domingo, 19 de mayo de 2019

Cirugía contra la DMAE seca, con terapia génica


Esta entrada es una traducción resumida de la noticia publicada por el Departamento Nuffield de Neurociencias de la Universidad de Oxford.

Investigadores de la Universidad de Oxford han llevado a cabo la primera intervención quirúrgica para abordar la causa raíz de la degeneración macular seca, asociada a la edad.

La operación fue realizada en el Hospital John Radcliffe y dirigida por el doctor Robert MacLaren, profesor de oftalmología en esta universidad, con el apoyo del Centro de Investigación Biomédica de Oxford y la empresa Gyroscope Therapeutics, que desarrolla terapias génicas para el tratamiento de enfermedades oculares.

La DMAE (degeneración macular asociada a la edad) es la primera causa de ceguera en los países desarrollados. Puede presentarse en forma húmeda o seca. La seca es un lento deterioro de las células de la mácula, responsables de captar la luz, las formas y los colores y, por tanto, de la visión. Los pacientes presentan zonas borrosas o manchas en la visión central, lo cual les dificulta realizar actividades cotidianas como leer, cocinar, reconocer rostros y conducir.

Si este tratamiento resulta un éxito, podría impactar enormemente la calidad de vida de los pacientes y su autonomía personal.

La primera persona en someterse a la operación ha sido la señora Janet Osborne, de Oxford. Como muchos otros afectados por la DMAE, tiene el problema en ambos ojos, pero más avanzado en el izquierdo. Su visión central se ha deteriorado y es borrosa, aunque su visión periférica se conserva mejor. Esta mujer, de ochenta años, dice que la pérdida de visión le dificulta algunas tareas del hogar, como cortar verduras y coser, así como leer durante periodos largos de tiempo. También le cuesta reconocer las caras.

Su motivación para participar en el experimento es la posibilidad de ayudar a otros pacientes con DMAE: «No pienso en mí. Pienso en los demás. Para mí, ya sería mucho lograr que mi visión no empeore. Eso sería fantástico, porque no supondría una carga para mi familia.»

La intervención quirúrgica consiste en desprender la retina e inyectar por  debajo de ella una solución con un virus. El virus contiene una secuencia de ADN modificado que infecta las células de la retina del llamado epitelio pigmentario, y corrige un defecto genético que causa la DMAE. Si la operación es exitosa, esta terapia genética sólo tendría que aplicarse una vez pues sus efectos se cree que son duraderos.

Un factor clave en la DMAE es el sistema complementario, un sistema de proteínas de nuestro sistema inmune que combate las bacterias. En la DMAE, estas proteínas están hiperreactivas y atacan a las propias células retinianas, de la misma manera que atacarían a una bacteria invasora.

El profesor MacLaren explica: «Estamos redirigiendo el poder del virus, un organismo natural, para que suministre el ADN a las células del paciente. Cuando el virus se abre en la célula retiniana libera la secuencia de ADN que hemos clonado y las células empiezan a fabricar una proteína que, creemos, puede modificar la enfermedad, corrigiendo el desequilibrio de la inflamación causada por el sistema complementario. La idea de esta terapia génica es desactivar el sistema complementario, pero sólo en un punto muy concreto en el fondo del ojo, para que el paciente no se vea afectado por él, y esperamos que en el futuro reduzca el avance de la DMAE.»

Sir Peter Lachman, científico de la Universidad de Cambridge, afirma: «Ahora conocemos mejor la relación entre el sistema complementario y la DMAE, y esto nos ha llevado a descubrir que restaurar el equilibrio de un sistema hiperreactivo puede ser un enfoque terapéutico potencial para la DMAE seca».

La intención de la terapia es detener el proceso y conservar la visión que aún les queda a los pacientes. Si funciona, la terapia génica será utilizada en un futuro con pacientes que sufran DMAE temprana y podrá detener el proceso antes de que su visión se deteriore.

Según el profesor MacLaren, «este campo de investigación está evolucionando rápidamente. Dado que ya tenemos un mayor conocimiento sobre la fabricación del tratamiento y los efectos del virus en el fondo del ojo, así como todos los demás programas de terapia génica que estamos desarrollando, espero que en pocos años podamos disponer de un tratamiento para la DMAE seca».

Fuente de la entrada: enlace.

