domingo, 21 de mayo de 2017

Glaucoma, ¿hay remedios naturales?

En esta entrada comparto los principales remedios naturales que pueden prevenir el glaucoma, reconocidos por la sanidad pública y los médicos académicos. En otras entradas hablaré de otros remedios interesantes que vale la pena al menos conocer. En la página www.glaucoma.org (hay versión en español) encontraréis mucha información desde la posición médica oficial.

Muchos pacientes afectados de glaucoma o con riesgo de contraerlo buscan alternativas a las terapias médicas habituales de aplicación de gotas y colirios. Los efectos secundarios de los colirios farmacológicos a veces pueden ser muy molestos e incluso suponen un riesgo para la salud en general del paciente. De ahí el interés en explorar opciones más naturales.

La medicina alternativa para tratar el glaucoma abarca diferentes remedios y terapias. Los médicos son reticentes porque faltan estudios científicos que prueben su eficacia, aunque algunos de estos remedios han demostrado ser efectivos en muchas personas.

Homeopatía


Los remedios homeopáticos están basados en hierbas y minerales que provocan en el cuerpo una reacción de defensa contra la enfermedad o el trastorno que quiere combatirse. Como la homeopatía no está regulada igual que los medicamentos, no siempre hay garantías de que los remedios tengan la dosis adecuada para ser eficaces. Muchos médicos desconfían de estos remedios.

Mi experiencia es que, si cuentas con un buen homeópata, serio y que conoce su labor, la homeopatía puede mejorar tus condiciones físicas y oculares y, si no prevenir, frenar el avance de ciertos problemas. Mi oftalmólogo de referencia combina el tratamiento convencional con la espagiria, un tipo de homeopatía con diferentes preparados que se fabrican siguiendo normas muy rigurosas. Pero el tratamiento homeopático es para mejorar el flujo sanguíneo en el ojo, no concretamente para el glaucoma.

Terapias holísticas

Incluyen un trabajo que armonice la mente, el cuerpo y el espíritu, y abarcan desde la nutrición, el ejercicio físico y técnicas de relajación y meditación. Estos tratamientos siempre benefician la salud de toda persona, pero no está probado que sean específicamente útiles para tratar el glaucoma.

Alimentación y bebida


Parece que tampoco hay estudios que muestren una relación concluyente entre la alimentación y el glaucoma. Pero lógicamente, lo que comemos influye en la salud y, por tanto, también en la salud visual. Según algunos experimentos, se ha visto que la toma de café aumenta la presión ocular, así como beber un vaso grande de agua de golpe. Una persona con presión ocular alta debería beber poco a poco, espaciadamente.

En cuanto a la comida, se sabe que ciertas vitaminas (A, C y E) y minerales (zinc, cobre, selenio) contribuyen a una buena salud ocular. Pero, como he comentado en otras entradas, más que tomar suplementos, lo ideal es tomar los nutrientes en su forma natural: muchas verduras verdes, hortalizas de colores y fruta fresca del tiempo. ¡Sin olvidar los ricos arándanos! Las bayas azules son especialmente protectoras para el glaucoma, las cataratas y la degeneración macular, pues ayudan a fortalecer los capilares sanguíneos de los ojos y mejoran la visión nocturna.

Mi experiencia es que la forma en que comes no sólo afecta tu salud global, sino también tu visión. Creo que la alimentación y el cambio de hábitos, en mi caso, han sido claves para detener el avance del deterioro en mi visión, y para espaciar la frecuencia de mis inyecciones hasta un año o más. Según mi oftalmólogo, tengo una visión que, por el daño que ha sufrido mi ojo, es muy superior a lo que podría esperarse.

Ejercicio físico


Es el hábito que más eficaz se ha demostrado para reducir la presión intraocular. Un estudio reciente revela que las personas que se ejercitan al menos 4 veces por semana, unos 40 minutos (carrera suave, caminata, bicicleta) reducen su presión ocular en un 20 %. Eso sí, el ejercicio debe ser constante pues los efectos se pierden a las dos semanas si se deja. Otro estudio con pacientes que caminaban a paso ligero 4 días por semana ha comprobado que el ejercicio les permite abandonar los fármacos beta-bloqueantes para reducir su presión intraocular.

De todos modos, algunas formas de glaucoma (el de ángulo cerrado o el pigmentario) no parecen mejorar con el ejercicio, incluso puede que empeoren si el entrenamiento es demasiado vigoroso.

Yoga y posturas invertidas


Son estupendos para la circulación y ciertos problemas de salud, pero ¡atención! Si sufres riesgo de glaucoma, hipertensión ocular y daño en el nervio óptico, las posturas invertidas (cabeza abajo) pueden ser contraproducentes.

Técnicas de relajación y meditación


Hay bastantes indicios que señalan su bondad para reducir la presión ocular y mejorar algunos casos de glaucoma (de ángulo abierto). Pero se necesita más investigación sobre sus efectos.


En conclusión, aunque los médicos sean bastante escépticos en general hacia las terapias alternativas, mi experiencia y sentido común me han demostrado que no deberían dejarse de lado. Combinar fármacos y tratamientos convencionales con ejercicio, buena alimentación y otros hábitos sanos puede multiplicar el efecto terapéutico. Por otra parte, las terapias alternativas mejoran la salud de todo el cuerpo, y no olvidemos que nuestros ojos no están desconectados del resto del organismo. Lo que afecta a todo el cuerpo afecta también a nuestra visión, de modo que, aunque no haya estudios científicos, sí hay muchas evidencias y experiencias de pacientes que demuestran que cuidar la salud de todo el cuerpo, la mente y el alma, siempre tiene un efecto beneficioso en cualquier problema más concreto.