domingo, 14 de febrero de 2016

La campimetría, una prueba reveladora

Una de las pruebas que siempre me hace mi oftalmólogo, el doctor Vivar, es una campimetría visual. No todos los oftalmólogos la hacen en pacientes que tienen mi problemática. Normalmente la campimetría se utiliza para determinar el avance de algunas patologías, como el glaucoma.

¿Qué es la campimetría? Es un test para evaluar dos cosas: tu agudeza visual y tu campo de visión, es decir, la amplitud espacial que puedes abarcar con tu vista. Esta prueba es muy reveladora porque ayuda al médico a determinar exactamente cómo ves, independientemente de los resultados que den otras pruebas. También le sirve para detectar posibles lesiones en algún segmento del ojo.

¿En qué consiste la prueba? Es muy sencilla y totalmente indolora. El paciente debe apoyar la barbilla en una especie de repisa y mirar dentro de una cámara oscura, donde se ve una cruz iluminada en medio. Durante unos minutos, se dispara una serie de ráfagas luminosas con diferente intensidad y en diferentes lugares. El paciente tiene que indicar, presionando un mando, cada señal que percibe. El médico se dará cuenta de inmediato qué señales ve el paciente y cuáles no puede ver, y en qué zona no las distingue.

Es una prueba funcional que va más allá de la anatomía del ojo, porque las pruebas como la OCT, la angiografía o la foto del fondo de ojo revelan la fisiología concreta del ojo en ese momento, pero puede ser que el paciente vea más de lo que cabría esperar por su estado. Este es mi caso concreto. El doctor Vivar a veces me dice que, según la foto del fondo de ojo, se podría interpretar que tengo una visión del 20 %, cuando en realidad estoy viendo un 80 %, y esto se pone de manifiesto en la campimetría.

El mapa resultante de una campimetría revela zonas “rojas”, que es donde no se visualizan las señales, zonas “verdes”, que es donde se perciben las señales con poca intensidad y una zona “amarilla” que es donde se captan todas las señales emitidas. Si el mapa es totalmente amarillo, tu visión es perfecta. Es importante que la parte central sea amarilla: quiere decir que la mácula no está afectada, y esto es crucial. Cuando la parte central está verde, significa que puede haber una exudación o derrame de líquido en la mácula. Si estuviera roja, podría revelar una hemorragia que impide la visión. De momento, mi afectación no ha tocado la visión central. Tengo afectada la zona periférica de la mácula pero la fóvea ―el centro― permanece sana. ¡Gracias a Dios! Esto me permite leer, escribir, distinguir caras y detalles y centrar la vista, es decir, funcionar con normalidad en el día a día. Pese a las secuelas del trombo puedo llevar una vida normal.

A los pacientes con problemas maculares y de retina es importante que vuestro oftalmólogo os haga una campimetría, que no siempre se hace, para determinar con exactitud la calidad de vuestra visión.

En otras entradas continuaré hablando de otras pruebas, también muy importantes, para qué sirven y cómo se interpretan.

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