sábado, 15 de diciembre de 2018

La vitamina A: clave para la visión

Desde niños nos enseñaron que las zanahorias eran buenas para la vista. Más tarde, hemos aprendido que los alimentos de colores amarillo, naranja y rojo, ricos en carotenos, son estupendos antioxidantes y contribuyen a la buena visión.

Pero, ¿por qué esto es así? ¿Qué ocurre en nuestros ojos y qué pueden hacer estos alimentos para mejorar nuestra función visual? A raíz de leer el libro del doctor Christian Knobbe sobre la degeneración macular y sus causas, he aprendido el por qué. Intentaré explicarlo con sencillez y sin palabras muy técnicas, porque es fascinante entender cómo se produce la visión y qué papel tiene la vitamina A en ella.

Alimentos ricos en carotenoides. 

¿Cómo vemos?


En realidad, no son los ojos los que ven, sino nuestro cerebro. Nuestros ojos son la lente o cámara que enfoca, filma y fotografía, recogiendo la luz y proyectándola en la pantalla de fondo, que es la retina. Y aquí es donde empieza el milagro de la visión.

En la retina, como ya sabemos, hay una capa de pigmento, rica en luteína y zeaxantina, donde crecen, como un terciopelo tupido, los fotorreceptores, o células receptoras de luz. Los fotorreceptores son de dos tipos: conos o bastones. Los bastones perciben la luz y las formas básicas; los conos perciben el color y los matices precisos.

Estos fotorreceptores son los que procesan la luz y la convierten en señales eléctricas que se transmiten al nervio óptico y al cerebro. Pero ¿cómo se realiza este proceso? Es todo pura química. Los fotorreceptores utilizan un derivado de la vitamina A, llamado 11-cis retinal para detectar la luz. Este retinal se une a una proteína llamada opsina y forma un pigmento que tiñe de color los fotorreceptores. Cuando la luz golpea el pigmento, la vitamina A cambia su estructura y se alarga, emitiendo una señal eléctrica. La señal eléctrica se transmite a tres células, en cadena: la célula bipolar, la célula ganglionar y finalmente la neurona, que es la que lleva el impulso eléctrico al cerebro. En el cerebro, en el área del córtex visual, esta señal se procesa y nosotros vemos una imagen.

Cuando el pigmento ha cumplido su misión, el derivado de la vitamina A es reciclado con unas enzimas para poder ser utilizado de nuevo.

Sin vitamina A no podríamos ver


Si las imágenes que vemos son producidas por impulsos eléctricos, y estos impulsos son fruto de una reacción química, esta reacción sería imposible sin la vitamina A. Por eso, en el ciclo visual la vitamina A es imprescindible.

¿De dónde obtenemos la vitamina A? El cuerpo la puede fabricar a partir de los carotenos, de ahí que las frutas rojas, naranjas y amarillas, ricas en estos componentes, sean estupendas para la visión. Pero, atención, los carotenos no son vitamina A. La vitamina A, completa, la encontramos en alimentos de origen animal. Hay vitamina A en la carne, el pescado y la yema de huevo. También en la mantequilla orgánica de vacas que hayan comido hierba. Pero los alimentos que se llevan la palma son las vísceras: el hígado es el alimento más rico en vitamina A.

Hay otro alimento que antiguamente se utilizaba mucho, pero que suele causar rechazo por su sabor. Es el aceite de hígado de bacalao. Como suplemento para mejorar el aporte de vitamina es un ingrediente a tener en cuenta si no tomamos suficiente vitamina A y tenemos riesgo de sufrir degeneración macular.

Hígado encebollado: el número 1 en vitamina A.

Cómo suplir la carencia


El problema, que señala el doctor Christian Knobbe, es que nuestras dietas actuales son muy pobres en vitamina A. Quizás es debido a que hoy ya no se suelen consumir vísceras como antiguamente y nuestra dieta, tan rica en grasas, alimentos procesados y azúcares, es poco nutritiva, aunque sea muy calórica. Hay una carencia generalizada de vitaminas, y esto puede estar contribuyendo a la pandemia de degeneración macular que vemos por el mundo.

Muchas personas pueden pensar: bien, si nuestra dieta es pobre en vitamina A, ¿por qué no tomar suplementos? Los suplementos sintéticos, se ha probado en muchos estudios clínicos, no son lo mismo que tomar las vitaminas en el alimento natural. Además, hace unos años hubo mucha alarma porque se comprobó que las personas con cáncer de pulmón que tomaban suplementos de vitamina A tenían mayor riesgo de morir de la enfermedad. Cada día que pasa se está cuestionando más la validez y la eficacia de los suplementos vitamínicos. Lo mejor, finalmente, es tomar los alimentos ricos en nutrientes tal como los ofrece la naturaleza, con sus combinaciones únicas de diferentes vitaminas y minerales, agua, fibra y otros elementos. Una pastilla jamás podrá sustituir un alimento natural de calidad.

De ahí que la propuesta del doctor Knobbe sea volver a una dieta más parecida a la que consumían nuestros antepasados hace cien o más de cien años. Sin aceites, harinas refinadas ni todos estos alimentos procesados que hoy llenan nuestros supermercados y neveras. En definitiva, se trata de comer las plantas y los animales tal como crecen en el campo: carnes orgánicas, pescados salvajes, cereales integrales y semillas, y mucha fruta y verdura fresca y de temporada, siempre que sea posible. Y no olvidemos los “menudillos” (riñones, corazón, hígados, lengua) que, tomados de tanto en tanto, son un fabuloso aporte de vitamina A perfectamente asimilable por nuestro cuerpo.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Causantes de la degeneración macular: una hipótesis revolucionaria


El doctor Christian Knobbe, oftalmólogo e investigador norteamericano, lanzó una hipótesis revolucionaria sobre la causa de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y su tratamiento en el Simposio de Salud Ancestral celebrado en la Universidad de Colorado. Posteriormente ha presentado sus estudios y conclusiones en otros eventos, como el Congreso Mundial de Oftalmología celebrado en Barcelona el pasado mes de febrero. Cada vez son más los oftalmólogos, científicos y médicos que están apoyando su tesis, aunque reconocen que a aquellos interesados en promover soluciones farmacológicas no les va a gustar mucho su propuesta.