Comentario


Aunque es un hallazgo muy interesante y se está investigando mucho en este campo, el resultado final no es resolver totalmente la enfermedad sino frenar el proceso degenerativo. Hay un enorme trabajo científico para un resultado bastante modesto. Por tanto, siempre es interesante ir más allá del remedio puntual e intentar prevenir o minimizar las causas: ¿por qué se entra en un proceso inflamatorio que altera el sistema inmune y deteriora la retina? ¿Por qué esas proteínas tan reactivas dañan a las células de la retina? Esto requiere más investigación en el origen del problema, y más  aun cuando millones de personas están en riesgo de sufrirlo. Como terapia, siempre es un intento valioso. Si se consigue mejorar la autonomía de los pacientes, ya supone un gran avance.

domingo, 31 de marzo de 2019

Suplementos para la DMAE, con base científica

Los estudios AREDS


Los estudios AREDS 1 y AREDS 2 son las investigaciones más amplias que se han realizado para evaluar si la toma de ciertos suplementos puede contribuir a prevenir, frenar o revertir la degeneración macular. Estos estudios han seguido a más de 4000 pacientes por espacios de cinco años. Los pacientes tomaron varios suplementos, y un grupo de cada estudio tomó placebo. Los resultados han sido los siguientes.

En el estudio AREDS 1 el suplemento incluía vitaminas A, C, E, betacarotenos, zinc y cobre. Resultado: un riesgo 25 % menor de avance de la degeneración macular. Problemas: los pacientes fumadores aumentaron su riesgo de cáncer pulmonar con la toma de betacarotenos. Y algunos pacientes experimentaron molestias digestivas debidas a la toma de zinc.

En el estudio AREDS 2 se hicieron algunos cambios. Se eliminó el betacaroteno de la fórmula y, en cambio, se añadieron omega 3, luteína y zeaxantina. Se probaron combinaciones variadas en diferentes grupos de pacientes. ¿Resultados? Los omega 3 no surtieron efecto protector. En cambio, la toma de luteína y zeaxantina sí funcionó, pero sólo en los pacientes que no tomaron betacaroteno: un 18 % menos de riesgo de avance en la DMAE. También en los pacientes que seguían dietas muy pobres en estos pigmentos (pocas verduras verdes), el riesgo se redujo en un 25 %. La conclusión es que el añadido más beneficioso a la fórmula vitamínica fueron los pigmentos: luteína y zeaxantina, siempre que se eliminara el betacaroteno. El motivo es que los antioxidantes compiten entre sí por ser absorbidos en la célula, y los betacarotenos impiden la absorción de la luteína. El betacaroteno es negativo, además, para los pacientes con riesgo de cáncer pulmonar. En cuanto a los omega 3 no aportan mejora significativa, según este estudio, y el zinc se puede reducir.

Posteriores estudios han mostrado, sin embargo, que una mayor dosis de omega 3 puede beneficiar la visión a medio y largo plazo. Sobre este tema hablo en este enlace más ampliamente.

En resumen, la toma de vitaminas C y E, con un poco de zinc, luteína y zeaxantina es la combinación que ha demostrado ser más protectora. Una dieta rica en antioxidantes y en vegetales de colores rojo, amarillo y naranja, así como en verduras de hoja verde, aporta estos nutrientes, que resultan más biodisponibles tomados con algún alimento graso natural, como nueces, semillas o un poco de aceite virgen.

La prevención es la mejor arma, y para ello, nada mejor que una nutrición adecuada, tal como propone el Dr. Christian Knobbe (ver artículo aquí  y aquí).

La fórmula AREDS:

·       500 mg de vitamina C
·       400 UI de vitamina E
·       15 mg de betacaroteno
·       80 mg de zinc (25 mg en versión reducida)
·       2 mg de cobre.
·       Luteína y zeaxantina
·       1000 mg de Omega 3 (DHA y EPA)

Este suplemento sigue exactamente la fórmula AREDS 2 que ha demostrado un efecto protector.
Y este otro le añade omega 3: Preservision3.

sábado, 15 de diciembre de 2018

La vitamina A: clave para la visión

Desde niños nos enseñaron que las zanahorias eran buenas para la vista. Más tarde, hemos aprendido que los alimentos de colores amarillo, naranja y rojo, ricos en carotenos, son estupendos antioxidantes y contribuyen a la buena visión.

