domingo, 18 de mayo de 2014

Proteínas: los ladrillos del castillo

Si nuestro cuerpo fuera un castillo, las proteínas serían los bloques, ladrillos, columnas, dinteles… Los elementos de soporte que dan forma y sostienen las estructuras.

¿De qué estamos hechos? La materia viva está formada de muchos compuestos, principalmente compuestos de cuatro elementos: carbono, hidrógeno, oxígeno y otros como el nitrógeno, el fósforo, el azufre y muchos elementos en pequeñas cantidades.

Estos elementos forman tres tipos de sustancias básicas que forman nuestro cuerpo: las proteínas, las grasas o lípidos y los azúcares (llamados también glúcidos o carbohidratos). Hoy quiero detenerme en las proteínas.

¿Qué son? Moléculas muy complejas formadas por cadenas de aminoácidos. Imaginemos que una proteína es como un collar de cuentas: cada cuenta es un aminoácido. Los aminoácidos tienen dos tipos de funciones básicas: construir las estructuras biológicas y regular muchos procesos metabólicos. Por ejemplo, muchas hormonas y enzimas son proteínas.

Los aminoácidos que forman las proteínas son 22, y se clasifican en dos tipos. Unos podemos producirlos en nuestro cuerpo pero otros no, por eso necesitamos ingerirlos con la comida. Son los llamados aminoácidos esenciales, y son ocho.

¿Dónde encontrar proteínas?

Las proteínas son moléculas que se degradan rápidamente, por eso convienen tomarlas cada día con los alimentos. Casi todos los alimentos contienen proteínas, pero hay que saber que algunas son de mayor calidad que otras y unas se asimilan mejor que otras.

Los alimentos con más contenido proteico son los de origen animal: pescados, carnes, huevos y lácteos. Pero también hay alimentos vegetales ricos en proteína: las legumbres, los frutos secos y semillas y los cereales integrales.

Durante mucho tiempo hubo una especie de obsesión con las proteínas. Como forman la masa muscular, se pensaba que era necesario ingerir una gran cantidad de carne y productos animales. Con el paso del tiempo, las investigaciones médicas han demostrado que un exceso de proteínas es tan peligroso como una deficiencia, y se han fijado unos valores mínimos de ingesta diaria. Hoy los nutricionistas pueden diferir un poco, pero se considera apropiado que un adulto sano ingiera 0,8 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal. Si pesas 70 kg tu ingesta ideal sería de 56 gr de proteína al día.

El alimento animal con más proteínas y mejor asimilables es el pescado. Los huevos se digieren muy bien y contienen todos los aminoácidos esenciales. Los vegetales tienen proteínas muy asimilables, pero en menor proporción que las carnes y pescados.

Los vegetarianos deben saber qué alimentos contienen proteínas y qué combinaciones y cantidades son idóneas para no sufrir carencias. Semillas como el chía son interesantes pues contienen los ocho aminoácidos esenciales. Las algas también son muy ricas en aminoácidos.

Las proteínas y tus ojos

¿Qué tiene que ver esta pequeña lección de dietética con los ojos? Pues que nuestros ojos, como el resto del cuerpo, están parcialmente formados por tejidos que contienen proteínas. Especialmente importante es el colágeno. Seguramente a muchos os suena por los productos cosméticos que lo llevan, y por la publicidad que asocia el colágeno con la calidad de la piel. En realidad, el colágeno es mucho más que una cuestión estética. Es la proteína más abundante del cuerpo, que da elasticidad y resistencia a músculos, piel, huesos y órganos. Para los ojos es importante que el colágeno de los tejidos esté bien alimentado y oxigenado.

Un exceso de proteínas puede dañar la salud ocular (ver enlace). Pero hay proteínas muy especializadas en mantener la salud visual. Recientemente, investigadores de la Universidad de Jerusalén han descubierto que la llamada “proteína S” juega un papel muy importante en la poda de las células fotorreceptoras de la retina, las que captan la luz y se van deteriorando con el tiempo. Sin esta poda, la mácula iría degenerando hasta llegar a la ceguera. La proteína S es crucial para estimular y regular esta poda. Además, tiene propiedades anticoagulantes que la pueden hacer útil para otras enfermedades, como las cardiovasculares. Todo esto se está investigando, ver enlace.

¿Qué se puede aconsejar en este sentido? No descuidar la ingesta de proteínas y buscar alimentos de calidad y a ser posible ecológicos ―pues tienen mayor valor nutricional y menos toxinas―. Todo está conectado en ese sistema complejísimo y maravilloso que es nuestro cuerpo. Recordad: «comer bien para ver mejor».

domingo, 11 de mayo de 2014

Terapia génica, ¿el futuro ya está aquí?

Las terapias basadas en la genética se están investigando en muchos campos. La visión es un objetivo muy interesante para estas investigaciones, ya que el ojo es una zona muy pequeña que permite experimentar con cantidades reducidas de fármacos y los efectos son muy relevantes para la vida del paciente.