Tras años de estudiar la enfermedad, su incidencia y la evolución de la nutrición humana, el doctor Knobbe afirma que la causa principal de la DMAE es dietética, y que un cambio de alimentación puede prevenir, frenar e incluso revertir esta enfermedad, al menos en sus estadios iniciales y moderados. En los casos severos, puede evitar que avance o empeore.

En este video, una charla clara y amena de 40 minutos, explica y argumenta su hipótesis con datos bien documentados (está en inglés). 

En su página web se puede descargar el libro donde explica todo esto en detalle.


Los alimentos tradicionales sin procesar, base de una dieta sana para la vista y para todo el cuerpo.

Cuatro culpables


El doctor Knobbe señala cuatro ingredientes que forman casi el 70 % de nuestra dieta actual, y que estaban prácticamente ausentes de la dieta de nuestros antepasados, hace cien años. Estos cuatro “alimentos” no sólo son los causantes de la DMAE, sino de buena parte de las enfermedades que azotan al mundo occidental, los llamados “países desarrollados”. Si retiramos estos cuatro “villanos” de nuestra dieta y optamos por una alimentación basada en alimentos integrales, como la de nuestros abuelos y bisabuelos, nuestra salud dará un vuelco… y también nuestra visión.

1.     Harinas blancas. Desde la sustitución de los molinos de piedra por las harineras, se ha dejado de consumir la harina integral, con el salvado, el germen y todos los nutrientes y fibra que aportaba el trigo tradicional. La harina blanca, puro almidón refinado, sólo aporta calorías y actúa en el organismo como azúcar, pero es muy pobre en nutrientes.

2.     Azúcar. El azúcar refinado está presente en la mayor parte de alimentos procesados que ingerimos. Se calcula que un norteamericano (y europeo) medio consume al año entre 40 y 50 kg de azúcar… ¡comparados con los escasos 4 kg anuales que se consumían en el año 1900! Es imposible que tal cantidad de azúcar refinado, también desprovisto de nutrientes (sólo aporta energía rápida), no tenga consecuencias en nuestra salud.

3.     Aceites vegetales refinados. Incluso los llamados “sanos” como el de oliva y otros. Según el doctor Knobbe, los aceites refinados, como el de girasol, maíz, colza, etc., son auténticos venenos y el principal culpable de la enfermedad. Hace cien años se consumían poquísimo o no se consumían de forma masiva, como hoy. Las estadísticas muestran que cuando la población de un país empieza a consumir estos aceites, los casos de degeneración macular se disparan. Más incluso que con la ingesta de azúcar. El único aceite que se podría aceptar, pero en cantidades mínimas, y siempre crudo (nunca frito) sería el de oliva, virgen y prensado en frío con medios mecánicos.

4.     Grasas trans (margarinas, grasas hidrogenadas, mantecas…) Totalmente artificiales, fabricadas para la repostería y para acompañar muchas comidas, estas grasas están presentes en casi todos los alimentos procesados, conservas, embutidos, quesos… Son un atentado para la salud cardiovascular, empeoran el cáncer, aumentan la inflamación y también dañan la visión.

Bayas Goji: la medicina china siempre las ha recomendado para una buena visión. 
Excelentes para prevenir la DMAE.

Alimentos salvadores


Evidentemente, no basta con eliminar estos cuatro ingredientes de nuestra dieta, sino incorporar alimentos ricos en nutrientes, sobre todo antioxidantes (vitaminas A, C, E y K2), minerales y pigmentos protectores (luteína, zeaxantina). Todo esto se puede encontrar en los granos integrales, las legumbres, las frutas y las hortalizas de toda la vida. Por supuesto, hay alimentos concretos que aportan un especial beneficio, y esto lo explica en más detalle en su libro.

En este blog he hablado de muchos de estos alimentos:

  • verduras de hoja verde como la espinaca y la berza,
  • hortalizas rojas y naranjas, como la zanahoria y la calabaza;
  • las bayas como los arándanos y las moras;
  • frutas amarillas y naranjas, como el melocotón, la naranja y el mango.

En realidad, todos los alimentos que favorecen la salud cardiovascular son protectores para la vista, pues en nuestro cuerpo, todo va relacionado.

Además, son importantes los omega 3, que se pueden obtener del pescado azul, los frutos secos como las nueces y las semillas de lino.

Col kale... o la berza de toda la vida. Una joya para proteger nuestra visión.

¿Y qué hay de los suplementos vitamínicos?


El doctor Knobbe es muy escéptico. El análisis de los estudios realizados muestra que, en realidad, los suplementos, incluso los que se recomiendan a raíz del estudio AREDS para la salud ocular, son poco efectivos, inútiles o incluso dañinos en algunos casos. Más vale tomar los nutrientes de las plantas enteras, que contienen no uno sólo, sino cientos de componentes beneficiosos para la salud, que se potencian unos a otros. Un laboratorio jamás podrá imitar la maravilla dietética de un brócoli, un arándano o una zanahoria.

En este enlace encontraréis un artículo científico publicado por el doctor Knobbe y su colega en la revista Science.

domingo, 28 de octubre de 2018

Controlar la presión intraocular


En mi última visita al oftalmólogo, saltó la alarma. Mi ojo izquierdo, el que ha sufrido todos los percances —trombo, membrana, láser...— estaba a 32 de presión. El doctor me dijo que, sí o sí, debía tomarme unas gotas pues el nervio óptico sufre mucho con esta presión y no podemos arriesgarnos. Más adelante, me dijo, podemos estudiar algunos remedios naturales para controlar la situación, pero ahora es una emergencia: hay que bajar esa presión.

