Todos sabemos que las emociones juegan un papel importantísimo en la
salud. Un disgusto nos puede provocar un infarto; un estrés continuo estropea
nuestro sistema digestivo; un impacto emocional puede provocar un accidente
cardiovascular que afecte a nuestros ojos. Cada vez más médicos, e incluso
oftalmólogos, lo reconocen y ven la relación entre la mente y el cuerpo.
Sí, las emociones afectan también a la vista. Desde la medicina china se
ha estudiado a fondo el vínculo entre los diferentes tipos de emoción y los
órganos del cuerpo. Según esta medicina, los impactos emocionales o un sentimiento
crónico negativo, de tristeza o ira, pueden bloquear la energía vital o perturbar
su flujo, provocando disfunciones. Una circulación anómala de energía
interfiere con la circulación de la sangre y los fluidos, pudiendo deteriorar
la función visual.
El estrés es un factor decisivo. En mi caso, además del riesgo que corría por mi hipertensión y colesterol, vivía bajo una constante tensión, de la que había llegado a ser inconsciente. Sin duda fue uno de los detonantes de mi accidente ocular.
La ira
La ira perturba el hígado y provoca una elevación de la
energía, con calor corporal que sube y congestiona los ojos. Este calor puede cocer los vasos sanguíneos y las
estructuras oculares, causando un grave daño tisular y una deficiente visión.
La ira prolongada y la cólera pueden ser letales para una visión sana.
Literalmente, uno puede quedarse «ciego de rabia».
El miedo
El miedo provoca una caída de la energía. La sangre y los
fluidos descienden, dejando con insuficiente riego la parte superior del
cuerpo. Al contrario que la ira, el miedo provoca una carencia nutricional al
ojo. El miedo también agota la energía de los riñones. Cuando la energía del
hígado y de los riñones disminuyen, pueden desarrollarse patologías como la
degeneración macular.
La preocupación
La preocupación obsesiva provoca un nudo que atasca la
energía. Preocuparse en exceso por el pasado y el futuro genera estrés, y un
estrés crónico mina la energía y altera la circulación, pudiendo dañar la
vista. Un buen antídoto de la preocupación es ocuparse. Dedicar un tiempo a
ayudar a los demás puede reducir la ansiedad y las obsesiones. Convierte tu
preocupación en optimismo, ¡es un gran ejercicio! ¡Suelta tus angustias!
Caos y exceso de estímulos
El caos, la sobreexcitación y el exceso de estímulos pueden
interrumpir la circulación de la energía y la sangre del corazón. Cuando el
corazón se debilita, poco a poco priva a los ojos de su nutrición vital.
Sustos
Los sustos dispersan e interrumpen el flujo normal de
energía y sangre. Esta interrupción compromete la circulación y la nutrición de
los ojos.
Tristeza y depresión
La tristeza y la depresión consumen energía. Y esto reduce la
capacidad de regeneración de la persona. La tristeza y la depresión también
pueden congestionar la energía de los pulmones, y esto a la larga puede
provocar cataratas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario