Hay varias líneas de investigación que pueden prometer en el futuro, pero de momento no han dado mucho resultado y hay quienes cuestionan su eficacia. Veámoslas brevemente.
Células madre
Las células madre
se producen en la médula ósea. Estas células mutan: allí a donde
emigren, se convertirán en células especializadas. Si
migran al hígado, se convertirán en células hepáticas. Si van al cerebro, se
convertirán en neuronas. La mayoría de células madre tienen una
función reparadora: se utilizan para reconstruir y reparar tejidos.
En
problemas de degeneración macular o de retina, la teoría dice: hay tejidos desgarrados y no hay
suficientes células madre para regenerarlos. Se podrían enviar células madre a
esas zonas para que regeneren el tejido. Ya se han hecho algunas pruebas con
células madre embrionarias y no han funcionado bien, porque otras células del
sistema inmune las han rechazado. Una vía mejor sería extraer células madre del
propio paciente, inyectarlas en los ojos y producir una regeneración del tejido
retiniano dañado. Esta es la meta.
Por tanto, la cuestión es inyectar en el ojo el suficiente número de células
madre para que reemplacen las dañadas.
Andy Rosenfarb comenta que no está de
acuerdo con esto. Las células madre pueden ser beneficiosas para regenerar
tejidos en otros casos, pero aquí no se trata de un problema de carencia de
células madre, sino de tejido degenerado (como en la retinitis pigmentosa). La
mayoría de nosotros ya producimos suficientes células madre y no necesitamos
una inyección extra. Quizás esto pueda ayudar a personas muy mayores, que han
perdido capacidad regenerativa, pero en la mayoría de casos no es necesario.
En resumen, inyectar
células madre en el ojo puede ayudar a preservar las células vivas, pero no repara
el tejido muerto o dañado.
Terapia
genética
En este campo hay
dos líneas de investigación. En la primera, se trata de identificar el gen o
los genes que faltan y que causan un déficit de proteínas para reconstruir el
tejido retiniano. Una vez se averigüe cuál es el gen habrá que aislarlo y
diseñar una terapia para corregirlo y activar la fabricación de las
proteínas regeneradoras del tejido.
La otra terapia consiste
en identificar los genes defectuosos para corregir la anomalía genética. Según Rosenfarb, este enfoque falla al no identificar cuáles son los factores que causan la
anomalía en los genes. Es una cuestión de epigenética: los
factores ambientales que provocan la mutación del gen son totalmente ignorados.
Aunque pudiéramos identificar el gen y potencialmente corregir toda nuestra
configuración genética hasta alcanzar la perfección, ¿qué sucede con la
alimentación? ¿Con el estado emocional? ¿Qué sucede si estos son los factores
que activan o desactivan el gen responsable de la anomalía? Estamos hablando de las causas que producen la expresión
genética. Esto es lo primero que deberíamos solucionar. De lo contrario, la
terapia genética será inútil y el problema se repetirá.
La ingeniería
genética, en un futuro, tal vez pueda diseñar individuos perfectos, pero en el
presente todavía no es una posibilidad práctica.
El medio es clave
Una visión más
amplia en cuanto a la investigación genética es entender el impacto del ambiente en la salud.
Plantar células
madre es como plantar semillas en un jardín. Siembras zanahorias, tomates,
girasoles, y los dejas crecer. Un jardín sano recibe luz del sol, agua,
oxígeno, no sufre polución, tiene el suficiente calor y un entorno favorable.
En un entorno industrial, polucionado, tóxico, si intentas cultivar un jardín
posiblemente no vas a conseguir que salgan plantas sanas.
Lo mismo sucede en
el cuerpo humano. Un ambiente tóxico y contaminado promueve inflamación,
oxidación y mala circulación, las causas que provocan enfermedades oculares y
de todo tipo. Si queremos plantar células madre sin mejorar la dieta, sin
ejercicio, sin los suplementos correctos, sin tratar la inflamación y el estrés
oxidativo es como plantar semillas en un jardín contaminado. El resultado no
será el deseado.
La única manera
sería creando células madre modificadas, capaces de sobrevivir en un ambiente
tóxico. Y esto son palabras mayores. Si logramos crear células madres modificadas
tendremos un Superman. Pero con lo que tenemos ahora, si queremos que las
células madre funcionen el jardín debe estar limpio.
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