Así que, aunque me resisto a los fármacos, estoy poniéndome mis gotas religiosamente. Hoy he ido a una óptica a medirme la presión ocular y la tengo completamente normal en ambos ojos: el remedio está funcionando. ¿Efectos adversos? No son importantes, de momento, aunque sí percibo cierta irritación, pero pasa pronto.

He hablado con un naturópata amigo y le he explicado el tema. Él ha sido muy claro y realista: hay remedios naturales para muchas cosas, pero para este caso, lo mejor es ponerse las gotas. Es un problema localizado en una zona muy precisa, es un riesgo importante y hay que tratarlo. Los remedios naturales que abordan la salud ocular y corporal en general siempre ayudan, pero no son lo bastante potentes para resolver este problema concreto.

Eso sí, para evitar que la toxicidad del fármaco pase a la sangre, apenas me pongo la gota cierro el ojo y debo presionar con el dedo en el lacrimal, durante un minuto, y así todo el producto se queda en el ojo y no pasa a las venas. ¡Un detalle a tener en cuenta!

Un riesgo posible: contraer glaucoma


En otra entrada he hablado sobre el glaucoma, una de las enfermedades de la vista con mayores riesgos, ya que puede conducir a la ceguera si no se trata a tiempo. El glaucoma se asocia a una elevada presión intraocular. Los líquidos del ojo no se drenan bien, se genera presión interna y esta puede llegar a dañar el nervio óptico. Una vez el nervio se daña, se empieza a perder visión. Comenzando por la visión lateral, hasta llegar a la mácula o punto de visión central. Muchos pacientes no se dan cuenta de que están perdiendo capacidad visual hasta que el problema está muy avanzado. Por eso es importante, a partir de los 50 años, hacerse revisiones anuales para detectar cualquier síntoma sospechoso y atajar el problema lo antes posible.

Pero ¿qué produce la presión intraocular? En otras palabras, ¿cuál es la causa de que los líquidos del ojo no se drenen adecuadamente?

Aquí es donde encontramos muchas causas posibles, y no hay dos pacientes iguales. A veces la hipertensión ocular está vinculada a una hipertensión arterial en general y a un elevado colesterol, pero no siempre es así. De la misma manera, algunas personas que desarrollan glaucoma no sufren presión elevada en el ojo. El componente genético tiene un papel, pero no todo. Los problemas cardiovasculares también influyen. El tabaco y la alimentación también. El estrés y traumatismos oculares pueden contribuir. El exceso de insulina (atención al azúcar) también eleva la presión ocular. En fin, los médicos expertos afirman que es una enfermedad debida a múltiples factores y no se puede simplificar.

Controlar la presión ocular: primer paso


Si en una revisión te detectan una alta presión ocular, conviene llevar un control periódico y frecuente. Se considera que la presión normal está entre 12 y 22. Más de 22 es alta, y por encima de 28 es peligrosa. El nervio óptico está sufriendo.

Cuando se detecta hipertensión ocular, el primer remedio son los colirios. Hay muchas clases de gotas, y todas tienen su eficacia. El problema es que son fármacos potentes y algunas personas sensibles sufren efectos secundarios molestos, desde irritación y picor hasta vértigos, visión borrosa y taquicardias.


Revisión en casa, tratamiento personalizado


Como los fármacos para reducir la presión ocular no son inocuos, los médicos y los científicos están desarrollando nuevas tecnologías para que el tratamiento sea el mínimo y el adecuado a cada paciente, es decir: lo más personalizado posible.  Lo ideal es medir la presión ocular con frecuencia y a diversas horas del día. Así el oftalmólogo se hace una idea de cómo fluctúa la presión del ojo de su paciente y puede ajustar las dosis del fármaco a su necesidad. Como el paciente no puede estar desplazándose a la clínica cada día, una empresa finlandesa, Icare, ha diseñado un aparato pequeño y fácil de usar para medir la presión intraocular en casa. El tonómetro Icare está a la venta y se puede adquirir también en España a través de la empresa óptica Essilor.

La tecnología de este aparato se llama “de rebote”, y es distinta de la utilizada por los tonómetros tradicionales “de aplanamiento”. Según un estudio de la Sociedad Española de Oftalmología, los valores resultantes de las mediciones por rebote son ligeramente superiores a los de los otros aparatos. Aún y así, si los maneja un profesional formado, son indicativos y especialmente útiles a la hora de tratar casos de glaucoma o hipertensión ocular. En este vídeo se explica cómo se usa.

Voy a investigar más el tema, porque me interesa mucho. Hay ópticas que también ofrecen medir la presión ocular, pero no todas cuentan con los aparatos adecuados y sus mediciones no siempre son exactas. Hay que informarse bien. Si el aparato es “de rebote”, podemos fiarnos bastante del resultado.

domingo, 23 de septiembre de 2018

Un colirio para la degeneración macular


Esta noticia salió el año pasado, pero como todo ensayo clínico, quizás tarde un tiempo en llegar a la práctica médica. Es una buena noticia para los pacientes que sufren degeneración macular. Lo explico resumido a partir de la noticia publicada en este diario digital.

Como recordaréis, la degeneración macular se produce por un daño en los capilares sanguíneos que irrigan la retina. Es decir, es un problema circulatorio que afecta al ojo.

Se da sobre todo en personas mayores de 50 años y el problema se agrava con la edad. En España, ahora mismo, hay más de 700 000 personas que la sufren.

Al dañarse los vasos sanguíneos, se generan pequeños capilares secundarios para irrigar el tejido. Estos capilares son tan frágiles que se rompen fácilmente, dejando escapar sangre y líquido en la retina. Esto es lo que produce la pérdida de visión y las distorsiones visuales: líneas torcidas, borrosidad, rostros deformados, manchas, etc.

