domingo, 29 de mayo de 2016

Angio-OCT

A un paciente con degeneración macular o problemas de retina, normalmente, se le hacen dos pruebas para evaluar el estado de su fondo de ojo. Una es la OCT, o tomografía de coherencia óptica, una especie de escáner que detecta el grosor de los tejidos en la retina y la mácula, pudiendo reflejar las deformidades, la aparición de membranas, exudaciones, etc.

La otra prueba es la angiografía. Se inyecta un líquido de contraste en la sangre que, al pasar por los capilares del ojo bajo una luz azul, es detectado por una cámara y fotografiado. Esta prueba da una información muy exacta de cómo está la circulación sanguínea en la zona ocular.

Ambas pruebas, la OCT y la angiografía, son necesarias para ver cómo evoluciona el ojo del paciente, pero tienen, como toda prueba, sus riesgos. La angiografía, al utilizar una sustancia fluorescente radiactiva, puede tener efectos secundarios adversos.

Recientemente se ha desarrollado una nueva prueba, la angio-OCT, que es un híbrido de estas dos. La angio-OCT permite obtener una fotografía de los vasos sanguíneos del ojo al detalle, sin tener que inyectar líquido de contraste. Por tanto es una prueba diagnóstica muy interesante pues es poco invasiva y muy precisa. El Instituto de Microcirugía Ocular (IMO) es un centro pionero en  utilizar esta técnica. Lo explican el doctor Alfons T. Margalef, del IMO: «esta prueba permite visualizar con gran precisión los vasos sanguíneos en las diferentes capas de la retina», utilizando rayos de luz para obtener, en tan solo 3 segundos, imágenes tridimensionales del fondo de ojo. La doctora Anniken Burés añade: «los oftalmólogos podemos realizar un estudio al detalle de las estructuras vasculares retinianas y sus posibles anomalías, como la presencia de neovasos en la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) o la acumulación de líquido en la retinopatía diabética».

En la imagen podéis ver la fotografía de una angio-OCT, donde se aprecia el maravilloso «árbol» de capilares sanguíneos que irriga el ojo humano.

Ya he concertado una visita con el IMO y en breve me podrán realizar esta prueba. En su momento os contaré la experiencia.

Fuente: IMO.

sábado, 14 de mayo de 2016

Un atisbo de regeneración

En la entrada de la semana anterior expliqué una ligera recaída que he tenido. Al micro infarto que sufrí en el ojo se unió la exudación que se produce de tanto en tanto. Llevaba mucho tiempo haciendo bondad con la dieta, controlando mi ritmo de vida, cuidando mis hábitos y aprendiendo a delegar más en mi trabajo. Pero, sin saber cómo, siempre acaban apareciendo fluidos en la retina o pequeñas hemorragias. Finalmente, la solución pasa por recurrir a la inyección para paliar los efectos del tejido dañado y la membrana de la retina.

El hecho es que la frecuencia de estos incidentes es cada vez menor, y cada vez se alarga más el periodo de tiempo en que puedo disfrutar de una mejor visión, sin problemas. Esto indica que algo bueno está ocurriendo. La constancia en mi protocolo de homeopatía espagírica, con la toma de algunos suplementos y fármacos está surtiendo efecto. Aunque las exudaciones y las hemorragias se repiten, su repercusión es cada vez menor y las distorsiones en la vista son más leves y duran mucho menos.

Esta vez ha ocurrido algo inesperado. Apenas he llegado a perder claridad y agudeza visual. Pero no podía imaginar la rapidez de mi recuperación tras el pinchazo. Las pruebas que me hice, tanto la OCT como la campimetría y el examen de fondo de ojo, indicaban claramente actividad en la retina y la necesidad de inyectarme el fármaco inhibidor. Pero antes de inyectarme, después de una semana siguiendo el protocolo intensivo que me recetó el doctor Vivar, mi visión comenzó a normalizarse hasta remitir casi por completo los síntomas de exudación y hemorragia. En el momento de pincharme aún experimentaba una ligerísima distorsión, pero tres días después mi visión está prácticamente recuperada. En ningún momento he dejado mi actividad normal de lectura mientras que antes, cuando me pinchaban, necesitaba tres semanas para volver a la normalidad.