Pero, ¿por qué esto es así? ¿Qué ocurre en nuestros ojos y qué pueden hacer estos alimentos para mejorar nuestra función visual? A raíz de leer el libro del doctor Christian Knobbe sobre la degeneración macular y sus causas, he aprendido el por qué. Intentaré explicarlo con sencillez y sin palabras muy técnicas, porque es fascinante entender cómo se produce la visión y qué papel tiene la vitamina A en ella.

Alimentos ricos en carotenoides. 

¿Cómo vemos?


En realidad, no son los ojos los que ven, sino nuestro cerebro. Nuestros ojos son la lente o cámara que enfoca, filma y fotografía, recogiendo la luz y proyectándola en la pantalla de fondo, que es la retina. Y aquí es donde empieza el milagro de la visión.

En la retina, como ya sabemos, hay una capa de pigmento, rica en luteína y zeaxantina, donde crecen, como un terciopelo tupido, los fotorreceptores, o células receptoras de luz. Los fotorreceptores son de dos tipos: conos o bastones. Los bastones perciben la luz y las formas básicas; los conos perciben el color y los matices precisos.

Estos fotorreceptores son los que procesan la luz y la convierten en señales eléctricas que se transmiten al nervio óptico y al cerebro. Pero ¿cómo se realiza este proceso? Es todo pura química. Los fotorreceptores utilizan un derivado de la vitamina A, llamado 11-cis retinal para detectar la luz. Este retinal se une a una proteína llamada opsina y forma un pigmento que tiñe de color los fotorreceptores. Cuando la luz golpea el pigmento, la vitamina A cambia su estructura y se alarga, emitiendo una señal eléctrica. La señal eléctrica se transmite a tres células, en cadena: la célula bipolar, la célula ganglionar y finalmente la neurona, que es la que lleva el impulso eléctrico al cerebro. En el cerebro, en el área del córtex visual, esta señal se procesa y nosotros vemos una imagen.

Cuando el pigmento ha cumplido su misión, el derivado de la vitamina A es reciclado con unas enzimas para poder ser utilizado de nuevo.

Sin vitamina A no podríamos ver


Si las imágenes que vemos son producidas por impulsos eléctricos, y estos impulsos son fruto de una reacción química, esta reacción sería imposible sin la vitamina A. Por eso, en el ciclo visual la vitamina A es imprescindible.

¿De dónde obtenemos la vitamina A? El cuerpo la puede fabricar a partir de los carotenos, de ahí que las frutas rojas, naranjas y amarillas, ricas en estos componentes, sean estupendas para la visión. Pero, atención, los carotenos no son vitamina A. La vitamina A, completa, la encontramos en alimentos de origen animal. Hay vitamina A en la carne, el pescado y la yema de huevo. También en la mantequilla orgánica de vacas que hayan comido hierba. Pero los alimentos que se llevan la palma son las vísceras: el hígado es el alimento más rico en vitamina A.

Hay otro alimento que antiguamente se utilizaba mucho, pero que suele causar rechazo por su sabor. Es el aceite de hígado de bacalao. Como suplemento para mejorar el aporte de vitamina es un ingrediente a tener en cuenta si no tomamos suficiente vitamina A y tenemos riesgo de sufrir degeneración macular.

Hígado encebollado: el número 1 en vitamina A.

Cómo suplir la carencia


El problema, que señala el doctor Christian Knobbe, es que nuestras dietas actuales son muy pobres en vitamina A. Quizás es debido a que hoy ya no se suelen consumir vísceras como antiguamente y nuestra dieta, tan rica en grasas, alimentos procesados y azúcares, es poco nutritiva, aunque sea muy calórica. Hay una carencia generalizada de vitaminas, y esto puede estar contribuyendo a la pandemia de degeneración macular que vemos por el mundo.

Muchas personas pueden pensar: bien, si nuestra dieta es pobre en vitamina A, ¿por qué no tomar suplementos? Los suplementos sintéticos, se ha probado en muchos estudios clínicos, no son lo mismo que tomar las vitaminas en el alimento natural. Además, hace unos años hubo mucha alarma porque se comprobó que las personas con cáncer de pulmón que tomaban suplementos de vitamina A tenían mayor riesgo de morir de la enfermedad. Cada día que pasa se está cuestionando más la validez y la eficacia de los suplementos vitamínicos. Lo mejor, finalmente, es tomar los alimentos ricos en nutrientes tal como los ofrece la naturaleza, con sus combinaciones únicas de diferentes vitaminas y minerales, agua, fibra y otros elementos. Una pastilla jamás podrá sustituir un alimento natural de calidad.