Hasta ahora, el único tratamiento para la degeneración macular eran las inyecciones de fármacos que inhiben la proliferación de capilares y sellan las fugas en los vasos sanguíneos (Lucentis, Avastin, Ylea). Este tratamiento es muy efectivo, pero es molesto, porque hay que inyectar directamente en el ojo, y, como todo, tiene sus efectos secundarios. El fármaco es una pequeña dosis de quimioterapia y a largo plazo genera toxicidad y va debilitando el ojo.

Una científica inglesa de la Universidad de Birmingham, Felicity de Cogan, ha diseñado un fármaco para esta patología que se libera a través de unos péptidos. Los péptidos son moléculas químicas muy pequeñas que pueden atravesar los tejidos humanos. De esta manera, el fármaco se puede suministrar sin necesidad de inyección, directamente sobre el ojo en forma de gotas. Las gotas penetran el tejido ocular y llegan a la retina, donde el fármaco actúa.

Esta nueva modalidad de tratamiento ahorra tiempo, dolor y los efectos adversos de las inyecciones continuadas. Además, es mucho más fácil de aplicar para el paciente y se pueden regular mejor las dosis, adaptándolas a la necesidad de cada persona.

Esta terapia está en fase experimental. Tiene que seguirse un protocolo médico pero los investigadores creen que el año 2023 ya estará disponible para el público.

Mientras tanto, tratándose la degeneración macular de un problema circulatorio, todos podemos tomar medidas preventivas y paliativas, al igual que intentamos prevenir las enfermedades coronarias. Una buena dieta, ejercicio, vigilar mucho con el exceso de grasas (colesterol y triglicéridos), así como controlar la tensión arterial son cosas que todos podemos hacer para frenar y prevenir la incidencia de esta enfermedad.

domingo, 12 de agosto de 2018

Un descubrimiento anti-hipertensión


Hace unas semanas hablé de diferentes remedios para la hipertensión, especialmente remedios naturales. Mi motivación al investigar soluciones alternativas era evitar los fármacos. Las pastillas anti-hipertensivas tienen importantes efectos secundarios y contraindicaciones, además de que no curan nada, simplemente mantienen a raya el síntoma. Los médicos las prescriben de por vida y, con el paso de los años, los pacientes sufren secuelas derivadas de su toma. En algunos casos, los efectos adversos pueden amenazar la vida del paciente, al provocar hemorragias y otros trastornos.

Como expliqué, además de cuidar mucho mi dieta, me centré en tres remedios totalmente caseros y naturales. Ni siquiera recurrí a los suplementos. Mi sorpresa ha sido que, al cabo de unas pocas semanas, tenía totalmente normalizada mi tensión arterial. Midiéndola tres veces al día, no subía de 13 – 7, unos valores que se consideran normales, fuera de riesgo, y que no precisan de medicación alguna. He mantenido mi tensión así durante meses, por eso ahora quiero contarlo.

¿Cuáles son estos tres remedios “prodigiosos” y más eficaces que cualquier medicación o suplemento? Son sencillísimos, baratos e incluso sabrosos.

Reducir la sal


El primero ha sido controlar, seriamente, la sal en mi comida. Evito cocinar con sal y, si debo aliñar algún plato, lo hago con muy poquita cantidad y ya cocinado, pues la sal durante la cocción pierde sabor y la gente tiende a echar más. ¿Cómo logro dar sabor a mis platos? A veces utilizo un poquito de agua de mar mezclada con el agua normal para cocer. Otras veces simplemente recurro a la combinación de hierbas y especias: jengibre, cebolla, laurel, orégano, puerro, comino, etc. Los vegetales cocinados en su tiempo justo (al dente, no recocidos) tienen tanto sabor que ya no necesitas añadirles nada. Las plantas tienen sales minerales de forma natural. Además, así conservan mucho mejor sus nutrientes. 

Los médicos aconsejan a sus pacientes que limiten o retiren la sal. El problema es que es tan adictiva que nadie o casi nadie hace caso de estas recomendaciones. Además, los alimentos procesados llevan incorporada mucha sal, más de la necesaria. Por eso, aunque no echemos sal a la comida, la estamos ingiriendo. Todas las conservas, panes, quesos, salsas, embutidos, etc., están sumamente cargados de sal. Los médicos lo saben y contrarrestan el problema con pastillas.

Un poco de sodio es necesario, por supuesto. Nuestra sangre necesita un equilibrio entre dos sales: el sodio y el potasio. El problema es que los alimentos ya llevan sodio de forma natural, y añadir sal a la comida los sobrecarga y desequilibra la química de nuestro cuerpo. De ahí que, para evitar problemas, nuestro propio organismo provoque la hipertensión para facilitar que la sangre corra más. En realidad, la hipertensión es una respuesta natural del cuerpo ante un exceso de sal. Así que el remedio evidente es reducir la sal hasta un límite seguro. Los expertos dicen que no deberíamos tomar más de 2,5 gramos de sal al día. Esto es una cucharadita rasa de café. Sobra decir que, entre los aliños y los procesados, nuestra ingesta diaria habitual es mucho mayor.

Una opción razonable, por supuesto, es comer siempre en casa, alimentos frescos preparados al momento. Comer en restaurantes o tomar platos precocinados es letal, porque llevan mucha sal y no controlamos las cantidades.



El limón

El limón es un remedio muy tradicional para bajar la tensión arterial. Pero no podéis imaginar hasta qué punto es efectivo. Algún día que he ido a comer de restaurante, por compromiso ineludible, he pedido unas rodajas de limón y me las he tomado con el postre. Por la tarde, al tomarme la presión, ¡no me había subido!

¿Qué hace el limón en nuestro cuerpo? El limón ayuda a digerir las grasas, provocando que segreguemos más bilis, y esto ayuda a eliminar las comidas pesadas. Por otra parte, tiene mucha vitamina C, un potente antioxidante que protege los tejidos y la salud arterial. Tomar el zumo de un limón al día puede ser otro estupendo remedio para mantener la presión a raya, con los beneficios añadidos de esta fruta, que es muy depurativa y regeneradora.



