Entrevista
Usted es bióloga.
Desde la biología, ¿qué motivos la han llevado a investigar temas de salud
humana, como la visión y la cognición?
En 1994, poco después de haberme doctorado en Inglaterra,
comencé a trabajar en el mundo sanitario (como analista clínico, investigadora
en ensayos clínicos, traductora de textos científicos etc.). Casi al mismo
tiempo, comencé a introducirme y formarme en el mundo de la alimentación y
suplementación, algo que ha durado hasta la actualidad y que ha sido la base de
los 3 libros que tengo publicados. La tríada formada por salud + suplementación
+ alimentación permite tener una visión mucho más amplia de cualquier problema
o alteración de salud, más allá de la visión y cognición. Dicho esto, sí que es
cierto que mis conocimientos sobre los omega 3 me han hecho incidir
especialmente en esas dos áreas.
Los famosos omega 3, en efecto, son una de
sus especialidades. De cara a lectores que no conozcan mucho el tema, ¿nos
podría explicar brevemente por qué son tan importantes para la salud humana?
Los omega 3 marinos, entendidos fundamentalmente como el DHA
y EPA (¡que son distintos a los omega 3 terrestres de semillas o frutos
secos!), son especialmente deficitarios en nuestra dieta, a pesar de vivir en
un país con un alto consumo de pescado. Este tipo de grasas apenas están
presentes en el pescado blanco (que es el más consumido), estando en cambio
presentes en el pescado azul cuyo consumo es menos habitual y con cuyo cocinado
pueden darse igualmente pérdidas. En edades tempranas (bebés y niños pequeños)
el DHA es sin duda el omega 3 marino más deficitario y crucial para el
desarrollo cognitivo y visual (un 35% de la grasa insaturada cerebral es DHA y
en el caso de la retina, un 55% de la mácula). Y ya en la edad adulta, sigue
siendo un ácido graso crucial a la hora de protegernos frente a enfermedades
neurodegenerativas (como el Alzheimer) así como visuales (degeneración macular,
ojo seco). Así mismo, en las edades adultas aparte del DHA, el EPA se hace más
necesario dado que son edades donde predominan más los procesos inflamatorios
(ej. artritis), aunque también cuenta con interesantes bondades en alteraciones
neuropsiquiátricas. Por tanto, los omega 3 tienen una razón de ser en gran
parte de las etapas de nuestras vidas. La clave para explotar al máximo su
potencial es saber utilizarlos bien, algo que, paradójicamente, todavía hoy
mucha gente no sabe…
En concreto, ¿por qué son beneficiosos
para la vista?
La retina viene a asemejarse a una pantalla de cine en la
cual se proyectan las imágenes de lo que vemos. Dicha pantalla en forma de bóveda
cuenta en su zona central con una pequeña subzona llamada mácula, que es la
responsable de que tengamos una adecuada claridad y nitidez en nuestra visión
central. Dado el alto contenido en DHA de dicha zona (55%), cualquier situación
que deteriore dicha grasa o que no la aporte en cantidades adecuadas, puede
comprometer nuestra visión central. Así mismo, el DHA cuenta con probadas
bondades a nivel de superficie de ojo (córnea), donde ayuda a mejorar de manera
notable la sequedad ocular (ej. por cambios hormonales en el climaterio o por
uso de lentillas), además de activar de manera notable la regeneración de la
córnea cuando ha sufrido algún daño (ej. daño mecánico, operación Lasik o daño
por un herpes). Más secundariamente, también puede ofrecer algún apoyo a nivel
de las células ganglionares del nervio óptico.
En el mercado hay muchos suplementos de
omega 3. ¿Qué deberíamos tener en cuenta a la hora de elegirlos?