De ahí que la propuesta del doctor Knobbe sea volver a una dieta más parecida a la que consumían nuestros antepasados hace cien o más de cien años. Sin aceites, harinas refinadas ni todos estos alimentos procesados que hoy llenan nuestros supermercados y neveras. En definitiva, se trata de comer las plantas y los animales tal como crecen en el campo: carnes orgánicas, pescados salvajes, cereales integrales y semillas, y mucha fruta y verdura fresca y de temporada, siempre que sea posible. Y no olvidemos los “menudillos” (riñones, corazón, hígados, lengua) que, tomados de tanto en tanto, son un fabuloso aporte de vitamina A perfectamente asimilable por nuestro cuerpo.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Causantes de la degeneración macular: una hipótesis revolucionaria


El doctor Christian Knobbe, oftalmólogo e investigador norteamericano, lanzó una hipótesis revolucionaria sobre la causa de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y su tratamiento en el Simposio de Salud Ancestral celebrado en la Universidad de Colorado. Posteriormente ha presentado sus estudios y conclusiones en otros eventos, como el Congreso Mundial de Oftalmología celebrado en Barcelona el pasado mes de febrero. Cada vez son más los oftalmólogos, científicos y médicos que están apoyando su tesis, aunque reconocen que a aquellos interesados en promover soluciones farmacológicas no les va a gustar mucho su propuesta.

Tras años de estudiar la enfermedad, su incidencia y la evolución de la nutrición humana, el doctor Knobbe afirma que la causa principal de la DMAE es dietética, y que un cambio de alimentación puede prevenir, frenar e incluso revertir esta enfermedad, al menos en sus estadios iniciales y moderados. En los casos severos, puede evitar que avance o empeore.

En este video, una charla clara y amena de 40 minutos, explica y argumenta su hipótesis con datos bien documentados (está en inglés). 

En su página web se puede descargar el libro donde explica todo esto en detalle.


Los alimentos tradicionales sin procesar, base de una dieta sana para la vista y para todo el cuerpo.

Cuatro culpables


El doctor Knobbe señala cuatro ingredientes que forman casi el 70 % de nuestra dieta actual, y que estaban prácticamente ausentes de la dieta de nuestros antepasados, hace cien años. Estos cuatro “alimentos” no sólo son los causantes de la DMAE, sino de buena parte de las enfermedades que azotan al mundo occidental, los llamados “países desarrollados”. Si retiramos estos cuatro “villanos” de nuestra dieta y optamos por una alimentación basada en alimentos integrales, como la de nuestros abuelos y bisabuelos, nuestra salud dará un vuelco… y también nuestra visión.

1.     Harinas blancas. Desde la sustitución de los molinos de piedra por las harineras, se ha dejado de consumir la harina integral, con el salvado, el germen y todos los nutrientes y fibra que aportaba el trigo tradicional. La harina blanca, puro almidón refinado, sólo aporta calorías y actúa en el organismo como azúcar, pero es muy pobre en nutrientes.

2.     Azúcar. El azúcar refinado está presente en la mayor parte de alimentos procesados que ingerimos. Se calcula que un norteamericano (y europeo) medio consume al año entre 40 y 50 kg de azúcar… ¡comparados con los escasos 4 kg anuales que se consumían en el año 1900! Es imposible que tal cantidad de azúcar refinado, también desprovisto de nutrientes (sólo aporta energía rápida), no tenga consecuencias en nuestra salud.

3.     Aceites vegetales refinados. Incluso los llamados “sanos” como el de oliva y otros. Según el doctor Knobbe, los aceites refinados, como el de girasol, maíz, colza, etc., son auténticos venenos y el principal culpable de la enfermedad. Hace cien años se consumían poquísimo o no se consumían de forma masiva, como hoy. Las estadísticas muestran que cuando la población de un país empieza a consumir estos aceites, los casos de degeneración macular se disparan. Más incluso que con la ingesta de azúcar. El único aceite que se podría aceptar, pero en cantidades mínimas, y siempre crudo (nunca frito) sería el de oliva, virgen y prensado en frío con medios mecánicos.

