En esta entrada comparto los principales remedios naturales que pueden prevenir el glaucoma, reconocidos por la sanidad pública y los médicos académicos. En otras entradas hablaré de otros remedios interesantes que vale la pena al menos conocer. En la página www.glaucoma.org (hay versión en español) encontraréis mucha información desde la posición médica oficial.
Muchos pacientes afectados de glaucoma o con riesgo de
contraerlo buscan alternativas a las terapias médicas habituales de aplicación
de gotas y colirios. Los efectos secundarios de los colirios farmacológicos a
veces pueden ser muy molestos e incluso suponen un riesgo para la salud en
general del paciente. De ahí el interés en explorar opciones más naturales.
La medicina
alternativa para tratar el glaucoma abarca diferentes remedios y terapias.
Los médicos son reticentes porque faltan estudios científicos que prueben su
eficacia, aunque algunos de estos remedios han demostrado ser efectivos en
muchas personas.
Homeopatía
Los remedios homeopáticos están basados en hierbas y
minerales que provocan en el cuerpo una reacción de defensa contra la
enfermedad o el trastorno que quiere combatirse. Como la homeopatía no está
regulada igual que los medicamentos, no siempre hay garantías de que los
remedios tengan la dosis adecuada para ser eficaces. Muchos médicos desconfían
de estos remedios.
Mi experiencia es que, si cuentas con un buen homeópata,
serio y que conoce su labor, la homeopatía puede mejorar tus condiciones físicas
y oculares y, si no prevenir, frenar el avance de ciertos problemas. Mi
oftalmólogo de referencia combina el tratamiento convencional con la espagiria,
un tipo de homeopatía con diferentes preparados que se fabrican siguiendo
normas muy rigurosas. Pero el tratamiento homeopático es para mejorar el flujo
sanguíneo en el ojo, no concretamente para el glaucoma.
Terapias holísticas
Incluyen un trabajo que armonice la mente, el cuerpo y el
espíritu, y abarcan desde la nutrición, el ejercicio físico y técnicas de
relajación y meditación. Estos tratamientos siempre benefician la salud de toda
persona, pero no está probado que sean específicamente útiles para tratar el
glaucoma.
Alimentación y bebida
Parece que tampoco hay estudios que muestren una relación
concluyente entre la alimentación y el glaucoma. Pero lógicamente, lo que
comemos influye en la salud y, por tanto, también en la salud visual. Según
algunos experimentos, se ha visto que la toma de café aumenta la presión
ocular, así como beber un vaso grande de agua de golpe. Una persona con presión
ocular alta debería beber poco a poco, espaciadamente.
En cuanto a la comida, se sabe que ciertas vitaminas (A, C y
E) y minerales (zinc, cobre, selenio) contribuyen a una buena salud ocular.
Pero, como he comentado en otras entradas, más que tomar suplementos, lo ideal
es tomar los nutrientes en su forma natural: muchas verduras verdes, hortalizas
de colores y fruta fresca del tiempo. ¡Sin olvidar los ricos arándanos! Las
bayas azules son especialmente protectoras para el glaucoma, las cataratas y la
degeneración macular, pues ayudan a fortalecer los capilares sanguíneos de los
ojos y mejoran la visión nocturna.
Mi experiencia es que la forma en que comes no sólo afecta tu
salud global, sino también tu visión. Creo que la alimentación y el cambio de
hábitos, en mi caso, han sido claves para detener el avance del deterioro en mi
visión, y para espaciar la frecuencia de mis inyecciones hasta un año o más.
Según mi oftalmólogo, tengo una visión que, por el daño que ha sufrido mi ojo,
es muy superior a lo que podría esperarse.
Ejercicio físico
Es el hábito que más eficaz se ha demostrado para reducir la
presión intraocular. Un estudio reciente revela que las personas que se ejercitan
al menos 4 veces por semana, unos 40 minutos (carrera suave, caminata,
bicicleta) reducen su presión ocular en un 20 %. Eso sí, el ejercicio debe ser
constante pues los efectos se pierden a las dos semanas si se deja. Otro
estudio con pacientes que caminaban a paso ligero 4 días por semana ha
comprobado que el ejercicio les permite abandonar los fármacos beta-bloqueantes
para reducir su presión intraocular.
De todos modos, algunas formas de glaucoma (el de ángulo
cerrado o el pigmentario) no parecen mejorar con el ejercicio, incluso puede
que empeoren si el entrenamiento es demasiado vigoroso.
Yoga y posturas invertidas
Son estupendos para la circulación y ciertos problemas de
salud, pero ¡atención! Si sufres riesgo de glaucoma, hipertensión ocular y daño
en el nervio óptico, las posturas invertidas (cabeza abajo) pueden ser
contraproducentes.
Técnicas de relajación y meditación
Hay bastantes indicios que señalan su bondad para reducir la
presión ocular y mejorar algunos casos de glaucoma (de ángulo abierto). Pero se
necesita más investigación sobre sus efectos.
En conclusión, aunque los médicos sean bastante escépticos
en general hacia las terapias alternativas, mi experiencia y sentido común me
han demostrado que no deberían dejarse de lado. Combinar fármacos y
tratamientos convencionales con ejercicio, buena alimentación y otros hábitos
sanos puede multiplicar el efecto terapéutico. Por otra parte, las terapias
alternativas mejoran la salud de todo el
cuerpo, y no olvidemos que nuestros ojos no están desconectados del resto
del organismo. Lo que afecta a todo el cuerpo afecta también a nuestra visión,
de modo que, aunque no haya estudios científicos, sí hay muchas evidencias y
experiencias de pacientes que demuestran que cuidar la salud de todo el cuerpo,
la mente y el alma, siempre tiene un efecto beneficioso en cualquier problema
más concreto.
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