domingo, 22 de junio de 2014

La chispa de la vida

Hoy quiero hablaros de unas sustancias imprescindibles para nuestra vida y para el mantenimiento de una buena salud. Se trata de las enzimas.

Las enzimas son moléculas proteicas que regulan todos los procesos químicos del cuerpo. Como nutrientes, son del grupo llamado catalizadores, o sea, reguladores. Son la clave de la salud, pues su equilibrio mantiene la armonía del metabolismo.

Existen más de tres mil enzimas conocidas, y aún se están descubriendo nuevas.

¿Qué funciones cumplen en el cuerpo? Entre otras, la digestión de los alimentos, las contracciones musculares que permiten el movimiento, facilitar las conexiones nerviosas, el equilibrio homeostático, la generación de energía y la reproducción celular. Como veis, allí donde hay actividad vital, allí están las enzimas, como coordinadoras del proceso.

¿Dónde se producen?

Las enzimas son sintetizadas en diversos órganos del cuerpo, pero también las asimilamos con los alimentos. Es importante llevar una dieta rica en enzimas, porque con la edad, el organismo pierde capacidad para generar enzimas. Una bajada en la producción enzimática pude ocasionar problemas digestivos, metabólicos, y otros trastornos.

¿Dónde encontramos enzimas? En muchos alimentos, sobre todo vegetales, pero siempre crudos. Hay que saber que las enzimas se degradan rápidamente con el calor. Todo alimento cocinado a más de 48 ºC pierde las enzimas. Por tanto, un plato de verdura cocida, por muy apetitoso que sea, no contiene enzimas. De ahí la importancia de introducir vegetales crudos en la dieta: frutas, ensaladas, jugos y licuados… Los licuados son especialmente ricos en enzimas, pues además, al romperse las fibras de celulosa los nutrientes son liberados en el jugo y el cuerpo los asimila de inmediato. Por eso se dice que una terapia de jugos es una super-alimentación. Especialmente es aconsejable en verano y en los cambios de estación.

Alimentos ricos en enzimas son todas las frutas y verduras, los cereales integrales, las legumbres, las semillas oleaginosas y los fermentados como el chucrut. Frutas como la piña y la papaya son especialmente ricas en enzimas que ayudan a la digestión. Un alimento que contiene muchísimas enzimas de calidad es el huevo, siempre que se consuma crudo y de una manera razonable. Por ejemplo, se puede batir y hacer una salsita con verduras. También se puede escaldar, cuajando la clara y dejando cruda la yema.

La enzima prodigiosa

El doctor Hiromi Shinya, autor de los libros La enzima prodigiosa y La enzima rejuvenecedora, explica su experiencia como médico gastroenterólogo y resalta la importancia de una dieta que potencie la producción de enzimas. Estos son algunos de sus consejos:

  • Adopta una dieta con esta proporción: 85 % de alimentos de origen vegetal (muchos cereales integrales, legumbres, verduras, frutas con moderación) y un 15 % de origen animal (básicamente pescado pequeño y huevo).
  • Evita los lácteos, carnes rojas, carbohidratos refinados y grasas trans.
  • Incorpora más crudos ―frutas, verduras, fermentados― y cereales integrales con legumbres y semillas.
  • Cena ligero, si puede ser, entre 3 y 5 horas antes de dormir. Si puedes acostarte con el estómago vacío, mucho mejor. Si tienes hambre toma unas frutas una hora antes de dormir.
  • Bebe abundante agua filtrada, no del grifo.

Este médico es considerado una autoridad en la endoscopia gastrointestinal, incluso inventó un sistema exploratorio que es el que se utiliza actualmente. Trabaja en USA y en Japón, donde es el médico de la familia imperial japonesa. Sus libros son amenos, pedagógicos y están basados en su amplísima experiencia. Tiene más de setenta años y una vitalidad asombrosa que él atribuye a sus hábitos de vida sana y a una alimentación tal como la describe en sus libros. En más de treinta años no ha conocido enfermedad alguna. ¡Vale la pena leerlo!

Ojos y enzimas

Di con los libros de Hiromi Shinya y me empecé a interesar por las enzimas cuando supe del papel tan importante que tienen en la regeneración de los tejidos. Las enzimas también tienen que ver con el proceso de la visión. Por ejemplo, hay dos enzimas distintas y muy concretas que regulan la manera en que las células de la retina recogen la luz y la transforman en señales que se envían al cerebro. Los fotorreceptores de la retina ―las células llamadas conos y bastones― segregan unas enzimas que se unen con otras moléculas mensajeras, generando un flujo de información hacia el cerebro. 

En este enlace podéis leer más sobre el tema.
  
Sabiendo que las enzimas se gastan y que son imprescindibles para todos estos delicados procesos, soy consciente de la importancia de una alimentación rica en estos nutrientes para conservar la visión y la salud.

domingo, 8 de junio de 2014

¿Se pueden regenerar los tejidos?

