domingo, 6 de octubre de 2013

Nuevas opiniones médicas

Como ya hice después de la trombosis, después de sufrir este edema macular decidí buscar otras opiniones médicas sobre el tratamiento con Lucentis. Algunos amigos me pusieron en contacto con diversos centros y oftalmólogos. Así que durante los meses siguientes hice tres visitas: al Institut Català de la Retina, al IMO y al Doctor Jordi Monés (que visita en la clínica Teknon).  

Me quedé bastante tranquilo: todos los doctores coincidieron en que el tratamiento que estaba siguiendo en la clínica Barraquer era el adecuado, siguiendo el protocolo para casos como el mío. El doctor Monés insinuó que quizás podía incorporarse algún corticoide a las inyecciones, para bajar la inflamación, aunque también existía el riesgo de que esto aumentara la presión ocular. Debo decir que este doctor está participando en investigaciones punteras, a nivel mundial, buscando nuevos tratamientos más eficaces para la degeneración macular y las retinopatías. Me comentó que es posible que en los próximos años surja una alternativa al Lucentis y al Avastine, mucho más potente, pero todo está en fase experimental y pasará un tiempo antes de que se aprueben los nuevos fármacos.

Ahora explicaré un poco más en detalle en qué consiste mi patología. En el dibujo se ve una retinopatía diabética, parecida a la que sufro, aunque de origen distinto. Técnicamente, es un edema macular, producido por el trombo que me ocluyó unos capilares sanguíneos. Aunque el trombo fue sellado con láser, dejó una secuela, que es esta zona inflamada ―el edema― en la retina. Por diferentes causas, el edema genera nuevos vasos sanguíneos para irrigar y oxigenar la zona del ojo. Pero estos vasos son frágiles y se rompen y exudan con frecuencia. Cuando esto sucede, se pierde visión y hay que pinchar de inmediato para sella la fuga de fluidos. Los vasos sangrantes se inactivan y la mejora viene al cabo de pocos días. El efecto puede durar como mínimo dos meses. Si el medio es favorable, hasta más de un año. Todo depende de la salud global del cuerpo y de las emociones. Una hipertensión, un disgustos, un colesterol alto, el excesivo estrés, todo puede provocar una nueva hemorragia.

De todos modos, muchos retinólogos opinan que muchas inyecciones pueden ser contraproducentes y llegar a dañar la mácula, que es el punto de visión central de la retina. Además, yo fui notando, con el tiempo, que iba perdiendo la viveza en la percepción de los colores. La mácula se ensancha y se pierde definición.


Paralelamente, continué mejorando mi nutrición. Una doctora amiga me aconsejó ciertos complementos para aumentar la oxigenación de la sangre. De esto hablaré más extensamente el próximo día. No valoramos lo suficiente la importancia del oxígeno en nuestro cuerpo, ¡pero muy especialmente en el ojo!

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