Para entender qué nos puede llegar a ofrecer un producto
comercial a base de omega 3 primero de todo hay que saber ‘descifrar’ su
etiqueta. El marketing a base de cifras, imágenes y un bonito eslogan puede
conducirnos a creer que un producto tiene bastante más omega 3 de los que
realmente tiene. Una sencilla operación que en la mayoría de los casos suele
ayudarnos a saber qué estamos comprando es la siguiente: a la cantidad total de
aceite de pescado que hay por perla (ej. 500 mg), restarle la cantidad de DHA y
EPA que la Información Nutricional del etiquetado indica que hay por perla. La
diferencia entre ambas cifras es mayoritariamente grasa vacía que no aporta
nada a nuestra salud. Con esta sencilla operación, uno a menudo descubre que en
ocasiones más de un 70 % del contenido de la perla es grasa que no sirve para
nada… y que, por tanto, el dinero que paga va destinado a un porcentaje de
omega 3 (entendido como DHA y/o EPA) muy bajo.
Por otro lado, si nos remitimos a las investigaciones de los
últimos años, las bondades de los omega 3 se expresan, en la mayoría de los
casos, a partir de 1.000 mg de DHA y/o EPA, dosis que requerirían muchas perlas
en el caso de un preparado donde gran parte de su contenido son grasas no omega
3 (o grasas vacías). Así mismo, se ha visto que cuanto mayor sea el pack de
grasas vacías que acompaña a la fracción omega 3, menor será su eficacia.
Por tanto, las claves para explotar al máximo el potencial
que un omega3 marino nos pueda ofrecer son la concentración (al menos 1.000 mg)
y la pureza (minimizar las ‘grasas vacías’). Y añadiendo a lo anterior saber
que cada aplicación requiere una dosis y
si no se alcanza la dosis no se alcanza el objetivo. El rango de dosis en
los que uno debería moverse para utilizar adecuadamente el DHA y/o EPA es entre
1.000-4.000 mg/diarios.
¿Qué diferencia los
suplementos de omega-3 de NUA del resto?
El NuaDHA es un alto concentrado de DHA que se caracteriza
porque prácticamente carece de grasas vacías, aportando una alta cantidad de
DHA por perla (ej. NuaDHA 1000 aporta entre 1.050-1.100 mg DHA/perla). Por eso,
una perla de NuaDHA 1000 puede equivaler a 5, 10, 15, 20 o más perlas de otros
preparados comerciales. Entendiendo este concepto de pureza y concentración uno
se da cuenta que NuaDHA es probablemente uno de los preparados más competitivos
del mercado nacional e internacional de los omega 3. Lo mismo se puede decir
del NuaEPA1200, un alto concentrado de EPA (1.200 mg/perla).
Además de lo anterior, la separación de cada ácido graso en
preparados distintos es otro elemento que diferencia a los omega 3 de NUA del
resto del mercado, que habitualmente ofrece mezclas de DHA y EPA además de
grasas no omega 3. En el caso de NUA, al tener cada molécula omega 3 separada,
es posible hacer un ‘traje a la medida’ de las necesidades de cada usuario,
tomando uno, otro o ambos ácidos grasos, según sea el caso. Es importante conocer
que en el caso de mujeres embarazadas y niños pequeños (hasta 6 años) es mejor
que sólo tomen DHA y no EPA, ya que este último ácido graso, según qué
cantidades, puede entorpecer el desarrollo cerebral en edades tempranas (de
hecho, no se incluye en leches maternizadas).
¿Qué consejos prácticos nos daría para
mantener una visión sana?
Cuidar de la alimentación, protegerse los ojos con gafas
solares adecuadas en verano y en caso de ir a piscinas, con gafas de agua. A
parte, intentar evitar la luz directa de los LEDS en nuestros ojos, ya que su
riqueza en longitud de onda azul es especialmente dañina para la retina. Y en
determinadas épocas de año, si fuera necesario, tomar un suplemento visual de
refuerzo (ej. NuaDHA visión).
Y para una persona que tiene deterioro en
la visión, ¿qué aconseja?
