Mi amigo naturópata me dijo que, con paciencia y mucha
disciplina, podía resolver la hemorragia interna ocular. Pero tenía que buscar
más tiempo para descansar y relajarme. Lo ideal hubieran sido dos o tres meses
de retiro y vacaciones, que por mi trabajo pastoral y social me era imposible. Tras
unas visitas de revisión en la Clínica Barraquer, el oftalmólogo creyó oportuno
intervenir con láser para sellar las fugas de los capilares sanguíneos y evitar
males mayores.
El tema es que se empezaba a producir una isquemia ―falta de oxígeno― en una parte de la retina, y esto
podía tener consecuencias más graves y pérdida de visión.
El doctor Nadal, un afamado retinólogo de reconocimiento
internacional, fue el que me trató. La sesión de láser fue en abril del 2007, y
apenas duró unos minutos. La prueba se llama “fotocoagulación
con láser argón” y consiste en aplicar varios impactos de láser en la zona
dañada para sellar los vasos sanguíneos y evitar más derrames. En realidad, es
como hacer una soldadura para evitar fugas.
¿Cómo me sentí? Previamente me anestesiaron un poco para que
me tranquilizara, pues, aunque te aseguren que es una operación de rutina y que
el médico está acostumbradísimo a hacerlo, impresiona y asusta. Finalmente,
aunque sea una cura, no deja de ser una agresión en un órgano vital y
delicadísimo. Un error de milímetros podría ser fatal y esto lo tuve muy
presente cuando firmé los documentos de consentimiento previos. Tenía la lesión
muy cerca de la mácula (zona de visión central del ojo) y solo pensar que el
láser pudiera desviarse unas décimas de milímetro me causaba pánico.
El doctor Nadal me preguntó por qué sudaba tanto. ¡Estaba
acongojado! Le confesé el miedo que sentía y me tranquilizó con una sonrisa y
una palmada. Luego, me sujetó el ojo con un tubo cilíndrico y comenzó a
“disparar”. Yo rezaba.
La intervención fue bien. Tan bien que, al cabo de un mes,
recuperé casi el 90 por cien de mi visión anterior. El doctor me dijo que ya no
tenía que hacer nada más: recuperarme e ir visitándome regularmente para hacer
revisiones del fondo de ojo. Y seguir cuidando mi tensión arterial.
Que bueno y que bien, los grandes profesionales de la medicina tienen siempre grandes resultados, Que en su forma, nos dan un poco mas de vida. Yo también estoy viva gracias a sus intervenciones y las de Dios que aun quiere que este por aquí. Montse Canti Pijoan.
ResponderEliminar