Las legumbres


Este ha sido el gran descubrimiento. Casi todos sabemos que el limón va bien para la presión, pero que las legumbres sean tan beneficiosas no es tan conocido.

El doctor Esselstyn, cirujano que cura a pacientes cardiovasculares a base de la alimentación, dice que lo mejor que pueden hacer las personas que quieran conservar sano su corazón y sus arterias es comer muchas legumbres, a diario.

¿Qué tienen las legumbres para ayudar a la salud arterial? En primer lugar, son ricas en proteínas, concretamente la arginina. Esta proteína promueve la producción de óxido nítrico, un potente químico de nuestro cuerpo que limpia el epitelio arterial y relaja sus tejidos, haciendo que nuestros vasos sanguíneos se hagan más elásticos y resistentes.

En segundo lugar, las legumbres son muy ricas en magnesio y potasio, que ayudan a regular el equilibrio de sales en la sangre, contrarrestando el exceso de sodio.

En tercer lugar, tienen mucha fibra, que envuelve y arrastra la grasa en el intestino ayudando a expulsarla, para que no pase a la sangre. O sea que también son buenas para bajar el colesterol y los triglicéridos.

Esta misma fibra alimenta nuestras bacterias que viven en el colon. Algunas de estas bacterias producen ciertos ácidos grasos que protegen nuestras arterias. Sin fibra, las bacterias no pueden producirlos.

O sea, que las legumbres, además de ser un alimento sanísimo, sabroso y casi completo, son un magnífico remedio anti-hipertensión. Os animo a que lo probéis y tratéis de tomar legumbres a diario, aunque sólo sea una tacita como acompañamiento de otro plato. Por supuesto, ¡sin tocino ni chorizo!



¿Por qué esto es importante para tu vista?


Hablo de este tema porque, como ya he contado muchas veces, una de las causas más frecuentes de las dolencias oculares son los problemas circulatorios. Cuanto tuve mi accidente tenía el colesterol y la hipertensión altísimos. El oftalmólogo que me visitó por primera vez tras mi trombo ocular me lo aconsejó: “Cuida tu colesterol y tu tensión arterial”. Fue su única prescripción.

La mala circulación, el deterioro de los vasos sanguíneos y el colesterol producen accidentes que, si se dan en la retina, dañan el ojo y provocan una pérdida de visión. La degeneración macular y otros problemas son casi siempre de origen vascular. Por eso es importante cuidar la salud de tu sistema circulatorio y la calidad de tu sangre.

Ya veis que es más sencillo y económico de lo que parece. Sin fármacos ni suplementos caros. Eso sí, hay que tener voluntad y adoptar una dieta sana, que a veces es totalmente opuesta a lo que nos hemos habituado a comer durante años. Pero vale la pena. La vista es un don precioso y conservarla merece todos los esfuerzos.

domingo, 15 de julio de 2018

Tracción del vítreo

Uno de los últimos problemas que se ha ido manifestando en mi ojo izquierdo, es una tracción del vítreo debido a la presencia de la membrana que tengo en la retina.

La membrana es tejido engrosado, como una arruga que “tira” del vítreo. Así me lo ha explicado mi oftalmólogo. El vítreo es el líquido gelatinoso que rellena el ojo. Si, por algún motivo, es presionado o estirado, puede desprenderse, y la única solución es la cirugía. La tracción del vítreo también puede provocar visión borrosa, como si todo se viera entre nieblas o difuminado.

La última vez que me visité con mi oftalmólogo fue precisamente por esta visión borrosa. No tenía hemorragia y apenas había un poco de líquido en el ojo, pero tuve que pincharme de nuevo.

Es posible que, con el tiempo, tengan que volver a intervenirme. El médico me ha dicho que tendrían que quitarme la membrana que está provocando esta tracción del vítreo. Es una operación delicada, pero en manos de buenos cirujanos no entraña riesgos importantes.

El doctor Monés explica una patología parecida a la mía: el síndrome de tracción vítreo-macular. En este caso, la capa que separa el vítreo de la retina se despega de esta, provocando un desprendimiento de vítreo. Pero hay zonas de la capa que siguen pegadas a la retina y entonces es cuando el vítreo ejerce una tracción y se pueden generar bolsas de líquido o incluso agujeros. Si el desgarro afecta a la mácula, el paciente pierde visión y ve los objetos deformados (metamorfopsia). Entonces la única solución es operar de urgencia.

En la página del Institut de la Mácula se puede ver una intervención quirúrgica para extraer una membrana retiniana. Os invito a verla, son menos de dos minutos. ¡Es impresionante con qué nitidez y precisión operan! La ciencia ha logrado avances maravillosos; los que tenemos problemas de visión tenemos motivos para estar agradecidos y esperanzados, pues la oftalmología es un campo en continuo progreso.

domingo, 3 de junio de 2018

Aliviar los ojos secos o irritados


Cada vez somos más las personas propensas a sufrir de ojo seco o irritado. La sensación de tener algo en el ojo, que nos pica y nos hace llorar, puede ser muy desagradable e impedirnos realizar nuestras tareas cotidianas con normalidad. En algunos casos graves, incluso puede ser incapacitante.

He pasado unos días con este tipo de molestias y por eso he investigado un poco para tomar medidas. Esta entrada resume lo que he aprendido.

¿Por qué se produce el ojo seco o irritado? Mi oftalmólogo me explicó las cinco causas más habituales.

1.     La edad. Con los años, los lacrimales del ojo se pueden deteriorar y producen menos lágrimas, con lo que el ojo queda deshidratado y se produce sequedad y escozor.
2.     El estrés y el cansancio. Pasar mucho tiempo ante una pantalla, dormir poco, leer en exceso, y las tensiones continuas pueden irritar los ojos y causar sequedad y dolor.
3.     Factores externos que nos producen una irritación temporal: alergia, polen, contaminación, polvo, algún objeto extraño que nos entra en el ojo, una infección, y también el exceso de luz o de sol.
4.     La cirugía. Si has tenido alguna operación o intervención oftalmológica, tus ojos ya no son los mismos y pueden volverse muy sensibles, fácilmente irritables.
5.     El uso de lentes de contacto. En ocasiones puede producir molestias. Hay que tener una buena higiene y mantenimiento de las lentillas, y descansar de ellas.

