domingo, 16 de octubre de 2016

Terapias génicas y células madre


Hay varias líneas de investigación que pueden prometer en el futuro, pero de momento no han dado mucho resultado y hay quienes cuestionan su eficacia. Veámoslas brevemente.

Células madre

Las células madre se producen en la médula ósea. Estas células mutan: allí a donde emigren, se convertirán en células especializadas. Si migran al hígado, se convertirán en células hepáticas. Si van al cerebro, se convertirán en neuronas. La mayoría de células madre tienen una función reparadora: se utilizan para reconstruir y reparar tejidos.

En problemas de degeneración macular o de retina, la teoría dice: hay tejidos desgarrados y no hay suficientes células madre para regenerarlos. Se podrían enviar células madre a esas zonas para que regeneren el tejido. Ya se han hecho algunas pruebas con células madre embrionarias y no han funcionado bien, porque otras células del sistema inmune las han rechazado. Una vía mejor sería extraer células madre del propio paciente, inyectarlas en los ojos y producir una regeneración del tejido retiniano dañado. Esta es la meta. Por tanto, la cuestión es inyectar en el ojo el suficiente número de células madre para que reemplacen las dañadas.

Andy Rosenfarb comenta que no está de acuerdo con esto. Las células madre pueden ser beneficiosas para regenerar tejidos en otros casos, pero aquí no se trata de un problema de carencia de células madre, sino de tejido degenerado (como en la retinitis pigmentosa). La mayoría de nosotros ya producimos suficientes células madre y no necesitamos una inyección extra. Quizás esto pueda ayudar a personas muy mayores, que han perdido capacidad regenerativa, pero en la mayoría de casos no es necesario.

En resumen, inyectar células madre en el ojo puede ayudar a preservar las células vivas, pero no repara el tejido muerto o dañado.

Terapia genética

En este campo hay dos líneas de investigación. En la primera, se trata de identificar el gen o los genes que faltan y que causan un déficit de proteínas para reconstruir el tejido retiniano. Una vez se averigüe cuál es el gen habrá que aislarlo y diseñar una terapia para corregirlo y activar la fabricación de las proteínas regeneradoras del tejido.

La otra terapia consiste en identificar los genes defectuosos para corregir la anomalía genética. Según Rosenfarb, este enfoque falla al no identificar cuáles son los factores que causan la anomalía en los genes. Es una cuestión de epigenética: los factores ambientales que provocan la mutación del gen son totalmente ignorados. Aunque pudiéramos identificar el gen y potencialmente corregir toda nuestra configuración genética hasta alcanzar la perfección, ¿qué sucede con la alimentación? ¿Con el estado emocional? ¿Qué sucede si estos son los factores que activan o desactivan el gen responsable de la anomalía? Estamos hablando de las causas que producen la expresión genética. Esto es lo primero que deberíamos solucionar. De lo contrario, la terapia genética será inútil y el problema se repetirá.

La ingeniería genética, en un futuro, tal vez pueda diseñar individuos perfectos, pero en el presente todavía no es una posibilidad práctica.

El medio es clave


Una visión más amplia en cuanto a la investigación genética es entender el impacto del ambiente en la salud.

Plantar células madre es como plantar semillas en un jardín. Siembras zanahorias, tomates, girasoles, y los dejas crecer. Un jardín sano recibe luz del sol, agua, oxígeno, no sufre polución, tiene el suficiente calor y un entorno favorable. En un entorno industrial, polucionado, tóxico, si intentas cultivar un jardín posiblemente no vas a conseguir que salgan plantas sanas.

Lo mismo sucede en el cuerpo humano. Un ambiente tóxico y contaminado promueve inflamación, oxidación y mala circulación, las causas que provocan enfermedades oculares y de todo tipo. Si queremos plantar células madre sin mejorar la dieta, sin ejercicio, sin los suplementos correctos, sin tratar la inflamación y el estrés oxidativo es como plantar semillas en un jardín contaminado. El resultado no será el deseado.

La única manera sería creando células madre modificadas, capaces de sobrevivir en un ambiente tóxico. Y esto son palabras mayores. Si logramos crear células madres modificadas tendremos un Superman. Pero con lo que tenemos ahora, si queremos que las células madre funcionen el jardín debe estar limpio. 

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