4.     Grasas trans (margarinas, grasas hidrogenadas, mantecas…) Totalmente artificiales, fabricadas para la repostería y para acompañar muchas comidas, estas grasas están presentes en casi todos los alimentos procesados, conservas, embutidos, quesos… Son un atentado para la salud cardiovascular, empeoran el cáncer, aumentan la inflamación y también dañan la visión.

Bayas Goji: la medicina china siempre las ha recomendado para una buena visión. 
Excelentes para prevenir la DMAE.

Alimentos salvadores


Evidentemente, no basta con eliminar estos cuatro ingredientes de nuestra dieta, sino incorporar alimentos ricos en nutrientes, sobre todo antioxidantes (vitaminas A, C, E y K2), minerales y pigmentos protectores (luteína, zeaxantina). Todo esto se puede encontrar en los granos integrales, las legumbres, las frutas y las hortalizas de toda la vida. Por supuesto, hay alimentos concretos que aportan un especial beneficio, y esto lo explica en más detalle en su libro.

En este blog he hablado de muchos de estos alimentos:

  • verduras de hoja verde como la espinaca y la berza,
  • hortalizas rojas y naranjas, como la zanahoria y la calabaza;
  • las bayas como los arándanos y las moras;
  • frutas amarillas y naranjas, como el melocotón, la naranja y el mango.

En realidad, todos los alimentos que favorecen la salud cardiovascular son protectores para la vista, pues en nuestro cuerpo, todo va relacionado.

Además, son importantes los omega 3, que se pueden obtener del pescado azul, los frutos secos como las nueces y las semillas de lino.

Col kale... o la berza de toda la vida. Una joya para proteger nuestra visión.

¿Y qué hay de los suplementos vitamínicos?


El doctor Knobbe es muy escéptico. El análisis de los estudios realizados muestra que, en realidad, los suplementos, incluso los que se recomiendan a raíz del estudio AREDS para la salud ocular, son poco efectivos, inútiles o incluso dañinos en algunos casos. Más vale tomar los nutrientes de las plantas enteras, que contienen no uno sólo, sino cientos de componentes beneficiosos para la salud, que se potencian unos a otros. Un laboratorio jamás podrá imitar la maravilla dietética de un brócoli, un arándano o una zanahoria.

En este enlace encontraréis un artículo científico publicado por el doctor Knobbe y su colega en la revista Science.

domingo, 28 de octubre de 2018

Controlar la presión intraocular


En mi última visita al oftalmólogo, saltó la alarma. Mi ojo izquierdo, el que ha sufrido todos los percances —trombo, membrana, láser...— estaba a 32 de presión. El doctor me dijo que, sí o sí, debía tomarme unas gotas pues el nervio óptico sufre mucho con esta presión y no podemos arriesgarnos. Más adelante, me dijo, podemos estudiar algunos remedios naturales para controlar la situación, pero ahora es una emergencia: hay que bajar esa presión.

Así que, aunque me resisto a los fármacos, estoy poniéndome mis gotas religiosamente. Hoy he ido a una óptica a medirme la presión ocular y la tengo completamente normal en ambos ojos: el remedio está funcionando. ¿Efectos adversos? No son importantes, de momento, aunque sí percibo cierta irritación, pero pasa pronto.

He hablado con un naturópata amigo y le he explicado el tema. Él ha sido muy claro y realista: hay remedios naturales para muchas cosas, pero para este caso, lo mejor es ponerse las gotas. Es un problema localizado en una zona muy precisa, es un riesgo importante y hay que tratarlo. Los remedios naturales que abordan la salud ocular y corporal en general siempre ayudan, pero no son lo bastante potentes para resolver este problema concreto.

Eso sí, para evitar que la toxicidad del fármaco pase a la sangre, apenas me pongo la gota cierro el ojo y debo presionar con el dedo en el lacrimal, durante un minuto, y así todo el producto se queda en el ojo y no pasa a las venas. ¡Un detalle a tener en cuenta!

Un riesgo posible: contraer glaucoma


En otra entrada he hablado sobre el glaucoma, una de las enfermedades de la vista con mayores riesgos, ya que puede conducir a la ceguera si no se trata a tiempo. El glaucoma se asocia a una elevada presión intraocular. Los líquidos del ojo no se drenan bien, se genera presión interna y esta puede llegar a dañar el nervio óptico. Una vez el nervio se daña, se empieza a perder visión. Comenzando por la visión lateral, hasta llegar a la mácula o punto de visión central. Muchos pacientes no se dan cuenta de que están perdiendo capacidad visual hasta que el problema está muy avanzado. Por eso es importante, a partir de los 50 años, hacerse revisiones anuales para detectar cualquier síntoma sospechoso y atajar el problema lo antes posible.

