domingo, 8 de octubre de 2017

Prevención del glaucoma con láser

En mis últimas visitas al oftalmólogo me manifestó su preocupación por la elevada presión ocular de mis ojos, especialmente el ojo izquierdo. Una hipertensión ocular prolongada en el tiempo, como ya sabéis, puede dañar el nervio óptico y producir glaucoma.

Durante varios meses he seguido una terapia con gotas para bajar la presión intraocular. Es el remedio más habitual prescrito por los médicos cuando el problema no es grave. Pero durante todo este tiempo he tenido la sensación de que mi cuerpo no aceptaba bien las gotas. Tuve que ajustar la dosis y combinar dos tipos de fármaco para evitar irritaciones y sequedad de ojo, y aún y así algunos días, después de ponerme la gota, notaba la visión ligeramente borrosa. Son efectos típicos de estos medicamentos, que nunca son inocuos.

Finalmente, el doctor me dijo que dejara las gotas, pues me estaban causando demasiada toxicidad en el ojo. Y me propuso solucionar el tema con una pequeña intervención láser. La intervención se llama trabeculoplastia selectiva, y consiste en exponer a láser la malla trabecular, un sistema de minúsculos canalillos de drenaje del globo ocular. Con una exposición mínima, durante milésimas de segundo, las células no se queman, sino que simplemente se ven activadas por el calor. La reacción estimula las células, favoreciendo la evacuación del humor acuoso del ojo, y evitando el exceso de presión.

La trabeculoplastia láser selectiva es una alternativa para prevenir ciertos tipos de glaucoma o tratarlo en pacientes que no toleran bien los fármacos en forma de gotas. Esta técnica es bastante reciente, es muy sencilla, segura, y está dando muy buenos resultados.

Me sometí a la terapia láser hace unos diez días. Todo fue rapidísimo e indoloro. Lo más molesto (perfectamente soportable) son las gotas preparatorias y el momento en que el médico debe inmovilizarte el ojo con un tubo. Pero me trató con la delicadeza y la profesionalidad de siempre, de modo que salí y pude hacer vida completamente normal el mismo día.

Una semana más tarde he vuelto a medirme la presión ocular. Bajé de 30 a 21. Estoy en valores totalmente normales y con una mejora en la visión: el médico dice que es excelente y que he respondido muy bien al tratamiento. Con esta intervención me ahorraré las gotas y sus efectos adversos. La mejora conseguida puede durar varios años. ¡Mi ojo puede seguir recuperando la visión, evitando un riesgo importante!

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