Cuando comencé a saber más a fondo lo que ocurría en el interior de mi ojo el gran interrogante que surgió fue: ¿se puede regenerar un tejido deteriorado? Es decir, un tejido que ha sido quemado por el láser, que ha sufrido una inflamación, en el que han proliferado vasos sanguíneos, con una fibrosis… En teoría, se pueden reducir los efectos de estos traumas, pero el tejido está dañado. Hablamos de tejido retiniano, que es similar al tejido cerebral, sumamente delicado y sensible. La retina es llamada “la ventana del cerebro”. ¿Es posible regenerarla una vez ha sufrido estos daños?

La ciencia avanza y la regeneración de tejidos es un desafío para muchos investigadores. Así que he buscado por Internet y he encontrado una interesante noticia. Muy cerca de donde vivo, en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona, en la misma Vila Olímpica, hay un equipo de científicos que están trabajando justamente en esto: la regeneración del tejido retiniano.

Al frente de la investigación está la doctora Pia Cosma. Su equipo, en los últimos años, ha experimentado con ratones y ha descubierto que con células madre inyectadas en el ojo se pueden reprogramar las neuronas de la retina y estas pueden ordenar una reparación del tejido. Esto se produce mediante un mecanismo llamado fusión celular. Os invito a leer este enlace para saber más. Y aquí tenéis un vídeo interesante sobre el tema.

Este hallazgo abre una puerta esperanzadora para muchos pacientes que tenemos degeneración macular o retinopatías. Pero, como todo, hay que esperar unos años a que los experimentos se realicen con personas y se vean los resultados y la eficacia del tratamiento.

Mientras tanto, hay que seguir cuidando la vista con buenos hábitos de vida.

Desde que inicié esta mejoría, siendo muy consciente de mi alimentación y tomando complementos de soporte, como la homeopatía espagírica y otros suplementos alimentarios, han ocurrido cambios muy favorables.

La semana pasada tuve visita con mi oftalmólogo, el doctor Vivar. Me examinó y cuando vimos proyectada la fotografía de mi ojo en la pantalla de su ordenador, comprobamos que efectivamente había una parte de mi retina bastante dañada. Pero él me dijo: Si yo enseñara esta fotografía en un congreso médico y preguntara qué visión creen que tiene el paciente, mis colegas responderían sin dudar que un 10 %. Como mucho, aventurarían hasta un 40 %. Pero la realidad es que, a pesar de que la retina es frágil, mi visión actual es de un 80 %.

¿Qué significa esto? Primero, que las máquinas no siempre reflejan la realidad. Y segundo, que la toma de conciencia y el deseo de sanación, junto con una disciplina constante en alimentación y toma de suplementos, pueden hacer maravillas. El doctor decía que era como un milagro.

¿Realmente es un milagro? Detrás de esto hay un gran esfuerzo: la profesionalidad del médico y su empeño creativo por mejorar mi visión, y el mío como paciente activo para salir adelante. Quizás este sea el verdadero secreto.

domingo, 1 de junio de 2014

¿Es tan malo el colesterol?

Cuando hace siete años inicié mi proceso hacia la curación, yo era la típica persona con tensión arterial alta, estrés, sobrepeso y un colesterol “por las nubes”. Es una tendencia familiar, cierto. Pero mis hábitos de vida dispararon los niveles.

Siempre creí, como la mayoría de personas, que el colesterol es un factor de riesgo elevado de padecer trastornos cardiovasculares. Pero nunca fui consciente del todo hasta que no tuve el trombo venoso. Ahora bien, ¿fue esto ocasionado por el colesterol? En realidad hubo una confluencia de factores, y quizás el más importante no fue este. Hoy quiero compartir con vosotros lo que he aprendido del colesterol.

Qué es

Es una grasa y, de entrada, debemos saber que es imprescindible para la vida. Tenemos colesterol en nuestro cerebro, en las membranas de todas nuestras células, en la sangre. Es un componente de varias hormonas y tejidos. ¡Lo necesitamos para vivir! Ahora bien, es una grasa que nuestro cuerpo sintetiza en el hígado, por tanto, no es necesario ingerirlo con la comida en grandes cantidades. Y ¿qué ocurre? Que nuestra alimentación occidental incluye demasiadas grasas saturadas y mucho colesterol. También los azúcares refinados y el alcohol pueden terminar convirtiéndose en colesterol dentro de nuestro cuerpo. Como todo, el exceso es perjudicial.