Pero ¿qué produce la presión intraocular? En otras palabras, ¿cuál es la causa de que los líquidos del ojo no se drenen adecuadamente?

Aquí es donde encontramos muchas causas posibles, y no hay dos pacientes iguales. A veces la hipertensión ocular está vinculada a una hipertensión arterial en general y a un elevado colesterol, pero no siempre es así. De la misma manera, algunas personas que desarrollan glaucoma no sufren presión elevada en el ojo. El componente genético tiene un papel, pero no todo. Los problemas cardiovasculares también influyen. El tabaco y la alimentación también. El estrés y traumatismos oculares pueden contribuir. El exceso de insulina (atención al azúcar) también eleva la presión ocular. En fin, los médicos expertos afirman que es una enfermedad debida a múltiples factores y no se puede simplificar.

Controlar la presión ocular: primer paso


Si en una revisión te detectan una alta presión ocular, conviene llevar un control periódico y frecuente. Se considera que la presión normal está entre 12 y 22. Más de 22 es alta, y por encima de 28 es peligrosa. El nervio óptico está sufriendo.

Cuando se detecta hipertensión ocular, el primer remedio son los colirios. Hay muchas clases de gotas, y todas tienen su eficacia. El problema es que son fármacos potentes y algunas personas sensibles sufren efectos secundarios molestos, desde irritación y picor hasta vértigos, visión borrosa y taquicardias.


Revisión en casa, tratamiento personalizado


Como los fármacos para reducir la presión ocular no son inocuos, los médicos y los científicos están desarrollando nuevas tecnologías para que el tratamiento sea el mínimo y el adecuado a cada paciente, es decir: lo más personalizado posible.  Lo ideal es medir la presión ocular con frecuencia y a diversas horas del día. Así el oftalmólogo se hace una idea de cómo fluctúa la presión del ojo de su paciente y puede ajustar las dosis del fármaco a su necesidad. Como el paciente no puede estar desplazándose a la clínica cada día, una empresa finlandesa, Icare, ha diseñado un aparato pequeño y fácil de usar para medir la presión intraocular en casa. El tonómetro Icare está a la venta y se puede adquirir también en España a través de la empresa óptica Essilor.

La tecnología de este aparato se llama “de rebote”, y es distinta de la utilizada por los tonómetros tradicionales “de aplanamiento”. Según un estudio de la Sociedad Española de Oftalmología, los valores resultantes de las mediciones por rebote son ligeramente superiores a los de los otros aparatos. Aún y así, si los maneja un profesional formado, son indicativos y especialmente útiles a la hora de tratar casos de glaucoma o hipertensión ocular. En este vídeo se explica cómo se usa.

Voy a investigar más el tema, porque me interesa mucho. Hay ópticas que también ofrecen medir la presión ocular, pero no todas cuentan con los aparatos adecuados y sus mediciones no siempre son exactas. Hay que informarse bien. Si el aparato es “de rebote”, podemos fiarnos bastante del resultado.

domingo, 23 de septiembre de 2018

Un colirio para la degeneración macular


Esta noticia salió el año pasado, pero como todo ensayo clínico, quizás tarde un tiempo en llegar a la práctica médica. Es una buena noticia para los pacientes que sufren degeneración macular. Lo explico resumido a partir de la noticia publicada en este diario digital.

Como recordaréis, la degeneración macular se produce por un daño en los capilares sanguíneos que irrigan la retina. Es decir, es un problema circulatorio que afecta al ojo.

Se da sobre todo en personas mayores de 50 años y el problema se agrava con la edad. En España, ahora mismo, hay más de 700 000 personas que la sufren.

Al dañarse los vasos sanguíneos, se generan pequeños capilares secundarios para irrigar el tejido. Estos capilares son tan frágiles que se rompen fácilmente, dejando escapar sangre y líquido en la retina. Esto es lo que produce la pérdida de visión y las distorsiones visuales: líneas torcidas, borrosidad, rostros deformados, manchas, etc.

