El doctor Christian Knobbe, oftalmólogo e investigador norteamericano, lanzó una hipótesis
revolucionaria sobre la causa de la degeneración macular asociada a la edad
(DMAE) y su tratamiento en el Simposio de Salud Ancestral celebrado en la
Universidad de Colorado. Posteriormente ha presentado sus estudios y
conclusiones en otros eventos, como el Congreso Mundial de Oftalmología
celebrado en Barcelona el pasado mes de febrero. Cada vez son más los
oftalmólogos, científicos y médicos que están apoyando su tesis, aunque
reconocen que a aquellos interesados en promover soluciones farmacológicas no
les va a gustar mucho su propuesta.
Tras años de estudiar la enfermedad, su incidencia y la
evolución de la nutrición humana, el doctor Knobbe afirma que la causa
principal de la DMAE es dietética, y que un cambio de alimentación puede
prevenir, frenar e incluso revertir esta enfermedad, al menos en sus estadios
iniciales y moderados. En los casos severos, puede evitar que avance o empeore.
En este video, una charla clara y amena de 40 minutos,
explica y argumenta su hipótesis con datos bien documentados (está en inglés).
En su página web se
puede descargar el libro donde explica todo esto en detalle.
Los alimentos tradicionales sin procesar, base de una dieta sana para la vista y para todo el cuerpo.
Cuatro culpables
El doctor Knobbe señala cuatro ingredientes que forman casi
el 70 % de nuestra dieta actual, y que estaban prácticamente ausentes de la
dieta de nuestros antepasados, hace cien años. Estos cuatro “alimentos” no sólo
son los causantes de la DMAE, sino de buena parte de las enfermedades que
azotan al mundo occidental, los llamados “países desarrollados”. Si retiramos
estos cuatro “villanos” de nuestra dieta y optamos por una alimentación basada
en alimentos integrales, como la de nuestros abuelos y bisabuelos, nuestra
salud dará un vuelco… y también nuestra visión.
1.
Harinas
blancas. Desde la sustitución de los molinos de piedra por las harineras,
se ha dejado de consumir la harina integral, con el salvado, el germen y todos
los nutrientes y fibra que aportaba el trigo tradicional. La harina blanca,
puro almidón refinado, sólo aporta calorías y actúa en el organismo como
azúcar, pero es muy pobre en nutrientes.
2.
Azúcar.
El azúcar refinado está presente en la mayor parte de alimentos procesados que
ingerimos. Se calcula que un norteamericano (y europeo) medio consume al año
entre 40 y 50 kg de azúcar… ¡comparados con los escasos 4 kg anuales que se
consumían en el año 1900! Es imposible que tal cantidad de azúcar refinado,
también desprovisto de nutrientes (sólo aporta energía rápida), no tenga
consecuencias en nuestra salud.
3.
Aceites
vegetales refinados. Incluso los llamados “sanos” como el de oliva y otros.
Según el doctor Knobbe, los aceites refinados, como el de girasol, maíz, colza,
etc., son auténticos venenos y el principal culpable de la enfermedad. Hace
cien años se consumían poquísimo o no se consumían de forma masiva, como hoy.
Las estadísticas muestran que cuando la población de un país empieza a consumir
estos aceites, los casos de degeneración macular se disparan. Más incluso que
con la ingesta de azúcar. El único aceite que se podría aceptar, pero en
cantidades mínimas, y siempre crudo (nunca frito) sería el de oliva, virgen y
prensado en frío con medios mecánicos.
4.
Grasas
trans (margarinas, grasas hidrogenadas, mantecas…) Totalmente artificiales,
fabricadas para la repostería y para acompañar muchas comidas, estas grasas están presentes
en casi todos los alimentos procesados, conservas, embutidos, quesos… Son un
atentado para la salud cardiovascular, empeoran el cáncer, aumentan la
inflamación y también dañan la visión.
Bayas Goji: la medicina china siempre las ha recomendado para una buena visión.
Excelentes para prevenir la DMAE.
Alimentos salvadores
Evidentemente, no basta con eliminar estos cuatro
ingredientes de nuestra dieta, sino incorporar alimentos ricos en nutrientes,
sobre todo antioxidantes (vitaminas A, C, E y K2), minerales y pigmentos
protectores (luteína, zeaxantina). Todo esto se puede encontrar en los granos
integrales, las legumbres, las frutas y las hortalizas de toda la vida. Por
supuesto, hay alimentos concretos que aportan un especial beneficio, y esto lo
explica en más detalle en su libro.
En este blog he hablado de muchos de estos alimentos:
- verduras de hoja verde como la espinaca y la berza,
- hortalizas rojas y naranjas, como la zanahoria y la calabaza;
- las bayas como los arándanos y las moras;
- frutas amarillas y naranjas, como el melocotón, la naranja y el mango.
En realidad, todos los alimentos que favorecen la salud
cardiovascular son protectores para la vista, pues en nuestro cuerpo, todo va
relacionado.
Además, son importantes los omega 3, que se pueden obtener
del pescado azul, los frutos secos como las nueces y las semillas de lino.
Col kale... o la berza de toda la vida. Una joya para proteger nuestra visión.
¿Y qué hay de los suplementos vitamínicos?
El doctor Knobbe es muy escéptico. El análisis de los
estudios realizados muestra que, en realidad, los suplementos, incluso los que
se recomiendan a raíz del estudio AREDS para la salud ocular, son poco
efectivos, inútiles o incluso dañinos en algunos casos. Más vale tomar los
nutrientes de las plantas enteras, que contienen no uno sólo, sino cientos de
componentes beneficiosos para la salud, que se potencian unos a otros. Un
laboratorio jamás podrá imitar la maravilla dietética de un brócoli, un
arándano o una zanahoria.
En este enlace encontraréis un artículo científico publicado por el doctor Knobbe y su colega en la revista Science.
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