 ¿Cómo aliviar un ojo seco o irritado?


Lo primero es determinar la causa. Si la irritación es grave y súbita y no identificas el motivo vale la pena una visita al oculista para que descarte una alergia o una infección, que requieren tratamiento con fármacos específicos.

Si sabes que puede ser debido a los otros motivos: edad, cansancio ocular, hipersensibilidad tras una operación, etc., también es bueno pedir consejo a tu oftalmólogo para evitar comprar algún producto o remedio que te pueda irritar más.

Hay tres remedios básicos: las lágrimas artificiales, las gotas para ojos irritados y los baños oculares.

Las lágrimas artificiales pueden ser muy efectivas. Es preferible que sean en monodosis, porque así no llevan conservantes, y que contengan ácido hialurónico y áloe vera, que son muy hidratantes y suavizantes.

Las gotas para ojos irritados, mejor que sean suaves, a menos que te hayan recetado alguna con componentes farmacológicos por problemas de alergia o infección. Las que llevan caléndula y Eufrasia son estupendas.

Cuidado con las gotas para ojos rojos, tipo Vispring. Son vasoconstrictoras, es decir que estrechan los vasos sanguíneos para que el ojo se vea más blanco. Pero no resuelven el problema y pueden perjudicarte. En el blog Cuida tu Vista, el optometrista Ramón García tiene un artículo donde habla de los riesgos de este tipo de gotas.

Los baños oculares pueden ser caseros o de farmacia. Un remedio tradicional y muy efectivo es la manzanilla en infusión. Pero hay que procurar que esté hecha con agua muy limpia y bien filtrada, para evitar que se introduzcan partículas extrañas en el ojo.

El suero fisiológico es otro líquido suave y muy adecuado para los ojos temporalmente irritados. En la farmacia también pueden aconsejarte otros líquidos muy bien formulados que proporcionan un alivio inmediato. Lo ideal es bañarte el ojo con ayuda de una bañera ocular que se suele vender con estos remedios. Para enjugar el líquido, utiliza algún tipo de toallita ocular y evita que los dedos y las uñas rocen las pestañas y el ojo.

En este interesante artículo, el autor de Cuida tu Vista explica con más detalle cuáles son los mejores remedios para los ojos secos e irritados. 

La prevención siempre ayuda


Finalmente, y más ahora que estamos casi en verano, vale la pena tomar algunas precauciones.

Lleva gafas de sol, de calidad y con protección solar certificada. Te evitarán exceso de luz, polvo y partículas extrañas, además de cansancio ocular si vas de viaje, o a la playa, o a lugares muy expuestos al sol.

En la piscina, utiliza siempre gafas de agua para nadar. También vale la pena que sean de cierta calidad. El cloro y los productos que echan a las piscinas son muy irritantes y dañinos para el ojo.
Protégete del viento y el polvo siempre que puedas, con gafas, gorras, viseras.

Vigila con ciertos productos para la piel: cremas, aceites, cosméticos… Aplícatelos sin untar las pestañas y el contorno del ojo. Sus componentes y sus grasas pueden entrar en los ojos y causar mucha irritación.

Como medida preventiva, los días que vayas a la piscina, o que fuerces más la vista, puedes darte un baño ocular por las noches, antes de ir a dormir. Te refrescará y aliviará mucho.

¡Que los ojos secos o irritados no te estropeen las vacaciones!

domingo, 6 de mayo de 2018

Los últimos retos 2: la hipertensión


Hipertensión, la muerte silenciosa

La hipertensión es el primer “enemigo”. Estoy en mi peso idóneo. Corro cada mañana (el ejercicio suele bajar la tensión). No tomo embutidos. Pero, pese a alimentarme bien y con muy poca sal, a la menor ocasión me sube por encima de los valores máximos considerados “normales” (14/9). Hay días que logro un estupendo 12 / 8, pero este valor no se mantiene estable. Quizás también tengan que ver la genética y el estrés, que a veces es inevitable. Finalmente, los médicos han considerado que debo medicarme.

En este enlace encontrarás más información sobre la presión arterial y qué valores se consideran normales.

Hay muchos fármacos para la hipertensión y son de varios tipos. Los hay que inhiben las hormonas responsables de subir la tensión arterial, los hay beta-bloqueantes que relajan el tejido cardíaco, los hay diuréticos y otros tipos de inhibidores que alteran el flujo sanguíneo… Todos ellos comportan diversos efectos secundarios, en algunos casos, muy graves.

He probado varios remedios naturales, tanto hierbas como suplementos, pero de momento no he notado que sean muy efectivos. Quizás necesito dosis más altas o no he encontrado el suplemento adecuado. Entre las plantas que ayudan a regular la tensión se encuentran el ajo, el olivo, el espino blanco, la vid roja y los arándanos y los frutos del bosque, que mejoran la microcirculación.

Soy reticente a tomar fármacos. No descarto seguir las indicaciones del médico. Pero antes voy a probar otros remedios naturales. Al mismo tiempo, controlaré más estrechamente la sal que tomo. Casi no aliño con sal mis platos, utilizo muchas hierbas, especias y el aroma propio de las plantas (cebolla, hinojo, laurel, col, legumbres…). Aún y así, puedo estar tomando más sal de la cuenta “oculta” en alimentos preparados, como el pan o alguna conserva. Veré si en un mes o dos, con los nuevos suplementos, logro bajar a los niveles recomendados.

Por supuesto, seguiré tomando algunos alimentos que son estupendos para regular la tensión arterial. Los cito aquí porque, según algunos estudios científicos, dan resultados muy notables.

