domingo, 20 de diciembre de 2015

Degeneración macular y dieta

En otras entradas he hablado de la importancia de la alimentación para la salud en general y, concretamente, para mejorar la visión. Hoy me gustaría detenerme en la estrecha relación que hay entre degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y nuestra dieta occidental.

¿Por qué degenera la mácula? La mácula es la parte central de la retina, donde crecen las células encargadas de la visión detallada: los conos, que ven los colores, y los bastones, que perciben la luz. Sin estas células no podríamos leer, distinguir las caras, conducir y realizar otras tareas que requieren una visión precisa.

Las células de la mácula envejecen y degeneran, como muchos tejidos del cuerpo, no tanto por la edad como por la mala circulación sanguínea. Si llega poca sangre a los tejidos, hay poco aporte de nutrientes y oxígeno. Las células funcionan peor y acaban muriendo “de hambre”, por así decir. Como estas células son tejido neuronal, muy delicado, no se renuevan y, por tanto, se pierde visión.

Las venas y arterias que irrigan la retina se ven endurecidas y bloqueadas por placas, formadas por grasa, colesterol y otros residuos que se deposita en sus paredes. La afluencia de sangre disminuye. Si una placa se rompe se forman trombos que pueden ocluir un vaso sanguíneo y provocar zonas sin oxígeno y hemorragias. En los vasos más pequeños, además, se pueden dar exudaciones. Todo esto contribuye a la degeneración macular. Se podría decir que la degeneración macular asociada a la edad es una forma de enfermedad arterial, que se manifiesta en la pérdida de visión.

¿De dónde viene esta grasa que obstruye y deteriora los capilares sanguíneos? Directamente de nuestra alimentación. Por tanto, una dieta limpia que prevenga los problemas vasculares también será preventiva contra la degeneración macular.

Muchas personas mayores sufren problemas circulatorios, por eso no es de extrañar que acaben desarrollando degeneración macular. Las personas más jóvenes que tienen colesterol elevado, sobrepeso y oclusión de los vasos sanguíneos por grasas, corren el mismo riesgo de forma prematura.

Médicos como el Dr. McDougall proponen un régimen alimentario rico, variado, suficiente en aporte nutricional y en energía que, a la vez, logre disminuir la grasa y el colesterol en sangre. La solución es reducir al máximo la toma de alimentos grasos, especialmente los de origen animal y los aceites, y tomar muchos alimentos vegetales, que son ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes. Aportan energía limpia y nutrientes para los tejidos del ojo, y previenen la formación de placas en las arterias. Lo que es bueno para el corazón y la circulación también lo es para nuestros ojos. Cuanto más limpia esté la sangre, más nutrida y más oxigenada, mejor visión.

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