, así como la genética, experimentan grandes avances. Pese a esto, las enfermedades crónicas derivadas de un estilo de vida insano y de problemas emocionales están cada vez más extendidas en occidente. Llegan a ser verdaderas epidemias que reducen la calidad de vida de millones de personas y conllevan un enorme gasto público. Las personas viven más años, pero con peor calidad de vida. De ahí la importancia de integrar los avances científicos con otras terapias que entiendan al paciente como un todo donde se unen la dimensión corporal, la espiritual y la social, y que puedan no solo atajar el mal de raíz, sino prevenir dolencias futuras. Oriente ha incorporado los avances occidentales en su sistema tradicional médico sin problemas. En Occidente algunos países, como Suiza, Francia y Alemania, ya incluyen la Medicina Tradicional China en su sistema sanitario y la reconocen en pie de igualdad con la medicina occidental, pero aún falta que sea admitida en muchos otros estados, como en el nuestro. De todos modos, cada vez son más los médicos y terapeutas que se abren a la llamada “medicina integrativa”, que se basa en una concepción global de la persona (cuerpo, energía, mente) y en la posibilidad de adoptar diversas terapias para abordar un problema de salud. También son cada vez más los pacientes que confían en esta medicina oriental, de tradición milenaria. Y lo hacen porque comprueban que funciona y porque les propone algo más que remedios puntuales. La medicina china es una forma de entender la salud y de auto educarse para conservar con calidad este don tan precioso que todos compartimos: la vida.