Meditación. La finalidad es olvidar lo que
sucede a tu alrededor. Olvida tu cuerpo, tus dolores, tu enfermedad. Y olvida
el entorno: el ruido, la gente, los problemas. O el tiempo: tu agenda, lo que
ocurrió en el pasado, lo que voy a hacer… Es vivir en el presente. Es lo que
enseñan todos los maestros de espiritualidad: vive en el presente. El presente
es donde está la paz, donde está la felicidad.
Para meditar no
tienes por qué estar quieto en silencio. Meditar también es correr, caminar,
cuidar tu jardín, danzar, pasear con los amigos, jugar con un animal, dedicarte
a tu hobby. Todo lo que te construye es una forma de meditación. La idea es
que, sin ayuda de drogas ni alucinógenos, salgas de ti mismo y dejes de pensar
en tus cosas y estés realmente presente, haciendo lo que estás haciendo. A
veces necesitamos cambiar y explorar diferentes formas de salir de nuestra
mente.
Ejercicio a diario. Es importantísimo, pero a mucha gente le
cuesta ser constante. Bastan unos pocos minutos al día para hacer
estiramientos, caminar…
Descanso. Tan importante como moverse es dormir lo
suficiente y levantarse descansado. Lo ideal sería que hacia las 11 de la noche
estuviéramos acostados y a punto para dormir.
Identifica patrones mentales negativos. ¿Qué te molesta, qué estás exagerando en tu
mente? ¿Cuáles son tus pensamientos? ¿Te llevan a la desesperación, a la
angustia, a la depresión? Esto es un problema.
Practica mindfulness o consciencia plena del presente. Hay
muchos lugares donde te pueden enseñar.
Busca ayuda de un grupo. A veces te puede ayudar unirte a un grupo
de autoayuda. El apoyo de otros te puede dar la motivación necesaria para salir
de esos patrones mentales. ¿Cómo saber si un grupo te conviene? Si compartir lo
que sientes con otros te alivia, te inspira y te carga de energía y ánimo, es
un buen grupo. Te alimenta emocional y espiritualmente. Si te sientes mal, derrotado,
enfermo, deprimido, es que ese grupo no te está ayudando. No te abre la mente
ni te relaja, no te da valor. Al contrario, te estresa más. Busca otro lugar.
Observa. No se puede ser observador y participante al mismo tiempo. Ante una
situación de estrés, conviértete en observador. Deja de dar vueltas a tus
problemas, sal de ti y mírate desde una distancia. Observa tus pensamientos:
esto hace que el 30 % del problema desaparezca. Verás más claro, con
perspectiva, incluso con sentido del humor, y se te ocurrirá qué puedes hacer.
Obsérvate a ti mismo, esto se logra con la práctica.
Reduce los estimulantes: café, alcohol,
tabaco. Incrementan la
acidosis, inflaman, aumentan el estrés oxidativo y perjudican la circulación. Y
todo esto es lo que daña nuestra visión.
Sé bueno contigo mismo. Estás tan ocupado cuidando de los demás…
¡que no tienes tiempo para cuidarte un poco a ti mismo! Busca ese tiempo.
Necesitas unas horas para ti, para tus hobbies, para escuchar tu música
favorita. Necesitas ese espacio para ser tú mismo. Aunque tus actividades sean
muy gratificantes, aunque te dediques a hacer voluntariado y esto te
recompense, todo te acaba gastando y consumiendo tus energías. Tenemos que cuidar de nosotros mismos. Los
demás pueden ayudar, pero no lo harán por nosotros. Nosotros sabemos mejor que
nadie lo que necesitamos. ¡Disfrutad!
***
Estos fueron los
consejos de Andy Rosenfarb para gestionar el estrés. Yo añadiría: si eres
creyente, reza. Ten un espacio diario de silencio a solas con Dios. Confía en él
y acógete a su amor. Esto te ayudará. La dimensión espiritual es un campo de
infinitas posibilidades. No te cierres a él.
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