  • Ajo y limón a diario. Tomo dos o tres dientes de ajo al día, como condimento o acompañando algún plato. El limón lo tomo exprimido cada mañana en ayunas y también como aliño de caldos y ensaladas. Este remedio, por ahora, es el que más efectivo me ha resultado. Algún día que he comido fuera de casa, después de tomar un buen chorro de jugo de limón, he logrado mantener la presión estable en sus límites, sin pasar de 13 / 8.
  • Frutas: piña natural, manzana, arándanos y frutas del bosque, fresas y limón. La piña y la manzana las tomo a diario.
  • Lino molido: las semillas de lino molido han mostrado ser tan eficaces como los fármacos para bajar la tensión arterial, según varios estudios realizados con pacientes hipertensos. Basta tomar una cucharada diaria, que se puede añadir a caldos, purés, verduras, batidos o espolvoreado sobre ensaladas y arroces. El sabor es bastante bueno (como de pan o almendra tostada) y da una textura cremosa a la comida.
  • Caldos curativos: con cebolla, apio, alcachofa… Estas hortalizas son estupendas para la circulación.
  • Avena y legumbres: ricas en potasio y fibra, son buenas para regular la tensión sanguínea.


30 remedios para la hipertensión


La doctora Florence Jaquier, médico suiza, ha publicado un manual muy práctico sobre la hipertensión y cómo mejorarla valiéndose sólo de remedios naturales. Ella propone 30 remedios, de los cuales cada paciente puede elegir los que mejor le vayan. He comprado su libro y lo he leído. Algunos de los remedios ya los estaba aplicando, pero he decidido incorporar algunos más, en total son once.

Aquí los tenéis:

1.     Limón.
2.     Apio.
3.     2 dientes de ajo al día, por lo menos.
4.     Magnesio (suplemento).
5.     Coenzima Q-10 (suplemento).
6.     L-arginina (suplemento).
7.     Infusión de olivo-hibisco-espino blanco y otras hierbas.
8.     Ejercicio físico (caminata de más de una hora, correr 15 minutos cada mañana).
9.     Tomar el sol, al menos 15 minutos al día.
10.  Restringir la sal.
11.  Régimen vegetariano.

Otros remedios que no he elegido, pero que pueden ser interesantes para quien sufra hipertensión y quiera mejorarla de forma natural, son estos:

1.     Perder peso (si hay sobrepeso).
2.     No tomar alcohol, o reducir su ingesta a máximo dos vasitos al día.
3.     Tomar vitamina C (al menos 500 mg al día).
4.     Hacer yoga tres veces por semana.
5.     Meditación trascendental, 20 minutos al día.
6.     Tomar jugo de arándano.
7.     Jugo de remolacha (con zanahoria y manzana, si se quiere, y apio).
8.     Tomar sandía.
9.     Tomar 3 kiwis al día.
10.  Beber agua de coco, 1 vaso grande 2 veces al día.
11.  Ayunar 10 días.
12.  Escuchar música relajante.
13.  Tomar chocolate negro (sin azúcar ni leche, bajo en grasa).

Por supuesto, antes de probar cualquiera de estos remedios, conviene consultar con el médico. Y también es importante irte midiendo la tensión, cada día o cada dos o tres días, para  comprobar tu evolución. Si no tienes aparato medidor en tu casa, en la farmacia más próxima te lo harán sin problema.

domingo, 15 de abril de 2018

Los últimos retos 1: el colesterol


Hoy quiero hablar de un tema que considero de vital importancia en la salud ocular. Hablaré de las causas de mi patología visual, que pueden ser también las de miles de personas que sufren problemas similares y degeneración macular.

Siempre recordaré el consejo que me dio el doctor Nadal, el oftalmólogo de la Clínica Barraquer que me trató cuando tuve el trombo venoso en mi ojo izquierdo: «Controla tu colesterol y vigila con la hipertensión.» Esa fue la única prescripción, una vez la hemorragia interna de mi ojo quedó controlada.

Hipertensión y colesterol. Son dos problemas circulatorios, ligados a nuestra sangre y a nuestros vasos sanguíneos, los que alimentan y llevan oxígeno a todas las células de nuestro cuerpo. Dos problemas universales, factores de riesgo para la primera causa de muerte en los países desarrollados: los accidentes cardiovasculares.

Y son también factores de riesgo para la degeneración macular. De hecho, mi trombo fue un accidente cardiovascular que afectó a la zona del ojo. Podría haber sido mucho peor: un ictus, dañando el cerebro, o un infarto de miocardio, tocando al corazón. En vez de salir con un ojo lesionado podía haberme quedado paralizado de medio cuerpo, o sin habla. Sólo de pensarlo me da vértigo.

Un problema degenerativo en el ojo suele estar ligado a un problema general de nuestro cuerpo, que es un sistema donde todo está relacionado. Por eso, en estos momentos, mi gran desafío es controlar de una vez por todas esos dos “dragones” que me afectan desde hace años: la hipertensión y el colesterol elevado. Aunque he mejorado mucho gracias a la dieta y a mis hábitos, aún me falta llegar a unos niveles óptimos.

El colesterol


Del colesterol se han dicho tantas cosas… Incluso tiene sus defensores, y aquellos que minimizan sus riesgos y hasta defienden que hemos de tener niveles “generosos” de esta grasa en la sangre.

Hay un hecho innegable: el colesterol forma grandes grumos, rígidos, auténticos cristales, presentes en nuestro torrente sanguíneo. Y también forma parte de la famosa placa, que forra nuestras venas y arterias por dentro, disminuyendo el caudal de sangre y endureciendo sus paredes. De modo que un nivel alto de colesterol es un problema: es como tener las autopistas de un país colapsadas con grandes camiones. Los atascos no se harán esperar. Y, en cardiología, un atasco es un trombo o un infarto que puede poner en peligro nuestra vida.

