domingo, 4 de octubre de 2015

Causas emocionales de patologías oculares

Todos sabemos que las emociones juegan un papel importantísimo en la salud. Un disgusto nos puede provocar un infarto; un estrés continuo estropea nuestro sistema digestivo; un impacto emocional puede provocar un accidente cardiovascular que afecte a nuestros ojos. Cada vez más médicos, e incluso oftalmólogos, lo reconocen y ven la relación entre la mente y el cuerpo.

Sí, las emociones afectan también a la vista. Desde la medicina china se ha estudiado a fondo el vínculo entre los diferentes tipos de emoción y los órganos del cuerpo. Según esta medicina, los impactos emocionales o un sentimiento crónico negativo, de tristeza o ira, pueden bloquear la energía vital o perturbar su flujo, provocando disfunciones. Una circulación anómala de energía interfiere con la circulación de la sangre y los fluidos, pudiendo deteriorar la función visual.

El estrés es un factor decisivo. En mi caso, además del riesgo que corría por mi hipertensión y colesterol, vivía bajo una constante tensión, de la que había llegado a ser inconsciente. Sin duda fue uno de los detonantes de mi accidente ocular.

La ira


La ira perturba el hígado y provoca una elevación de la energía, con calor corporal que sube y congestiona los ojos. Este calor puede cocer los vasos sanguíneos y las estructuras oculares, causando un grave daño tisular y una deficiente visión. La ira prolongada y la cólera pueden ser letales para una visión sana. Literalmente, uno puede quedarse «ciego de rabia».

El miedo


El miedo provoca una caída de la energía. La sangre y los fluidos descienden, dejando con insuficiente riego la parte superior del cuerpo. Al contrario que la ira, el miedo provoca una carencia nutricional al ojo. El miedo también agota la energía de los riñones. Cuando la energía del hígado y de los riñones disminuyen, pueden desarrollarse patologías como la degeneración macular.

La preocupación


La preocupación obsesiva provoca un nudo que atasca la energía. Preocuparse en exceso por el pasado y el futuro genera estrés, y un estrés crónico mina la energía y altera la circulación, pudiendo dañar la vista. Un buen antídoto de la preocupación es ocuparse. Dedicar un tiempo a ayudar a los demás puede reducir la ansiedad y las obsesiones. Convierte tu preocupación en optimismo, ¡es un gran ejercicio! ¡Suelta tus angustias!

Caos y exceso de estímulos


El caos, la sobreexcitación y el exceso de estímulos pueden interrumpir la circulación de la energía y la sangre del corazón. Cuando el corazón se debilita, poco a poco priva a los ojos de su nutrición vital.

Sustos


Los sustos dispersan e interrumpen el flujo normal de energía y sangre. Esta interrupción compromete la circulación y la nutrición de los ojos.

Tristeza y depresión


La tristeza y la depresión consumen energía. Y esto reduce la capacidad de regeneración de la persona. La tristeza y la depresión también pueden congestionar la energía de los pulmones, y esto a la larga puede provocar cataratas.

Los desequilibrios emocionales, en general, provocan un estancamiento de la energía e impiden que la sangre y los fluidos lleguen correctamente a los ojos. Las emociones forman parte de la naturaleza humana, pero cuando ciertas emociones persisten sin resolverse, van a surgir problemas físicos. No se trata de evitar las emociones, sino de experimentarlas, canalizarlas, aceptarlas con paz y seguir adelante.

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