El colesterol se suele dividir en dos categorías, el “bueno”, o de alta densidad (HDL por sus siglas en inglés) y el “malo” o de baja densidad (LDL). En realidad, estos dos compuestos no son colesterol, sino unas proteínas que lo transportan. Cuando van del hígado a los tejidos, son las LDL. Lo que hacen es llevar el colesterol allí donde hace falta. Las proteínas HDL son las que llevan el colesterol sobrante al hígado para ser eliminado. Pero, ¿qué ocurre cuando hay tanto colesterol que el hígado no da abasto para procesarlo? Pues que las LDL lo vuelven a llevar a los tejidos, y lo van depositando allí donde pueden y donde la grasa molesta menos. Por ejemplo, en las paredes de los vasos sanguíneos. Hasta que se forman unas placas o ateromas que van obstruyendo el paso de la sangre y pueden llegar a bloquearlo. Entonces se producen los trombos, ictus, embolias y otros accidentes vasculares.

Como el colesterol se forma en el cuerpo, la solución natural es ingerir pocas grasas que lo contengan, las mínimas posibles, es decir: grasas saturadas, hidrogenadas y de origen animal. No hay peligro en tener carencias de colesterol. Tomando aceites vegetales buenos, semillas y pescado azul ya tenemos las grasas beneficiosas que necesitamos.

Los fármacos anti-colesterol ¿son realmente necesarios?

De entrada, os diré lo que me comentó el cardiólogo en mi última visita. “No te obsesiones con el colesterol. Cada año bajan los valores orientativos para dar más negocio a las farmacéuticas.” Hay límites que son altos, pero no tan graves como otros factores, como la hipertensión. Con una buena dieta, ejercicio y control del estrés es suficiente.

El caso es que cuando uno tiene el colesterol alto de inmediato se le mete miedo y se le recetan las conocidas estatinas. Es más, se le suele decir: tendrás que tomar esto de por vida. ¿Sabéis que las estatinas son los medicamentos más vendidos del mundo? ¿Y que sólo en España generan un negocio anual de casi 900 millones de euros? ¿Y que cada vez que los médicos deciden bajar el límite “normal” de colesterol están incorporando al negocio millones de pacientes-consumidores?

El colesterol es un negocio millonario. Tengámoslo en cuenta. Muchos médicos así lo admiten y tienen la honradez de explicarlo. Como por ejemplo el Dr. Juan Gervás en su libro Sano y Salvo, donde denuncia el mito del colesterol y los abusos que se cometen desde el mundo sanitario y farmacéutico.

¿Qué ocurre con las estatinas? Que tienen efectos secundarios, en algunos casos muy graves. El más conocido es que daña las fibras musculares. Lo menos que puede producir es dolor, lo peor ha sido que en algunos casos ha provocado la muerte del paciente por destrucción de músculos y fallo renal al intentar eliminarse las proteínas descompuestas que intoxican la sangre. Por este motivo han sido retirados algunos de los fármacos anti-colesterol más potentes.

Alternativas naturales

Como dice el Dr. Gervás, el mejor antídoto es abrazar la vida con pasión, seguir una dieta mediterránea, hacer ejercicio, amar a los tuyos, no obsesionarse y olvidarse de los análisis y el control exagerado. Si uno lleva una vida sana y con alegría, es muy difícil que el colesterol sea un problema. Como señala este médico, en personas saludables que no han tenido accidentes cardiovasculares previos ni otras enfermedades la medicación anti-colesterol no solo es inútil, sino perjudicial. En estos casos, el supuesto remedio es peor que la enfermedad.

Ahora bien, si uno tiene tendencia a tener colesterol alto, o quiere bajarlo, hay muchos remedios y ayudas naturales eficaces y sin riesgos.

Hay alimentos deliciosos que ayudan a regular el colesterol: el ajo, la cebolla y el limón se llevan la palma. Pero también la manzana, la alcachofa, los frutos secos, el pescado azul, el lino, los cítricos, la remolacha y, en general, todas las verduras y hortalizas.

El arroz rojo es otro alimento que podemos incorporar a nuestra dieta. De este arroz se obtiene una levadura que tiene un efecto similar a las estatinas pero sin contraindicaciones. Hay numerosos suplementos en cápsulas que lo contienen. Yo he tomado algunos y me han ido bien, lo he comprobado con mis análisis de sangre.

Otras plantas medicinales que ayudan son las que activan la función hepática: alcachofera, cardo mariano, rábano, malva, zaragatona. Como especias y condimentos, la cúrcuma y la canela.
  
Finalmente, el estrés es un factor que dispara el colesterol. Por mucho que te cuides, si no cuidas también esta parte de tu vida: las emociones, tu actitud, cómo afrontas el trabajo diario… tu hígado se saturará y generará más colesterol de la cuenta.

¿Qué tiene que ver el colesterol con la vista?

Un estudio reciente de la universidad de Málaga parece que ha probado que niveles altos de colesterol reducen la capacidad visual cromática, es decir, la intensidad con que vemos los colores. Además, el colesterol elevado daña el córtex visual, la zona del cerebro donde se genera la vista. En este enlace podréis leer más información.

Como siempre, lo que afecta a todo el cuerpo afecta también a nuestros ojos. Y, en este caso, la vista nos alerta. Si los colores se apagan y la visión se va volviendo borrosa, ¡ojo al dato!