Hasta ahora, el único tratamiento para la degeneración macular eran las inyecciones de fármacos que inhiben la proliferación de capilares y sellan las fugas en los vasos sanguíneos (Lucentis, Avastin, Ylea). Este tratamiento es muy efectivo, pero es molesto, porque hay que inyectar directamente en el ojo, y, como todo, tiene sus efectos secundarios. El fármaco es una pequeña dosis de quimioterapia y a largo plazo genera toxicidad y va debilitando el ojo.

Una científica inglesa de la Universidad de Birmingham, Felicity de Cogan, ha diseñado un fármaco para esta patología que se libera a través de unos péptidos. Los péptidos son moléculas químicas muy pequeñas que pueden atravesar los tejidos humanos. De esta manera, el fármaco se puede suministrar sin necesidad de inyección, directamente sobre el ojo en forma de gotas. Las gotas penetran el tejido ocular y llegan a la retina, donde el fármaco actúa.

Esta nueva modalidad de tratamiento ahorra tiempo, dolor y los efectos adversos de las inyecciones continuadas. Además, es mucho más fácil de aplicar para el paciente y se pueden regular mejor las dosis, adaptándolas a la necesidad de cada persona.

Esta terapia está en fase experimental. Tiene que seguirse un protocolo médico pero los investigadores creen que el año 2023 ya estará disponible para el público.

Mientras tanto, tratándose la degeneración macular de un problema circulatorio, todos podemos tomar medidas preventivas y paliativas, al igual que intentamos prevenir las enfermedades coronarias. Una buena dieta, ejercicio, vigilar mucho con el exceso de grasas (colesterol y triglicéridos), así como controlar la tensión arterial son cosas que todos podemos hacer para frenar y prevenir la incidencia de esta enfermedad.

domingo, 12 de agosto de 2018

Un descubrimiento anti-hipertensión


Hace unas semanas hablé de diferentes remedios para la hipertensión, especialmente remedios naturales. Mi motivación al investigar soluciones alternativas era evitar los fármacos. Las pastillas anti-hipertensivas tienen importantes efectos secundarios y contraindicaciones, además de que no curan nada, simplemente mantienen a raya el síntoma. Los médicos las prescriben de por vida y, con el paso de los años, los pacientes sufren secuelas derivadas de su toma. En algunos casos, los efectos adversos pueden amenazar la vida del paciente, al provocar hemorragias y otros trastornos.

Como expliqué, además de cuidar mucho mi dieta, me centré en tres remedios totalmente caseros y naturales. Ni siquiera recurrí a los suplementos. Mi sorpresa ha sido que, al cabo de unas pocas semanas, tenía totalmente normalizada mi tensión arterial. Midiéndola tres veces al día, no subía de 13 – 7, unos valores que se consideran normales, fuera de riesgo, y que no precisan de medicación alguna. He mantenido mi tensión así durante meses, por eso ahora quiero contarlo.

¿Cuáles son estos tres remedios “prodigiosos” y más eficaces que cualquier medicación o suplemento? Son sencillísimos, baratos e incluso sabrosos.

Reducir la sal


El primero ha sido controlar, seriamente, la sal en mi comida. Evito cocinar con sal y, si debo aliñar algún plato, lo hago con muy poquita cantidad y ya cocinado, pues la sal durante la cocción pierde sabor y la gente tiende a echar más. ¿Cómo logro dar sabor a mis platos? A veces utilizo un poquito de agua de mar mezclada con el agua normal para cocer. Otras veces simplemente recurro a la combinación de hierbas y especias: jengibre, cebolla, laurel, orégano, puerro, comino, etc. Los vegetales cocinados en su tiempo justo (al dente, no recocidos) tienen tanto sabor que ya no necesitas añadirles nada. Las plantas tienen sales minerales de forma natural. Además, así conservan mucho mejor sus nutrientes. 

Los médicos aconsejan a sus pacientes que limiten o retiren la sal. El problema es que es tan adictiva que nadie o casi nadie hace caso de estas recomendaciones. Además, los alimentos procesados llevan incorporada mucha sal, más de la necesaria. Por eso, aunque no echemos sal a la comida, la estamos ingiriendo. Todas las conservas, panes, quesos, salsas, embutidos, etc., están sumamente cargados de sal. Los médicos lo saben y contrarrestan el problema con pastillas.

