La salud ocular depende mucho del estado general del
organismo, como he aprendido y he podido comprobar en estos años. La mayoría de
enfermedades de los ojos no tienen su origen en el mismo ojo, sino que son
consecuencia de problemas en otras partes del cuerpo.
Veamos las causas más frecuentes de trastornos de la visión.
La carencia de
vitaminas, sobre todo A y C. Debido a una alimentación poco natural, sin
frutas ni alimentos frescos, esta carencia puede provocar ceguera nocturna y
hemorragias oculares. Una pobreza en vitaminas acelera cualquier proceso de
deterioro de la visión.
Problemas del corazón
y de la circulación de la sangre.
El ojo necesita ser alimentado con buena sangre, limpia y rica en nutrientes.
Los problemas circulatorios pueden provocar embolias en la retina,
endurecimiento de los capilares de la retina, hemorragias internas por alta
presión de la sangre o mala circulación por debilidad del corazón y baja
presión sanguínea.
Este fue mi caso: mi problema no estaba tanto en el ojo como
en mi sistema circulatorio. Debido a la hipertensión y al sobrepeso un trombo
atascó un capilar de mi retina; el atasco dio lugar a una hemorragia que inundó
mi ojo de sangre. Más tarde, cuando ya me habían sellado estos capilares rotos
con láser, el tejido del ojo desarrolló una membrana hecha de capilares vasos
muy frágiles, para asegurar el aporte de oxígeno. Esta es la famosa membrana
neovascular que, cada vez que pierde sangre o líquido, ocasiona una distorsión
importante de la visión y necesita ser tratada con inyecciones.
Problemas de riñón:
pueden originar alteraciones en la retina y otros trastornos.
Problemas de hígado:
el hígado es un órgano fundamental para la producción y filtrado de sangre.
Muchos problemas oculares están relacionados con disfunciones hepáticas. Hígado
y ojo son dos órganos muy relacionados. Lo que ayuda a curar el hígado también
contribuye a la salud ocular.
Enfermedades y
lesiones nerviosas: pueden afectar a la visión.
Enfermedades de la
piel: también pueden atacar a los ojos, como solía suceder antaño con el
sarampión y la viruela.
Y ahora, algunas soluciones
Aunque cada problema pide un abordaje específico, hay
algunas recomendaciones básicas que contribuyen a la salud global y benefician
especialmente a la vista. Lo primero y esencial es purificar la sangre y
estimular la circulación y las funciones eliminatorias del riñón, el intestino
y la piel. Y a continuación, ingerir abundantes vitaminas, sobre todo A y C. Un
régimen vegetariano, con algunos días de alimentación crudívora o a base de
frutas frescas solas puede ayudar mucho, tanto a depurar como a nutrir la sangre
y el cuerpo.
Además, conviene suprimir la sal, o reducirla al mínimo.
También eliminar o reducir al máximo los azúcares refinados.
Los baños son
importantes para desintoxicar y estimular la circulación. Como baños fríos
tenemos el baño vital. Consiste en irrigar los genitales y la zona de la ingle
durante varios minutos con agua fría, y es muy beneficioso. Se recomienda
hacerlo en ayudas, dos o más veces al día. Como baño caliente los vahos o baños
de vapor de cabeza y pecho también ayudan.
Otro remedio es aplicar compresas
sobre los ojos: tres minutos una compresa caliente, un minuto una compresa
fría, así tres veces seguidas.
Para lavar los ojos un colirio
natural excelente es la tisana de Eufrasia o de manzanilla. Estas mismas
infusiones pueden usarse para los baños de vapor.
La carencia de vitaminas se resuelve ingiriendo alimentos
ricos en vitaminas A, B, C y K. En algunos casos puede ser necesario
suplementar, pero una buena dieta debería cubrir estas necesidades. La toma de
vitaminas ayuda en los casos de ceguera nocturna, problemas de la córnea,
glaucoma, cataratas, infecciones y hemorragias de la retina.
Otro nutriente muy beneficioso para los ojos es el ácido
graso DHA, que es un tipo de omega 3.
Lo encontramos en el pescado azul pequeño y en las semillas de lino. Los omega
3 forman buena parte del tejido nervioso, y recordemos que los ojos están formados
por este tipo de tejido.
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