¿Qué ha ocurrido?, me pregunto y pienso que en esto han intervenido varios factores. Desde el punto de vista físico, una dieta rica en antioxidantes: frutas, verduras, semillas, cereales integrales, legumbres, y el fuerte apoyo del protocolo homeopático del doctor. Desde el punto de vista energético, respiración y aceptación serena de mi realidad, con el apoyo de la medicina china —acupuntura y moxa—. Finalmente, como trabajo interno, intento poner siempre amor e intención en todo lo que hago, descansar, hacer ejercicios oculares y no descuidar nunca mi tiempo de oración.

Una forma de trabajar más serena, no menos entregada, y una absoluta confianza en mi doctor, en mí mismo, en los demás y en Dios, y un propósito de vida muy definido están haciendo posible que, finalmente, mi ojo izquierdo esté en la senda de la regeneración.

Nunca me he rendido y siempre he tenido la certeza de que tarde o temprano mi visión quizás no vuelva a ser perfecta, pero sí mejor que ahora. He tenido muy claro que tenía que familiarizarme con mi problema ocular, de tal manera que he podido recuperarme lo suficiente como para seguir funcionando sin ningún tipo de dependencia. Actualmente mi visión es del 80 %, cuando había llegado a tenerla de tan sólo un 40 %.

Quiero animaros, desde este blog, y deciros que la mente humana es tan potente que puede cambiar el rumbo de cualquier situación. No sólo me refiero a patologías físicas. Cualquier anhelo y deseo que persigamos con intensidad pone en marcha los mecanismos de nuestro cerebro junto con la potencia espiritual de nuestra alma. Ambos pueden alterar la expresión e incluso la estructura de nuestro ADN, favoreciendo un cambio inesperado más allá de cualquier diagnóstico médico.

Os quiero animar a que descubráis vuestra enorme capacidad de autorregeneración. Poned en marcha vuestro corazón, vuestra energía, vuestra alma y vuestra inteligencia. Podéis convertir el abismo en luz y la noche oscura en día luminoso. Os invito a seguir leyendo y explorando mi blog. Quiero compartir todo cuanto estoy aprendiendo. No quiero caer en positivismos ingenuos, pero el ser humano es capaz de conquistar grandes cimas, entre ellas la salud cuando se ha perdido.

Busca los mejores médicos. Rodéate de los mejores amigos. Explora en tu interior, saca lo mejor de ti mismo y la recuperación se pondrá en marcha. La curación está en ti.

domingo, 8 de mayo de 2016

Membranas en la retina

Hoy voy a hablaros de «mi tema estrella»: ¡las membranas!

Lo digo porque actualmente una membrana en la retina es el principal problema ocular que padezco. Pero como veréis es muy habitual y muchas personas lo sufren.

Una membrana en la retina produce una deformidad o arruga en la delicada pantalla que recibe los estímulos luminosos que el cerebro convertirá en imágenes. Es como un grumo en el cristal o en el objetivo de una cámara. Su presencia distorsiona la visión. Según el lugar en que esté y su gravedad, puede dificultar enormemente la facultad visual y la vida cotidiana.

Hay dos tipos principales de membrana. Tenemos la membrana neovascular coroidea y la membrana epirretiniana.

Membranas neovasculares


La membrana neovascular es una proliferación de vasos sanguíneos en la coroides, la capa de tejido que hay bajo la retina, responsable de irrigarla con sangre. La coroides está cubierta de capilares sanguíneos y alimenta la retina. El problema surge cuando comienzan a formarse muchos vasos frágiles que se rompen con facilidad, provocando hemorragias o exudaciones de líquido.

¿Por qué se forman estos vasos? El motivo no siempre es claro y puede ser debido a varias causas: degeneración por la edad, una alteración del metabolismo, factores hereditarios, enfermedad vascular…

La membrana neovascular tiene un riesgo: puede tensar la retina y llegar a provocar un desprendimiento. Si afecta a la zona de la mácula —visión central— la visión queda muy dañada.

Las membranas neovasculares se clasifican, por su forma, en tres: la clásica, la oculta y la mixta. La oculta es la que no se detecta fácilmente con las pruebas diagnósticas, ni siquiera con una angiografía. La mixta a veces es visible y otras no es tan clara. Las mixtas y ocultas obviamente son las más difíciles de tratar.