Actualmente, una empresa farmacéutica, Genzyme, está investigando un fármaco que persigue superar la eficacia de los actuales Lucentis y Avastine, los preparados inyectables que se utilizan para la degeneración macular.

El efecto de estos dos es inhibir un factor de cicatrización que provoca la proliferación de vasos sanguíneos y exudaciones, que son los que distorsionan la visión. El nuevo fármaco, basado en ingeniería genética, busca dos ventajas: llegar mejor a las células de la retina y prolongar sus efectos. Actualmente, un paciente con degeneración macular tiene que pincharse cada dos o tres meses (lo sé bien por experiencia). Con el nuevo fármaco podría alargarse su efecto hasta varios años.

Este fármaco se vehicula a través de un virus desactivado, que llegaría hasta las células del fondo de la retina. En estos momentos se está experimentando el tratamiento con algunos pacientes. En un año se prevé que haya resultados favorables. Si es así, en poco tiempo muchos pacientes con degeneración macular van a poder acceder a un cambio muy positivo en sus tratamientos y en su visión. La terapia génica es un motivo de esperanza para muchas personas. En el mundo hay 150 millones de afectados por la degeneración macular. Solo en España somos ochocientos mil.

En este enlace encontraréis la noticia explicada con detalles técnicos.

domingo, 4 de mayo de 2014

Ácido y alcalino

Quizás muchos habréis oído la importancia del equilibrio ácido-alcalino en el cuerpo humano. Para los que no, intentaré explicarlo de forma sencilla.

El cuerpo posee unos valores constantes, necesarios para vivir: por ejemplo, la temperatura corporal, que debe estar aproximadamente entre 36 y 37 ºC. Otra constante es el PH o grado de acidez, que en términos químicos significa el potencial de hidrógeno que tienen los fluidos del organismo. Se mide en una escala de 0 a 14. Por debajo de 7 se considera ácido, por encima de 7 es alcalino. 7 es neutro.

La sangre siempre debe tener el mismo PH, entre 7,35 y 7,45. Las restantes partes del cuerpo deben conservar sus valores idóneos para realizar su función. Por ejemplo, la bilis es alcalina, y los jugos del estómago son muy ácidos. Si el corazón se acidifica, deja de funcionar.

Los detractores o escépticos de la teoría ácido-alcalino dicen que el cuerpo siempre mantiene sus constantes, de modo que no tiene sentido hablar de “cuerpo acidificado” o de “alcalinizar” el cuerpo. Claro que esos valores se mantienen, ¡de lo contrario moriríamos! Pero la cuestión es: ¿qué debe hacer el cuerpo para mantenerlos? Si por diversos motivos nuestro cuerpo recibe o segrega más ácido y este invade la sangre, el esfuerzo que deben hacer los órganos para contrarrestar la acidez es enorme y conllevará un desgaste. Este desgaste, cuando se hace crónico, termina en enfermedades y trastornos varios, como veremos.

¿Por qué es importante que el medio sea alcalino?

Además de mantener los valores adecuados de cada parte del cuerpo, es importante que el medio intercelular sea alcalino. Este medio es el espacio entre células, donde se encuentra el tejido conjuntivo, y debe estar limpio y en condiciones. ¿Por qué? Porque aquí es donde se produce un intercambio vital: actúan unas moléculas llamadas electrolitos que transportan los nutrientes de la sangre a la célula. Son como los repartidores de comida a domicilio. Y luego transportan los desechos de la célula a la sangre, para ser eliminados. Son también como los basureros. Si el medio intercelular está en su PH correcto, hay suficientes repartidores y basureros, la célula está limpia y bien nutrida, los tejidos sanos. Pero si el medio intercelular se acidifica, el tejido conjuntivo se endurece y el medio se empobrece. Se alteran los electrolitos, quedan pocos o están poco activos, con lo cual el intercambio oxígeno-nutrientes-desechos no se hará bien. Las células empezarán a padecer hambre y a contaminarse con la acumulación de residuos. Retendrán agua para contrarrestar los ácidos, provocando una hinchazón. Terminarán envejeciendo, muriendo o degenerando en células tumorales.

Otros lugares donde se acumulan sustancias tóxicas y ácidos son las grasas corporales, las articulaciones y los músculos. De ahí que un cuerpo muy acidificado dé como síntomas dolores y problemas óseos y musculares.

¿Cómo se acidifica el cuerpo?

A través de elementos que entran de afuera: desde los contaminantes del aire que respiramos hasta los alimentos que ingerimos. También acidifican el cuerpo el estrés, las emociones negativas, la toma de fármacos y el impacto de radiaciones varias.

