En el camino hacia la recuperación se requiere, por un lado,
una enorme dosis de realismo y, por otro, una tenacidad inagotable. Mantenerse
firme en el cambio de hábitos es crucial para el éxito. La perseverancia en la
mejora continua será decisiva para lograr tu objetivo.
¿Por qué digo realismo? Porque cuando se trata de algo tan
sutil como el ojo sabemos que un accidente vascular dejará una profunda huella.
La lesión producida y la recuperación de las células afectadas por el trombo no
va a ser fácil. Por un lado, hay que fortalecer los débiles capilares
sanguíneos que riegan la mácula. Por otro, se requieren tres cosas. Una:
aceptación serena de lo ocurrido. Dos, paciencia para asumir el tiempo
necesario para la recuperación. Y tres, fortaleza interior para no rendirte
nunca, por muy mal que creas que estés o cuando otros te hagan sentir peor.
Nunca quise rendirme ni pienso hacerlo. Siempre hay
opciones. Convertirse en un paciente activo es el antídoto para el desánimo y
la desesperación. No acabamos de creer en el gran potencial de autocuración que
tenemos. Una parte importante del camino de la recuperación es la actitud vital
y, sobretodo, reconocer tu fuerza interior. Tus convicciones, lo que pienses y
hagas será decisivo en tu realidad histórica, familiar y personal. La capacidad
de abrazar tu existencia, por muy limitada que sea, es la clave para despertar
la potente energía que tienes dentro. Ni imaginamos lo que seríamos capaces de
hacer si realmente creyéramos en nosotros mismos.
¿Por qué os cuento todo esto? Porque cada día me doy cuenta
de que estoy conociéndome más a mí mismo y que lo que estoy pensando respecto a
mi salud está marcando la mejora de mis ojos.
Recientemente he vuelto a tener una pequeña recaída. Esta
vez, la exudación de la membrana retiniana ha sido muy leve. Aunque había una
fuga de líquido no he perdido mucha visión, he mantenido la claridad y la
distorsión visual ha sido menor. El ojo estaba mejor preparado para recibir la
inyección del Avastine. Tanto, que la recuperación ha sido de una rapidez
asombrosa. En tres días he podido reincorporarme a mis tareas habituales. Las
primeras veces tardaba de dos a tres semanas.
¿Qué ha ocurrido? En esta pronta recuperación ha tenido que
ver mi firmeza en los hábitos de alimentación, en mis ejercicios de
respiración, en aprender a delegar, en ser muy consciente de lo que hago, lo
que siento, lo que vivo y, sobre todo, lo que pienso. Intento cumplir a
rajatabla lo que me propongo. Es verdad que al principio esto requiere de mucha
fuerza de voluntad, pero si todo lo que haces se convierte en buen hábito,
estás a punto para el milagro. Eso sí, siempre en vela y atento. Las novedades
en el campo de la oftalmología se suceden continuamente, pero mientras no
llegan otras terapias definitivas has de convertirte en tu propio oculista. Si
cuidas de todo tu cuerpo el ojo mejorará asombrosamente, porque todos los
órganos están interconectados. La visión holística de la salud nos dice que
cuando mejora el todo mejora cada parte.
Aunque algún día sufráis un resbalón, os animo a no
rendiros. Seguimos en el camino de la recuperación. La recaída nos ha de ayudar
para aguzar el ingenio, ser más conscientes y alentarnos a perseverar. Cada
tropiezo es una oportunidad para sacar una enseñanza nueva y convertirla en
aprendizaje, en motivo de reflexiones para abrir el horizonte de nuestra mejora.
Solo así, algún día, lograremos ser dueños de nuestra salud y de nuestra vida.
¡Ánimo y a seguir avanzando!
Eso mismo Joaquin, gran lección de resiliència. Ánimo y a seguir!!
ResponderEliminarAlexandra