En varias entradas ya he hablado de los riesgos del azúcar
refinado, tanto blanco como moreno. No solo es malo para los diabéticos o los
obesos, sino para las personas con problemas oculares.
El exceso de azúcar puede provocar cataratas y dañar los
tejidos del ojo. Pero ¿cómo? Hoy explicaré con más detalle por qué el azúcar
causa tanto daño en nuestro cuerpo y, concretamente, en nuestros ojos. La clave
está en un proceso llamado glicación o glucosilación no enzimática.
¿Qué es esto? La glicación es la unión de dos sustancias:
una proteína y un azúcar. Esto sucede cuando en la sangre circula mucho azúcar,
casi siempre debido a la comida. El “matrimonio” de proteína y azúcar genera
unos “hijitos” que son muy problemáticos: son las sustancias llamadas productos
de glicación avanzada. ¿Qué son? Compuestos químicos, que pueden provocar desde
las placas cerebrales que favorecen el Alzheimer hasta una gran oxidación de
los tejidos. Estos productos de la glicación interfieren en el intercambio de
nutrientes de la célula y pueden llegar a producir una mutación en su ADN o
código genético. Es decir, que pueden causar un desorden total en el
funcionamiento de nuestras células.
Se sabe, por estudios y por haberlo comprobado en pacientes,
que los productos de la glicación avanzada contribuyen al envejecimiento, a la
oxidación, a la inflamación y a problemas cardiovasculares, digestivos y
neuronales.
En las venas y arterias, estos compuestos químicos endurecen
y hacen frágiles los tejidos, con el riesgo de que se hagan permeables o se
rasguen. La pérdida de elasticidad de los vasos agrava la hipertensión. Por
otra parte, también provocan agregación o acúmulos de las células sanguíneas,
que circulan con mayor dificultad pudiendo ocasionar oclusiones y, por tanto, embolias
e ictus.
Recordemos que buena parte de los problemas de visión son
causados por una deficiente circulación. Llega poco oxígeno al ojo, los
capilares sanguíneos no alimentan los tejidos como deberían y pueden producirse
trombos y hemorragias. Este fue el origen de mi problema.
Además, recordemos que los ojos están hechos del mismo
tejido que el cerebro. Si la glicación daña las neuronas y el sistema nervioso,
tened por seguro que también afectará a la visión.
¿Cómo evitar todo esto? Ya lo sabemos: alejaos de los
azúcares refinados y de los alimentos con alto índice glucémico. No sólo se
trata de eliminar el azúcar blanco o moreno sino de evitar toda la bollería, galletas, pasteles, pan blanco y alimentos elaborados con harina refinada. Los
lácteos también tienen muchísimos azúcares incorporados.
Para contrarrestar los efectos y daños que la glicación nos
haya podido causar, tenemos todos los alimentos antioxidantes: frutas y
verduras de todos los colores. Algunos podéis objetar: las frutas tienen mucho
azúcar. Pues no tanto, ni tan malo. El índice glicémico de frutas dulces como la
pera o la manzana no llega a 40 ó 50 (siendo el de la glucosa pura 100). Por
tanto, es seguro comerlas sin reparo. Es más seguro para nuestra salud tomar
una fruta dulce que una rebanada de plan blanco.
Abajo veréis una tabla con diversos alimentos y su índice glucémico,
que es la cantidad de glucosa que aportan a la sangre. Lo ideal si tenéis
problemas de visión o de azúcar es que no pasen de 50.
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