Nuestra dieta es en gran medida causa de acidez. ¿Qué alimentos son acidificantes? Los procesados y refinados: azúcares, harinas blancas, grasas hidrogenadas, conservas y embutidos (por sus aditivos conservantes), y en general todos los que puedan generar alguna intolerancia y alergia. Las carnes y los lácteos, si su toma es abundante y continuada, también acidifican, así como el alcohol.

El proceso de acidificación

La digestión de todos estos alimentos requiere un gran número de jugos y enzimas digestivas. El bolo digestivo, por tanto, será muy ácido. Esto requerirá, luego, mucha secreción biliar para alcalinizar la papilla que pasa al intestino, que no resiste tanta acidez. La bilis y el hígado trabajarán a tope para conservar el PH del cuerpo. Si esto ocurre ocasionalmente no pasa nada, pero si a diario estamos ingiriendo alimentos ricos en azúcares, grasas y harinas refinadas ―algo habitual en Occidente― llega un momento en que el sistema digestivo empezará a agotar sus reservas enzimáticas y el hígado y la bilis también. Entonces, ¿qué harán? Echar mano de otras reservas del cuerpo de donde obtener elementos para alcalinizar el medio. ¿Con qué elementos se fabrican los jugos alcalinizantes? Sobre todo con socio y también con calcio.

¿Dónde están las reservas de socio y calcio? La primera, en el estómago. Otra en el hígado. Finalmente, están los huesos. Por eso la dieta refinada empieza deteriorando el sistema digestivo y, a largo plazo, termina descalcificando el sistema óseo. La osteoporosis tan temida no es un efecto de la edad, sino de la acidez permanente.

Acidosis

Se llama así al estado del cuerpo que sufre un desgaste fuerte por tener que contrarrestar la acidez. La acidosis se manifiesta en forma de inflamación, temperatura elevada, acumulación de grasa sobre los órganos, hinchazón, dolores articulares y musculares, malas digestiones, flatulencias, problemas óseos y enfermedades degenerativas. Una de las consecuencias más graves de la acidosis es el cáncer. Muchas enfermedades asociadas a la edad también pueden ser debidas a la acidosis, entre ellas el Alzheimer, los problemas cardiovasculares, la fibromialgia y las dolencias neurodegenerativas.

Son muchos los médicos e investigadores que han comprobado que en un medio alcalino las células cancerosas, simplemente no pueden vivir. Mueren y se reabsorben. En cambio, en un medio ácido, virus, bacterias y células degeneradas proliferan a sus anchas.

Por tanto, alcalinizar el cuerpo no solo es curativo, sino preventivo y garantía de una buena salud.

Cuando alcalinizamos el cuerpo mediante una buena dieta, ejercicio, descanso y cambio de actitud mental ―paz interior, pensamiento positivo― ¿qué ocurre? Que, como el medio intercelular es cada vez más limpio, las células quedan bien nutridas y evacuan bien, por tanto, se mantienen sanas. Los tejidos se regeneran. El aspecto exterior de la persona rejuvenece. La piel cobra lozanía. Todo el funcionamiento del cuerpo mejora. Y se evitan infecciones y enfermedades.

A nivel visual, las delicadas células del ojo, que necesitan 20 veces más oxígeno que las del resto del cuerpo, agradecerán especialmente un medio limpio y alcalino. No son pocos los pacientes que han manifestado que una desintoxicación y un cambio de dieta les “aclara” la visión, literalmente.

¿Qué nos alcaliniza?

Sabiendo qué alimentos acidifican, adivinaréis cuáles son alcalinizantes. Básicamente todas las frutas y hortalizas. Y mejor si se ingieren frescas, crudas y de cultivo ecológico ―los pesticidas tóxicos acidifican―. Por eso existen terapias, como la terapia Gerson, que sanan el cáncer y otras enfermedades a base de jugos de frutas frescas, una cura de choque para desintoxicar y alcalinizar el cuerpo.

Especialmente ayudan a alcalinizar alimentos como el apio, el limón, la papaya, la zanahoria, el brócoli,  la col y las verduras de hoja verde ―espinacas, brotes―. Una buena costumbre es tomar el zumo de un limón, diluido en agua tibia, cada mañana, en ayunas. Las propiedades del limón y el bicarbonato, dos potentes alcalinizantes, están ampliamente demostradas como destructores de células tumorales. Algunos médicos honestos reconocen que son mucho más eficaces que la quimioterapia, y sin efectos secundarios.

Aunque no estemos enfermos, una dieta alcalinizante siempre es buena para mantener la salud, no sólo física sino anímica. Es asombroso cómo cambia el estado mental y emocional cuando seguimos una dieta sana. Esto es más llamativo aún en personas con depresiones y trastornos nerviosos o psiquiátricos, pues la alimentación alcalinizante facilita también unas buenas conexiones neuronales.
Leer más en la página del Doctor Norberto Feldman.

También os invito a ver el power point “Ácido y alcalino” que podéis encontrar en la columna derecha de este blog.