Por su origen, las membranas neovasculares pueden ser:
  • Debidas a la degeneración macular asociada a la edad. Se dan en personas mayores de 65 o 70 años.
  • Debido a una extrema miopía, en la que se da una tracción de la retina y se forma una zona de tejido frágil.
  • Debido a estrías, rasgadura o deterioro de la capa coroides.
  • Por último están las membranas idiopáticas, de origen desconocido, ya que el resto del ojo carece de patologías.

Mi membrana es de este tipo: neovascular, clásica e idiopática, aunque lo más probable es que sea consecuencia de la trombosis venosa que sufrí, y del deterioro del tejido que se quedó sin oxígeno.

Al estar bien localizada y lejos de la mácula, no me ha impedido la visión central y he podido recuperarme muy bien gracias al tratamiento de inyecciones para inhibir la formación de nuevos vasos sanguíneos.

Puede parecer que si te crece una de estas membranas es porque has tenido mala suerte, o tu herencia te ha predispuesto, y que no hay nada qué hacer más que ir paliando sus efectos. Pero la verdad es que toda degeneración macular y del tejido del ojo nunca ocurre porque sí. Nuestros tejidos envejecen no tanto por la edad, sino por la toxicidad del entorno y la carencia de nutrientes. Buena parte de los trastornos oculares es debida a enfermedades vasculares y problemas de circulación sanguínea. Por tanto, la solución y la prevención están totalmente en nuestras manos. Dependen mucho de nuestra dieta y de nuestros hábitos de vida. Mala comida y mucho estrés son dos factores de máximo riesgo. Problemas emocionales también influyen. Todo lo que pasa por nuestra psique afecta a nuestra química corporal y a los procesos metabólicos. El ojo es muy sensible a las tensiones y a los cambios.

Membranas epirretinianas


Como dice el nombre, son membranas que se forman sobre la retina. Comienza a crecer un tejido en forma de red que tensa la retina y deforma la visión. Si no se trata, puede provocar una rasgadura o desprendimiento de retina.

Mi último susto ha sido justamente una de estas membranas. Al crecer sobre la retina, la arruga y estira el tejido, con lo que la visión se distorsiona.

¿Cuál es la causa? Las membranas epirretinianas pueden producirse como consecuencia de alguna cirugía anterior, como cataratas, pero también por otros traumas oculares, como un trombo, como ha sido mi caso.

El tratamiento para este tipo de membranas se llama vitrectomía, y consiste en una extracción del humor vítreo que rellena el ojo para poder operar sobre la retina. Es una cirugía muy delicada y precisa, que se aplica en varias patologías y que puede evitar daños mucho mayores.

En mi caso, de momento el doctor no ha visto necesario practicarme la vitrectomía. Con el tiempo, según evolucione, es una posibilidad. Espero que no.

Lo que sí estoy comprobando en estos últimos días es que, pese a tener una exudación con hemorragia, no he perdido tanta visión ni claridad. Esto quiere decir que el entorno, los tejidos, están sanos y han mejorado mucho. La terapia homeopática y con corticoides está frenando el proceso. Y posiblemente mis esfuerzos de años en mantener una buena alimentación y tomar suplementos nutricionales estén favoreciendo esta mejora en la evolución del cuadro clínico.

¡La historia sigue!

domingo, 1 de mayo de 2016

Mi protocolo terapéutico

En los últimos días he notado una ligera nube en mi visión. No llega a ser la distorsión de otras veces, pero sí una zona más borrosa. Llamé al doctor Vivar, mi oftalmólogo, y de inmediato me dio hora. Las pruebas diagnósticas, sobre todo la OCT, han revelado que se me ha producido un pequeño trombo en la retina. No se trata de un vaso de la membrana de siempre, sino de un capilar de la zona que me sellaron con láser. Es una zona débil, con falta de oxígeno y donde han surgido pequeñas venas para irrigarla. Una de ellas se ha rasgado y ha liberado un poco de sangre en la retina. Afortunadamente, está muy lejos de la mácula y no ha afectado mi visión central ni la agudeza visual.

El doctor Vivar me ha prescrito un protocolo para evitar una nueva inyección de Avastin. Si da el resultado esperado, en quince días puedo contener la hemorragia, drenar mi retina y volver a la normalidad. ¡Eso espero! Porque me he aplicado a seguir religiosamente esta terapia reforzada.