Es preciso darse cuenta de que nuestro cuerpo no es la suma
de un conjunto de compartimentos estancos independientes, sino que todas las
zonas están relacionadas y lo que ocurra en una zona del cuerpo puede afectar a
otra zona aparentemente distante o inconexa… Para el caso del sistema visual,
una de las conexiones más estrechas es con el sistema cardiovascular, ya que
muchas alteraciones visuales llevan apareado un deterioro vascular subyacente
(ej. colesterol y triglicéridos elevados o azúcar elevado). Por tanto, es
preciso cuidar la alimentación, dando mayor protagonismo a las frutas y
verduras, alimentos integrales (con fibra), pescado y carne (esta última con
moderación, especialmente las carnes rojas) y, por supuesto, ejercicio regular.
Concretamente, para la degeneración
macular, ¿qué alimentos nos conviene tomar?
El DHA es sin duda un nutriente clave y, habida cuenta de que
muy poca gente toma semanalmente una cantidad de pescado azul suficiente para
aportar un suministro adecuado de DHA, mi recomendación sería que el aporte
diario de DHA en casos de DMAE fuera de al menos 2.000 mg/día, algo que sólo es
posible conseguir a través de un suplemento. A parte del DHA, es importante
recibir un aporte adecuado de alimento ricos en xantofilas (luteína y
zeaxantina) como la col rizada, nabo, acelgas, apio, espinaca, repollo,
brócoli, col de Bruselas, coliflor, maíz, yema de huevo, berros, pimiento
naranja, naranja, melón, pomelo, kiwi, nectarinas, mango o papaya. Así mismo
interesa un aporte de vitamina C, presente en naranjas, limones, kiwi, además
de alimentos y de minerales importantes como el zinc, presente en semillas de
calabaza, germen de trigo, cacahuetes, ostras, cangrejo, cordero, carnes rojas
o hígado entre otros. En general, el consumo regular de frutas y verduras ricas
en antioxidantes es sin duda una apuesta segura.
¿Qué
alimentos deberíamos evitar para prevenir dolencias oculares o empeoramiento de
la visión?
Cualquier alimento rico en grasas saturadas y especialmente trans, ya que contribuyen a dañar los
vasos sanguíneos y con ello el riego en la zona visual. Lo mismo diría de un exceso de azúcares en la
dieta, que van a propiciar un proceso de ‘glicacion de proteínas’ (donde un
azúcar se une a una proteína alterando su estructura y función), un fenómeno
descrito especialmente en diabéticos, pero que puede afectar igualmente a todas
las personas en mayor o menor medida, según sean sus hábitos.
¿Cómo ve el futuro de la oftalmología?
¿Qué le parecen las investigaciones en el campo de la regeneración celular y
las células madre?
Partiendo de que no soy experta en la materia, creo que la
oftalmología está consiguiendo grandes avances y, sin lugar a dudas, las
células madre es un área que va a dar mucho que hablar en el futuro, no sólo en
el campo de la oftalmología sino en numerosos ámbitos de la Salud.
Para saber más...
La
doctora en Biología Mercedes Aguirre Lipperheide (Getxo, 1966), se licenció en
la especialidad de Biología Marina (Tenerife, 1989) para seguidamente realizar
un doctorado de 4 años en el Departamento de Biología Pura y Aplicada de la
Universidad de Leeds, dentro del campo de la biotecnología de algas (1993, Reino
Unido). Mercedes ha dedicado gran parte
de su carrera a trabajar en el campo de la salud, alimentación y suplementación.
Tiene publicados dos extensos libros relacionados con dichas áreas: Guía
práctica de la salud en la infancia y adolescencia (2007, Octaedro) y Salud
adulta y bienestar a partir de los 40 (2011, Octaedro). En Diciembre de 2015 publicó
su tercer libro: Conocer y alimentar el
cerebro de nuestros hijos: claves para un óptimo aprendizaje y comportamiento.
(2015, Octaedro).
Desarrolla
su actividad profesional como directora y responsable de I + D de los
laboratorios NUA BIOLOGICAL INNOVATIONS S.L. (desde 2008) dedicados a la
elaboración y distribución de complementos alimenticios, cuya área de
especialización son los omega-3 de origen marino.
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