Un poco de sodio es necesario, por supuesto. Nuestra sangre necesita un equilibrio entre dos sales: el sodio y el potasio. El problema es que los alimentos ya llevan sodio de forma natural, y añadir sal a la comida los sobrecarga y desequilibra la química de nuestro cuerpo. De ahí que, para evitar problemas, nuestro propio organismo provoque la hipertensión para facilitar que la sangre corra más. En realidad, la hipertensión es una respuesta natural del cuerpo ante un exceso de sal. Así que el remedio evidente es reducir la sal hasta un límite seguro. Los expertos dicen que no deberíamos tomar más de 2,5 gramos de sal al día. Esto es una cucharadita rasa de café. Sobra decir que, entre los aliños y los procesados, nuestra ingesta diaria habitual es mucho mayor.

Una opción razonable, por supuesto, es comer siempre en casa, alimentos frescos preparados al momento. Comer en restaurantes o tomar platos precocinados es letal, porque llevan mucha sal y no controlamos las cantidades.



El limón

El limón es un remedio muy tradicional para bajar la tensión arterial. Pero no podéis imaginar hasta qué punto es efectivo. Algún día que he ido a comer de restaurante, por compromiso ineludible, he pedido unas rodajas de limón y me las he tomado con el postre. Por la tarde, al tomarme la presión, ¡no me había subido!

¿Qué hace el limón en nuestro cuerpo? El limón ayuda a digerir las grasas, provocando que segreguemos más bilis, y esto ayuda a eliminar las comidas pesadas. Por otra parte, tiene mucha vitamina C, un potente antioxidante que protege los tejidos y la salud arterial. Tomar el zumo de un limón al día puede ser otro estupendo remedio para mantener la presión a raya, con los beneficios añadidos de esta fruta, que es muy depurativa y regeneradora.



Las legumbres


Este ha sido el gran descubrimiento. Casi todos sabemos que el limón va bien para la presión, pero que las legumbres sean tan beneficiosas no es tan conocido.

El doctor Esselstyn, cirujano que cura a pacientes cardiovasculares a base de la alimentación, dice que lo mejor que pueden hacer las personas que quieran conservar sano su corazón y sus arterias es comer muchas legumbres, a diario.

¿Qué tienen las legumbres para ayudar a la salud arterial? En primer lugar, son ricas en proteínas, concretamente la arginina. Esta proteína promueve la producción de óxido nítrico, un potente químico de nuestro cuerpo que limpia el epitelio arterial y relaja sus tejidos, haciendo que nuestros vasos sanguíneos se hagan más elásticos y resistentes.

En segundo lugar, las legumbres son muy ricas en magnesio y potasio, que ayudan a regular el equilibrio de sales en la sangre, contrarrestando el exceso de sodio.

En tercer lugar, tienen mucha fibra, que envuelve y arrastra la grasa en el intestino ayudando a expulsarla, para que no pase a la sangre. O sea que también son buenas para bajar el colesterol y los triglicéridos.

Esta misma fibra alimenta nuestras bacterias que viven en el colon. Algunas de estas bacterias producen ciertos ácidos grasos que protegen nuestras arterias. Sin fibra, las bacterias no pueden producirlos.

O sea, que las legumbres, además de ser un alimento sanísimo, sabroso y casi completo, son un magnífico remedio anti-hipertensión. Os animo a que lo probéis y tratéis de tomar legumbres a diario, aunque sólo sea una tacita como acompañamiento de otro plato. Por supuesto, ¡sin tocino ni chorizo!



¿Por qué esto es importante para tu vista?


Hablo de este tema porque, como ya he contado muchas veces, una de las causas más frecuentes de las dolencias oculares son los problemas circulatorios. Cuanto tuve mi accidente tenía el colesterol y la hipertensión altísimos. El oftalmólogo que me visitó por primera vez tras mi trombo ocular me lo aconsejó: “Cuida tu colesterol y tu tensión arterial”. Fue su única prescripción.

La mala circulación, el deterioro de los vasos sanguíneos y el colesterol producen accidentes que, si se dan en la retina, dañan el ojo y provocan una pérdida de visión. La degeneración macular y otros problemas son casi siempre de origen vascular. Por eso es importante cuidar la salud de tu sistema circulatorio y la calidad de tu sangre.

Ya veis que es más sencillo y económico de lo que parece. Sin fármacos ni suplementos caros. Eso sí, hay que tener voluntad y adoptar una dieta sana, que a veces es totalmente opuesta a lo que nos hemos habituado a comer durante años. Pero vale la pena. La vista es un don precioso y conservarla merece todos los esfuerzos.