¿En qué consiste? Voy a explicarlo, porque posiblemente muchos oftalmólogos no prescriben tratamientos como este a sus pacientes. Y, en el tiempo que llevo siguiendo los diferentes protocolos del Doctor Vivar puedo decir que la frecuencia de mis “pinchazos” se ha reducido a uno o dos al año y las recaídas son mucho más leves que antes. Si comparamos esto con la frecuencia con que tienen que pincharse muchos pacientes con degeneración macular o problemas de exudación y neovasos, como el mío, ¡hay una diferencia notable!

El protocolo habitual


Normalmente, desde que voy a visitarme con el doctor Vivar, tomo a diario unas gotas de preparados homeopáticos. Además, tomo unos comprimidos minerales, también homeopáticos, que pueden variar según el doctor vea mi estado ocular; un suplemento vitamínico llamado Nutrof y un fármaco, Idaptan. Con esto he pasado de tener que inyectarme cada dos o tres meses a espaciar las inyecciones ocho, nueve meses y hasta un año.

A parte, por iniciativa propia y aconsejado por otros terapeutas, he tomado regularmente suplementos de vitaminas antioxidantes, luteína, astaxantina y omega 3.

El protocolo actual incorpora dos suplementos, dos fármacos y unas gotas más de homeopatía. Es el siguiente:
  • 7 gotas, 3 veces al día, de los preparados homeopáticos Olecir, Briomaren y Coniver.
  • 1 comprimido, 3 veces al día, de Silisar.
  • 1 comprimido, 3 veces al día, de Calfosar.
  • 1 comprimido, 3 veces al día, de Kamusar.
  • 1 comprimido, 3 veces al día, de Idaptan.
  • 1 gota de Alphagan, dos veces al día. Es un colirio no beta-bloqueante que reduce la presión intraocular.
  • Prednisona –un corticoide— 2,5 mg, una vez al día.
  • Dos perlas diarias de NPD1 – Celavisión 1000. Son perlas de aceite con Omega 3, de una calidad y concentración mayor que la mayoría de suplementos de este tipo. Además, la mayoría de perlas de aceite llevan muchas toxinas del pescado, sobre todo ácido fitánico. Estas perlas, Celavisión, están libres de este ácido.

Los preparados homeopáticos tienen una función antiinflamatoria, drenante y potenciadora de la circulación sanguínea. El corticoide es antiinflamatorio. El colirio sirve para bajar la presión intraocular. Y finalmente, los omega 3 son un aporte extra de nutrientes a los tejidos del ojo.

En quince días el doctor me volverá a revisar la visión. Si todo está bien, me habré librado de entrar de nuevo en el quirófano. Si el problema persiste y la hemorragia no cesa, posiblemente tenga que sellármela con láser.

Cuando hay hemorragia, la solución más radical es el láser, que cierra los vasos que pierden sangre. Cuando hay exudación de líquidos, que es lo que produce la visión distorsionada, el tratamiento es la inyección de fármaco antiangiogénico —para evitar la proliferación de vasos—.

La homeopatía es una especialidad médica muy seria y eficaz cuando la ejercen médicos y profesionales sanitarios bien formados. En el caso del doctor Vivar, su especialidad es la homeopatía espagírica, que es muy peculiar y cuida mucho la forma en que se elaboran los preparados. Algunos la cuestionan, incluso entre la clase médica. Como paciente, sólo puedo decir que me ha ahorrado dinero, sufrimiento y número de intervenciones agresivas, y que mi visión, contra todo pronóstico, ha mejorado con el paso del tiempo. Las pruebas que me realizan en las visitas de rutina muestran una clara progresión y sanación del tejido ocular.

Es evidente que la secuela del trombo y del láser están ahí. Tengo una zona dañada con tendencia a la isquemia y no puedo borrarla, pero sí puedo mejorar la calidad de mi visión. Y esto me permite seguir con mi vida y mis actividades normales sin tener que renunciar a lo más importante para mí.

Os animo, como pacientes, a tener la mente muy abierta y a seguir investigando. Los diagnósticos no tienen la última palabra: siempre hay opciones y se puede mejorar. Creedlo. En mi libro Recuperando la visión comparto mis experiencias y encontraréis mucha información que os puede ayudar.

Enlaces:
Doctor Vivar Badía: http://institutovivarbadia.com/
Homeopatía espagírica: https://es.wikipedia.org/wiki/Espagiria
Heliosar - Spagyria: http://www.heliosar-spagyrica.com/jupgrade3/