NOTA: la imagen que veis arriba es una serie de fotografías al microscopio de cristales de colesterol. Sorprendente, ¿verdad? Esos cristales afilados circulan por la sangre y se depositan en las paredes arteriales, con gran riesgo de perforación de la placa y formación de trombos. Asusta un poco pensar que tenemos eso dentro y el daño que pueda causar...

En mi caso, el colesterol es algo de familia. Mi madre también se medicaba para bajar su colesterol. Y mi padre murió de un infarto con treinta y seis años; el médico le decía que tenía “la sangre gorda”, una manera expresiva de definirlo. En su caso, no cuidó para nada sus hábitos ni su alimentación. Esto, sumado a un trabajo físicamente extenuante (cargar y descargar en el puerto de Sevilla), y quizás al poco descanso, contribuyó a su muerte prematura.

Desde muy joven tengo el colesterol por encima de 300 mg. Se considera un valor normal cuando el colesterol total está por debajo de los 200, lo ideal sería alrededor de los 150 mg. Cuando me dio el trombo en el ojo lo tenía a más de 400. Desde entonces, gracias a mi cambio de alimentación, he logrado bajar bastante, pero siempre con subidas y bajadas, nunca por debajo de los 200. Tomé estatinas un tiempo, pero me causaban muchos dolores musculares y molestias, y las dejé. A temporadas he tomado suplementos de monacolina (extracto de levadura de arroz rojo), que tiene un efecto similar a las estatinas, pero al ser de origen natural no causa efectos adversos.

Pero, al igual que con la hipertensión, nunca lograba bajar a unos niveles óptimos de colesterol. Al final, la gran tentación es decir: no hay nada qué hacer. Es genético, y la única solución es aceptar vivir con el colesterol alto o bien tomar estatinas. No hay otra.

Hasta que, a principios de este año, hice una resolución. Decidí tomarme muy en serio mi dieta, más aún que antes, y eliminar por completo un alimento que siempre me he resistido a dejar del todo, porque me encanta: los huevos. Así como el jamón, la carne y cualquier producto salado, en conserva y frito. Además, empecé a tomar un suplemento natural prescrito por mi doctora de cabecera. Medí mi colesterol al empezar este plan, estaba a unos 245 mg. Al cabo de un mes volví a hacerme un análisis.

Y, ¡sorpresa! Los resultados me dejaron asombrado. ¡Tenía un colesterol total de 175! Jamás había logrado un resultado así. Con lo cual quedé convencido de que la genética y la herencia familiar no tienen por qué condicionarte de por vida. ¡Se pueden superar!

Es cierto que me tomo un suplemento que me ayuda, pero es natural y casi inocuo. Y eso sí: he sido muy fiel con mi dieta anti-colesterol. Creo que ha sido el factor clave: la he seguido sin fallar, y eso me ha permitido alcanzar estos niveles. Me encuentro de maravilla y mi ojo, después de la última inyección, se está recuperando estupendamente.

Explico esto para dar esperanza a los lectores que tengáis problemas similares. El colesterol se puede controlar, sin fármacos peligrosos como las estatinas. ¿Cuesta un poco? Sí. Pero… ¿qué es sacrificar algunos alimentos a cambio de conservar tu visión y tu salud, evitando posibles infartos o complicaciones futuras? ¿No valen más nuestros ojos, o nuestro cerebro, o nuestro corazón, que un chorizo o unos huevos fritos? Además, esto me ha hecho creativo en la cocina; he ideado formas sanas de preparar alimentos buenos para mi sangre, he disfrutado probando, experimentando y comiendo platos riquísimos de legumbres, arroz, verduras, patatas y avena. No paso nada de hambre, os lo aseguro. Y mis análisis sanguíneos, colesterol aparte, revelan una salud excelente y ninguna carencia nutricional. Se puede comer rico y sano, es cuestión de ponerle un poco de imaginación. Ánimo, porque con voluntad y ganas de vivir, se puede. ¡Y vale la pena el esfuerzo! 

domingo, 28 de enero de 2018

Un año después: conclusiones

A un año y ocho meses de mi última inyección, puedo decir que mi vista ha ido estabilizándose, aunque he tenido algunas fluctuaciones. Pueden ser debidas al estrés, a situaciones emocionales concretas, incluso a los cambios de tiempo, frío, calor… Aunque realmente haya logrado llegar a este periodo tan largo, el ojo sigue siendo muy sensible y tengo que estar muy alerta.

Pero no me rindo. Seguiré luchando e investigando. Sé que cada día se están produciendo avances científicos y nuevos hallazgos. Quizás algunos tarden en convertirse en terapias efectivas. Pero mientras tanto, exploro lo que hay e intento mejorar cada día. Finalmente, el cuerpo humano todavía guarda muchos misterios que la ciencia médica no ha resuelto. Está íntimamente ligado a nuestra psique, y en este campo las posibilidades son infinitas e insospechadas. Más allá de la ciencia y de las terapias hay factores que pueden ayudar y producir un cambio positivo.

En resumen, creo que mi mejora visual y el haber podido llegar a casi un año y nueve meses sin tener que inyectarme, se debe a seis factores clave:

-        cuidar lo que entra por la boca, la alimentación,
-        cuidar lo que sale de tu cabeza, los pensamientos y las emociones;
-        controlar la tensión sanguínea y la ocular;
-        controlar el colesterol;
-        controlar el estrés.

Y, finalmente, si estás en una situación similar a la mía, te diría: no pierdas de vista que tienes una vida, tu vida tiene un propósito y hay unas personas a quienes querer y que desean tu salud. Esto es suficiente motivación como para luchar por tu visión cada día. ¡Ánimo!

Hoy aprovecho para recomendaros “Cuida tu vista”, una web muy práctica y llena de buenos consejos para cuidar vuestra visión. Su autor es el optometrista Ramón García, y entre otras cosas ofrece talleres on line para aprender cómo funcionan nuestros ojos y cómo cuidar la vista.